Antwaun Sargent, el visionario treinta?ero con la misi¨®n de acabar con el simplismo de la categori?a ¡®artista negro¡¯
El estadounidense, que filtra para las e?lites la belleza del pulso de la calle, es una voz discordante en el mundo de la cri?tica y el comisariado arti?sticos. Y, desde el pasado enero, tambi¨¦n es el director de Gagosian, una de las galeri?as ma?s poderosas del mundo
Desde hace al menos una de?cada, hay una parte de la sociedad que entiende poco de lo que esta? pasando. Los movimientos antirracistas, feministas y LGTBI; la volatilidad de las etiquetas, el frenesi? de lo viral y la caducidad de muchas certezas establecidas han dejado fuera de juego a una parte significativa del establishment que, con el poder todavi?a en la mano, intenta pactar desesperadamente con el nuevo orden. En ese contexto, una de las galeri?as ma?s poderosas del mundo, Gagosian, rompio? la baraja el pasado enero al nombrar como director a Antwaun Sargent (Chicago, 33 an?os), una voz discordante en el mundo de la cri?tica y el comisariado arti?sticos, que filtra para las e?lites la belleza del pulso de la calle. El pasado 24 de junio present¨® en la prestigiosa galer¨ªa neoyorquina Social Works, una exposici¨®n que explora la f¨¦rtil intersecci¨®n entre el arte y la pr¨¢ctica social dentro de la comunidad negra que podr¨¢ verse hasta el 13 de agosto.
Sargent ha puesto una pica en Flandes y no duda en dar prioridad a los artistas negros. ¡°Una cosa es la visibilidad y otra muy distinta es el cambio: hemos sobrecorregido lo visible pero hemos infracorregido en manos de quie?n esta?n las decisiones. Creo que la fluidez, la flexibilidad y la capacidad de perdonarnos tambie?n deben tener autoridad en nuestras instituciones culturales. Lo que hacemos con nuestros cuerpos puede quedar reflejado en las instituciones que comisariamos y dirigimos¡±, explica. Ahora, desde el privilegio, tampoco quiere bajar la guardia ni la autocri?tica: ¡°Puedo decir que soy negro y gay y esa identidad me protege de generar ma?s desigualdad. Pero creci? en el sistema y es importante ser consciente de eso. Incluso cuando intentas crear nuevas formas de hacer las cosas, hay muchos ha?bitos que desaprender, muchas consecuencias en nuestros actos de las que no somos conscientes¡±, afirma.
Su lucidez y su criterio han sido su trampoli?n. Tras escribir para The New York Times, The New Yorker o Buzzfeed, Sargent publico? en 2019 el libro The New Black Vanguard, que se convirtio? en la biblia de la nueva generacio?n de foto?grafos negros. Era una deslumbrante recopilacio?n de artistas hasta el momento casi invisibles para el sistema con los que Sargent restrego? en la cara de los expertos la cantidad de belleza que la cultura dominante estaba dejando pasar por puro desconocimiento de una escena que, lejos de ser un gueto o un nicho, se desbordaba en su diversidad. ¡°Todo mi trabajo rechaza esa idea monoli?tica sobre la identidad del artista negro¡±, explica. ¡°Se habla mucho de comunidad, de deseo, de representacio?n. Pero hablamos de artistas afroamericanos, o afrolatinos, o afroeuropeos o africanos. Las condiciones de estos foto?grafos son muy diferentes. Incluso en una ciudad como Londres, Nadine Ijewere o Campbell Addy no tienen nada que ver. Y lo mismo en Estados Unidos, donde Tyler Mitchell o Quil Lemon [que este an?o ha documentado los Oscar para Vanity Fair] esta?n en Nueva York pero son muy distintos. Examinar esa diferencia es enormemente importante¡±.
Para Sargent, la diversidad verdadera de su trabajo de comisariado se encuentra en la naturaleza polivalente y resbaladiza del deseo de los artistas. ¡°Me interesa el deseo como combinacio?n entre lo que como cultura encontramos atractivo y bello, pero tambie?n como algo que es totalmente individual: es lo que tu? deseas. Y eso es interesante, porque la fotografi?a es un arte basado en los deseos de quien crea la imagen, la produce y la construye. Tratarlas como actos de anhelo es muy diferente a tratarlas como actos de representacio?n. A veces coinciden, pero a veces no¡±, apunta.
