La protecci¨®n de la Casa de Campo no logra frenar (del todo) su degradaci¨®n
Se cumplen 10 a?os de la declaraci¨®n como Bien de Inter¨¦s Cultural del principal parque p¨²blico de Madrid. Invadida por el asfalto, empobrecida biol¨®gicamente y con sus monumentos amenazados, la Casa de Campo mantiene un fr¨¢gil equilibrio que pone en riesgo el futuro de este hist¨®rico y diverso parque.
A tan solo dos kil¨®metros de la Puerta del Sol y a escasos 700 metros del Palacio Real, la ciudad de Madrid se transforma en bosque. Un universo verde y profundo, en gran medida intoxicado por la civilizaci¨®n, que forma parte esencial de la historia de la capital. El valor medioambiental del parque y su trascendencia hist¨®rica justificaron hace ahora 10 a?os la declaraci¨®n como Bien de Inter¨¦s Cultural en la categor¨ªa de Jard¨ªn Hist¨®rico. Una d¨¦cada despu¨¦s, la Casa de Campo resiste a la presi¨®n humana, la degradaci¨®n y el abandono al que tradicionalmente ha sido abocada.
Cazadero y Real Sitio a partir de Felipe II, Bosque Real con Fernando VI y campo de batalla durante la Guerra Civil, con sus 1.722 hect¨¢reas, la Casa de Campo es hoy el mayor parque p¨²blico de Madrid. En su recinto caben m¨¢s de 10 parques como el Retiro y es tres veces m¨¢s grande que el distrito centro de la ciudad. Aunque su coraz¨®n es verde, el extremo sur est¨¢ ocupado por una especie de ciudad en miniatura que alberga un parque de atracciones, un zool¨®gico, varios pabellones de congresos, distintos servicios municipales, restaurantes viejunos y hasta una plaza de toros o una escuela de circo.
¡°La Casa de Campo est¨¢ muy degradada por la falta de inversi¨®n y porque tradicionalmente ha sido tratada como un descampado donde meter todo aquello que no se sabe donde poner¡±, afirma Carlos Buch¨®, portavoz de la plataforma Salvemos la Casa de Campo, entidad que lleva 30 a?os frenando las agresiones municipales y reivindicando la conservaci¨®n y mejora del gran parque de Madrid.

Tras la Guerra Civil, que arras¨® la arboleda y redujo a escombros importantes construcciones como la Iglesia de la Torrecilla de Sabatini o la Casa de Vacas, el gobierno de Franco intent¨® levantar en el recinto los 220 chalets para militares norteamericanos que finalmente se construyeron en El Encinar de los Reyes, junto a la Moraleja. ¡°Fue el primero en tratar de acabar con la Casa de Campo, multiplic¨® por cinco el recinto ferial de Alfonso XIII, se traslad¨® la Casa de Fieras desde el Retiro -hoy parque zool¨®gico- e instal¨® aqu¨ª el Parque de Atracciones¡±.
Pero el caso de la dictadura no es ¨²nico, en opini¨®n del portavoz de la plataforma, las diferentes administraciones a lo largo de la historia han mostrado una enorme falta de sensibilidad y de conocimiento sobre el parque, ¡°incluso el gobierno municipal de Carmena, el m¨¢s avanzado de los ¨²ltimos 20 a?os, quiso desvirtuarlo totalmente y lo primero que plante¨® fue poner un parque de tirolinas que finalmente fue rechazado¡±.
La gesti¨®n de la Casa de Campo est¨¢ en manos de la burocracia de al menos cinco organismos del Ayuntamiento: el ¨¢rea de Medio Ambiente, la de Cultura, la Junta Municipal del Distrito de Moncloa-Aravaca y la empresa municipal Madrid Destino, que gestiona el Recinto Ferial. ¡°Es un reino de taifas dentro del Ayuntamiento, por su dimensi¨®n y entidad tendr¨ªa que estar gestionada por una ¨²nica instancia que recogiera todas las realidades para que no existiera el desastre actual¡±, afirma Buch¨®.

El ¨²ltimo plan gestor del parque data de 2007 aunque desde el Ayuntamiento afirman, con cierto secretismo, que durante el primer semestre de 2021 se dar¨¢ a conocer un nuevo documento que reflejar¨¢ las distintas vertientes que afectan a la Casa de Campo. Desde la plataforma lamentan que se est¨¦ haciendo de forma interna, ¡°nos hubiera gustado formar parte de un proceso de fondo en el que intervinieran las principales entidades y personas involucradas¡±.
