Lo que Isabel Preysler no cuenta en su nuevo ¡®reality¡¯: la rocambolesca historia de una mansi¨®n con 13 ba?os
El hogar de la llamada ¡°reina de corazones¡± en Puerta de Hierro es noticia desde 1989. Ahora, casi 35 a?os despu¨¦s, ella misma lo ense?a en televisi¨®n en una nueva serie en la que muestra c¨®mo prepara su casa para Navidad, aunque vaya a pasar las fiestas en Miami

La mayor¨ªa de los espa?oles conocen mejor la casa de Isabel Preysler que el palacio de la Zarzuela o el de La Moncloa. Durante los ¨²ltimos 35 a?os, varias generaciones han crecido viendo los reportajes hogare?os de Preysler en la revista ?Hola!, posando hasta en el ¨²ltimo rinc¨®n de su mansi¨®n de Puerta de Hierro: en la biblioteca de su difunto esposo, el pol¨ªtico socialista Miguel Boyer, donde cuelga un retrato de la socialit¨¦ hecho por Pinto Coelho; en el hall de entrada, con su suelo damero y un cuadro de su suegra, Carlota Salvador y S¨¢inz de Vicu?a, firmado por Sotomayor; en la piscina cubierta¡ Los a?os pasan para todos, menos para Preysler y su casa. La plataforma de streaming Disney+ ha estrenado este martes Isabel Preysler: Mi Navidad, un especial preysleriano en el que la llamada reina de corazones muestra c¨®mo vive y prepara su casa para unas fiestas navide?as que, en realidad, no va a pasar all¨ª (lo har¨¢ en Miami, con sus hijos y nietos).
La casa de Isabel Preysler se hizo famosa mucho antes de que se colocara la primera piedra. A finales de la d¨¦cada de 1980, la socialit¨¦ y la baronesa Carmen Thyssen pujaron por el terreno de 5.045 metros cuadrados de la calle de Miraflores, entonces propiedad del naviero Fernando Fern¨¢ndez Tapias. ¡°Hubo una guerra por la parcela. Isabel se la quit¨® a Tita en una jugada de p¨®quer magistral. Le gan¨® la mano. Desde entonces, la baronesa no la traga¡±, explica el periodista Juan Luis Galiacho en conversaci¨®n con EL PA?S. Seg¨²n Galiacho, autor del libro Isabel y Miguel (La Esfera de los Libros, 2014), Preysler pag¨® entonces 95 millones de pesetas por el terreno, aunque se dijo que el Banco Central lo hab¨ªa valorado en 253 millones. A la mujer de Heini Thyssen le pareci¨® poca cosa. ¡°El solar era peque?o para nosotros. Yo necesito como m¨ªnimo 10.000 metros cuadrados¡±, declar¨®.
Los problemas acababan de empezar. En enero de 1989, pocas semanas despu¨¦s de una masiva huelga general contra el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, la revista Tribuna de Actualidad public¨® una exclusiva que hizo tambalear los cimientos del felipismo. ¡°El palacio de los Boyer, por dentro: 2.000 metros construidos, 44 habitaciones, 13 cuartos de ba?o, 2 piscinas, una cubierta, ascensor interior¡±, titul¨® el semanario dirigido por Juli¨¢n Lago un reportaje en el que se ense?aban los planos de la mansi¨®n que estaban construyendo Miguel Boyer, exministro de Econom¨ªa de Gonz¨¢lez, y su segunda esposa, Isabel Preysler. Panorama, semanario del Grupo Zeta que compet¨ªa con Tribuna, tambi¨¦n public¨® unos planos y detalles de las obras. Las revistas de la ¨¦poca cifraron el presupuesto de construcci¨®n de la mansi¨®n en 400 millones de pesetas.
¡°No ten¨ªa todos los planos de la casa, solo una parte. Pero contrat¨¦ a un arquitecto para que, a trav¨¦s de los documentos que hab¨ªa conseguido, imaginara la dimensi¨®n de toda la propiedad¡±, recuerda el paparazi Antonio Montero, autor de aquella exclusiva, en conversaci¨®n con EL PA?S. ¡°El n¨²mero de ba?os fue lo m¨¢s llamativo. Se habl¨® durante meses y a?os sobre los ba?os¡±, explica el fot¨®grafo, que vendi¨® la historia por m¨¢s de un mill¨®n de pesetas. ¡°Era mucho dinero en ese momento. Por dos o tres millones te pod¨ªas comprar un apartamento¡±, recuerda.

