?Es buena idea masturbarse antes de salir? Las verdades y mentiras de la relajaci¨®n posorgasmo
Recientemente, un exitoso ¡®tuit¡¯ creaba el debate en las redes: ?puede evitar el desahogo previo alg¨²n acto del que despu¨¦s nos arrepintamos? Seg¨²n nos revelan algunos expertos, la respuesta no es tan sencilla
Hace unos d¨ªas daba la vuelta al mundo un tuit que ni siquiera estaba muy bien redactado. Escrito en ingl¨¦s, un joven daba un consejo que pareci¨® universal por momentos, dado su recorrido: ¡°masturbarse antes de salir es un acto infravalorado pero ¨²til para evitar actos calenturientos de los que podr¨ªamos terminar arrepinti¨¦ndonos¡±.
A juzgar por los m¨¢s de 20.000 me gusta que obtuvo y el debate que suscit¨®, con cientos de comentarios y casi 500 retuits, parecer¨ªa que Twitter le dio la raz¨®n. Quienes respondieron o comentaron aquella frase, casi de forma un¨¢nime, suscribieron lo que dec¨ªa. La idea que expresa encaja con frases hechas tambi¨¦n en Espa?a, como aquello de que ¡°al supermercado no hay que ir con hambre¡± o ¡°mejor no andar por ah¨ª con un arma cargada¡±.
Tambi¨¦n es la t¨¦cnica que emplea Ernesto, un joven enfermero de Almer¨ªa: ¡°Si voy a salir una noche y noto que tengo muchas ganas de sexo, masturbarme es una buena forma de ir m¨¢s tranquilo. Rebajo mis niveles de testosterona, estoy algo m¨¢s relajado y, al menos, las ansias no se me ven en la cara¡±. Pero la ciencia no tiene tan claro que el llamado per¨ªodo de refracci¨®n, ese que llega justo tras el orgasmo y se acomoda durante un rato en el cuerpo, sea el m¨¢s indicado para tomar decisiones. Ni, por supuesto, que nada de lo que ocurra antes de ¨¦l tenga por qu¨¦ ser problem¨¢tico.
Para empezar, y aunque el tuit era breve, hay varios supuestos en ¨¦l algo mejorables. ¡°El sexo podr¨¢ llegar a dirigir nuestro comportamiento, pero no es una necesidad. Ser conscientes y responsables de nuestros actos es important¨ªsimo. De ning¨²n modo depende de c¨®mo nos encontremos f¨ªsicamente¡±, apunta Ricardo de Pascual, doctor en psicolog¨ªa cl¨ªnica. En su tesis ya estudi¨® c¨®mo los factores som¨¢ticos afectaban a las motivaciones de la mente. Como cuenta, ¡°cualquier estado de privaci¨®n puede modelar nuestra conducta. Si tenemos m¨¢s hambre, quiz¨¢ nos comamos cualquier cosa. Pero no es f¨¢cil aplicarlo al sexo. El per¨ªodo de refracci¨®n no dura tanto. Si nos masturbamos a las nueve de la noche, eso no cambiar¨¢ en nada nuestro comportamiento a las dos de la ma?ana¡±. Esto tambi¨¦n vale para las cenas de Navidad en el trabajo: si nos gusta un compa?ero, no lograremos ocult¨¢rselo para siempre, por mucho que nos empe?emos en salir de casa algo m¨¢s relajados en un sentido sexual.
En segundo lugar, si sentimos ese arrepentimiento al que hace alusi¨®n el tuit, hay algo que no estamos haciendo bien. ¡°El sexo tiene un componente l¨²dico, de diversi¨®n. El l¨ªmite siempre es el consentimiento. Tristemente, debido a prejuicios morales, siempre habr¨¢ gente que se vea culpable tras mantener relaciones, aunque sea con su pareja de toda la vida. Tambi¨¦n hay quienes se averg¨¹enzan tras acabar en alguna situaci¨®n m¨¢s s¨®rdida, como practicando sexo en un lugar p¨²blico. Pero evitar enfrentarnos a situaciones as¨ª tirando de la masturbaci¨®n, es una soluci¨®n a muy corto plazo. Es mejor acabar con esos remordimientos, aunque lleve m¨¢s trabajo¡±, sostiene De Pascual.