Real Sitio
La Casa de Campo fue propiedad de la Corona desde el siglo XVI hasta la llegada de la II Rep¨²blica. Ni una semana despu¨¦s de su proclamaci¨®n, el nuevo gobierno la puso en manos del pueblo de Madrid. Fue Felipe II -todav¨ªa pr¨ªncipe- en 1556 quien orden¨® las primeras compras de tierras situadas al otro lado del r¨ªo Manzanares. El fin del futuro rey era la creaci¨®n de un gran parque para el recreo y la caza que prolongara los terrenos del antiguo Alc¨¢zar por su fachada occidental (hoy los jardines del Campo del Moro del Palacio Real). Su obsesi¨®n era la compra de una peque?a casa de campo (que da nombre al parque) a la poderosa familia de los Vargas. En 1562 se cerr¨® dicha adquisici¨®n y la Casa de Campo se convirti¨® as¨ª en el primer Real Sitio de Madrid tras ser nombrada capital del reino.
El prop¨®sito del monarca era desarrollar en ella un programa culto de jardiner¨ªa y naturaleza siguiendo el modelo renacentista. Felipe II, rey tambi¨¦n de N¨¢poles y soberano de los Pa¨ªses Bajos, era gran amante de las plantas y buen conocedor de los jardines italianos, franceses y flamencos. Estas influencias fueron definitivas para la transformaci¨®n del jard¨ªn espa?ol, hasta entonces encerrado entre los muros de claustros y castillos medievales.
El jard¨ªn m¨¢s importante de la antigua Casa de Campo era el conocido como el Reservado, nombre que a¨²n conserva la zona pese a su desaparici¨®n casi absoluta. Para Dominique de Courcelles, autora del libro Habitar maravillosamente el mundo (Siruela 2020), este jard¨ªn en el entorno m¨¢s inmediato de la casa ¡°era uno de los mas exquisitos del manierismo europeo gracias a su adecuaci¨®n de arquitectura y naturaleza, el simbolismo del conjunto [...] y su sabia armon¨ªa, sin desmesura ni despliegue de fastuosidad¡±.
Para la construcci¨®n del Reservado, Felipe II cont¨® con su gran arquitecto: Juan Bautista de Toledo (autor de las trazas generales de El Escorial) y el jardinero napolitano Jer¨®nimo de Algora, que trabaj¨® en el Real Sitio de Aranjuez. Tambi¨¦n se desplazaron hasta Madrid maestros flamencos en hidr¨¢ulica y los mejores escultores y decoradores italianos. Del pa¨ªs transalpino vinieron los m¨¢rmoles y azulejos vidriados para las fuentes, de Francia se mandaron traer peces y cisnes para adornar los estanques y llegaron plantas de distintos puntos de Europa.
El palacete de los Vargas mantuvo su fisonom¨ªa renacentista hasta 1767, cuando Carlos III le encarg¨® la remodelaci¨®n al arquitecto neocl¨¢sico Francesco Sabatini, autor tambi¨¦n de otras importantes obras que perduran en el parque, como el acueducto de la Partida, el puente de la Culebra o la tapia hist¨®rica que delimitaba el recinto. A?os antes, Fernando VI, hermano del rey ilustrado, fue quien ampli¨® la Casa de Campo hasta los l¨ªmites actuales y la declar¨® Bosque Real. A partir de entonces, los sucesivos reyes de la dinast¨ªa Borb¨®n dejaron de mostrar inter¨¦s por la propiedad y comenzaron a trasladar numerosos elementos a otros Reales Sitios, comenzando as¨ª su declive.
El palacio es el origen y el coraz¨®n de la Casa de Campo. Su actual apariencia adulterada tras sucesivas reformas, como la de Herrero Palacios a finales de los 60 o la ¨²ltima de hace seis a?os, y el desuso al que ha sido relegado, no ayudan a imaginar la trascendencia que en su d¨ªa tuvo el edificio. El ¨²ltimo intento de revitalizarlo fue en 2016 por parte de la entonces alcaldesa, Manuela Carmena, que quiso instalar all¨ª una ¡°multiteca¡± gastron¨®mica y un centro de estudios sobre el hambre en el mundo. La idea no gust¨® nada a la Plataforma Salvemos la Casa de Campo, ni a la Comisi¨®n Local de Patrimonio Hist¨®rico, que rechaz¨® la propuesta. ¡°Carmena se emperr¨® en hacer un restaurante y una biblioteca, una idea que desvirtuaba absolutamente el edificio. Lo que tiene que haber ah¨ª es un centro de referencia donde se divulgue su historia, un lugar que explique que a d¨ªa de hoy sigue siendo un Real Sitio igual que Aranjuez o la Granja. Reivindicamos simplemente lo que dice el BIC¡±.
