James Middleton, por qu¨¦ el hermano de Kate est¨¢ protagonizando m¨¢s titulares que la princesa de Gales
Esta semana, el empresario ha empezado con la promoci¨®n de una biograf¨ªa en la que narra c¨®mo sali¨® de la depresi¨®n, y no fue gracias a familiares, amigos o psiquiatras, sino a ¡®Ella¡¯, la cocker spaniel que le salv¨® la vida
Kate Middleton (Reading, Reino Unido, 42 a?os) fue la t¨ªpica joven popular en la universidad, la que era guapa y deportista, y tambi¨¦n una estudiante inteligente que siempre hab¨ªa sacado buenas notas. Su hermana Pippa, solo un a?o menor que ella, sigui¨® sus mismos pasos. Y luego estaba James (37 a?os), el hermano peque?o, que no solo tuvo que lidiar con la dislexia y un d¨¦ficit de atenci¨®n no diagnosticado durante sus estudios en el internado Marlborough, seg¨²n descubri¨® ya de adulto, sino que tuvo que soportar ser comparado continuamente con sus perfectas hermanas y salir siempre perdiendo. Sus notas en Bachillerato fueron tan paup¨¦rrimas que hicieron llorar a su madre e impulsaron a su padre a decir que su costosa educaci¨®n ¡°era un desperdicio de dinero¡±. As¨ª lo cuenta el hermano de la princesa de Gales en su nuevo libro, Meet Ella: The Dog Who Saved My Life [Conoce a Ella: la perra que me salv¨® la vida], donde da detalles de su vida y que esta semana est¨¢n acaparando titulares en la prensa brit¨¢nica e internacional.
El t¨ªtulo de su libro no miente. La portada, en la que James aparece sosteniendo una cocker spaniel negra sobre sus hombres, tampoco. No se trata de una biograf¨ªa al uso, sino de la historia de c¨®mo James sali¨® de la depresi¨®n y, seg¨²n relata, no fue gracias a familiares, amigos ni psiquiatras, sino a Ella, una perra que adopt¨® de la camada de un amigo de la Universidad de Edimburgo. ¡°A mis padres les resultaba dif¨ªcil hablar conmigo sobre mi salud mental, porque cre¨ªan que me conoc¨ªan mejor que yo mismo. Sus intenciones eran amables y me apoyaron much¨ªsimo, pero se resist¨ªan a la terapia y su mayor preocupaci¨®n era que me volviera dependiente de los antidepresivos¡±, reconoce en las p¨¢ginas del libro, que llega a las librer¨ªas el pr¨®ximo 26 de septiembre. ¡°Los perros nunca me juzgaron¡±, lanza.
En 2017, cuando ten¨ªa 30 a?os, James Middleton finalmente busc¨® ayuda profesional para los problemas de salud mental con los que hab¨ªa lidiado durante la mayor parte de su vida. Fue entonces cuando le diagnosticaron depresi¨®n cl¨ªnica y TDAH (trastorno por d¨¦ficit de atenci¨®n con hiperactividad). ¡°Mis padres se sent¨ªan inc¨®modos con el hecho de que me hubieran etiquetado como ¡®cl¨ªnicamente deprimido¡±, narra el cu?ado del heredero al trono brit¨¢nico. ¡°Para la gente de su generaci¨®n, puedo entender por qu¨¦ era preocupante. La sociedad acaba de empezar a romper con el estigma. Sin embargo, Kate y Pippa lo entendieron¡±, reconoce. Aun as¨ª, fue Ella la que lo acompa?¨® en sus sesiones de terapia cerca del Puente de Londres.
Tambi¨¦n fue Ella ¨Dque falleci¨® tras una breve enfermedad en 2023¨D su gran apoyo durante su gran momento en la boda de su hermana con Guillermo de Inglaterra. En uno de los cap¨ªtulos, James revela que ese 29 de abril de 2011, cuando tuvo que salir a leer un extracto de la Biblia en la imponente abad¨ªa de Westminster ante la atenta mirada de centenares de invitados y miembros de la realeza internacional, pudo superar sus problemas de dislexia gracias a que cont¨® con la tranquilizadora presencia de la perrita durante los ensayos.
