El inquilino m¨¢s lujoso de la Casa Batll¨®
La emblem¨¢tica casa barcelonesa acoge hasta junio una tienda temporal de Cartier que traslada a su terreno algunas de las obsesiones est¨¦ticas de Gaud¨ª, desde la pasi¨®n por la naturaleza hasta el rechazo de la frialdad del racionalismo
Quien visite hoy el n¨²mero 43 del Passeig de Gr¨¤cia en Barcelona se encontrar¨¢ con una Casa Batll¨® que ha sabido preservar su fondo modernista, pese a que los interiores del edificio hayan pasado en los ¨²ltimos a?os por una reforma considerable. Para ir al s¨®tano, donde actualmente figura un espacio de experiencias inmersivas, hay que bajar por una escalera flotante de 13 toneladas de m¨¢rmol negro esculpido a mano que serpentea con un cortinaje de cadenas de aluminio a cargo del arquitecto japon¨¦s Kengo Kuma. Much¨ªsimos espejos interactivos se reparten por las plantas superiores. Y en el vest¨ªbulo, su escalera original de madera de roble conduce ahora a la tienda que Cartier ha ubicado en la primera planta, y que estar¨¢ abierta hasta el pr¨®ximo mes de junio, cuando su tienda insignia en el mismo Passeig de Gr¨¤cia termine de renovarse al completo.
Se trata de un traslado temporal, s¨ª, pero eso no significa que la casa parisiense haya dise?ado deprisa y corriendo este espacio de 300 metros cuadrados. En su interior cuenta con dos espacios ¨Cuno para sus colecciones y el otro destinado a actividades culturales¨C en los que cada detalle se ha cuidado al m¨¢ximo. Las butacas y sof¨¢s esculturales, las l¨¢mparas de vidrio soplado de los techos o los suelos que se prolongan en los elevados frisos de la pared a partir de una madera noble son el resultado del mimo con el que han dise?ado esta nueva y ef¨ªmera boutique que cuenta incluso con un se?or engalanado con el m¨ªtico uniforme de botones rojo de la marca cuya misi¨®n es recibir a los clientes desde el acceso propio del que dispone la tienda, porque en realidad ocupa un puesto privilegiado: justo en el primer piso, la llamada planta noble, vivi¨® el empresario textil Josep Batll¨® que adquiri¨® el edificio en 1903.
La idea de Batll¨® era derribar el edificio pero Gaud¨ª, a quien le encarg¨® levantar la casa de cero, propuso una remodelaci¨®n estructural. Y eso hizo. El arquitecto redistribuy¨® los tabiques interiores, a?adi¨® un quinto piso, cambi¨® la fachada por su trencad¨ªs estrella que todav¨ªa luce junto a los balcones hechos con piedra de Montju?c y barandillas de hierro, y resolvi¨® la falta de luz a la que acostumbraban los edificios del Eixample ampliando el patio de luces. La obra dur¨® de 1904 a 1906, y fue toda una revoluci¨®n arquitect¨®nica.
Tanto que un siglo despu¨¦s, en 2005, la Casa Batll¨® pas¨® a ser Patrimonio Mundial por la Unesco. En 2021 se declar¨® mejor monumento del mundo del a?o. Y en 2022, Cartier se ha convertido en el primer inquilino que el complejo acoge desde hace d¨¦cadas, tal y como explica el equipo directivo del edificio: ¡°Con la firma hemos retomado la maravillosa tradici¨®n de contar con vecinos artistas y creativos¡±. El primero fue la compa?¨ªa cinematogr¨¢fica francesa Path¨¦ Fr¨¨res, que en 1907 mont¨® una tienda en los bajos de la casa aprovechando la llegada de la gran pantalla a Barcelona. ¡°En los a?os cuarenta y cincuenta tambi¨¦n pasaron por aqu¨ª los estudios de animaci¨®n Chamart¨ªn, creadores de los populares dibujos Zipi y Zape, o la galer¨ªa de arte Syra, la primera de la ciudad dirigida por una mujer¡±, explican.
La diferencia est¨¢ en que la marca francesa s¨ª tiene un planteamiento an¨¢logo al que Gaud¨ª imprimi¨® en cada rinc¨®n de la casa. Su hist¨®rica colecci¨®n lo demuestra: desde que el fundador de Cartier empezara a armarla en 1847, cuando el negocio familiar naci¨®, a ella se le fueron sumando piezas alejadas de lo t¨ªpico del XIX. O sea, joyas y relojes que mezclaban el diamante con ¨®nix, rub¨ªes y esmeraldas, con tonos llamativos y motivos sacados de la naturaleza, ya fueran plantas y ¨¢rboles o animales ex¨®ticos, y cuyas formas anticiparon el art d¨¦co en Par¨ªs. De hecho, lo hicieron al mismo tiempo que el arquitecto catal¨¢n rechaz¨® el racionalismo. En vez de l¨ªneas rectas, en Casa Batll¨® solo hay superficies onduladas, y casi todas parten de la fauna y flora del Mediterr¨¢neo con sus tonos vibrantes incorporados a lo largo y ancho del edificio.
En la tienda, esa semejanza tambi¨¦n se subraya. Lo cuentan desde la firma parisiense: ¡°Los decoradores de nuestra maison han establecido un di¨¢logo a trav¨¦s de im¨¢genes entre las creaciones bot¨¢nicas y zoom¨®rficas de Cartier y los c¨®digos m¨¢s emblem¨¢ticos de Gaud¨ª¡±. De las paredes cuelgan cuadros en los que se compara, por ejemplo, un collar XXL con el trencad¨ªs de la fachada, o la b¨®veda de la terraza superior ¨Csus tejas simulan las escamas de un drag¨®n fant¨¢stico¨C con un camale¨®n en formato broche acompa?ado de incrustaciones de zafiro a lo largo de su lomo, id¨¦nticas a las perforaciones ovaladas de los balcones. La boutique en s¨ª alberga much¨ªsimos m¨¢s paralelismos. Solo que algunos, al no ser tan evidentes, requieren una visita en primera persona para poder descubrirlos.
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