El ¨²nico vestigio que se conserva in situ del jard¨ªn renacentista son las grutas que mand¨® construir Felipe II, aunque se sospecha que bajo el suelo, cuyo nivel ha subido un par de metros a trav¨¦s de los siglos, puedan permanecer enterrados diversos elementos decorativos originales como fuentes y columnas. En la actualidad, sobreviven las estructuras de dos de sus cinco b¨®vedas. Estas salas estaban decoradas con m¨¢rmoles y elementos marinos como la citada fuente de Neptuno. Una de las que perviven es la Sala de Burlas, conocida as¨ª por los surtidores de agua escondidos que sorprend¨ªan a los visitantes. Entre 2007 y 2009 se llevaron a cabo una serie de estudios y trabajos de restauraci¨®n que se limitaron a la consolidaci¨®n y protecci¨®n del conjunto. Desde entonces, las grutas contin¨²an cerradas al p¨²blico y poco se sabe sobre los planes del Ayuntamiento para esta singular obra que se arruina a merced de la climatolog¨ªa, mas all¨¢ de que su recuperaci¨®n se incluir¨¢ en el plan que previsiblemente se presentar¨¢ en la primera mitad del a?o que viene.

A poca distancia del Reservado se encuentra el lago, una gran lamina de agua de m¨¢s de 80.000 metros cuadrados, resultado de la uni¨®n de dos de los cinco embalses promovidos por Felipe II. Una de las principales postales del parque ha sido objeto de numerosas intervenciones. La ¨²ltima, en 2018, supuso la retirada de 160.000 metros c¨²bicos de agua y 14.000 mil ejemplares de peces, muchos de ellos al¨®ctonos como la carpa que, a pesar de no implicar riesgo por tratarse de un recinto cerrado, fueron aniquilados y sustituidos por tencas.
Un bosque superpoblado
Para muchos usuarios, el verdadero valor de la Casa de Campo reside en su bosque, como qued¨® demostrado durante los d¨ªas de desconfinamiento tras el primer estado de alarma, en los que los paseos al aire libre resultaron terap¨¦uticos para los ciudadanos. A pesar de su significaci¨®n medioambiental, algunas zonas del parque contin¨²an atravesadas por varias carreteras, la l¨ªnea 5 del Metro, las v¨ªas del tren de cercan¨ªas y el telef¨¦rico. Tras anunciarse su cierre al tr¨¢fico en 2017, la Casa de Campo sigue recibiendo hasta cinco mil coches durante los fines de semana de primavera y verano para el acceso al Zoo, al Parque de Atracciones y al entorno de El Lago, seg¨²n datos de la plataforma.
Entre tanta brecha prosperan por negligencia tres tipos de ecosistemas propios del bosque mediterr¨¢neo: el pinar, el encinar y el bosque de ribera. La superpoblaci¨®n de ¨¢rboles es, en opini¨®n de Salvemos la Casa de Campo, el principal problema que afecta al equilibrio de este entorno. Tras a?os de repoblaciones descontroladas que trataron de paliar la eliminaci¨®n masiva de ¨¢rboles -muchos de ellos centenarios- generada por que la necesidad de combustible durante la Guerra Civil, la Casa de Campo ¡°no admite ya m¨¢s ¨¢rboles, nunca en su historia ha habido tantos¡±, afirma Carlos Buch¨®.
Madrid capital cuenta con casi dos millones de ¨¢rboles, de los cuales m¨¢s de 700.000 ejemplares crecen en el parque. Este exceso imposibilita las condiciones de soleamiento y espacio necesarias para el desarrollo ¨®ptimo de estas plantas. La sombra que generan entre s¨ª es la raz¨®n de que ¡°muchos pinos de 70 a?os no alcancen ni los 10 cm de di¨¢metro porque no han podido desarrollarse. Los que est¨¢n cerca de los caminos y reciben m¨¢s irradiaci¨®n solar tienen unos troncos de 35 y 40 cm de di¨¢metro¡±.
