Stefano Mancuso, profesor y neurobi¨®logo: ¡°Las plantas son m¨¢s sensibles que nosotros a todo lo que las rodea¡±
El escritor y director del Laboratorio Internacional de Neurobiolog¨ªa Vegetal defiende que los seres humanos deber¨ªan tener una actitud m¨¢s respetuosa y humilde con los otros seres vivos que habitan el planeta: ¡°Tenemos mucho que aprender, no que ense?ar¡±
La supuesta supremac¨ªa del ser humano como especie es un viejo cuento que deber¨ªa resultar tan obsoleto como tantas otras historias rancias que se han desechado. Pero no. Se piensa que la humanidad es el culmen de la creaci¨®n, como si se quisieran negar las evidencias de un mundo mucho m¨¢s complejo y rico. Stefano Mancuso, profesor en la Universidad de Florencia y apasionado director del Laboratorio Internacional de Neurobiolog¨ªa Vegetal, adem¨¢s de escritor de varios libros de ¨¦xito sobre esta tem¨¢tica, aboga por repensar ese viejo axioma para que las plantas se ganen nuestro respeto y admiraci¨®n de una vez por todas. Porque sin ellas no existir¨ªa nada.
PREGUNTA. Para usted, ?qu¨¦ es una planta?
RESPUESTA. No es f¨¢cil definirlo. Normalmente, cuando preguntas a un cient¨ªfico cu¨¢l es la principal caracter¨ªstica de una planta, la define como algo sin movimiento, un organismo vivo capaz de realizar fotos¨ªntesis. Y esto es verdad, pero prefiero definirlas en oposici¨®n a los animales. Miramos al mundo con nuestros ojos, con nuestra mirada de animales, y nos cuesta comprender a seres vivos tan distintos a nosotros como las plantas. Ellas son lentas, nosotros r¨¢pidos. Las plantas son depredadas, nosotros somos los depredadores. Pero la diferencia m¨¢s importante para m¨ª es que los animales son seres que tienen una organizaci¨®n en la que han concentrado funciones vitales en unos pocos ¨®rganos, y las plantas tienen una organizaci¨®n descentralizada, donde apreciamos una estructura modular y ninguna parte es del todo indispensable. As¨ª, en pocas palabras, podr¨ªamos decir que somos como un yin-yang de la vida, pero con una diferencia: que todos los animales juntos representan el 0,3% de la biomasa, una irrelevante parte de la realidad. Por el contrario, el 87% de la biomasa est¨¢ constituida por las plantas. As¨ª que, si me preguntan por una definici¨®n en una sola frase, dir¨ªa que son la vida de nuestro planeta.
P. ?Hay un lugar para la humanidad sin ellas?
R. Es imposible imaginar la vida en nuestro planeta sin las plantas. Todos los animales son dependientes de las plantas y ellas no dependen de los animales. Si pudi¨¦ramos mirar a las plantas y a los animales con objetividad, no habr¨ªa duda de que ellas son las aut¨¦nticas reinas de nuestro planeta. Si desaparecieran ma?ana, todo el mundo sabe que habr¨ªa un problema con la comida. En unos pocos meses no habr¨ªa m¨¢s alimento en el planeta. Pero una caracter¨ªstica principal de las plantas, y una de las menos comprendidas, es que son capaces de fijar el di¨®xido de carbono. As¨ª que, si las plantas murieran ma?ana y liberaran todo el CO? a la atm¨®sfera, el calentamiento global subir¨ªa a niveles que, seg¨²n modelos, ser¨ªa incompatible con el estado l¨ªquido del agua. Esta comenzar¨ªa a hervir y el planeta quedar¨ªa esterilizado por completo, como Marte o Venus. De nuevo, vemos que son el motor de la vida en nuestro planeta.
P. Un motor inteligente, por lo que nos ense?an con su comportamiento.
R. Normalmente pensamos que somos los ¨²nicos seres inteligentes en el planeta, o quiz¨¢s no solo nosotros, pero solo unos pocos animales muy cercanos a nosotros y nada m¨¢s. Creo que esto es una manera muy rid¨ªcula de mirar el mundo. Absurda y tambi¨¦n presuntuosa. Si pudi¨¦ramos decir que la inteligencia est¨¢ ligada a poseer un cerebro, entonces solo un 0,3% de las formas vivas tienen cerebro. As¨ª que, si la inteligencia depende de la posesi¨®n de un cerebro, decimos que el 99,7% de la vida es est¨²pida, una especie de m¨¢quina mec¨¢nica. Para m¨ª, como bi¨®logo e investigador, esto es algo imposible de imaginar. Cada organismo viviente necesita resolver problemas. La inteligencia es la capacidad para resolver problemas. Incluso una bacteria o un virus necesitan resolver problemas, es imposible que no lo hagan, o se habr¨ªan extinguido inmediatamente.
