El orgullo de la primera vez
La reivindicaci¨®n del colectivo LGTBI sucede en plena campa?a electoral con bastantes motivos para sentirse en alerta. Es el momento. La consigna de ¡®Ni un paso atr¨¢s¡¯ implica que ninguna de nuestras conquistas se vea obligada a retroceder
?Llega el s¨¢bado m¨¢s esperado! Esta tarde es la manifestaci¨®n por el Orgullo Gay en muchas ciudades. Tengo un amigo venezolano y su esposo que est¨¢n en Madrid desde el jueves y hoy subir¨¢n conmigo a una carroza por ser la primera vez que acuden a la celebraci¨®n. Una vez, al actor catal¨¢n Josep Maria Flotats me dijo con su maravillosa voz de actor que ¡°en la vida hay que celebrar siempre que haya una primera vez¡±. Es lo que pienso decirle a la pareja cuando trepemos a la carroza. La vida mejora si consigues poblarla de primeras veces.
El Orgullo sucede en plena campa?a electoral con bastantes motivos para sentirse en alerta. Es el momento. La consigna de ¡°Ni un paso atr¨¢s¡± implica que ninguna de nuestras conquistas se vea obligada a retroceder. El a?o pr¨®ximo se cumplir¨¢n 30 a?os de aquella primera mani que en 1994 recorr¨ªa el simb¨®lico trayecto de Tirso de Molina hasta el cine Carretas, cerca de la Puerta Del Sol.
El martes me invitaron a una charla sobre la diversidad y la familia en las sofisticadas oficinas de AstraZeneca, dentro de ese universo de cemento y cristal que es Sanchinarro, y les cont¨¦ sobre esa marcha. Me escuchaban muy interesados cuando explicaba que el Carretas era un cine de pornograf¨ªa gay y que en los muros de la Puerta del Sol se apostaban chaperos bajo un r¨®tulo donde se indicaba el precio por un rato de placer con ellos. Sent¨ªa que estaba hablando de arqueolog¨ªa, de mamuts o tiranosaurios. Tuve que referirme a Los novios b¨²lgaros de Eduardo Mendicutti y al recuerdo de mi amistad con Leopoldo Alas, invit¨¢ndome muy excitado a que fuera con ¨¦l a esa mani, como si fuese un plan de novios secretos. Cuando termin¨® aquella caminata, nos reunimos para rematar con la denominada Gran Besada. Leopoldo me indic¨® que mirara bien con qui¨¦n, ten¨ªa varios candidatos. Entonces para m¨ª era la primera vez.
En el libro sobre los 30 a?os de Shangay, la revista que sobrevivi¨® para contar esa odisea, narran el sorprendente recorrido desde esa besada de 100 participantes hasta la reuni¨®n de un mill¨®n de personas (muchas, como Santiago Abascal, heterosexuales). En ese mill¨®n, se distingu¨ªan madres y padres con hijos, que no celebraban ni el sexo ni el desmadre sino el respeto como una opci¨®n civilizada, europea, de ser. Fue cuando el Orgullo se calific¨® de Fiesta de Madrid. No puedo dejar de asociar esta gesta a la de otro libro que acabo de leer, Apri¨¦tame m¨¢s fuerte, de Juan Sanguino. Otra ¨¦pica: la de M¨®nica Naranjo, que pas¨® de vender 1.000 copias de su primer ¨¢lbum a superar el mill¨®n con ese disco que en 1997 abri¨® las compuertas del Orgullo en todo el pa¨ªs. Historias apasionantes que me hace feliz haberlas vivido como escritor, joven y gay.
El mi¨¦rcoles se desvel¨® en el Ateneo de Madrid un retrato de Federico Garc¨ªa Lorca, presentado por MADO, la asociaci¨®n que organiza el Orgullo de Madrid. Es obra de Antonio Montiel, pintor malague?o que acudi¨® vestido de traje y corbata a la presentaci¨®n en la que Ana Bel¨¦n, emblem¨¢tica y afectuosa, interpret¨® una canci¨®n de Lorquiana, su disco con poemas de Federico, como le llamaban en plan ¡°uno de los nuestros¡±. Por error me qued¨¦ en el escenario mientras actuaba, as¨ª que cuando vinieron sus aplausos los compart¨ª accidentalmente. Ella, quiz¨¢s pensando, ¡°es el momento¡±, dirigi¨® ese aplauso hacia el retrato, el verdadero protagonista. Despu¨¦s, el ministro Bola?os enfatiz¨® que durante la dictadura la obra de Federico estuvo silenciada, negada en Espa?a. Escuch¨¢ndole desde mi rinc¨®n, pens¨¦ que fue en Latinoam¨¦rica donde su obra pudo crecer desde la Patagonia hasta California. Lo dije y recib¨ª un aplauso que me supo a gloria porque, como coment¨¦ despu¨¦s a mi terapeuta, hice una cosa bien. Una primera vez.
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