La f¨®rmula del ¨¦xito de los azulejos de barro que se fabrican en M¨¢laga y se los rifan desde Portugal hasta Par¨ªs
La firma Todobarro recupera la tradici¨®n cer¨¢mica malague?a con dise?os geom¨¦tricos, arcillas de color y ladrillos de textura antigua que trasladan a todo tipo de negocios y viviendas. El a?o pasado su facturaci¨®n super¨® el medio mill¨®n de euros
Dicen que en las crisis hay quien llora y quien hace pa?uelos. Pedro Rosa, malague?o de 47 a?os, es de los segundos. Aprovech¨® la explosi¨®n de la burbuja inmobiliaria para reinventar su negocio mirando al futuro con un ojo en el pasado. Junto a investigadores, dise?adores y artesanos ha desarrollado una colecci¨®n de ladrillos de textura antigua, figuras geom¨¦tricas y azulejos desgastados cuya demanda no para de crecer.
La labor de Todobarro es hoy un caramelo para estudios de interiorismo, decoraci¨®n y arquitectura, que trasladan sus dise?os a negocios y viviendas de todo el Mediterr¨¢neo. Rosa, que igual rema en una j¨¢bega que rescata aves marinas en peligro, ha sabido actualizar la tradici¨®n cer¨¢mica a base de remangarse, mancharse las manos, rodearse de un equipo multidisciplinar y mucha paciencia. ¡°En la econom¨ªa actual, el conocimiento colectivo es fundamental¡±, subraya el cofundador y m¨¢ximo responsable. La compa?¨ªa, con sede en M¨¢laga, es ya en una de las referentes de la neoartesan¨ªa dirigida a la arquitectura. Su facturaci¨®n super¨® en 2020 el medio mill¨®n de euros, un 40% m¨¢s que el a?o anterior.
Para conseguirlo, uno de los aspectos que m¨¢s ha cuidado ha sido la forma de comunicar sus proyectos. Un paseo por sus redes sociales ofrece una galer¨ªa llena de patrones contempor¨¢neos que atrapan desde el primer momento. Ofrecen mosaicos, teselaciones y dise?os con sello de autor acompa?ados de atrezo sure?o, como unos boquerones o un plato de porra antequerana. ¡°Son muy bonitas, pero hasta llegar a esas fotograf¨ªas hay much¨ªsimo trabajo detr¨¢s¡±, asegura Rosa. Para entender ese viaje, que comenz¨® en 2008, hay que desplazarse unos 40 kil¨®metros al este de la capital malague?a, hasta V¨¦lez-M¨¢laga.
All¨ª se ubica el tejar de los hermanos Lobillo, las instalaciones que han visto crecer a la compa?¨ªa. Sus dos hornos ¨¢rabes son el doble coraz¨®n que hace bombear la savia artesana. ¡°Uno cuece y otro enfr¨ªa¡±, dice con sencillez Antonio Lobillo, uno de los responsables del recinto que sabe que tras sus palabras hay muchas horas de trabajo. En el tejar la actividad siempre es intensa.
Los artesanos dan forma, con destreza y cari?o, a multitud de formatos desde hace d¨¦cadas. Ahora acaban en lugares como los restaurantes Ba?adera (Sevilla), Santita (Madrid) o el caf¨¦ Partage (Par¨ªs), adem¨¢s de apartamentos en Sines (Portugal) o villas de lujo en la Costa del Sol, entre otros proyectos. El 75% de la clientela de Todobarro es nacional. El resto se concentra principalmente en Portugal, Francia y Reino Unido, aunque ahora han abierto una puerta hacia Estados Unidos y, quiz¨¢, pronto hacia el norte de Europa.
Las buenas expectativas no siempre fueron las mismas. A Pedro Rosa la crisis de 2008 le golpe¨® fuerte. Hasta aquel a?o se dedicaba al dise?o de viviendas unifamiliares con materiales r¨²sticos procedentes de derribo, como hierros, vigas y viejas baldosas. ?l adquir¨ªa el material y lo vend¨ªa para su uso en mansiones de Miami, California o la Costa Azul. El producto que m¨¢s le llam¨® la atenci¨®n fue el barro antiguo: ladrillos desgastados por el tiempo. Tradicionalmente cuidados con jab¨®n de PH neutro y cera, ofrec¨ªan una textura sedosa ¨²nica.