Meses despue?s de la publicacio?n del libro, muchos de los foto?grafos antologados firmaban las ima?genes del momento: Tyler Mitchell retrato? a Kamala Harris para Vogue; Awol Erizku, a la poeta Amanda Gorman para Time; Arielle Bob-Willis, a Lady Gaga para Valentino y a Billie Eilish para The New York Times. Sargent convivio? casi como un etno?grafo con estos artistas para ser una voz autorizada. ¡°Creo que el trabajo de comisario empieza con la investigacio?n. En estos diez an?os he entrevistado a muchos foto?grafos del libro, como Awol Erizku. Hay otros que esta?n surgiendo y quiza? no perduren, pero tienen algo profundo que decir sobre el instante, algo que merece la pena. Creo que eso es lo que la cultura pide ahora. Mucha gente esta? intentando romper con las tradiciones, con la historia del arte, con lo que se supone que es un museo, una galeri?a o una revista¡±.
Tras el e?xito cosechado, Sargent edito? en 2020 otro volumen, esta vez titulado Young, Gifted, and Black, y empezo? una exposicio?n itinerante en San Luis (Misuri) que ha pasado por Australia, Catar y llegara? a Europa el 4 de julio con ocasio?n de Les Rencontres de la Photographie de Arle?s, en Francia. Es una muestra que cambia sus integrantes, como respuesta a la naturaleza fluctuante de los tiempos. ?Cua?l sera? el plantel? Sargent tiene sus ma?s y sus menos con su debut en el viejo continente y el escepticismo europeo sobre el activismo a la americana. ¡°Francia se tira de los pelos ante la llegada del espi?ritu woke [comprometido con las reivindicaciones de raza y ge?nero] de Estados Unidos, y esa postura me parece muy loca. Muchos de los pensadores en los que se basan estos movimientos, como Foucault, Derrida o Stuart Hall vienen de la escuela europea, el lenguaje antirracista tiene mucho de su origen en Europa¡±, explica, y arremete tambie?n contra los que tildan a la generacio?n woke de ser un nuevo producto capitalista.
¡°Todos lidiamos con el liberalismo. Los artistas son ma?s o menos libres, pero esta?n atados a los mercados. ?Quie?n esta? en las juntas directivas de estos museos? Capitanes de la industria. Tenemos que pensar en nuestras instituciones culturales del mismo modo en que pensamos en las instituciones poli?ticas, donde el Congreso parece de otra era. Ese cuello de botella tambie?n esta? en el mundo cultural¡±, explica. ¡°Ha habido algunas dimisiones, pero eso no significa que los que los han sustituido hayan trai?do el cambio¡±.
Sargent apunta que lo que parece un movimiento impulsivo es, en realidad, un camino muy largo que empezo? hace an?os y al que todavi?a le queda mucho por recorrer. De hecho, considera que su e?xito no es en realidad representativo. ¡°Cuando me dicen que resuma el camino que he recorrido para llegar hasta aqui?, digo que ha sido una mezcla de trabajo duro y algo de brillantez, pero tambie?n suerte en la ma?s amplia concepcio?n del te?rmino¡±. Proviene de una familia afroamericana de clase media de Chicago, donde vivio? una adolescencia de activismo poli?tico durante la cual colaboro? con la campan?a al Senado de Barack Obama en 2005. Con esa vocacio?n inicial, estudio? Poli?ticas en Georgetown y fue becario en el equipo de Hillary Clinton para las elecciones presidenciales de 2016, ¡°leyendo las cartas con todas esas cosas horribles que nos escribi?an¡±.
La experiencia le gusto?, pero decidio? que no queri?a dedicarse a eso. Y, casi por inercia, acabo? en Nueva York con 21 an?os, donde se dio cuenta que los co?digos no eran aptos para personas con recursos medios. ¡°En Chicago, cuando era pequen?o, iba a museos y teni?a una vida cultural muy rica, pero mis padres nunca habri?an visto bien que trabajase con un sueldo que no me diera para vivir o una beca directamente no remunerada. Me hubiesen preguntado, ¡®?entonces que? sentido tiene ese trabajo?¡±, relata. Pero teni?a esa suerte que mencionaba antes: la llegada del Obamacare le hizo no preocuparse por el seguro me?dico, se puso a trabajar como profesor y conocio? a JiaJia Fei, que trabajaba en la parte digital del museo Guggenheim y se lo llevo? a miles de eventos y fiestas. Empezo? a dejar testimonio en redes de toda esa experiencia y se convirtio? en influencer. ¡°?Quie?n me iba a decir que la llegada de Instagram me permitiri?a hacer dinero para poder escribir por cuatro duros? Eso fue lo que mantuvo mi carrera como periodista freelance. Me pagaban miles de do?lares por poner una puta foto mi?a¡±, explica. Visto lo fortuita que resulta su historia de e?xito, o quiza? lo fortuito que resulta ese mundo que tiene en jaque a las viejas estructuras, Sargent concluye: ¡°Tengo ganas de ver cua?nto de real tiene este cambio de paradigma. Yo he encontrado mi lugar en el mundo del arte, pero de una manera que no se puede replicar¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.