P. ?Y c¨®mo es esa inteligencia vegetal?
R. Las plantas son tan incre¨ªblemente distintas a nosotros¡ Se mueven y act¨²an en una escala temporal muy diferente a la nuestra¡ Pero no hay duda de que son inteligentes. De hecho, muchas veces digo que son m¨¢s inteligentes que los humanos. Con ello no quiero provocar a nadie, es una verdad desde un punto de vista biol¨®gico. Nosotros los animales utilizamos el movimiento como nuestra principal respuesta al entorno. Para nosotros, el movimiento lo es todo. Para un animal es imposible imaginar encontrar comida sin ese movimiento o escapar de un depredador. Pero los animales no resuelven los problemas, m¨¢s bien los evitan. En el caso de las plantas, esto no es posible, necesita resolver el problema.
P. ?Las plantas tienen consciencia de s¨ª mismas?
R. No sabemos qu¨¦ es la consciencia exactamente, incluso para los humanos. Es muy dif¨ªcil. Lo ¨²nico que podemos decir es si se es consciente de uno mismo, pero ya no se puede saber de la consciencia de la otra persona que tenemos enfrente. Para m¨ª, es la habilidad para vivir. Podemos imaginarla como la habilidad para detectarte a ti mismo en relaci¨®n con el medio en el que vivimos. As¨ª, las plantas son extremadamente sensibles al medio en el que viven, porque son m¨¢s sensibles que nosotros a todo lo que las rodea. Ese es el problema que tenemos a la hora de juzgar a las plantas: son muy diferentes a nosotros. Pero por supuesto que son conscientes de s¨ª mismas.
P. ?Qu¨¦ son capaces de analizar las plantas de su entorno?
R. Esto habla sobre sensibilidad y los sentidos de las plantas. Como no pueden huir, necesitan sentir cada peque?o cambio para adaptar su fisiolog¨ªa a lo que va a ocurrir, por eso son incre¨ªblemente sensibles a cosas para las que nosotros somos completamente ciegos, como los gradientes qu¨ªmicos o los campos electromagn¨¦ticos. Tambi¨¦n son capaces de detectar sonidos, como una determinada frecuencia de unos 200 hercios, que es muy importante para las plantas. Cuando producimos esa frecuencia con un altavoz, todas las ra¨ªces crecen hacia el origen de ese sonido: es el mismo sonido del fluir del agua. Es por eso por lo que las plantas se sienten atra¨ªdas por las tuber¨ªas subterr¨¢neas, porque sienten el sonido del agua corriendo.
P. ?Deber¨ªamos cambiar nuestra ¨¦tica a la hora de tratar a las plantas?
R. S¨ª, tenemos que cambiar nuestra posici¨®n a la hora de comparar a todos los organismos vivos. Pensamos que nosotros, los humanos, somos los m¨¢s bellos, que no hay nada como nosotros porque tenemos un gran cerebro que nos permite hacer cosas que los dem¨¢s seres vivos no pueden. Si preguntamos a un mill¨®n de personas no encontrar¨¢s a nadie que diga que no somos mejores que una vaca o un manzano. Sentimos que somos mejores, profundamente convencidos de que somos mejores. Y eso es un error incre¨ªble. Porque, primero, ?qu¨¦ significa ser mejor? Eso es una idea humana. Se mesura todo: si corres esa distancia m¨¢s r¨¢pido, eres mejor. Pero, en la vida, ?qu¨¦ significa ser mejor? El objetivo real de la vida, de cualquier organismo, es sobrevivir. Y las plantas llevan viviendo muchos m¨¢s a?os que nosotros sobre la faz de la Tierra, as¨ª que tenemos mucho que aprender, no que ense?ar. Deber¨ªamos tener una actitud m¨¢s respetuosa y humilde con los otros seres vivos.
P. ?Y qu¨¦ se le podr¨ªa ense?ar a un ni?o para que se quedara fascinado el resto de su vida por las plantas y las respetara?
R. Lo primero, cada ni?o est¨¢ m¨¢s interesado en las plantas de lo que pensamos habitualmente. Si les contamos lo que ocurre en un jard¨ªn, cualquier ni?o se quedar¨¢ muy interesado por la vida asombrosa de ese jard¨ªn. Debemos ser capaces de transmitir que las plantas son seres vivos, y, desde ese punto de vista, cuidar de ellas. Siempre recomiendo hacer un experimento muy sencillo: coger dos macetas id¨¦nticas y sembrar una jud¨ªa en cada una, proporcion¨¢ndoles la misma cantidad de agua, de luz¡ manteniendo una maceta al lado de la otra. Una vez que germinen, y durante solo 30 segundos cada d¨ªa, tocamos muy delicadamente a una de las plantas, pero no a la otra, y observamos lo que ocurre. Despu¨¦s de dos semanas, veremos que la planta que est¨¢ siendo tocada es m¨¢s peque?a que la otra, porque no les gusta ser tocadas (r¨ªe), sienten ese tacto como una especie de agresi¨®n de un predador. Otro experimento, menos cient¨ªfico, es coger a una de ellas y decirle cosas bonitas y adorables durante un minuto, y a la otra solo cosas feas. Lo hicimos en el laboratorio, y cada una cambi¨® su forma de crecer. No es por algo fant¨¢stico o esot¨¦rico. Es solo porque son muy sensibles, y sienten si somos un animal bueno o malo para ellas. As¨ª de sencillo.
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