La quimera de BeReal, la red social de moda: m¨¢s autenticidad, m¨¢s inter¨¦s, ?m¨¢s mentira?
La plataforma, que ha experimentado un crecimiento del 315% desde su lanzamiento, intenta compensar los excesos est¨¦ticos de Instagram con im¨¢genes m¨¢s improvisadas y crudas. Expertos y usuarios cuestionan ese fin
Alex Mutammara, analista de informaci¨®n de ventas de 23 a?os, estaba el pasado domingo sentado encima del andamio que rodea su piso en Nueva York cuando el iPhone le envi¨® una alerta: ten¨ªa poco m¨¢s de un minuto para sacar dos fotos que luego se compartir¨ªan en la red social BeReal: una foto ser¨ªa con la c¨¢mara frontal y otra con la trasera del m¨®vil. Tras una semana de trabajo, Mutammara quer¨ªa desconectar en su balc¨®n improvisado con vistas a Times Square as¨ª que, sentado en un peque?o taburete, captur¨® con el m¨®vil aquello que le sosegaba: el bullicio de Manhattan. Con la c¨¢mara frontal hiz...
Alex Mutammara, analista de informaci¨®n de ventas de 23 a?os, estaba el pasado domingo sentado encima del andamio que rodea su piso en Nueva York cuando el iPhone le envi¨® una alerta: ten¨ªa poco m¨¢s de un minuto para sacar dos fotos que luego se compartir¨ªan en la red social BeReal: una foto ser¨ªa con la c¨¢mara frontal y otra con la trasera del m¨®vil. Tras una semana de trabajo, Mutammara quer¨ªa desconectar en su balc¨®n improvisado con vistas a Times Square as¨ª que, sentado en un peque?o taburete, captur¨® con el m¨®vil aquello que le sosegaba: el bullicio de Manhattan. Con la c¨¢mara frontal hizo un selfi con los auriculares puestos, ajeno a la ciudad bajo sus pies. Como respuesta, varios de sus amigos le enviaron emojis de cari?o y de sorpresa.
BeReal es la plataforma de moda en el saturado mundo de las redes sociales y de la econom¨ªa de la atenci¨®n. Creada en 2020 por Alexis Barreyat, un empresario franc¨¦s de 25 a?os cansado de ¡°los excesos de Instagram¡±, esta app quiere convencer a la gente de que, m¨¢s que la calculada est¨¦tica digital de los ¨²ltimos a?os, lo que vale la pena compartir es la realidad tal cual, sin filtros. Cada d¨ªa, sus usuarios reciben una notificaci¨®n: deben publicar una foto hecha con la c¨¢mara delantera (lo que est¨¢s viendo) y frontal (c¨®mo luces) y tienen dos minutos para ello. La alerta es imprevisible, por lo que tratan de fomentar la autenticidad digital. Adem¨¢s, los usuarios tan solo pueden ver las historias de sus amigos tras publicar la suya. Pese a su simpleza, para mucha gente se ha convertido en un ingrediente indispensable de su dieta digital.
¡°Si usas la aplicaci¨®n como se pretende, esta muestra lo que la gente hace con sus vidas a lo largo del d¨ªa de manera muy aut¨¦ntica¡±, dice Mutammara. ¡°Yo solo hago una foto de lo que tengo delante y espero que interese a la gente para la que publico¡±. Seg¨²n Apptropia, la red social tuvo un crecimiento del 315% el a?o pasado, y actualmente es la m¨¢s descargada de la App Store de Estados Unidos, el pa¨ªs donde tiene m¨¢s usuarios.
La primera vez que Mutammara escuch¨® hablar de BeReal fue el pasado febrero a trav¨¦s de un amigo, a quien not¨® entusiasmado. Al haberse criado entre Facebook, Instagram y Snapchat, Mutammara pens¨® que BeReal, basada en la autenticidad, podr¨ªa ser algo novedoso. Tras pasar la noche en un bar, comparti¨® su primera publicaci¨®n el 19 de febrero: dos amigos tirados en un sof¨¢, cerrando la noche, acompa?ados de un selfi ojeroso de madrugada.
