Un d¨ªa feroz
Basta ya de se?alar a quien busca un poco de protecci¨®n ante hechos, esos tocamientos, esa baboser¨ªa aceptada porque no parece ser lo que es
Cualquier fiesta tiene riesgos. Sobre todo, las que se alargan, eso pens¨¦ al saber lo sucedido en la celebraci¨®n posterior a la entrega de los Premios Feroz. Antes hab¨ªa celebrado el discurso de Almod¨®var, centrando nuestra atenci¨®n en la grave situaci¨®n que atraviesa la sanidad p¨²blica. Lament¨¦ que esa valent¨ªa del director se viera opacada por el desarrollo de la fiesta posterior.
Todav¨ªa digiriendo esas palabras, lleg¨® como una tormenta perfecta la acusaci¨®n de agresi¨®n e insultos producidos durante la celebraci¨®n mezclados con comentarios retr¨®grados sobre que la acusadora podr¨ªa tener algo de responsabilidad por su vestuario y conducta.
Suficiente. Basta ya de se?alar a quien busca un poco de protecci¨®n ante hechos, esos tocamientos, esa baboser¨ªa aceptada porque no parece ser lo que es. Miserable y profundamente equivocada. Por suerte, vivimos en estos tiempos en los cuales Jedet puede denunciarlo. Ense?ar al equivocado, al violento, que ya no puede seguir cometiendo abusos sinti¨¦ndose protegido.
La noticia y sus comentarios me hicieron pensar que el premio y la fiesta deber¨ªan disociarse para evitarle a la Asociaci¨®n de Informadores Cinematogr¨¢ficos enfrentar responsabilidades en algo que escapa a su control. Si hubiera sucedido durante la gala, ser¨ªa distinto. Aunque la celebraci¨®n es algo donde tambi¨¦n tienen responsabilidad los invitados, como en cualquier fiesta, porque pasarse de la raya es tan cosa tuya como si no te pasas. Tengo amigos que no comparten esta propuesta. ¡°La fiesta no tiene nada que ver¡±, dicen.
Plante¨¦ esto en la sala de maquillaje de uno de los programas donde colaboro y casi me despeinan. Ocurre que, en nuestra comunidad, la de televisi¨®n y cine, para el equipo t¨¦cnico, estrellas y productores, una fiesta es un escenario donde mezclas diversi¨®n con trabajo. Perder¨ªas oportunidades de cultivar tu vida laboral si esas celebraciones se condenaran. O empezaran a ser se?aladas.
Ahora que veo The Morning Show, ese excelente drama sobre un programa de televisi¨®n protagonizado por Jennifer Aniston y Reese Witherspoon, entiendo que el mundo del entretenimiento se ha convertido en una jaula perfectamente guionizada. Y que ese rigor de lo pol¨ªticamente correcto crecer¨¢ tras los incidentes de esa fiesta de los Feroz.
Pero, ?estamos preparados para este profundo cambio? Un buen amigo me coment¨® que, quiz¨¢s, esos Premios Feroz de la semana pasada, con dos ministros en el p¨²blico, las mejores actrices, toda la nueva generaci¨®n de profesionales pas¨¢ndoselo bien, ten¨ªan en s¨ª mismo un poquito del aroma de Babylon, la pel¨ªcula m¨¢s alambicada y larga sobre Hollywood jam¨¢s filmada. Pero que permite esta comparaci¨®n feroz. Es la historia de los primeros a?os de Hollywood, una comunidad creativa, libre, exitosa a punto de convertirse en una industria poderosa y veh¨ªculo de propaganda norteamericana con la llegada del sonido. Precisamente la ¨¦pica pel¨ªcula arranca con una bacanal alocada y estridente donde se entremezclan varias historias morbosas y tremendas que convirtieron el libro Hollywood Babilonia en una de las lecturas de mi generaci¨®n. El filme se desarrolla casi con el mismo libertinaje que intentan reflejar esas historias y al final ya sabemos c¨®mo termin¨® todo. La violenta muerte de una aspirante a actriz tras una noche orgi¨¢stica con una estrella del cine mudo, y su posterior esc¨¢ndalo, dio el pistoletazo de salida al C¨®digo Hays, as¨ª bautizado por su creador, un censor que colabor¨® a que Hollywood se perfilara como m¨¢quina propagand¨ªstica de moral r¨ªgida. La fiesta de los Feroz no fue ficci¨®n. Era gente de cine movi¨¦ndose en la realidad y entiendo que lo sucedido, adem¨¢s de ser un buen argumento para una pel¨ªcula, ha establecido un precedente que modificar¨¢ nuestra forma de divertirnos y de controlar nuestros impulsos cuando se disparan en una p¨¦sima direcci¨®n. Debemos agradec¨¦rselo a Jedet y a su decisi¨®n, que quiz¨¢ permita al esp¨ªritu de aquella desafortunada starlette del cine mudo descansar mejor en el trozo de cielo donde ahora brille.
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