Una semana de la moda en Nueva York con formato Netflix
Lejos de su mejor momento creativo, la pasarela neoyorquina confirma la escisi¨®n del modelo de negocio entre los dise?adores que desfilan en las citas oficiales y los que lo hacen cuando quieren
A. P., es decir, antes de la pandemia, ya exist¨ªa el debate sobre si los desfiles tradicionales constitu¨ªan una herramienta para mostrar las colecciones demasiado r¨ªgida, costosa e incluso obsoleta, especialmente para las marcas m¨¢s peque?as. Pero la digitalizaci¨®n y renovaci¨®n de las semanas de la moda no se materializ¨® hasta que el coronavirus forz¨® un nuevo modelo de presentaciones online. Con un contenido ¨ªntegramente multimedia y sin eventos f¨ªsicos, la pasarela de Nueva York ¡ªque concluy¨® el jueves¡ª inaugura la temporada oto?o-invierno 2021 y confirma, adem¨¢s de un cambio de formato, la desintegraci¨®n del calendario tradicional, que divide a los dise?adores entre aquellos que se ajustan a la agenda de las semanas de la moda y los que desfilan cuando quieren. Un Arriba y abajo de la moda que ha quedado plasmado en Nueva York mejor que en cualquier otra pasarela internacional.
Hace ya a?os que la cita estadounidense ¡ªorganizada por la agencia de modelos y eventos IMG¡ª hab¨ªa perdido relevancia, debido, en parte, a la fuga de algunos de sus participantes m¨¢s reconocidos, como Altuzarra o Tommy Hilfiger; pero esta edici¨®n, adem¨¢s, compet¨ªa con evento digital paralelo: el Calendario de la moda americana, lanzado por el Consejo de Dise?adores Estadounidenses (CFDA) y que arranc¨® el mismo d¨ªa que la semana de la moda ¡ªel domingo 14 de febrero¡ª para extenderse hasta al 15 de abril. Esta plataforma est¨¢ integrada por firmas de peso internacional como Tom Ford, Carolina Herrera, Michael Kors o Tory Burch; marcas que tienen el m¨²sculo econ¨®mico y el deseo de trascender el calendario oficial para presentar sus colecciones en una fecha que se ajuste mejor a su estrategia comercial, especialmente ahora que, sin eventos presenciales, no corren el riesgo de perder el tir¨®n de prensa y compradores que arrastra la semana de la moda. As¨ª, esta ¨²ltima ha concentrado fundamentalmente a dise?adores emergentes, que ensayan nuevas f¨®rmulas para destacar dentro de la plataforma de contenidos en la que se ha convertido. Porque hoy, la NYFW es una web donde pueden descargarse las presentaciones digitales de las marcas de la misma forma que se ven series o pel¨ªculas en Netflix.
¡°El desfile convencional tiene un componente social que no te da el online: todo el tema de los famosos tiene un valor innegable. Pero el formato digital permite ser mucho m¨¢s creativo a la hora de atraer al consumidor¡±, resume Custo Dalmau. El dise?ador catal¨¢n, que estren¨® el pasado mi¨¦rcoles un fashion film dirigido por B¨¢rbara Barber¨¢, lleva 25 a?os participando en la semana de la moda de Nueva York y es el ¨²ltimo creador espa?ol que resiste en esta cita por la que pasaron tambi¨¦n Desigual, Pedro del Hierro, Davidelfin, Palomo Spain o Delpozo. Toda una met¨¢fora del devenir de la industria de la moda espa?ola. ¡°Es dif¨ªcil predecir qu¨¦ pasar¨¢ en el futuro, cuando ya no llevemos mascarillas o puedan volver a reunirse multitudes. Me cuesta creer que las pasarelas tradicionales vayan a desaparecer totalmente, y tambi¨¦n que volvamos a lo mismo que hab¨ªa antes. Pienso que habr¨¢ una simbiosis en la que convivan los dos mundos¡±, argumenta Dalmau.
En este periodo de transici¨®n, el inter¨¦s reside en el proceso de transformaci¨®n de unas semanas de la moda que llevan ancladas en el mismo formato desde que hace casi 80 a?os se celebrase la primera precisamente en Estados Unidos. Esta edici¨®n pasar¨¢ a la historia por su dimensi¨®n digital, pero no por su legado creativo. Se recordar¨¢ el a?o ¡ªesperemos que en singular¡ª que sirvi¨® de punto de inflexi¨®n, pero no sus colecciones. Desde la propuesta de Jason Wu, con estampados inspirados en el logo de Coca-Cola, a la colecci¨®n c¨¢psula de sudaderas de Rodarte en colaboraci¨®n con Virgil Normal, una tienda de Los ?ngeles especializada en prendas sin g¨¦nero; pasando por la sastrer¨ªa deportiva de Philip Lim o la presencia de Ella Hemhoff, hijastra de la vicepresidenta de Kamala Harris, en Proenza Schouler.
La forma resulta mucho m¨¢s estimulante que el fondo. Y un buen ejemplo es Bathseva. La firma de Brooklyn retrat¨® a amigas y musas cocinando sus recetas favoritas ataviadas con unos vestidos situados a medio camino entre La casa de la pradera y Dr¨¢cula. O las fotograf¨ªas de Collina Strada inspiradas en la serie de los noventa Animorphs que capturan prendas elaboradas con retales, sobrantes de producci¨®n y liquidaciones textiles.
Independientemente de si se trata de propuestas m¨¢s comerciales o lujosas, como la de Gabriela Hearst, todas hablan de ¡°un a?o para olvidar¡± ¡ªseg¨²n define Dalmau¡ª en el que, ¡°aunque la maquinaria sigue en marcha, el consumo y la producci¨®n se han ralentizado peligrosamente¡±. Aun as¨ª, el dise?ador espa?ol est¨¢ convencido de que el inter¨¦s en la moda no ha desaparecido: ¡°Estamos viviendo un momento de contenci¨®n y despu¨¦s vendr¨¢ otro de explosi¨®n. La gente querr¨¢ cosas maravillosas para socializar. El carnaval durar¨¢ meses¡±.
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