Los 13 inodoros, 15 lavabos, seis duchas, siete ba?eras y siete bid¨¦s de la mansi¨®n de los Boyer se convirtieron en objeto de burla nacional. ¡°La casa solo tiene un nombre posible, que al principio puede parecer chocante, pero que, al cabo del tiempo, por h¨¢bito y costumbre, sonar¨¢ normal y hasta posiblemente bello¡±, escribi¨® Alfonso Uss¨ªa en el diario Abc a comienzos de 1989. ¡°Esa casa no se puede llamar de otra manera que ¡®Villa Meona¡¯. In¨ªciese, con urgencia, su construcci¨®n¡±. Casi 35 a?os despu¨¦s, los espa?oles siguen refiri¨¦ndose al hogar de Preysler como Villa Meona, denominaci¨®n que, seg¨²n su entorno, ella detesta.
En aquella ¨¦poca, algunas fuentes se?alaron al empresario Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos, enemigo p¨²blico de Miguel Boyer desde la expropiaci¨®nde Rumasa, en 1983, como la ¡°mano negra¡± detr¨¢s de la filtraci¨®n de los planos de la casa de la pareja del momento. ¡°No fue Ruiz-Mateos. Se lo pregunt¨¦ hace poco a la periodista Marisa Mart¨ªn Bl¨¢zquez, entonces mujer de Antonio Montero. Ambos trabajaban en la agencia Korpa¡±, aclara Galiacho. ¡°Probablemente, sali¨® del despacho de arquitectos¡±, a?ade el periodista, que en esa ¨¦poca trabajaba en Panorama. Los encargados de levantar el palacio preysleriano eran el arquitecto Carlos Boyer Monsalve, primo del exministro socialista; el arquitecto argentino Mario Connio, uno de los m¨¢s solicitados por la jet set internacional; y el interiorista Jaime Parlad¨¦. ¡°La informaci¨®n me lleg¨® a trav¨¦s de un operario que trabajaba all¨ª¡±, desvela el propio Montero.
Miguel Boyer dio una rueda de prensa para desmentir algunas informaciones publicadas sobre su futuro hogar. ¡°Aquello fue una cosa inaudita. Un socialista defendiendo ese cacho de palacete. No ten¨ªa ni pies ni cabeza. Creo que, en realidad, lo hizo para defender a su mujer, que era la ¨²nica que lo apoyaba¡±, reflexiona Galiacho, que recuerda que en esa ¨¦poca el exministro estaba muy solo. ¡°Acababa de morir su padre, Jos¨¦ Boyer, y nadie hab¨ªa ido al entierro. Todo el mundo lo hab¨ªa abandonado. En aquella rueda de prensa se lo ve¨ªa totalmente descentrado, hasta se le ca¨ªan las gafas¡±, recuerda.
La comparecencia marc¨® un antes y un despu¨¦s para la beautiful people. Seg¨²n Galiacho, ese fue el tiro de gracia a Boyer y al felipismo. ¡°Los sindicatos y las filas de Alfonso Guerra, el guerrismo, le ten¨ªan asco a Miguel y utilizaron el esc¨¢ndalo en su contra¡±, dice el periodista. Todo el mundo parec¨ªa en contra de la nueva casa del matrimonio, incluidos algunos vecinos de Puerta de Hierro. En 1990, Grazia Bergese, excu?ada de Boyer y vecina de la mansi¨®n, present¨® una denuncia contra ellos por infracci¨®n urban¨ªstica. Seg¨²n Bergese, la pista de p¨¢del-tenis que estaban levantando no respetaba la distancia de siete metros respecto a la valla de su chal¨¦. ¡°Yo tengo derecho a esos siete metros de separaci¨®n que contemplan las normas urban¨ªsticas y pienso llegar hasta el final¡±, afirm¨® la exmujer del pintor Agust¨ªn Boyer. Las obras fueron suspendidas cautelarmente. El contencioso dur¨® a?os. Miguel Boyer explic¨® a la prensa que las continuas demandas de su excu?ada obedec¨ªan a cuestiones de ¡°mala vecindad¡± y ¡°a una venganza personal¡±. ¡°Mi hermano y ella se separaron de malas maneras¡±, reconoci¨®. El caso lleg¨® hasta el Tribunal Supremo, que en el a?o 2000 dict¨® una sentencia en la que ordenaba la demolici¨®n de una parte la pista de p¨¢del-tenis.
