Juanes: ¡°Me siento maduro, interesante y seguro, y eso me encanta¡±
El m¨²sico colombiano, con 26 premios Grammy a la espalda y a punto de cumplir el medio siglo de vida, inicia gira por Espa?a y Europa despu¨¦s de tres a?os de ausencia de los escenarios por la pandemia
Es la ¨²ltima entrevista del d¨ªa. Juanes, que ha llegado hace solo unas horas desde Miami a un Madrid t¨®rrido y sitiado por la cumbre de la OTAN, disimula como puede el jet lag atrincherado en el s¨®tano de un hotel de lujo y aprovecha la pausa entre interrogatorios con desconocidos que le preguntamos todos lo mismo para tomar un refrigerio. En el catering, de primera categor¨ªa, como corresponde a una estrella de su brillo, refulge a¨²n m¨¢s que ¨¦l un jam¨®n de esos de ca¨¦rsete las l¨¢grimas. Su equipo local liba el manjar con entusiasmo. ?l ni lo toca. Bueno, por alg¨²n sitio hay que empezar a hincarle el diente a la pieza.
No me diga que es vegano.
Lo fui hasta hace unos a?os, pero el cuerpo me ped¨ªa prote¨ªnas y empec¨¦ a comer carne de res, pero que no se reconociera mucho al animal. S¨¦ que el jam¨®n ib¨¦rico es oro puro, pero no como cerdo porque en mi casa se mataba al marrano, se guardaba hasta la cabeza en la nevera, y me pon¨ªa malo solo de verlo.
Esta es una entrevista para EL PA?S. ?Conoce el peri¨®dico?
Lo leo, lo leo [muestra, c¨®mplice, la aplicaci¨®n en la pantalla del movil].
?Cree que sus hijos adolescentes leer¨¢n esta charla?
Ni idea: ellos no leen peri¨®dicos, se informan por Twitter y TikTok.
?Abismo generacional?
En ese sentido, s¨ª. Su imaginario y el m¨ªo son opuestos. El m¨ªo, a sus edades, era la casa, la familia, la Iglesia, dos canales de televisi¨®n, dos de radio, y nadie que te dijera nada m¨¢s. El de mis hijos es descomunal. Tienen el mundo a su alcance en internet. Yo las redes sociales no las manejo ni me gustan especialmente. Estoy en proceso de entenderlas.
?A sus hijos les gusta usted?
Como padre espero que s¨ª. Musicalmente, no creo que les gusten todas mis canciones, pero aprecian mi m¨²sica y siempre les pregunto por mis nuevos temas, son honestos y me dicen la verdad. No son mi p¨²blico objetivo. Mi hija Paloma, por ejemplo, es 100% de reguet¨®n. Est¨¢n en otro lugar, son ellos quienes me descubren a otros artistas, y me gusta que as¨ª sea.
Su canci¨®n ¡®A Dios le pido¡¯, de hace 20 a?os, es casi una oraci¨®n cantada. ?Sigue siendo tan devoto?
No. Me cri¨¦ en ese contexto familiar de la misa, y de rezar el rosario, pero hoy tengo un concepto totalmente diferente. Ni la Iglesia ni la instituci¨®n tiene que ver con lo que significa para m¨ª Dios, que puede ser universo, energ¨ªa, luz, espiritualidad.
?Reza en situaciones l¨ªmite?
Por supuesto, es imposible que pueda separarme de esa educaci¨®n sentimental. Cuando subo a un avi¨®n, cuando pienso en mis hijos, o mi familia, digo: ¡®Dios, prot¨¦genos¡¯, pero esa es una forma de meditaci¨®n, como de sentir que hay algo superior a ti, no s¨¦ explicarlo, pero as¨ª es.
?Sublima esa espiritualidad con sus fundaciones ben¨¦ficas?
