Nacho Vegas: ¡°La derecha ha ganado la batalla de la cultura porque la entiende como una red de emociones¡±
En su nuevo disco, ¡®Oro, salitre y carb¨®n¡¯, Nacho Vegas hace un repaso a la pasada d¨¦cada, que arranc¨® sacando a la gente a las plazas un 15 de mayo y termin¨® encerr¨¢ndola en casa un 14 de marzo
Superada la barrera psicol¨®gica de los cien minutos de entrevista v¨ªa Zoom, que han volado mientras cae el atardecer en Gij¨®n, y con el refuerzo de un par de dispendios dom¨¦sticos ¨Ccigarrillos de tabaco de liar y gafas de ver¨C, Nacho Vegas (Gij¨®n, 1974) desentra?a una de las maravillas de la contradicci¨®n humana: ¡°?ltimamente me pregunto qu¨¦ nos ha ense?ado la crisis de 2020 y me vienen sentimientos encontrados. Pens¨¦ que ¨ªbamos a aprender a valorar una sanidad p¨²blica de calidad y a dejar de lado los reproches. En Gij¨®n hubo iniciativas vecinales ejemplares y, por otro lado, se desvalijaron las secciones de papel higi¨¦nico. Mi estado es de razonable escepticismo¡±. Para comprender la magnitud de las letras de sus canciones ¨Cdepositarias de la melancol¨ªa de miles de seguidores en ambas orillas del Atl¨¢ntico¨C, conviene darse un paseo por una discograf¨ªa envuelta en distorsiones emocionales, himnos de inspiraci¨®n noct¨¢mbula y proclamas de factura feminista.
Tras 20 a?os en solitario, el cantautor asturiano que sali¨® del indie, (en los noventa fue componente de Manta Ray) saborea su d¨¦cimo ¨¢lbum, Oro, salitre y carb¨®n, que sufri¨® los retrasos propios de 2020. Muchas cosas han pasado en esas dos d¨¦cadas. Tras un inicio introspectivo, y un disco a medias con Enrique Bunbury en 2006 que le abri¨® las puertas del mercado latinoamericano, su m¨²sica fue adquiriendo compromiso social y es hoy una de las voces m¨¢s populares de la izquierda. Enfundado en su implacable melena y con esa mirada a medio camino entre la seducci¨®n y la sedici¨®n, se limita a sonre¨ªr: ¡°El disco es el testimonio de una d¨¦cada convulsa. Empez¨® con la intensidad del 15-M y acab¨® con una pandemia y con la ascensi¨®n de una ultraderecha envalentonada. Traza un camino a golpe de encantos y desencantos¡±.
El disco es un recopilatorio ¡°en el que no hay ning¨²n descarte¡±. Expl¨ªquese. Un ¨¢lbum debe componer un relato, por eso quedan canciones descartadas. Son rarezas que suelen ir en los EP, un formato que siempre reivindico. Este disco demuestra que no son canciones menores, tienen entidad por s¨ª mismas como Me lo dijo un ¨¢ngel, Reality o Fabulaci¨®n, tema in¨¦dito que termin¨¦ en el confinamiento, y en los directos del ¨²ltimo concierto de Viol¨¦tica en Madrid.
El tema La ¨²ltima atrocidad lo interpreta junto a Cristina Mart¨ªnez (El Columpio Asesino), ?c¨®mo surgi¨® la colaboraci¨®n? Me rondaba la idea de escribir un di¨¢logo al estilo Pimpinela, pero m¨¢s punk. Pens¨¦ enseguida en Cristina, que lo interpret¨® como una mujer empoderada y macarra. As¨ª se vio en el directo del Circo Price, que marc¨® el adi¨®s a la discogr¨¢fica Marxophone y mi llegada al nuevo sello, Oso Polita.
?Cu¨¢ndo empez¨® a interesarse por la obra de ?ngel Gonz¨¢lez? La poes¨ªa la descubr¨ª en la universidad gracias a una antolog¨ªa de poetas de un profesor. Ah¨ª descubr¨ª a algunos de mis referentes: Constantino Cavafis, Fernando Pessoa, Leopoldo Mar¨ªa Panero¡ reconozco que no hab¨ªa ninguna mujer. La figura de ?ngel Gonz¨¢lez es esencial en Asturias. Sus poemas, como los de Gloria Fuertes, tienen esa cosa pop confesional y autopar¨®dica, parecen canciones. Me inspir¨¦ en ¨¦l para componer Me lo dijo un ¨¢ngel. Aunque no siempre son referencias literarias, mis letras surgen en el s¨²per, en un bar o leyendo el peri¨®dico.
