¡®Dise?ando la repoblaci¨®n¡¯: as¨ª conecta Andreu Carulla la Espa?a vaciada con la ¨²ltima tecnolog¨ªa
Un ¨¢rbol seco, la generosidad de los vecinos de un pueblo del Alto Arag¨®n y la complicidad de Amazon sirven a este creador, conocido tambi¨¦n como dise?ador de cabecera de El Celler de Can Roca, para hacer un llamamiento a volver al pueblo
A Andreu Carulla (Banyoles, 44 a?os) le gusta tensar la cuerda. Dise?ador de cabecera de El Celler de Can Roca, entre otras muchas facetas, este creador de productos ha evolucionado del esteticismo reinante en su sector a un empe?o en devolver al mancillado t¨¦rmino sostenible el lugar que le corresponde, por encima de postureos y falsas intenciones. Por eso, cuando recibi¨® la llamada de ?lvaro Mat¨ªas, director de Madrid Design Festival, para colaborar con su patrocinador Amazon quiso, en sus propias palabras, ¡°liarla, llevarlos al extremo. Mi idea inicial fue: ¡®Me quiero ir a un sitio donde no llegue Amazon, a lo alto de una monta?a, y que me lo entreguen todo por dron¡¯. Hasta que me dijeron: ¡®A ver, Andreu, que lo que te estamos encargando es una exposici¨®n¡¯. Y dije: ¡®OK, me centro¡±, se r¨ªe. Y Carulla sabe escuchar. Cuando le dan un marco claro de trabajo es infalible.
Busc¨® entonces conectar la Espa?a vaciada con la tecnolog¨ªa, poni¨¦ndose ¨¦l mismo a prueba al trasladar su trabajo al lugar m¨¢s remoto posible. As¨ª es como lleg¨® a Gista¨ªn (o Chist¨¦n, en castellano), un pueblo de la comarca del Sobrarbe, en Huesca, en inminente riesgo de desaparici¨®n. Apenas quedan 100 habitantes. ¡°Est¨¢ al final de un valle, donde acaba la carretera; de ah¨ª puedes pasar a Francia andando. Al entorno rural y la despoblaci¨®n le sum¨¦ otro factor: que existiera tambi¨¦n un oficio artesanal en peligro de perderse. En este caso, acab¨¦ trabajando con el ¨²ltimo artesano del valle que conoce la talla del boj, un pastor de 85 a?os sin hijos y sin aprendices. El saber de gente como ¨¦l es patrimonio cultural. Y es nuestra responsabilidad como dise?adores contribuir a preservarlo. Gracias a ¨¦l y la contribuci¨®n de otra gente del pueblo, en 10 d¨ªas me he hecho un intensivo de aprendizaje¡±.
Lleg¨® all¨ª sin nada. El alcalde le cedi¨® una borda (una caba?a destinada al refugio de pastores y ganado), que convirti¨® en estudio improvisado. ¡°Le dije: ¡®Necesito madera¡¯. ¡®Ma?ana vamos a cortar un pino seco¡¯, me respondi¨®. Y ah¨ª ya vi claro el concepto: toda la exposici¨®n est¨¢ hecha con un pino. Con ¨¦l hemos realizado una mesa de dos metros y medio, un banco igual de largo, otro m¨¢s corto, tres taburetes, cuencos y una lamparita. Todo con un acabado rudo y natural, hecho con herramientas de poca precisi¨®n, en sinton¨ªa con el entorno campestre¡±. La sierra el¨¦ctrica la puso un vecino. Lo que sobr¨® de le?a, lo us¨® para calentar la borda. Y lo que iba necesitando, lo ped¨ªa a Amazon. Su hermano Pau lo document¨® todo. Se convirtieron en la atracci¨®n del pueblo. El resultado de este proyecto se puede ver en la Instituci¨®n Libre de Ense?anza de Madrid hasta el 25 de febrero. Una muestra donde las cartelas explicativas, impresas en papel con carboncillo, son incluso m¨¢s importantes. ¡°He huido a prop¨®sito de toda esa tendencia embaucadora y estetizante del dise?o para dise?adores. El mobiliario es casi testimonial, lo importante es la llamada a volver al pueblo¡±, subraya.