Y lo mismo cuando hablamos de infidelidades. Nada de culpar a nuestro cuerpo, a las cervezas ni a la madrugada: si un determinado acuerdo no funciona, o convierte en infelices a alguno de sus miembros, los deseos no morir¨¢n a manos del onanismo. ¡°Eso de pensar que nos va a ir mejor por masturbarnos es muy antiguo. La gente solo va a ser fiel si est¨¢ de acuerdo con el pacto de pareja que ha establecido. Si no respetamos a la otra persona, eso no va a cambiar porque nos masturbemos mucho¡±, reitera este psic¨®logo.
Aunque hay quienes s¨ª cambian por entero de un estadio a otro. Para Miguel, un veintea?ero nacido en Murcia, un orgasmo basta para girar la agenda. Si se le ocurre tocarse en alg¨²n momento de la tarde, lo m¨¢s probable es que no salga por la noche: ¡°Nada m¨¢s acabar, lo que me apetece es quedarme en casa, ver una pel¨ªcula y pedir cena. Cualquier gana que tuviera de salir por ah¨ª se me pasa. Si tengo la menor intuici¨®n de que puedo acabar con alguien en alg¨²n momento, evito masturbarme porque s¨¦ que despu¨¦s no querr¨¦ hacer m¨¢s planes¡±.
Su caso puede parecer extremo, pero tiene una cierta base en la ciencia. ¡°Tras el orgasmo, el cerebro segrega endorfinas y el cuerpo alcanza un cierto bienestar. Hasta nos conquista una cierta somnolencia. El sexo conlleva un gran gasto de energ¨ªa y nuestro organismo no quiere gastarla en vano, justo cuando a¨²n est¨¢ reponiendo sus reservas de semen. Hay animales que se alejan corriendo de su pareja nada m¨¢s acabar¡±, cuenta Ignasi Puig Rodas, sex¨®logo y terapeuta de pareja. Ahora, ¨¦l insiste en que ese ingrediente tan fisiol¨®gico es apenas un grano de arena en todo lo relativo al deseo humano. Porque Rodas tambi¨¦n reitera, como ped¨ªa De Pascual, que no hay en el sexo ninguna fuerza irrefrenable de la naturaleza.
No es solo un asunto masculino
De hecho, a juzgar por las respuestas que tuvo el mencionado tuit, cualquiera dir¨ªa que este se dirig¨ªa solo a los hombres. Cuando se habla del per¨ªodo de refracci¨®n, muchas veces, tambi¨¦n se piensa en los varones, que se han liberado del esperma y han satisfecho su instinto de conservaci¨®n de la especie. Quiz¨¢ por ello, De Pascual es muy insistente en un punto: la forma en la que nos relacionamos hombres y mujeres con el sexo es muy diferente, pero no por motivos biol¨®gicos, sino culturales. ¡°Hay chicos que a¨²n creen que estar muy excitados, o bebidos, significa que alguien los tiene que complacer¡±, lamenta. Y Tere, gallega y de 34 a?os, agrega: ¡°El sexo no forma parte de mis expectativas, ya salga por ah¨ª para bailar o durante una cita. No hay un cupo que deba satisfacer, as¨ª que tampoco tengo por qu¨¦ llevarlo colmado de antes. Si me viera nerviosa tratar¨ªa de relajarme, y quiz¨¢ el darme ese placer fuera una forma de hacerlo. Pero tambi¨¦n podr¨ªa buscar esa paz con un paseo o pint¨¢ndome las u?as¡±.