Seg¨²n la plataforma, hace a?os que en el Ayuntamiento son conscientes del problema e incluso se plantearon retirar entre un 20 y un 30% de poblaci¨®n arb¨®rea de forma paulatina, pero a pesar de ello ¡°la presi¨®n desmesurada por plantar nuevos ejemplares contin¨²a¡±. Tambi¨¦n se estudi¨® la eliminaci¨®n progresiva de los cupressus arizonica, un tipo de cipr¨¦s que agota los nutrientes del suelo y envejece muy r¨¢pido, pero los trabajos que aspiraban a talar anualmente hasta un 15 por ciento se llevaron a cabo solo durante los dos primeros a?os.
El empobrecimiento biol¨®gico de la Casa de Campo es notable y una de las causas principales es la compactaci¨®n del suelo, provocada, entre otras causas, por el paso de ciclistas. Para tratar de paliar los efectos de las bicicletas, en los ¨²ltimos a?os se han tomado medidas como la limitaci¨®n del tr¨¢nsito a los caminos existentes y la prohibici¨®n de circular por las sendas para no generar nuevos caminos. ¡°Cuando ¨¦ramos tres o cuatro mil ciclistas el impacto era mucho menor porque la degradaci¨®n era temporal y se volv¨ªa a restablecer¡±. Ahora hay tantos (el Ayuntamiento no lo tiene cuantificado) que hubo que tomar unas medidas. Estas normas, seg¨²n Carlos Buch¨®, son respetadas un 50 o un 60 por ciento de los usuarios y no se multa a los infractores porque no hay agentes para estas funciones¡±.
Cinco arroyos de cierta importancia cruzan la Casa de Campo, el m¨¢s importante es el Meaques pese a que en la actualidad, tras la construcci¨®n de un colector en su cauce, ¨²nicamente recibe el agua que se extrae del cercano suburbano. La misma suerte es la que amenaza al Antequina, el ¨²nico arroyo vivo en Madrid a d¨ªa de hoy y cuyas aguas desembocan directamente en el manzanares. ¡°En Pozuelo van a construir una urbanizaci¨®n de 5.500 viviendas que incluir¨¢ un colector de cuatro metros y medio de di¨¢metro y las aguas ir¨¢n a parar a este arroyo¡± denuncia el portavoz de la plataforma.
Fauna de aqu¨ª y de all¨¢
La riqueza cineg¨¦tica del lugar fue una de las particularidades por la que la realeza fij¨® su mirada en la Casa de Campo, aunque las especies propias del monte madrile?o no parecieron suficientes para Su Cat¨®lica Majestad. Felipe II mand¨® construir un parque zool¨®gico en la Casa de Campo hasta el que llev¨® elefantes, rinocerontes y leones desde latitudes ex¨®ticas, tal como cuenta el historiador Geofrey Parker en su libro El Rey Imprudente (Planeta 2015).
Cuatro siglos despu¨¦s, en 1962, fueron los dromedarios que el productor de cine estadounidense Samuel Bronston regal¨® al Ayuntamiento de Madrid los que habitaron parte de estas tierras. Los ejemplares, al menos tres, hab¨ªan sido utilizados para la pel¨ªcula El fabuloso mundo del circo y una vez terminado el rodaje se dejaron en una loma de la Casa de Campo.
Desde 2019, de oto?o a primavera, un reba?o de ovejas de la raza castellana Rubia del Molar de la cooperativa Los Apisquillos pasta pl¨¢cidamente en las verdes praderas de la Casa de Campo. Cuando llega el est¨ªo vuelven al frescor de la sierra. Esta pr¨¢ctica permite un aprovechamiento sostenible de los pastos, evitando incendios y mejorando la fertilidad del suelo. La asociaci¨®n Campo Adentro, que colabora en la divulgaci¨®n de este proyecto de pastoreo urbano, instal¨® una majada ef¨ªmera en madera, dise?ada por alumnos de la Universidad de Konstfack (Estocolmo).
Fue durante el gobierno de Manuela Carmen cuando volvieron a pastar las ovejas en la Casa de Campo. Esta tradici¨®n ya se intent¨® recuperar entre 2004 y 2008 pero cay¨® en desuso en la ¨²ltima d¨¦cada. Fue Carlos III, el gran promotor de la productividad de la finca, quien introdujo los cultivos y el ganado.
Pero la Casa de Campo cuenta sobre todo con habitantes silvestres estables y otros asilvestrados, como los gatos dom¨¦sticos que ya forman su propia colonia en el parque. A pesar de la omnipresencia humana, la poblaci¨®n animal de la Casa de Campo est¨¢ formada por cientos de especies, aunque no se conocen datos exactos porque el Ayuntamiento no realiza censo alguno. Buena parte la forman las aves, desde los m¨¢s peque?as como gorriones o herrerillos, a rapaces medianas como el ratonero, el azor, el milano negro, b¨²hos y lechuzas o incluso el ¨¢guila calzada.