?Cu¨¢les deber¨ªan ser las prioridades de este Gobierno? ?ltimamente se ha extendido un discurso abiertamente racista. Lo que deber¨ªa normalizarse es el antifascismo, no el fascismo. Un Gobierno de izquierdas deber¨ªa garantizar servicios p¨²blicos universales, sin excepciones. Por el contrario, se ha centrado en la clase media. La ultraderecha lo ha usado para conseguir votos de la clase trabajadora en una invocaci¨®n aberrante a la xenofobia.
Si tuviera que hacer de Trump un hombre con conciencia social y ecol¨®gica, ?echar¨ªa mano de sus discos? ?Hostias, me parece tan inveros¨ªmil darle a Trump un disco m¨ªo! Bastar¨ªa con que se leyera la Declaraci¨®n de los Derechos Humanos, pero dudo de su poder sanador en su mente neoliberal. La derecha ha ganado la batalla de la cultura porque la entiende como una red de emociones m¨¢s all¨¢ de la intelectualidad, mientras que la izquierda cree a¨²n en la fuerza de las disciplinas art¨ªsticas para remover conciencias.
?C¨®mo se lleva con las plataformas musicales? Siempre he sido de comprar discos, pero el confinamiento me llev¨® al streaming, que es maravilloso, la llave a una inmensa fuente musical, y a la vez da?ino. En diez a?os, el poder se ha trasladado de las discogr¨¢ficas a las plataformas digitales, que existen gracias a millones de artistas, quienes, a cambio, reciben royalties rid¨ªculos.
?Y qu¨¦ trabajos descubri¨® en 2020? Me encontr¨¦ con la m¨²sica yiddish, como la de Daniel Kahn, que fusiona melod¨ªas tradicionales con sonidos vanguardistas en una especie de cabar¨¦ punk en la l¨ªnea de The Tiger Lillies.
?De d¨®nde le viene su idilio con M¨¦xico? Siento fascinaci¨®n por ese pa¨ªs, el amor es mutuo. La primera vez que lo visit¨¦ fue con Bunbury, en la gira de El tiempo de las cerezas. ?l ya era una estrella y me abri¨® muchas puertas. Recuerdo un consejo suyo: ¡°No dejes nunca de venir. Es un p¨²blico pasional: si le das cari?o, lo devuelve con creces¡±.
?Es el dolor el despertador de sus musas? Cuando no hay armon¨ªa en mis relaciones afectivas, necesito componer. Mis letras se nutren de la cruda realidad, luego construyo ficciones para trascender lo autobiogr¨¢fico. El amor nos hace disfrutar y sufrir por igual. Puede parecer in¨²til en un sentido pr¨¢ctico, pero resulta esencial, porque nos cura.
?La contradicci¨®n estimula a la hora de componer? Se resentir¨ªa mucho mi repertorio si no lo fuera [sonr¨ªe]. Lo mejor de las canciones de autor es que se interpretan. Antes abusaba de la primera persona, luego opt¨¦ por construir otras voces para expresar verdades opuestas. Walt Whitman dec¨ªa: ¡°Claro que me contradigo. Soy inmenso y contengo multitudes¡±.
Y d¨ªgame, ?es usted el hombre que casi conoci¨® a Michi Panero? Despu¨¦s de publicar mi primer disco, viaj¨¦ a Astorga para conocer el lugar donde Jaime Ch¨¢varri rod¨®, en 1976, El desencanto [documental dedicado a los Panero]. Conoc¨ª a un periodista que me dijo que conoc¨ªa a Michi, que tom¨¢ramos un caf¨¦ con ¨¦l. Me advirti¨®: ¡°Es majo, si no le da por subirse a la mesa e insultar a la gente¡±. Me dio cierto apuro y declin¨¦ la invitaci¨®n. Ya empezaban a rondarme los primeros compases de la canci¨®n. Inclu¨ª a Michi Panero en la composici¨®n meses despu¨¦s, cuando aquel tipo me inform¨® de su muerte.
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