En cualquier caso, y siempre que mantengamos la soberan¨ªa en la cabeza, no deber¨ªa avergonzarnos habitar sentimientos distintos antes y despu¨¦s del sexo. ¡°No le reprochar¨ªamos a nadie que sienta m¨¢s ganas de comer cuando tiene hambre que cuando no la tiene, ?verdad? ?Por qu¨¦ cuando se trata del placer sexual s¨ª reclamamos esa congruencia?¡±, apunta Rodas. Como ejemplo, recuerda un estudio a cuyos participantes se les pidi¨® que bebieran much¨ªsima agua. Su estado de ¨¢nimo y su forma de tratar a la gente era muy diferente antes y despu¨¦s de ir al ba?o. Hasta que lograron orinar, las respuestas eran breves y secas. Su disposici¨®n a tener alg¨²n gesto de cortes¨ªa con los dem¨¢s, nula. Cabr¨ªa pensar, por tanto, que el momento del d¨ªa en el que m¨¢s nos parecemos a nosotros mismos es aquel en el que nos vemos libres de todas las tensiones f¨ªsicas.
De nuevo, Rodas no lo ve tan claro: ¡°Hay pocos consejos que valgan para todo el mundo. Cuando estamos focalizados en conseguir algo, que puede ser sexo o cualquier otra cosa, solemos perder la mirada lateral. Nos centramos en lo que queremos y dejamos de mirar alrededor. Una vez logrado el objetivo, nos acordamos de todo lo que antes hab¨ªamos descartado. Si hemos alargado la noche m¨¢s de la cuenta, o sentimos que nos hemos gastado mucho dinero en copas, quiz¨¢ despu¨¦s nos parezca que hemos dado al sexo una importancia excesiva¡±. Como asegura este experto, ninguno de los dos estados de ¨¢nimo tiene por qu¨¦ ser mejor que el otro. Algo as¨ª pensar¨ªa Antonio, que viv¨ªa con su pareja en un peque?o piso de la capital. Tard¨® semanas en reunir las fuerzas para dejarle. Cuando por fin lo consigui¨®, y tuvieron una larga y dram¨¢tica discusi¨®n, acabaron de vuelta en la cama. Se quedaron tan relajados que permanecieron juntos tres a?os m¨¢s.
?Cu¨¢l de los dos momentos para tomar una decisi¨®n era el correcto y por qu¨¦ estos resultaban tan dispares? ¡°Los dos. Si fueron felices los tres a?os de propina, quedarse y escuchar esa otra voz estuvo bien. A veces, tras anunciar que dejamos un empleo, nos toca pasar algunas semanas m¨¢s trabajando en el mismo sitio. Bien, pues durante ese tiempo es muy dif¨ªcil que logremos mantener siempre la misma opini¨®n. Y m¨¢s cuando vamos a la oficina libres de todas las tensiones y preocupaciones que antes nos encadenaban a ella¡±, apunta Rodas.
Porque la relajaci¨®n concreta que pueda llegar tras el sexo puede ayudarnos con algunas cosas, pero alejarnos de otras. ¡°Dentro del respeto, todo vale. Hay quienes prefieren salir de casa cargados porque creen que as¨ª tendr¨¢n m¨¢s ganas de fiesta, que se lanzar¨¢n a probar cosas nuevas. Si logran conocerse mejor a s¨ª mismos, est¨¢ bien. Es m¨¢s, quiz¨¢ hasta venzan algunos de sus propios prejuicios sobre qu¨¦ consideran bello y placentero. Ahora, si para atender a nuestros deseos nos vemos justific¨¢ndonos mucho, como que aquel d¨ªa nos emborrachamos o est¨¢bamos muy salidos, por ah¨ª no es. De nuevo, hay que hacer un trabajo y aceptarnos como somos, porque ning¨²n deseo deber¨ªa dolernos tanto¡±, asegura De Pascual. Adem¨¢s de su labor como psic¨®logo, es docente en la Universidad Europea de Madrid. Quiz¨¢ los m¨¢s j¨®venes, como cuenta, est¨¢n m¨¢s preparados para hablar de lo que hicieron esta o aquella noche sin darle ninguna importancia.
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