En los cauces fluviales aunque el agua no es de la mejor calidad y en el lago, pese a ser artificial, viven infinidad de ¨¢nades reales, fochas, gallinetas o garcetas y durante el invierno, tras la marcha de vencejos y golondrinas, los acompa?an gaviotas, cormoranes y garzas reales que han llegado incluso a anidar durante el confinamiento. Con algo de suerte tambi¨¦n se puede ver alg¨²n ejemplar de mart¨ªn pescador.
Quiz¨¢s el p¨¢jaro que m¨¢s se haga notar es la cotorra argentina. El parque acoge el 70 por ciento de la poblaci¨®n de esta invasora en la regi¨®n, seg¨²n datos ofrecidos por la plataforma Salvemos la Casa de Campo. Quiz¨¢s incrementada por su escandaloso car¨¢cter, ¡°hay una cierta maldici¨®n sobre ellas porque supuestamente transmiten enfermedades cuando es falso que sean mas transmisoras que otras aves. O que quitan el espacio al resto y esto tampoco es cierto, conviven perfectamente y no siempre son las m¨¢s espabiladas individualmente¡±.
M¨¢s discretos son los jabal¨ªes, que cada vez se acercan m¨¢s a los n¨²cleos urbanos en busca de comida. Estos visitantes espor¨¢dicos acceden a trav¨¦s de los arroyos desde el Monte del Pardo. En septiembre de 2012 se grab¨® por primera vez una camada de zorros en la Casa de Campo, en una zona restringida por su alto valor ecol¨®gico conocida como el Encinar de San Pedro, en el coraz¨®n del parque. En la actualidad, seg¨²n Carlos Buch¨® ¡°la poblaci¨®n puede llegar a unos 20 ejemplares aunque es dif¨ªcil que aumente ya que se trata de una especie territorial¡±.
La abundancia de conejos es una de las claves de la presencia del zorro en el parque, un peque?o mam¨ªfero que representa tambi¨¦n la base alimenticia de otras especies como algunas rapaces o la culebra bastarda que alcanza los dos metros de longitud y se alimenta de peque?os gazapos.
Arquitectura decadente
El recinto ferial es la cara m¨¢s gris de este pulm¨®n verde. Dentro de los limites de la Casa de Campo, en su extremo sur, el bosque muta en ladrillo y asfalto. El actual recinto es el resultado de la uni¨®n de otros dos que robaron espacio al parque, primero durante el reinado de Alfonso XIII y con Franco, despu¨¦s, para la celebraci¨®n de la Feria del Campo. Sobre 67 hect¨¢reas se levantan espacios feriales en uso como el Pabell¨®n de Cristal, el Madrid Arena o el Teatro Auditorio. Junto a dotaciones del Samur y la Polic¨ªa o una escuela de vitivinicultura con un vi?edo de 2,5 hect¨¢reas, sobreviven algunos pabellones historicistas construidos en los a?os sesenta siguiendo la arquitectura t¨ªpica de diversas regiones. Hoy, los m¨¢s afortunados contin¨²an albergando se?eros restaurantes y salones de celebraciones, mientras otros languidecen (o son okupados) siguiendo la estela de otros tantos desaparecidos.
Mejor suerte parece que va a correr el Pabell¨®n de los Hex¨¢gonos, obra de los arquitectos Corrales y Molez¨²n, un hito de la arquitectura contempor¨¢nea que represent¨® a Espa?a en la Exposici¨®n Universal de Bruselas en 1958 y se traslad¨® un a?o despu¨¦s al recinto de la Casa de Campo. Tras estar al borde de la ruina, actualmente se encuentra en fase de rehabilitaci¨®n para acoger la secci¨®n de arquitectura del Museo de Arte Contempor¨¢neo de Madrid.
?sta es una de tantas actuaciones aisladas dentro de un recinto que resulta rancio e infrautilizado, repleto de coches aparcados y vallas de obra que nunca se han realizado y donde la decadencia urban¨ªstica eclipsa la obra de grandes arquitectos que dejaron aqu¨ª su firma, como Francisco Cabrero Torres-Quevedo (palacio de cristal), Alejandro de la Sota (Pabell¨®n de Pontevedra), Secundino Zuazo (Pabell¨®n de Canarias) o Germ¨¢n Valent¨ªn y Manuel Fisac (Pabell¨®n de Ciudad Real).
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