¡°Eran una maravilla, pero ten¨ªan un problema: era un producto limitado, depend¨ªa de las demoliciones¡±, recuerda Rosa. Noqueado por la crisis inmobiliaria, pens¨® que era el momento de reinventarse. Se hizo una pregunta: ¡°?Y si puedo conseguir la textura, sedosidad y color de esos viejos ladrillos?¡±. Tras patearse Espa?a en busca de los mejores artesanos, los encontr¨® cerca, en V¨¦lez-M¨¢laga, donde existe una larga tradici¨®n cer¨¢mica con origen en la ¨¦poca ¨¢rabe. Generaci¨®n tras generaci¨®n, ha llegado al siglo XXI casi intacta. ¡°Hab¨ªa que aprovechar su conocimiento¡±, a?ade el empresario.
El camino no fue f¨¢cil. El primer paso fue aprender de los propios artesanos, asimilar su sabidur¨ªa. El segundo, buscar la innovaci¨®n. Ah¨ª pinch¨® en hueso. Cambiar las pastas de arcilla, los cl¨¢sicos moldes de madera o metal y los procesos de elaboraci¨®n heredados por transmisi¨®n familiar eran iniciativas vistas como una herej¨ªa por un sector que ha trabajado toda la vida bajo las mismas certezas.
Poco a poco fueron accediendo. Por ejemplo, a cambiar la receta del barro en busca de una trama m¨¢s fina y suave en el resultado final. De forma paralela, desarrollaron formas geom¨¦tricas. Partieron de un tri¨¢ngulo, un cuadrado y un hex¨¢gono para conseguir numerosas combinaciones. Luego, fueron ampliando el sistema con elementos que siempre pod¨ªan adaptarse unos a otros a trav¨¦s de piezas llave. M¨¢s tarde, decidieron vender ladrillos a distancia a trav¨¦s de internet eliminando los intermediarios. A?adieron colaboradores con los que asentar el proyecto, como Innovarcilla, centro tecnol¨®gico de la cer¨¢mica con sede principal en Ja¨¦n, con quienes comenzaron a investigar los tipos de pastas y barro.
La propia empresa cre¨® su laboratorio en el municipio de Casabermeja, al norte de M¨¢laga, donde desarrollan investigaciones. Con todos estos ingredientes, lograron crecer y alcanzar su objetivo: la textura antigua. ¡°Es uno de nuestros secretos¡±, a?ade Samuel Vega, responsable de marketing. Lo hacen en unas m¨¢quinas donde peque?os trozos de cer¨¢mica rozan lenta y constantemente los ladrillos, desgast¨¢ndolos. Consiguen en horas lo que el uso en siglos.
Todos esos a?os de trabajo se ven, condensados, en cajas apiladas junto a las paredes de las oficinas de la empresa en el centro de M¨¢laga, frente al mar. En ellas hay muestras de todo el cat¨¢logo de piezas desarrolladas. A las formas geom¨¦tricas -elaboradas a partir de moldes de pl¨¢stico reciclado realizados por impresoras 3D- se han ido sumando distintos colores de arcilla -blanco, paja flameada, ¨¢mbar, salm¨®n, rojiza, pizarra y baraca- con superficies que nunca son totalmente id¨¦nticas, pues las llamas de los hornos aportan variaciones crom¨¢ticas.
Tambi¨¦n hay dos colecciones de autor realizadas por los dise?adores Dami¨¢n L¨®pez y Carlos Jim¨¦nez, quienes tambi¨¦n se encargan de la direcci¨®n de arte fotogr¨¢fica. Lanzadas al mercado el pasado mes de febrero, ambas parten de una misma idea: M¨¢laga como musa. Jim¨¦nez desarroll¨® un trabajo basado en la serie Verano Azul y su escenario protagonista, Nerja. A partir de ah¨ª plantea ¡°cuatro piezas con las que se pueden hacer infinitas composiciones¡±.