Su t¨ªtulo, Dise?ando la repoblaci¨®n, apunta al futuro. ¡°Yo no quiero que esto se quede aqu¨ª. Tiene que crecer y replicarse. Hay que hacerlo en m¨¢s pueblos, intentar llamar la atenci¨®n, dinamizar artesan¨ªas¡ Si Amazon quiere poner la pasta, bienvenido sea; si no, buscaremos quien la ponga¡±. Su intenci¨®n, dice, es generar debate, poner en duda la forma de vida ultraurbanita que est¨¢ llevando el mundo. ¡°Me he sensibilizado hasta tal punto que hasta he puesto en duda si el sitio en el que vivo, aunque solo tenga 20.000 habitantes, es el indicado. No solo para m¨ª como profesional, tambi¨¦n para mis cuatro hijos, para que crezcan, conozcan y evolucionen¡±. Ese lugar es Banyoles, en Girona, una poblaci¨®n ba?ada por el influjo tel¨²rico de las aguas subterr¨¢neas de su m¨¢gico lago, junto al que han crecido creadores tan estimulantes como el cineasta Albert Serra o los artistas sonoros cabosanroque.
Cada ma?ana, Carulla va en bicicleta a trabajar al molino restaurado donde su mujer y socia, Miriam Pau, le ayuda a poner en orden su caos creativo. Hijo del due?o de una tienda de animales y una maestra de franc¨¦s, creci¨® en Banyoles queriendo ser inventor. ¡°Lo primero de lo que me sent¨ª orgulloso fue una tabla de skate que mont¨¦ con cualquier cosa que hab¨ªa por casa¡±. Despu¨¦s vendr¨ªan la bici tuneada y la moto a su medida. Hasta montar su propio estudio en 2006. En 2009, conoci¨® al chef Joan Roca, cabeza de familia de El Celler de Can Roca, en el bautizo del hijo de un amigo en com¨²n. No se le ocurri¨® otra cosa que soltarle que su vajilla era mejorable. A los pocos d¨ªas, estaba presentando sus ideas con un dossier cutre al que estaba llamado a ser el mejor restaurante del mundo. Pronto encontr¨® en el repostero Jordi Roca a su mejor c¨®mplice para sus chaladuras. ¡°No siempre se las colamos a los otros hermanos, ?eh? Tenemos una buena colecci¨®n de fracasos que igual deber¨ªamos airear alg¨²n d¨ªa. Porque, aunque sea un t¨®pico decirlo, se aprende siempre m¨¢s de los fracasos¡±, se r¨ªe. Entre sus grandes ¨¦xitos, ¡®colar¡¯ los cubiertos que dise?a junto a sus hijos, tres ni?as y un ni?o de entre 13 y 2 a?os. Cada vez que uno de ellos cumple los 4 a?os, le pide que pinte lo que se le ocurra¡ As¨ª es como han acabado los comensales de El Celler, por ejemplo, trinchando sus postres con dinosaurios jur¨¢sicos de lat¨®n macizo.
A aquellos primeros platos pronto sum¨® un carrito de postres, cubiertos, m¨¢s platos, copas, botellas¡ Cuando en 2021 los Roca inauguraron Normal, su otro restaurante en la ciudad de Girona, se hizo cargo de cada detalle. ¡°Ahora estamos trabajando en una cosa muy gorda que abren en un par de meses¡±, dice tratando de preservar el misterio sobre Roca Sant Juli¨¤, el centro gastron¨®mico y cultural en el Castell de Sant Juli¨¤ de Ramis, que contar¨¢ con hotel y restaurante. Con Tramo, el restaurante de reciente apertura en Madrid de los responsables de Mo de Movimiento, puso a prueba su capacidad para definir los asientos, precisamente, por tramos. Para los bancos corridos, utiliz¨® m¨®dulos cer¨¢micos moldeados por extrusi¨®n que sirven, adem¨¢s, como sistema de calefacci¨®n y refrigeraci¨®n natural del local.