Esa sensibilidad social ha estado en m¨ª desde siempre, es mi forma de conectar con las personas. Cuando empec¨¦ a tocar en un grupo, a los 15 a?os, todas las letras que hac¨ªamos eran sociales. Nada de amor ni sentimientos: era sacar la rabia y la frustraci¨®n por lo que ocurr¨ªa en mi pa¨ªs y en mi ciudad. Eso me hizo entrar en contacto con organizaciones sociales y, cuando tuve fondos y fama, pens¨¦ que pod¨ªa aportar algo a los dem¨¢s.
?C¨®mo ha acogido el triunfo del izquierdista Gustavo Petro en las elecciones colombianas?
Con esperanza, y cautela. Soy optimista, pero eso no significa que no me d¨¦ cuenta de la realidad. El pa¨ªs est¨¢ polarizado en dos mitades, que votaron a dos candidatos. Hemos sido excluyentes unos con los otros, no hemos reconocido qui¨¦nes somos y, hasta que no lo reconozcamos, no podemos esperar grandes cambios. No necesitamos m¨¢s armas, no las queremos. Necesitamos ayuda para construir la paz. Que los ni?os aprendan m¨²sica, que se acabe con el hambre: este es un pa¨ªs donde unos pocos tienen much¨ªsimo y muchos no tienen nada. No s¨¦. Me quiero quedar con la esperanza.
Esta noche act¨²a en Madrid Sebasti¨¢n Yatra, otra estrella colombiana global. ?Qu¨¦ tiene Colombia para dar tanto ¨ªdolo de masas?
Muchas inquietudes. El hecho de que hayamos tenido tanta cercan¨ªa con la violencia y la muerte, el que haya tantas cosas que contar, genera arte. A m¨ª, por lo menos, me movieron las ganas de superaci¨®n, de no quedarme atrapado en el c¨ªrculo depresivo de violencia y rabia que sent¨ªa por lo que ve¨ªa alrededor.
Tambi¨¦n hace falta talento.
Bueno, yo siento que hay algo en m¨ª que tiene naturalidad con la m¨²sica y la creatividad. Pero tambi¨¦n porque en mi casa se cultivaba la m¨²sica. Tuve una epifan¨ªa a muy temprana edad, tocando la guitarra y cantando solo en mi casa. Me sent¨ª muy bien. Fue como si mi soledad, y mi timidez enfermiza, que me imped¨ªa casi hablar, se disiparan. Cuando me llamaban para tocar algo en un acto c¨ªvico me sent¨ªa casi un h¨¦roe. La m¨²sica era como mi pasaporte a la aceptaci¨®n de la gente, a la relaci¨®n con ellos, porque si no yo no ten¨ªa relaci¨®n con nadie.
Un gran t¨ªmido que llena estadios. ?C¨®mo se come eso?
Es algo muy raro. No ha sido f¨¢cil para m¨ª aprender. Al principio sent¨ªa p¨¢nico. Lo he ido domando, pero, a¨²n hoy, cinco minutos antes de salir me pregunto por qu¨¦ me he metido ah¨ª.
?Cu¨¢ntos ¡®Juanes¡¯ es Juanes?
Varios. No podr¨ªa decirte que soy espiritual ni materialista todo el tiempo, ni siquiera todo el d¨ªa. A veces siento rabia, a veces ira, otras veces estoy calmado. Quiero ser, siempre, optimista.
El expresidente Obama se declara su fan. Hoy est¨¢ Biden en Madrid. ?Lo ve bailando a su son?
No veo a Biden bailando vallenato, la verdad, pero estuve el a?o pasado con ¨¦l en la Casa Blanca, y es un tipo muy querido. A los americanos les cuesta un poco de trabajo bailar la s¨ªncopa, pero aprecian la m¨²sica latina y la reciben con much¨ªsimo cari?o
?Qu¨¦ les da usted, sin cantar en ingl¨¦s, para que le den tantos Grammys, no solo latinos?
Creo que mi conexi¨®n con esa cultura del rock es la guitarra el¨¦ctrica. Yo, aunque sea el¨¦ctrica, la toco con sabor latino. Como en los rifs de La camisa negra. Muchas veces se los muestro a m¨²sicos americanos y no les salen, igual que a m¨ª no me sale tocar el blues como ellos.