L¨®pez, por su parte, pase¨® la ciudad de sus padres, la propia V¨¦lez-M¨¢laga, para inspirarse en su arquitectura. ¡°Me marqu¨¦ el reto de desarrollar un lenguaje m¨¢s org¨¢nico, as¨ª que me fij¨¦ especialmente en las geometr¨ªas con curvas¡±, explica. Sobre todo, en los arcos de medio punto y los c¨ªrculos de iglesias y otros edificios. A partir de ellos sac¨® seis elementos que ofrecen numerosas combinaciones y se pueden conectar con otros elementos rectos del cat¨¢logo.
Con las manos llenas de barro, en el tejar vele?o los artesanos realizan, una a una, cada una de las piezas de estas colecciones y el resto de los formatos de la empresa. Tienen mucho camino por delante. A sus dos hornos ¨¢rabes -que funcionan con madera de aguacate del entorno y orujo de aceituna, y que pronto ser¨¢n remodelados para conseguir su est¨¦tica original- se sumar¨¢ pronto otro de biodiesel para experimentar con el gres r¨²stico.
En los centenares de metros cuadrados donde se prepara el material y se seca, tambi¨¦n se investigan nuevos usos, como la segunda vida que se pretende dar a las piezas que se van rompiendo en su elaboraci¨®n. Los planes de Todobarro tambi¨¦n pasan por ampliar instalaciones junto al arquitecto Pablo Farf¨¢n, creando b¨®vedas, creciendo en altura para ganar espacio y reutilizando el calor de los hornos para agilizar el secado, que hoy dura entre dos y tres semanas dependiendo del parte meteorol¨®gico.
¡°Si nuestros antepasados hubieran tenido acceso a esta tecnolog¨ªa, tambi¨¦n lo hubieran hecho as¨ª¡±, opina Pedro Rosa, quien ha innovado hasta en el empaquetado de su producto: no se apila en pal¨¦s, sino dentro de unos cercos desmontables, retornables y reutilizables que hoy son de madera y ma?ana, conf¨ªan, de pasta de la ca?a que crece junto al tejar. La firma tambi¨¦n ofrece un servicio para tratar y cuidar el barro, evitando que se manche.
Lejos de conformarse, la empresa se encuentra en plena revoluci¨®n. Tras rescatar la textura antigua, ahora se han lanzado al desarrollo de azulejos esmaltados y desgastados. ¡°No buscamos la perfecci¨®n de cada pieza, sino que cada una sea singular, porque eso hace paredes ¨²nicas¡±, a?ade Rosa, cuyo equipo ya trabaja en el desarrollo de nuevas l¨ªneas de arquitectura bioclim¨¢tica. Buscan la integraci¨®n de la naturaleza en los productos cer¨¢micos.
Ahora dise?an maceteros que facilitan el mantenimiento de las plantas, con los que promueven las especies aut¨®ctonas de exterior gracias a estudios de la Universidad de M¨¢laga. Tambi¨¦n trabajan en sistemas hidrop¨®nicos que permitan el desarrollo de jardines colgantes incluso en interiores. Un proyecto piloto, en su propia oficina, sirve de ejemplo. Incluso desarrollan tuber¨ªas de barro al estilo de los atanores tan frecuentes en lagares y cortijos.
¡°Todo ello confluye en una celos¨ªa modular que incluye canales que transportan el agua a modo de acequia, con el barro creando un efecto botijo refrescando el ambiente¡±, insisten en Todobarro, cuya aspiraci¨®n ¨²ltima es el rescate del patio andaluz. ¡°La casa andaluza tradicional es la que tira de todos nuestros dise?os¡±, concluye Rosa. La sombra de una parra, baldosas de barro, una alberca y unas macetas con geranios. ?Se puede aspirar a m¨¢s?
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