La semana de la moda de Nueva York lucha por recuperar su relevancia internacional
La pasarela estadounidense reduce su duraci¨®n tras perder algunos de sus nombres m¨¢s influyentes
¡°Solo hay dos alternativas: o toda la semana de la moda de Nueva York cae en la irrelevancia o cambiamos el calendario, tratando de revigorizarla¡±. El que habla as¨ª es Tom Ford, director desde el pasado mes de marzo del Consejo de Dise?adores de Moda de Am¨¦rica (CFDA, en sus siglas en ingl¨¦s). El m¨¢ximo responsable de la pasarela estadounidense confirma as¨ª un diagn¨®stico que llevaba tiempo intuy¨¦ndose: la cita ha perdido capacidad de influencia y visibilidad. Fundada ¡ªtal y como se la conoce hoy¡ª en 1993, abre cada seis meses la temporada de desfiles internacionales. Despu¨¦s le siguen, como en una carrera de relevos, Londres, Mil¨¢n y Par¨ªs. Y mientras la duraci¨®n de estas ¨²ltimas ha ido alarg¨¢ndose a?o tras a?o, la de Nueva York promete acortarse a partir de la edici¨®n que comenz¨® el mi¨¦rcoles.
El objetivo de reducir su calendario varios d¨ªas es conseguir una propuesta m¨¢s concentrada y potente, pero tambi¨¦n ¡ªcomo reconocen desde la CFDA¡ª reducir el presupuesto que compradores y medios internacionales deben destinar para acudir a la cita: pon¨¦rselo f¨¢cil, en definitiva. Y cuando hay que esforzarse para que merezca la pena viajar a Manhattan es que algo no est¨¢ funcionando bien. ¡°Antes hab¨ªa un rigor a la hora de seleccionar los proyectos y dise?adores, pero, desde hace unos siete a?os, se ha ido perdiendo. Ahora si tienes un talonario, desfilas¡±, apunta Custo Dalmau, cuya marca Custo Barcelona participa desde hace 25 a?os en esta pasarela y cuya colecci¨®n se encontraba retenida en la aduana el viernes. ¡°No sabemos por qu¨¦. Lleva all¨ª cinco d¨ªas y el show es el pr¨®ximo lunes. Es la primera vez en la vida que me pasa y me parece muy sintom¨¢tico¡±, resume. Un contratiempo m¨¢s que inoportuno teniendo en cuenta que se trata del primer trabajo que Dalmau presenta tras firmar, el pasado julio, una alianza estrat¨¦gica con el grupo Aeffe (propietario de Alberta Ferretti y Moschino). La gesti¨®n, fabricaci¨®n y distribuci¨®n de la marca catalana est¨¢ ahora controlada por la compa?¨ªa italiana, mientras "la responsabilidad creativa del producto" se mantiene en manos del dise?ador.
Pese a lo que le est¨¢ costando a su ropa pasar la frontera, Estados Unidos sigue siendo el principal mercado de Custo, y Nueva York, la pasarela que mejor le funciona: ¡°Tenemos un aforo para 700 personas y hemos recibido 1.800 peticiones¡±. Pero dejando a un lado a marcas globales como Tommy Hilfiger o Michael Kors, que han hecho bandera comercial de su patriotismo, parece que Manhattan se ha ido vaciando de firmas con proyecci¨®n internacional: o bien porque muchas de las que la ten¨ªan han emigrado a Par¨ªs y Londres (Thom Browne, Proenza Schouler, Victoria Beckham o Altuzarra) o porque la pasarela ha perdido la capacidad para impulsar a las ense?as fuera de sus fronteras.
A esto se suma que algunas de sus firmas m¨¢s legendarias atraviesan momentos inciertos y, por lo tanto, menos interesantes tanto comercial como medi¨¢ticamente. Calvin Klein sigue sin dise?ador tras la marcha de Raf Simons hace un a?o y Oscar de la Renta sin rumbo tras la muerte de su fundador en 2014. J¨®venes marcas, como Hood by Air, que promet¨ªan revolucionar la conservadora escena estadounidense se han diluido en el silencio. Y algunos de los nombres m¨¢s reconocidos optan por no desfilar o hacerlo de una forma poco ortodoxa. Es el caso de The Row, Alexander Wang (que lleg¨® a ser director creativo de Balenciaga) o Rodarte, que ha decidido presentar su ¨²ltima colecci¨®n a trav¨¦s de una serie de retratos y citas particulares.
M¨¢s all¨¢ de su creciente o menguante influencia, muchos ¡ªcomo el consultor de moda Txema Mir¨®n¡ª creen que Nueva York es solo la primera pieza del domin¨® del moda en caer. ¡°Quiz¨¢ porque la pasarela estadounidense es la m¨¢s pragm¨¢tica y comercial, haya reflejado antes que otras el cambio de paradigma que se est¨¢ produciendo: los desfiles suponen una gran inversi¨®n [como poco 150.000 euros] con un retorno cada vez m¨¢s dif¨ªcil¡±, se?ala este madrile?o que gestion¨® los shows del vasco Etxeberr¨ªa en Manhattan. Adem¨¢s, contin¨²a, ya no son el canal m¨¢s eficaz para promocionar una colecci¨®n: ¡°A las marcas les compensa m¨¢s salir en una serie de Netflix o HBO¡±.
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