Sus letras m¨¢s rom¨¢nticas, tan sentidas, ?chocan con el mito del macho latino?
No tengo ning¨²n problema con eso. A veces pienso que me desnudo demasiado diciendo lo que siento, que eso me pone vulnerable, o d¨¦bil, pero yo he aprendido a amar a trav¨¦s de mis parejas, de mi esposa, de mis hijos, y ha sido una lecci¨®n incre¨ªble de tolerancia. Es cierto que la cultura latina es muy machista. Afortunadamente, en los ¨²ltimos a?os esto est¨¢ empezando a cambiar y yo me doy cuenta sobre todo por mis hijos, cuando digo o hago alguna cosa que antes era normal y ahora me ri?en diciendo que eso no se dice o no se hace. Todo es ense?anza, y me parece perfecto.
Usted mismo ha sido un s¨ªmbolo sexual en alg¨²n momento de su carrera, y todav¨ªa tiene fans que jalean su f¨ªsico. ?C¨®mo lo lleva?
Esa parte la llev¨¦ siempre supermal. Me pon¨ªa de mal genio cuando me dec¨ªan ah¨ª va el sexy latino. No, puta, no soy ning¨²n latin sex, soy un m¨²sico, toco la guitarra. Nunca fui capaz de explotar esa parte.
?Comprende, entonces, a las mujeres que se sienten objeto por haberse sentido usted alguna vez as¨ª?
Lo entiendo, claro. A m¨ª me parece ch¨¦vere quien lo hace y lo explota, pero, en mi caso, que he dedicado toda mi vida a tratar de aprender a cantar y a componer, no es lo que me gusta. Quiero que la gente me recuerde por eso. Tengo muchos amigos artistas que s¨ª lo hacen, les encanta, y les sale perfecto, pero eso va con la personalidad de cada quien. Cada uno tiene que hacer lo que le guste y le haga sentir c¨®modo.
En ¡®A dios le pido¡¯ ped¨ªa que su madre no muriera y su padre le recordara. ?Los lleva tatuados para no olvidarlos usted?
Mis padres son mi vida. Aqu¨ª los llevo, donde tengo el pulso [muestra el rostro de ambos, tatuado en la parte interna de los antebrazos]. Sus rostros est¨¢n sacados de una foto en la que ambos paseaban felices de j¨®venes por Medell¨ªn. Mi pap¨¢ falleci¨® hace siete a?os. Mi mam¨¢ sigue con nosotros, y todo lo que soy lo aprend¨ª y se lo debo a ellos.
Ahora el patriarca es usted. En agosto cumple 50 a?os. ?Crisis u oportunidad?
La crisis la pas¨¦ en torno a los 40. Estaba saturado, sin tiempo para mis hijos, me qued¨¦ seco, sin inspiraci¨®n, sent¨ª p¨¢nico a no volver a componer. Pero volvi¨® la magia y ahora, a los 50, me siento maduro, interesante, vital, muy conectado con lo que soy. Me siento seguro y me encanta. Nunca pens¨¦ que a esta edad me sentir¨ªa as¨ª, no quisiera volver a mis 20 otra vez. Aqu¨ª estoy tranquilo.
TODOS LOS JUANES DE JUANES
Con 26 Grammys y 16 millones de discos vendidos, Juan Esteban Arestizábal, Juanes (Medellín, Colombia, 50 años), es el solista latino más premiado en Estados Unidos y uno de los artistas más célebres de los muy celebérrimos cantantes colombianos: de Shakira a Carlos Vives, pasando por el aclamado J Balvin y el novísimo Sebastián Yatra. Casado, padre de tres hijos adolescentes y destacado activista por la paz en su país y en el mundo, el autor de himnos de estadio, verbenas y karaokes como La camisa negra y A Dios le pido vuelve a los escenarios españoles tras el parón por la pandemia. Aunque reside en Miami (EE UU), sigue sintiéndose "más colombiano que una arepa".
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