¡°Fr¨ªos¡± contra ¡°torpes¡± o ciencias contra letras: c¨®mo acabar con una rivalidad in¨²til y peligrosa
Desaf¨ªos como el cambio clim¨¢tico, el transhumanismo o la inteligencia artificial demuestran que la brecha entre los ¨¢mbitos de conocimiento se ha quedado obsoleta
En Santiago de Compostela, junto a la escultura de un ¨¢rbol empotrada en el muro de un viejo palacio, es habitual ver a estudiantes de 17 a?os girando sobre s¨ª mismos. Es el ?rbol de la Ciencia imaginado por Ram¨®n Llull en el siglo XIII, y cada una de sus trece ramas etiquetadas mediante pergaminos representa una de las disciplinas (T¨¦cnica, Arte, Matem¨¢ticas, Biolog¨ªa, Medicina¡) que se pod¨ªan estudiar en la antigua universidad compostelana. Todav¨ªa hoy los estudiantes indecisos y mareados encuentran su vocaci¨®n ¡ªseg¨²n dicen¡ª se?alando al azar una de las ramas.
Tras la Selectividad, el momento de ¡°elegir carrera¡± resulta angustioso para muchos estudiantes que todav¨ªa no tienen claro qu¨¦ escoger o en qu¨¦ basarse para hacerlo (influyen, adem¨¢s de las inclinaciones personales, la empleabilidad de cada opci¨®n, la nota de corte, la presi¨®n de las familias, las decisiones de los amigos y ciertos prejuicios). Al menos, muchos de ellos ya saben si optar¨¢n por un grado tecnol¨®gico (como las ingenier¨ªas), biosanitario o relacionado con las ciencias sociales o las humanidades. Simplific¨¢ndolo todav¨ªa m¨¢s: casi todos tienen claro si son de ciencias o de letras en funci¨®n de la modalidad de Bachillerato o del ciclo formativo que acaban de completar.
En Espa?a, los adolescentes est¨¢n obligados a decidirse por uno de esos dos polos presuntamente opuestos, es decir, por las ciencias o por las letras al acabar la ESO, habitualmente con 15 a?os; aunque ya en 4? habr¨¢n escogido asignaturas optativas de uno u otro lado. Una elecci¨®n que marcar¨¢ su trayectoria acad¨¦mica y laboral y que es habitual que se convierta tambi¨¦n en una se?a de identidad. Es un t¨®pico que sigue reproduci¨¦ndose en redes sociales, en foros y hasta en las discusiones pol¨ªticas de menor altura (desde Vox acaban de criticar a los ¡°podemitas de letras¡±): uno es de ciencias o de letras y esas categor¨ªas aluden a universos irreconciliables. Seg¨²n se dice, de tu adscripci¨®n a uno u otro bando depender¨¢n tus estudios y tu trabajo, pero tambi¨¦n tu mirada y hasta tu car¨¢cter.
Una disputa obsoleta
Contaba el escritor argentino Ricardo Piglia que durante sus a?os como profesor en la Universidad de Princeton qued¨® asombrado por la cantidad de matem¨¢ticos brillantes que dedicaban su tiempo libre a desentra?ar los secretos de la Divina Comedia y se convert¨ªan en expertos en Dante. Existen algunos ejemplos de personalidades que han sabido vadear la grieta entre las humanidades y las ciencias (o entre ¡°las dos culturas¡±) y que, con una formaci¨®n cient¨ªfica, han llegado a ser relevantes en campos como la literatura (es el caso del f¨ªsico espa?ol Agust¨ªn Fern¨¢ndez Mallo), o viceversa (la escritora americana Siri Husvedt, graduada en Arte, participa frecuentemente en congresos sobre Neurociencia). Pero, m¨¢s all¨¢ de casos excepcionales y de peripecias biogr¨¢ficas, hace d¨¦cadas que la filosof¨ªa y la antropolog¨ªa cuestionan las viejas fronteras entre disciplinas.
El influyente autor franc¨¦s Bruno Latour escribi¨® en Nunca fuimos modernos (Siglo XXI, 1991) que su campo de estudio eran las ¡°situaciones extra?as que la cultura intelectual no sabe d¨®nde ubicar¡±. Puso como ejemplos de esas situaciones la pandemia de VIH y el agujero en la capa de ozono: el virus hace ¡°que uno pase del sexo al inconsciente o del ADN a los cultivos de c¨¦lulas¡± mientras que ¡°el aerosol m¨¢s inocente lleva hasta la Ant¨¢rtida, y de ah¨ª a las cadenas de montaje en Lyon o quiz¨¢s hacia la ONU¡±. Explicaba que es un error ¡°descomponer esos fr¨¢giles hilos en tantos segmentos como disciplinas puras hay¡± y defend¨ªa que para comprender cualquier fen¨®meno contempor¨¢neo es necesario ¡°atravesar el corte que separa los conocimientos exactos y el ejercicio del poder, la naturaleza [que ser¨ªa el objeto de las ciencias] y la cultura [que ser¨ªa el de las humanidades]¡±.