La noche m¨¢s tr¨¢gica
En los ¨²ltimos d¨ªas, James Middleton, que ha fundado una empresa de bienestar y alimentaci¨®n perruna llamada James & Ella, ha publicado varios art¨ªculos con extractos del libro en el tabloide Daily Mail para despertar el inter¨¦s de posibles lectores. Uno de ellos se titula La noche en que casi me suicid¨¦, pero mi amada spaniel Ella me impidi¨® dar el salto fatal. As¨ª de claro. En ¨¦l narra c¨®mo una noche de noviembre de 2017, a las dos de la madrugada, su depresi¨®n era tan severa que sinti¨® que la vida ¡°ya no val¨ªa la pena vivirla¡±. No pod¨ªa dormir ni comer y solo quer¨ªa escapar de todo, cuenta. ¡°Me siento incomprendido; un completo fracaso. No le desear¨ªa la sensaci¨®n de inutilidad y desesperaci¨®n, el aislamiento y la soledad, ni a mi peor enemigo. Creo que me estoy volviendo loco¡±, describe.
A continuaci¨®n, relata que abri¨® una claraboya para subirse al tejado. En ¨¦pocas mejores hab¨ªa aprovechado esa abertura para ver la puesta de sol sobre el horizonte londinense o admirar fuegos artificiales sobre el r¨ªo, pero esta vez su ¨²nico prop¨®sito era escapar de s¨ª mismo. ¡°As¨ª que desengancho la escalera, trepo y me impulso hasta el tejado. Me quedo de pie y contemplo Londres, pero no veo su gloria¡±, empieza a recordar: ¡°Camino de un lado a otro, pero no encuentro alivio para el tormento que siento en la mente. Pensamientos oscuros se agolpan en m¨ª. ?Qu¨¦ puedo hacer para que se detengan? Pienso en saltar desde el tejado. ?Qui¨¦n me encontrar¨ªa? ?Un taxista que pase por all¨ª? ?Un vecino? Me pregunto si, si salto, ?podr¨ªa interpretarse como un accidente tr¨¢gico? De ese modo, mi familia, aunque llorar¨ªa desesperadamente, se ahorrar¨ªa la tortura a?adida de saber que me he suicidado¡±. Entonces mir¨® hacia abajo y a trav¨¦s del tragaluz vio ¡°los tiernos ojos de Ella¡± mir¨¢ndole, implor¨¢ndole que bajase. As¨ª lo sinti¨® ¨¦l.
En ese instante, explica, supo que no saltar¨ªa. ¡°La he amado con cada parte de mi ser desde que era una cachorrita reci¨¦n nacida, diminuta y ciega. Ha sido mi compa?era, mi esperanza, mi apoyo durante mis d¨ªas m¨¢s oscuros. Me ha amado incondicionalmente, fielmente. Por la noche, cuando el sue?o me esquiva, ella est¨¢ all¨ª, en la cama, a mi lado, anim¨¢ndome a pasar las sombr¨ªas horas previas al amanecer. Incluso cuando he sentido que el esfuerzo de vivir no vale la pena, la he sacado a pasear y la he alimentado. Ella me dio un prop¨®sito, una raz¨®n para existir. ?C¨®mo podr¨ªa pensar en dejarla ahora?¡±, confiesa. Se apart¨® del borde, volvi¨® a bajar por la escalera y la acarici¨®: ¡°Ella es la raz¨®n por la que no doy ese salto fatal. Es la perra que me salv¨® la vida¡±.
El libro alterna este tipo de confesiones crudas con otros episodios m¨¢s amables, en los que habla con humor sobre la que es su mujer desde 2021, la analista financiera Alizee Thevenet, de su hijo Inigo (de un a?o), de sus seis perros o incluso de su relaci¨®n con su cu?ado, Guillermo de Inglaterra. ¡°Recuerdo haberlo puesto a prueba cuando nos conocimos. ?Se merec¨ªa a mi hermana? Ten¨ªa que ganarse mi confianza¡±, comenta en otro extracto compartido con el Daily Mail titulado El momento en el que supe que Guillermo era el indicado para Kate. ¡°Por supuesto, ayud¨® el hecho de que Guillermo sintiera un cari?o tan genuino por Ella. Cuando la conoci¨® por primera vez, se enamor¨® de ella. [...] Tambi¨¦n s¨¦ que Ella le dio una buena excusa para escapar de la naturaleza ferozmente competitiva de la familia Middleton, que surg¨ªa cada vez que jug¨¢bamos a nuestro juego de cartas favorito, Racing Demon. Cuando ya no se sent¨ªa obligado a participar, se escabull¨ªa para abrazar a Ella o se ausentaba del juego por completo. ¡®James, ?Ella necesita dar un paseo?¡¯, me preguntaba antes de que empez¨¢ramos a repartir las cartas. Mis hermanas y yo intercambi¨¢bamos una mirada c¨®mplice: Guillermo, a pesar del rigor competitivo de su entrenamiento militar, estaba feliz de ser un perdedor a las cartas¡±, escribe. En definitiva, no fue James quien le dio el visto bueno a su cu?ado, fue Ella.
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