Que a BeReal le haya ido tan bien sugiere el poder que tiene una simple idea: que las redes sociales pueden ser un fiel reflejo de quienes somos, un espejo virtual. Es una idea casi tan vieja como las mismas plataformas. Su historia, de hecho, ha estado marcada por la tensi¨®n entre naturalidad o artificio; entre ser fieles a nuestra personalidad fuera de internet o proyectar una imagen aspiracional para resultar m¨¢s atractivos a ojos de un p¨²blico familiar y ajeno.
Facebook, la red social por excelencia, triunf¨® en la segunda mitad de los dosmiles gracias a la apuesta de Mark Zuckerberg, su fundador, por conectar relaciones existentes en el mundo offline, una estrategia que ya hab¨ªa empleado anteriormente con Facemash, su predecesor. ¡°Fue sorprendente ver hasta qu¨¦ punto la gente estaba interesada en la vida de otra gente¡±, recuerda Steven Levy, director de la revista tecnol¨®gica Wired y autor de Facebook: The Inside Story (Facebook: La historia interna). ¡°Facebook serv¨ªa para compartir tus novedades personales¡±, recuerda Kelsey Weekman, reportera especializada en el mundo online.
Pero era aut¨¦ntico hasta cierto punto. Por ejemplo, Leslie Zukor, periodista y activista de la discapacidad de 37 a?os, que se dio de alta en 2005, recuerda lo r¨¢pido que acab¨® pensando demasiado en lo que cada publicaci¨®n dec¨ªa sobre ella. ¡°En un momento dado, te vuelves autoconsciente de tu imagen y te sientes como ¡®Dios m¨ªo, ?Quiero que esta persona vea esto?¡±, dice Zukor. ¡°No puedes ser fiel a ti mismo en Facebook¡±. Como ella, hab¨ªa m¨¢s.
A pesar de las cr¨ªticas, Facebook ten¨ªa m¨¢s de 600 millones de usuarios activos a finales de 2010, m¨¢s que la poblaci¨®n de Estados Unidos e Indonesia, tercer y cuarto pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo en 2010, juntos. Su ¨¦xito inspir¨® a Kevin Systrom, quien lanz¨® Instagram en 2010 para compartir fotos cuadradas que inclu¨ªa algo novedoso: filtros de edici¨®n. Embellec¨ªa la realidad a golpe de filtros.
Esos filtros ¡°hicieron de Instagram un lugar donde la gente aprendi¨® que todo lo que publicaban podr¨ªa parecer m¨¢s perfecto que la realidad¡±, recuerda Sarah Frier, editora de big tech de Bloomberg y autora de No Filter: The Inside Story of Instagram (Sin Filtro: La Historia Secreta de Instagram). Ir¨®nicamente, una foto del poco est¨¦tico tr¨¢fico de Los ?ngeles ¡ªla primera publicaci¨®n de Justin Bieber en julio de 2011¡ª fue lo que ayud¨® a Instagram a despegar.
Pasamos a convivir con la ¡°est¨¦tica Instagram¡±. Aparecieron bares pintados en tonos pastel rosa milenial y decorados con costillas de Ad¨¢n por todo el mundo, desde Malasa?a a Williamsburg: no-lugares, o, como los apoda el cr¨ªtico cultural Kyle Chayka, AirSpace. ¡°Si est¨¢s constantemente editando tu vida, todo tu alrededor es un decorado¡± valora Frier. ¡°Y si trabajas en un negocio f¨ªsico, ya sea un restaurante, un hotel o una galer¨ªa de arte, tratas de dise?ar ese lugar como algo donde la gente quiere sacar fotos¡±.
Los filtros ya no solo serv¨ªan para a?adir un toque vintage a un t¨¦ matcha, sino que tambi¨¦n permit¨ªan alterar las facciones faciales, aumentando los labios y estirando las cejas. Hab¨ªa nacido la era de la Cara Instagram, como la defini¨® la cr¨ªtica Jia Tolentino, un ideal inalcanzable (y no poco racista) que ha terminado afectando la salud mental de quienes han crecido con ¨¦l. Seg¨²n una investigaci¨®n que The Wall Street Journal realiz¨® el a?o pasado: ¡°Entre los adolescentes que reportaron pensamientos suicidas, el 13% de los usuarios brit¨¢nicos y el 6% de los estadounidenses vincularon el deseo de suicidio a Instagram¡±. Como explica Paula Yanes-Lukin, profesora de psicolog¨ªa en la universidad de Columbia: ¡°Instagram no busca tanto la formaci¨®n de relaciones sino que observes im¨¢genes de otras personas y tuyas propias¡±.