Fernando Broncano es uno de los impulsores del Grado en Ciencia, Tecnolog¨ªa y Humanidades de la Universidad Carlos III de Madrid, unos estudios que, seg¨²n explica, conducen a ¡°formarse en los m¨¦todos de las distintas ciencias y a comprenderlas como una actividad cultural, sabiendo relacionar los temas de cada disciplina con un entorno m¨¢s amplio de problemas humanos, sociales, econ¨®micos y pol¨ªticos¡±.
En opini¨®n de Broncano, la distancia que separa ciencias y humanidades es ¡°un problema muy serio¡±. Afirma que ¡°hay mucho desconocimiento y prejuicios¡± y que mientras ¡°a la gente de humanidades le suele faltar un conocimiento b¨¢sico de las ciencias, comenzando por las matem¨¢ticas m¨¢s elementales que permiten hacer modelos de los sistemas¡±, la gente de muchas ciencias ¡°cree que las humanidades son opiniones de caf¨¦ y no tienen un m¨¦todo riguroso¡±. ¡°Eso termina en que se producen juicios muy generales y desinformados por parte de las humanidades, como en los debates actuales sobre inteligencia artificial, o, del lado cient¨ªfico, en opiniones dogm¨¢ticas, superficiales y poco argumentadas¡±.
Afortunadamente, parece que algunos cambios est¨¢n llegando tambi¨¦n a las aulas de los institutos, donde, durante la educaci¨®n secundaria, los caminos se bifurcan. Miguel ?ngel Hell¨ªn, profesor en el IES Ramiro de Maeztu, indica que, si bien ¡°siempre se ha valorado positivamente la interdisciplinariedad, la organizaci¨®n horaria por materias y su diferente temporalizaci¨®n la hab¨ªan dificultado¡±. ¡°Pero si se contempla de entrada en el curr¨ªculo¡±, contin¨²a, ¡°como se pretende en el aprendizaje por competencias recogido por la ¨²ltima ley de educaci¨®n, ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil abordar centros de inter¨¦s comunes desde distintas perspectivas. Ya en la ¨²ltima EvAU [unas de las siglas para la Selectividad; var¨ªan seg¨²n comunidades aut¨®nomas] se advert¨ªa un af¨¢n por plantear problemas en entornos reales y cercanos, y por partir de elementos no meramente verbales o num¨¦ricos, como el uso de cuadros o de fotograf¨ªas como fuentes para algunas preguntas de Historia¡±.
Viejos reproches e indecisi¨®n
La utilidad de lo in¨²til (Acantilado, 2013) es un popular ensayo con el que Nuccio Ordine defendi¨® a las humanidades frente a la acusaci¨®n que m¨¢s frecuentemente se lanza contra ellas: su estudio casi nunca produce beneficios inmediatos. En cuanto a esa inutilidad, Broncano comenta que sin las humanidades resultar¨ªa imposible entender ¡°las fracturas sociales que llamamos guerras culturales¡± o comprender ¡°las identidades (o sus problemas), el g¨¦nero y la raza¡± y tantas otras nociones entre las que se desarrolla nuestra vida en com¨²n.
Pero el desprecio y la incomprensi¨®n se producen en ambos sentidos y recuerda que ¡°desde las humanidades, hay tambi¨¦n un profundo desconocimiento que lleva a superficialidades sobre qu¨¦ es la innovaci¨®n y el desarrollo, sobre qu¨¦ es un modelo de un sistema y sobre cu¨¢l es el lugar de la cultura cient¨ªfica en las capacidades de una sociedad¡±. ¡°Necesitamos tener¡±, aconseja el catedr¨¢tico, ¡°un buen mapa de c¨®mo funcionan la ciencia y la tecnolog¨ªa y, sobre todo, entender bien la relaci¨®n entre el conocimiento y el mercado¡±.
Precisamente esa estrecha relaci¨®n entre las ciencias aplicadas (o disciplinas tecnol¨®gicas) y el poder econ¨®mico (que se apoya en sus avances y los pone a disposici¨®n del p¨²blico en forma de productos de consumo) est¨¢ detr¨¢s de las diferencias en inserci¨®n laboral que recogen estudios como el recientemente publicado por la Fundaci¨®n BBVA. Este estudio indica que la mejor situaci¨®n laboral entre titulados universitarios corresponde a los graduados en campos relacionados con la inform¨¢tica, seguidos por aquellos relacionados con la ingenier¨ªa y la industria. La peor es para los de ¡°artes y humanidades¡± y en mitad de la tabla aparecen los graduados en Administraci¨®n o Derecho, o en Ciencias (¡°puras¡±).