Pero ni las rencillas familiares ni los ataques de viejos enemigos pol¨ªticos consiguieron frenar la construcci¨®n. En noviembre de 1992, Preysler inaugur¨® su casa con una exclusiva en ?Hola!, ense?¨¢ndola ¡°habitaci¨®n por habitaci¨®n¡±. La revista necesit¨® 32 p¨¢ginas para poder incluir el casi medio centenar de fotos de los salones y habitaciones: la biblioteca de Boyer, repleta de vol¨²menes sobre Egipto y libros de matem¨¢ticas, f¨ªsica, filosof¨ªa y econom¨ªa; el sal¨®n principal, adornado con cuadros de T¨¤pies; el comedor, con una mesa inglesa para 14 comensales, jarrones de la dinast¨ªa Ming y una l¨¢mpara de cristal de La Granja; la piscina de invierno, decorada con muebles de mimbre; o la casita de juegos de Tamara y Ana, construida en madera y decorada con muebles de verdad. Ni la caseta calefactada del perro se salv¨® de la exclusiva.

Las obras, que duraron cuatro a?os, dejaron a Preysler sin fuerzas y a Boyer sin prestigio pol¨ªtico. ¡°Nosotros no tenemos presupuesto ni salud para poder hacernos otra casa nunca m¨¢s¡±, confes¨® la socialit¨¦ en la entrevista con su revista de cabecera. Lo ¨²nico que no pudieron ver los lectores en aquel reportaje fue el jard¨ªn, que estaba sin acabar. Faltaba sembrar el c¨¦sped por las restricciones de agua de la ¨¦poca en la Comunidad de Madrid. ¡°Pensamos que ante esa situaci¨®n lo mejor ser¨ªa esperar un tiempo hasta que se pueda volver a regar¡±, explic¨® la due?a de la casa. La exclusiva, que sali¨® en plena crisis econ¨®mica de 1992 y en v¨ªsperas de una de las peores recesiones en la historia de Espa?a, desat¨® una tormenta medi¨¢tica y pol¨ªtica. ¡°Ni yo ni nadie en la redacci¨®n esper¨¢bamos la repercusi¨®n que iba a tener el reportaje. Fue una aut¨¦ntica revoluci¨®n¡±, reconoce Tico Chao, hist¨®rico periodista de ?Hola! y autor de la exclusiva. ¡°Creo que en mis casi cuarenta a?os en ?Hola! no volv¨ª a ver una historia que suscitara tantos comentarios¡±.
Ahora, la plataforma Disney+ anuncia el docureality de Preysler como una oportunidad para descubrir c¨®mo vive la reina de corazones en su palacio. En 1995, Pedro Calder¨®n de la Barca, no el dramaturgo del Siglo de Oro, sino un hombre de 32 a?os que fue ch¨®fer de la socialit¨¦, cont¨® en la revista Diez Minutos los pormenores de la vida dom¨¦stica de Isabel. Seg¨²n su relato, la se?ora se levanta entre las once de la ma?ana y la una de la tarde, desayuna en su habitaci¨®n y ordena sus papeles hasta la hora de comer, habla por tel¨¦fono entre cuatro y cinco horas al d¨ªa, y a las cinco recibe a su monitor de gimnasia. Calder¨®n de la Barca afirm¨® que entre las lecturas favoritas de su patrona estaba la prensa del coraz¨®n, pero que tambi¨¦n ve¨ªa la televisi¨®n y hac¨ªa punto, y que acud¨ªa dos veces por semanas a la esteticista. Por lo que se ve en el documental, mucho no ha cambiado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