Esta presi¨®n llev¨® a muchos usuarios a abrirse cuentas alternativas donde compartir contenido m¨¢s aut¨¦ntico, es decir, el finsta, el falso Instagram. Pero tambi¨¦n los finsta se volvieron en otra artima?a para obtener la validaci¨®n de un p¨²blico deseoso de contenido fresco. En este contexto llega BeReal, el finsta definitivo. Pero, est¨¢ visto, no hay nada casual en la esfera digital. La b¨²squeda de una identidad aut¨¦ntica en redes sociales es un mero ox¨ªmoron, una contradicci¨®n, como escribi¨® Jia Tolentino en Trick Mirror: Reflections on Self-Delusion (Falso Espejo: Reflexiones Sobre El Autoenga?o). Poca gente estar¨ªa interesada en ver Sleep, la c¨¦lebre cinta de Andy Warhol que muestra a un hombre dormir durante m¨¢s de cinco horas, si se retransmitiese en streaming por redes sociales. ¡°Si todo el mundo trata de ser perfecto, la ¨²nica manera de destacar es tratar de no serlo¡±, razona Frier. ¡°Todo lo que hacemos en internet, lo hacemos reconociendo que ser¨¢ consumido y juzgado por otros¡±.
¡°Si miras la historia de las redes, encontrar¨¢s muchas plataformas que pretenden ser la pr¨®xima soluci¨®n aut¨¦ntica, diferente de lo que vino antes¡±, explica Jason Steinhauer, historiador y autor de History Disrupted: How Social Media And The World Wide Web Have Changed The Past (La Historia Rota. C¨®mo Las Redes Sociales y La Web Mundial Han Cambiado El Pasado). ¡°Puedes encontrar muchas aplicaciones diferentes que tuvieron buenos meses o a?os, pero no fueron capaces de mantener el ¨¦xito. Mi primera pregunta ser¨ªa cu¨¢nto del ¨¦xito de BeReal es realmente real¡±.
Por otro lado, si las redes son un medio, ?cu¨¢nta autenticidad puede interesarnos? Natalia Poblete, asistente legal en inmigraci¨®n de 24 a?os, se descarg¨® BeReal el pasado 25 de marzo despu¨¦s de que Miranda, su compa?era de piso, le convenciera para que probara nueva aplicaci¨®n popular entre sus compa?eros del instituto. Su primera publicaci¨®n, una foto de su pie tocando a Miranda, la dej¨® algo indiferente, y crey¨® que la popularidad de la app se evaporar¨ªa pronto, como su contenido. Pero el esp¨ªritu cotilla prevaleci¨® y se qued¨®. ¡°Quer¨ªa ver las [publicaciones] de los dem¨¢s, as¨ª que dije: ¡®Vale, venga. Voy a publicar algo para que pueda ver las del resto¡±.
Ahora, sin embargo, le ve las costuras al invento. ¡°Me gustar¨ªa que la gente esperara a publicar hasta estar en un lugar m¨¢s interesante, porque ya estoy cansada de ver a todo el mundo sentado en su escritorio¡±, se queja Poblete.
Seg¨²n ella, el contenido publicado en redes sociales debe ser aspiracional, algo trabajado, ya que la autenticidad, al menos como forma de consumo, resulta aburrida. Tener una narrativa digital clara y compartir contenido de calidad es, para ella, m¨¢s importante que mantenerse fiel a la realidad. ¡°Las personas que creo que son buenas publicando, como las que me gustar¨ªa a m¨ª, no son necesariamente cuentas aut¨¦nticas¡±, comenta Poblete. ¡°No estoy segura de que me interese la autenticidad¡±.
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