Estos datos pueden servir como apoyo para el estudiante que duda, pero, seg¨²n ha comprobado el profesor Hell¨ªn, ¡°la presi¨®n familiar suele pesar demasiado y estar muy vinculada a la empleabilidad, hasta el punto de que, en ocasiones, las familias y hasta los propios alumnos se niegan a reconocer lo evidente, tanto en sentido positivo (inclinaciones, habilidades) como negativo (dificultades, malos resultados)¡±. Aunque tambi¨¦n ha observado que ¡°en los ¨²ltimos a?os, con los cambios econ¨®micos y del mercado de trabajo, cunde la idea de que las carreras tradicionalmente prestigiosas (Medicina, Derecho, Econ¨®micas, Ingenier¨ªa) no garantizan un futuro pr¨®spero, y de que, sin embargo, existen nuevas disciplinas, especialmente vinculadas a nuevas tecnolog¨ªas, publicidad y dise?o o energ¨ªas renovables que pueden resultar mejores¡±.
Un futuro bastardo
Hace un a?o sorprendi¨® el caso de Gabriel Plaza, el alumno con mejor nota en la Selectividad madrile?a que eligi¨® estudiar Filolog¨ªa Cl¨¢sica. Gabriel fue muy criticado, tanto en Twitter como en Forocoches. Tambi¨¦n TikTok, la red social m¨¢s usada por los j¨®venes entre 13 y 17 a?os, est¨¢ llena de peque?as bromas, m¨¢s o menos afortunadas, que suelen dirigirse desde los estudiantes ¡°de ciencias¡± (convencidos de que han escogido el itinerario m¨¢s duro) contra ¡°los de letras¡± (tomados por torpes). Eso s¨ª: el curioso fen¨®meno de los videos de estudio en tiempo real, que acumulan millones de visualizaciones en Youtube y que consisten en un plano fijo de varias horas sobre un escritorio, es transversal.
Como ya se?alaba Bruno Latour, los problemas del mundo que viene tambi¨¦n requieren de un acercamiento transversal. Los conceptos cient¨ªficos y filos¨®ficos que m¨¢s han cambiado o que han emergido en los ¨²ltimos a?os resultan inabarcables para una sola disciplina: el cambio clim¨¢tico es un problema de una escala hasta ahora desconocida (con consecuencias sociales, tecnol¨®gicas y hasta geol¨®gicas), el transhumanismo genera preguntas entre la biolog¨ªa y la metaf¨ªsica y el desarrollo de la inteligencia artificial exige revisar nuestras ideas sobre la autor¨ªa o abordar cuestiones ¨¦ticas que parec¨ªan superadas.
Algunos profesionales ya lo han comprendido. Es el caso de los arquitectos que forman Grandeza Estudio, que actualmente exponen en la Bienal de Venecia una obra que se ide¨® combinando la ¡°teor¨ªa-ficci¨®n, la investigaci¨®n hist¨®rico-forense y la fabulaci¨®n especulativa¡±. Amaia S¨¢nchez Velasco, cofundadora del colectivo, explica que ¡°la arquitectura tambi¨¦n es una disciplina bastarda que afortunadamente est¨¢ empezando a sincerarse y a liberarse de los fundamentos de la Modernidad que llevan tiempo encorset¨¢ndola¡±.
S¨¢nchez Velasco insiste en que las dicotom¨ªas tradicionales entre naturaleza y cultura o ciencias y humanidades no solo ¡°resultan insuficientes para hacer frente las complejidades de los retos contempor¨¢neos, sino que tambi¨¦n son c¨®mplices en perpetuar formas de dominaci¨®n y explotaci¨®n del proyecto cultural europeo y su imposici¨®n global¡±. La arquitecta va un paso m¨¢s all¨¢ de lo expuesto anteriormente y propone, adem¨¢s de ¡°romper los moldes disciplinares¡±, cuestionar tambi¨¦n ¡°el reduccionismo y el supremacismo de los saberes euroc¨¦ntricos¡±.
Parece que en el futuro ya no tendr¨¢ sentido preguntarse si uno es ¡°m¨¢s de ciencias o de letras¡±, pero, desde las aulas de secundaria hasta el canon de las artes o las fronteras del conocimiento m¨¢s especulativo, queda mucho trabajo cr¨ªtico por hacer. ¡°La tecnolog¨ªa y las ciencias no se basan en presupuestos ¨²nicamente objetivos, sino que heredan todo tipo de sesgos de raza, genero y clase. Cuanto antes seamos capaces de identificarlos y hacerlos visibles, antes podremos desarrollar una conciencia colectiva de lo que significan los avances tecnol¨®gicos, de c¨®mo superar sus sesgos y de c¨®mo ponerlos al servicio de una sociedad m¨¢s justa¡±, concluye S¨¢nchez Velasco. Construir esa ¡°sociedad m¨¢s justa¡± es un reto que solo se puede afrontar desde la colaboraci¨®n: necesitamos imaginar nuevas formas de estar en el mundo y esa es una tarea enorme y tan de ciencias como de letras. Una tarea, en definitiva, humana.
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