La insurrecci¨®n que necesita la alfombra roja de los Oscar
Timoth¨¦e Chalamet, sin camiseta, y Kirsten Stewart, en pantal¨®n corto, desafiaron el c¨®digo de vestuario que hab¨ªa pedido la Academia
Las alfombras rojas ya no interesan como antes. Lo dec¨ªa Cate Blanchett en una entrevista a El Pa¨ªs Semanal. ¡°Hay demasiadas, todas se parecen y la gente est¨¢ aburrida. Y es algo que ya suced¨ªa antes de la pandemia¡±. Las cifras de audiencia le dan la raz¨®n: la ceremonia de los Oscar de 2021 ¨Dla menos vista de la historia¨D perdi¨® un 58% de espectadores con respecto a la de 2020, que, a su vez, cay¨® un 20% en comparaci¨®n con la de 2019 y as¨ª, rebobinando hasta 2014, en un descenso incontestable.
En cuestiones de moda no solo pesa lo previsible del formato ¨Ddise?os de corte sirena, palabras de honor, actrices vestidas por las marcas de las que son imagen y asalariadas¨D sino tambi¨¦n la tecnolog¨ªa: un vistazo r¨¢pido a la fotogaler¨ªa mientras se desayuna, en horario espa?ol, basta para reunir los argumentos necesarios frente a la m¨¢quina del caf¨¦ de la oficina, el timeline de Twitter o el grupo de amigos de WhatsApp: que si Jessica Chastain parec¨ªa una estrella del Hollywood dorado vestida de Gucci; que si Nicole Kidman iba de Nicole Kidman (y de Armani Priv¨¦); o que si Lily James se ha quedado atascada en el papel de Pamela Anderson y por eso se ha vestido como lo har¨ªa la vigilante de la playa en 2002: de rosa y Atelier Versace.
Lo de Pen¨¦lope Cruz da para sobremesa de domingo, pachar¨¢n incluido. Podr¨ªa cruzar la alfombra roja en h¨¢bito benedictino o como dios la trajo al mundo. Lo m¨¢s importante no es eso ¡ªsino su talento¡ª, pero resulta llamativo ¨Dpor no decir sorprendente¨D el camino por el que su colaboraci¨®n con Chanel la est¨¢ llevando en los ¨²ltimos tiempos: cierto que el escote del dise?o que luci¨® en los Oscar se ajustaba mucho mejor que la pieza blanca que escogi¨® para los Goya y que parec¨ªa constre?ir su capacidad respiratoria, pero la creaci¨®n de Virginie Viard hac¨ªa a?orar la era de Ralph Lauren, que es la de su llegada a Hollywood.
El objetivo es hacer que las dos horas que dura la alfombra roja merezcan la pena. En ese lapso da tiempo a pegarle un empuj¨®n a la serie del momento, el libro que descansa sobre la mesilla, ver una pel¨ªcula nominada o incluso hacer alguna extravagancia como ponerse al d¨ªa con un amigo.
No ayuda a aumentar el inter¨¦s en el espect¨¢culo que la Academia de cine americano haya pedido a los invitados que vistan esmoquin cl¨¢sico y a las invitadas, que el largo de sus faldas sobrepase siempre el de sus rodillas, como si el teatro Dolby fuese una catedral cat¨®lica en los a?os preconstitucionales. Unas reglas que, afortunadamente, decidieron ignorar Timoth¨¦e Chalamet, que prescindi¨® directamente de la camisa y enfundarse una torera con brillos; Sebasti¨¢n Yatra, que escogi¨® un traje rosa de Moschino y Andrew Garfield, con una blusa negra con lazada. Tambi¨¦n Kristen Stewart, con unos pantalones ultracortos de Chanel, la camisa abierta hasta el ombligo y una americana negra, que gritaba desobediencia, viralidad y, tal vez, una entrada en la historia de la alfombra roja. Ariana DeBose, con pantalones y capa roja de Valentino, se sumaba a la lista de insumisos con los que la Academia estar¨¢ decepcionada pero en deuda.
No contribuye a mantener la expectaci¨®n repetir hasta la saciedad el t¨®pico del vestido encorsetado rosa como Mila Kunis, Kirsten Dunst o que Zendaya, que adem¨¢s de sorprender ha lucido alguno de los estilismos m¨¢s memorables de los ¨²ltimos tiempos, haya pinchado precisamente esta noche con un dise?o de Valentino, cuya ¨²ltima campa?a acaba de protagonizar: los contratos no siempre sientan bien.
Jane Campion vestida con una t¨²nica negra, como una sacerdotisa del celuloide, y Jaime Lee Curtis, de Stella McCartney, demostraron que en cuestiones de elegancia, la experiencia y el no tener nada que demostrar son un grado. En un nivel superior est¨¢ Rita Moreno, de 91 a?os, con un tocado de plumas y un vestido con volante que habla de una clase que no necesita marca ni acuerdo econ¨®mico.
Quiz¨¢ haya llegado el momento de replantearse, como dec¨ªa Blanchett, c¨®mo hacer las cosas para no perder relevancia, la moneda de cambio que ha convertido los Oscar en la pasarela m¨¢s importante para las firmas durante a?os. Nuevas reglas para nuevos tiempos. El negocio debe continuar.
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