Tito P¨¦rez Mora, el artista y amo de casa que reivindica las labores del hogar
El exarquitecto benidormense presenta en Madrid ¡®Despu¨¦s de antes¡¯, una colecci¨®n de 18 piezas en torno a un trabajo invisibilizado y tradicionalmente sostenido por las mujeres
Una cama perfectamente hecha es una cumbre de la empresa humana. Tersa pero acogedora, evoca un trabajo sin fisuras, y sin embargo invita al descanso, y por tanto encierra tambi¨¦n una promesa de goce. Esta es una imagen que lleva consigo desde la ni?ez el artista Tito P¨¦rez Mora (Benidorm, 46 a?os), cuya abuela hab¨ªa fundado en su localidad natal un hotel en el que la familia viv¨ªa por temporadas. ¡°Entonces me quedaba observando el trabajo de las camareras de piso, y sobre todo me fascinaba c¨®mo hac¨ªan las camas, porque en los hoteles las hacen incre¨ªblemente bien¡±, recuerda. Cuando empez¨® a trabajar en la exposici¨®n Tito P¨¦rez Mora. Despu¨¦s de antes, que inaugura en Madrid el pr¨®ximo 27 de octubre en la Fundaci¨®n Ortega y Gasset-Gregorio Mara?¨®n (calle de Fortuny, 53), aquel recuerdo se le present¨® con nitidez, y ha determinado gran parte de las 18 piezas que la componen.
De todas ellas, quiz¨¢ la m¨¢s representativa sea un pilar compuesto por pastillas de jab¨®n Lagarto, un trabajo en apariencia muy sencillo que resume bien algunas cuestiones centrales: algo tan perecedero, humilde y cotidiano como este jab¨®n se emplea aqu¨ª como elemento estructural que sostiene todo el edificio, igual que los cuidados sostienen toda sociedad sin obtener casi nunca el reconocimiento que merecen. Procede en este punto aclarar que P¨¦rez Mora ejerci¨® la arquitectura hasta hace diez a?os, cuando decidi¨® dedicarse a la pr¨¢ctica art¨ªstica. ¡°Como arquitecto, me ve¨ªa muy condicionado por factores externos, y adem¨¢s era una actividad que no me permit¨ªa trabajar con ciertas ideas que con el arte s¨ª puedo tratar¡±, explica. ¡°Lo que siempre me ha interesado son los temas familiares e ¨ªntimos¡±.
El inicio del proyecto puede datarse el 1 de enero de 2020. P¨¦rez Mora comenz¨® entonces un ejercicio consistente en realizar cada d¨ªa, y a lo largo de un a?o, un dibujo que reflejara su realidad vital m¨¢s inmediata. Quiso sacar de la ecuaci¨®n su destreza t¨¦cnica en el dibujo arquitect¨®nico, para lo que se aplic¨® trabas como trabajar a oscuras, o con los ojos vendados, o empleando la mano izquierda. A cambio, dos circunstancias determinaron el resultado, una prevista y la otra no. La primera era el hecho de que su segunda hija hubiera nacido unos meses antes, con lo que se encontraba a¨²n en plena crianza ¨Csu esposa, auditora, desempe?a un trabajo con menor flexibilidad horaria, y ambos acordaron que ¨¦l dedicara m¨¢s tiempo a las labores del hogar y de cuidados familiares¨C, por lo que hab¨ªa trasladado su estudio de artista a una estancia de la casa. La segunda fue el confinamiento decretado aquel mismo mes de marzo ante la crisis de la covid-19, que a¨²n intensific¨® su vinculaci¨®n con el espacio dom¨¦stico. Por todo ello, el cuerpo de trabajo que desarroll¨® a continuaci¨®n ten¨ªa la casa y sus labores casi como ¨²nico horizonte.
Lola Iglesias y Beatriz P¨¦rez, comisarias de la exposici¨®n desde su plataforma curatorial Nuevos P¨²blicos, consideran que el reparto equitativo del trabajo dom¨¦stico y la valoraci¨®n justa de los trabajos feminizados, como la limpieza o el cuidado, son reivindicaciones feministas que a¨²n deben persistir: ¡°Nos encontramos muy lejos de su consecuci¨®n¡±, se?alan. ¡°Pero cuando Tito P¨¦rez Mora se hace cargo de los trabajos dom¨¦sticos en su familia, fulmina estereotipos de g¨¦nero y dinamita los mecanismos de la doble jornada femenina¡±.
¡°En efecto, todo tiene que ver con las tareas dom¨¦sticas, que hist¨®ricamente han estado m¨¢s asociadas a la mujer y lo femenino¡±, a?ade P¨¦rez Mora, que asegura provenir de un contexto familiar m¨¢s bien matriarcal. ¡°De ah¨ª la intrascendencia que siempre se les ha atribuido, y de la que he sido consciente gracias a mi experiencia. He visto en esa supuesta intrascendencia una gran profundidad, algo que se ha ido reforzando en m¨ª a medida que avanzaba en el proyecto¡±.
