Emma Corrin y Gillian Anderson, la novata y la veterana que abanderan ¡®The Crown¡¯
La cuarta temporada de la serie de Netflix incorpora a las actrices en dos papeles que bordan: el de una joven Diana de Gales y el de la primera ministra Margaret Thatcher
La mirada esquiva de la joven Diana Spencer ¡ªque calca una actriz casi desconocida¡ª y los manierismos de la f¨¦rrea Margaret Thatcher servidos por una int¨¦rprete veterana son las nuevas armas del esperado regreso de la serie The Crown el 15 de noviembre. Emma Corrin y Gillian Anderson van a sazonar esa dramatizaci¨®n de las vidas, amores y entorno hist¨®rico de los Windsor en sus respectivos ...
La mirada esquiva de la joven Diana Spencer ¡ªque calca una actriz casi desconocida¡ª y los manierismos de la f¨¦rrea Margaret Thatcher servidos por una int¨¦rprete veterana son las nuevas armas del esperado regreso de la serie The Crown el 15 de noviembre. Emma Corrin y Gillian Anderson van a sazonar esa dramatizaci¨®n de las vidas, amores y entorno hist¨®rico de los Windsor en sus respectivos roles de una princesa que no pudo vivir el cuento de hadas que le hab¨ªan contado y el de una primera ministra poco avenida con otra mujer a la que serv¨ªa: la reina de Inglaterra. Para la veintea?era Corrin significa la primera llamada a la puerta de la fama, esa que su colega Anderson adquiri¨® por la veloz v¨ªa televisiva a su misma edad.
¡°He sentido una presi¨®n inmensa porque Diana era un icono¡±, ha admitido una Emma Corrin que combate la atenci¨®n medi¨¢tica evitando en lo posible significarse en las redes sociales. Solo hac¨ªa un a?o que se hab¨ªa graduado en Ingl¨¦s y Teatro por la Universidad de Cambridge cuando la plataforma Netflix encomend¨® el papel de la princesa de Gales a esta actriz principiante que hab¨ªa integrado el reparto de un par de pel¨ªculas, la ¨²ltima (Rompiendo las normas) interpretando a Miss Sud¨¢frica, que es la tierra de su madre. Pero fue su participaci¨®n en la serie americana Pennyworth la que convirti¨® a Corrin en una celebridad local entre sus convecinos de Kent, el pr¨®spero condado del sur de Inglaterra en el que naci¨® hace casi 25 a?os (los cumplir¨¢ en diciembre). La mayor de los tres hijos de una reputada logopeda infantil y un empresario estudi¨® en una selecta escuela cat¨®lica y, antes de su ingreso universitario, se tom¨® un a?o sab¨¢tico para enrolarse en un curso sobre Shakespeare en la Academia de Londres de M¨²sica y Arte Dram¨¢tico.
Su prueba de fuego ha sido encarnar a una Lady Di de la que los televidentes ya tienen una idea preconcebida pero, seg¨²n el veredicto de la cr¨ªtica brit¨¢nica, borda al personaje. Desde el noviazgo de Diana Spencer con el heredero de la corona y su protagonismo en la ¡°boda del siglo¡±, el 29 de julio de 1981, hasta las decepciones y traiciones por ambas partes que acabaron desembocando en el divorcio. Corrin retrata tan bien la inocencia inicial de la princesa como el regusto que m¨¢s tarde le procurar¨¢n los primeros atisbos de la fama, una vez se decide a proclamar en horario de prime time televisivo la infidelidad de Carlos con Camilla Parker-Bowles.
En medio del circo medi¨¢tico protagonizado por el tr¨ªo Diana-Carlos-Camilla, la reina mantiene la cabeza fr¨ªa y sigue lidiando con sus asuntos de trabajo que, desde la primera victoria electoral de una mujer en la historia brit¨¢nica (1979), le aboca a recibir semanalmente y durante 11 a?os a Margaret Thatcher. Nunca conectaron pero, como ha explicado Gillian Anderson, el desencuentro siempre fue sutil y sin subidas de tono. Aunque la actriz estadounidense ¡ªinstalada en el Reino Unido desde hace casi dos d¨¦cadas¡ª se ha procurado la peluca voluminosa, el bolso y las perlas que dibujan a Thatcher en el imaginario colectivo, no ha querido forzar la gestualidad m¨¢s all¨¢ de los t¨ªpicos ladeos de cabeza de la Dama de Hierro.
El list¨®n estaba muy alto para Anderson ante un personaje interpretado por un sinf¨ªn de estupendas actrices brit¨¢nicas a lo largo de los a?os, o por la estadounidense Merlyl Streep, que se llev¨® por ello el tercer Oscar de su carrera. A la inolvidable agente Scully de la serie Expediente X ¡ªsu carnet hacia la fama¡ª le obsesiona cuidar el prestigio adquirido a base de participar en series televisivas de calidad y, sobre todo, de haberse convertido en uno de los rostros imprescindibles de las tablas de Londres. A sus 52 a?os, lleva acumuladas tres nominaciones al prestigioso premio teatral Olivier.
A esta actriz oriunda de Chicago le ha ayudado en su carrera al otro lado del Atl¨¢ntico el acento brit¨¢nico adquirido durante el periodo infantil que vivi¨® con su familia en el Reino Unido. Decidi¨® regresar en 2002, con dos divorcios a cuestas y una hija, Piper. Tras los muchos romances que le atribuyeron los tabloides de las islas, hoy lleva a?os como pareja estable de Peter Morgan, guionista y art¨ªfice de los ¨¦xitos cinematogr¨¢fico (el filme La Reina), teatral (la obra La Audiencia) y televisivo (la serie The Crown) en torno Isabel II y al devenir de su pa¨ªs a lo largo de siete d¨¦cadas de reinado.
El periodo de los a?os ochenta en el que Morgan ha centrado la trama de la cuarta entrega de The Crown brinda el protagonismo a las dos mujeres brit¨¢nicas m¨¢s poderosas en aquel tiempo, Isabel II y Thatcher, junto al personaje m¨¢s medi¨¢tico de su era, Lady Di. Acompa?ando a la actriz Olivia Colman, que repite en el rol de la soberana, se estrenan la casi novata Emma Corrin y una Gillian Anderson con muchas m¨¢s millas en la mochila. ¡°Creo que nunca he asumido un papel que implicara tanta presi¨®n¡±, ha reconocido sin embargo Anderson, parafraseando a su joven colega. El v¨¦rtigo para los int¨¦rpretes, le ha venido a decir en se?al de apoyo, es siempre el mismo.