Su experiencia con el dise?o sostenible en espacios gastron¨®micos da ahora un triple salto con Air, el restaurante concebido por OMA, el estudio de Rem Koolhaas, que se inaugura estos d¨ªas en Singapur. En ¨¦l militan Matt Orlando, ex jefe de cocina de Noma, y el que fuera considerado hace un par de a?os mejor repostero del mundo por Restaurant, Will Goldfarb. A cargo de Carulla corren la iluminaci¨®n y el mobiliario a medida realizado en Bali a partir de pl¨¢sticos reciclados. ¡°Bali es un para¨ªso tur¨ªstico y un para¨ªso para la artesan¨ªa, est¨¢ en cada esquina. Pero tambi¨¦n es un para¨ªso en peligro por la basura que contamina sus aguas¡±. El d¨ªa en que el empresario Ronald Akili, fundador de Air y una de las diez mayores fortunas de Indonesia, se encontr¨® surfeando junto a su hijo rodeado de pl¨¢sticos, decidi¨® tomar cartas en el asunto. Con el lujoso resort Desa Potato Head, se ha propuesto dinamizar las consignas del turismo sostenible. ¡°Cuando vio los taburetes que hicimos desde mi estudio para El Celler a partir del porexpan [esa especie de corcho blanco utilizado en cajas para la conservaci¨®n y transporte de alimentos perecederos] que desechan en el propio restaurante, Akili me invit¨® a visitar el resort con toda mi familia. Sin compromiso, solo por si se me ocurr¨ªa algo¡±. El resultado de sus ensayos y errores est¨¢ en las sillas que ahora pueblan el restaurante Air. En ellas utiliza la t¨¦cnica tradicional de wrapping balinesa sustituyendo el cl¨¢sico rat¨¢n por ¡°gusanitos¡± de porexpan recuperado.
Carulla lo tiene claro: ¡°Los dise?adores tenemos total responsabilidad sobre el producto final, porque siempre se empieza desde una hoja en blanco. Tenemos que dejar ya este juego tan tonto y cansino de que si esto es reciclado o reciclable. Hoy existen muchas t¨¦cnicas m¨¢s sostenibles que no hay que venderle a un cliente, sino que deber¨ªan ser obligatorias, de base. Por ejemplo, la granza virgen [los famosos pellets que han inundado las playas de Galicia] fuera, prohibida, te espabilas con otra cosa. El pl¨¢stico nuevo no tendr¨ªa que existir, o utilizarse en el porcentaje m¨ªnimo para garantizar la resistencia y durabilidad de un producto¡±.
Siguiendo estos preceptos, es f¨¢cil imaginar a Andreu Carulla como un moderno William Morris. El impulsor del movimiento Arts & Crafts en el siglo XIX construy¨® la m¨ªtica Red House en mitad del campo para rodearse de otros chalados de lo artesanal empe?ados en reinventar la belleza en un mundo asediado por el empuje industrial. Se r¨ªe, aunque deje entrever un poso reflexivo: ¡°No s¨¦ lo que me espera en el futuro. Por desgracia, cada vez pienso m¨¢s que igual est¨¢ fuera de Espa?a, porque aqu¨ª la clase pol¨ªtica es un asco y cada vez es m¨¢s dif¨ªcil vivir. Con mi mujer muchas veces creo que estar¨ªamos mejor en Finlandia o no s¨¦. Pero siempre en el campo. Y rodeados de chalados entregados a redise?ar la manera en que funciona este mundo, eso seguro, otros motivaos como yo¡±.
La exposici¨®n ¡®Dise?ando la repoblaci¨®n¡¯, de Andreu Carulla, forma parte del Madrid Design Festival y puede visitarse en la Instituci¨®n Libre de Ense?anza (P? del General Mart¨ªnez Campos, 14).
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