Pronto tuvo claro que el lugar adecuado para montar la exposici¨®n era el pabell¨®n Arniches, actual sede de la Fundaci¨®n Ortega y Gasset-Gregorio Mara?¨®n, con la que ya hab¨ªa colaborado anteriormente. El pabell¨®n fue proyectado por el arquitecto Carlos Arniches Molt¨® en 1932. Recientemente restaurado, constituye uno de los ejemplos m¨¢s elegantes y conseguidos de arquitectura racionalista de Madrid. Pero lo que m¨¢s le interesaba a P¨¦rez Mora era su funci¨®n original: desde su construcci¨®n y hasta 1939, fue la sede de la Residencia de Se?oritas, instituci¨®n dirigida por Mar¨ªa de Maeztu dedicada a albergar estudiantes universitarias. Su actual sala de exposiciones, ubicada en un semis¨®tano, era la antigua lavander¨ªa de la Residencia. ¡°Es un espacio dif¨ªcil, con poca luz, techos muy bajos y muchos pilares¡±, explica Tito P¨¦rez Mora. ¡°Pero para m¨ª era m¨¢s importante lo que ese espacio implicaba, esa vinculaci¨®n con la mujer y tambi¨¦n con las tareas dom¨¦sticas, que tener una buena sala¡±.
Todas las obras de la muestra est¨¢n realizadas con materiales que remiten al hogar. Hay manteles, s¨¢banas, toallas, ropa usada, viejo mobiliario. En 366, la instalaci¨®n de dibujos (uno por cada d¨ªa de aquel 2020 bisiesto) que ocupa una de las paredes de la sala, los papeles se han sumergido en cera de abeja para proteger su superficie: ¡°La cera se usa para preservar y nutrir los materiales, pero tambi¨¦n est¨¢ vinculado con la colmena, es decir, la casa, que es al mismo tiempo refugio y celda¡±. Esta duplicidad vuelve a aparecer con dos piezas que son sendas camisas usadas: una de ellas fue de nuevo sumergida en un ba?o de cera, lo que la hace aparecer como petrificada en su percha, y la otra se empap¨® de cloruro de hierro, con lo que va deterior¨¢ndose con el tiempo dentro de un marco acristalado.
Otra de las obras se realiz¨® a partir de una s¨¢bana blanca heredada por P¨¦rez Mora de su abuela. El artista repar¨® los rotos del tejido con hilo de sutura quir¨²rgica como si fueran heridas, y tambi¨¦n bord¨® el t¨ªtulo de la exposici¨®n, ese Despu¨¦s de antes que tom¨® prestado a su hija: ¡°Al principio iba a llamarse El lienzo en blanco no existe, pero un d¨ªa mi hija Mina dijo esas palabras y me di cuenta de que se refer¨ªan al ahora, a mi presente, as¨ª que lo adopt¨¦¡±. La idea del blanco puro como ideal inalcanzable se refleja en Paisaje dom¨¦stico. NCS (12 blancos), una instalaci¨®n de 12 lienzos pintados con distintos tonos de blanco roto, o en una escultura de pared en la que se apilan varias s¨¢banas y toallas que en su d¨ªa fueron inmaculadas, pero que el uso y el paso del tiempo hicieron derivar hacia tonos m¨¢s gris¨¢ceos o amarillentos.
La escritora brit¨¢nica Virginia Woolf aparece citada en dos obras. Una de ellas ampl¨ªa sobre un soporte textil la p¨¢gina inicial de su conocido ensayo de 1929 Una habitaci¨®n propia. En la otra, una edici¨®n de bolsillo de Matar al ¨¢ngel del hogar, que recopila dos de sus escritos en los que se enfrentaba a las expectativas de su ¨¦poca sobre el papel de las mujeres, aparece aprisionada entre dos viejas sillas de madera a las que les falta el asiento. Desde su visi¨®n de mujer blanca, europea y burguesa, Woolf enunci¨® en su momento ideas que han sido fundamentales para el movimiento feminista, muchas de las cuales giraban en torno a esa relaci¨®n del individuo con su ¨¢mbito dom¨¦stico.
Seg¨²n la interpretaci¨®n de las comisarias, ¡°esta exposici¨®n encarna la ruptura con la tradici¨®n que naturaliza la esfera dom¨¦stica como algo inherente a las mujeres y amplifica las lecturas del feminismo materialista. Trasladar asuntos de la intimidad familiar al espacio de una muestra p¨²blica promueve un espacio de reflexi¨®n y mantiene la m¨¢xima de la autora feminista Kate Millet: lo personal es pol¨ªtico¡±.
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