Conversar con la naturaleza desde el jard¨ªn: John Tebbs, el pensador que mira hacia el cielo
El jardinero brit¨¢nico acaba de publicar ¡®The Avant Gardens¡¯ (Gestalten), libro en el que condensa el conocimiento y experiencia recabados tras una vida consagrada a la noble tarea de cuidar vergeles
John Tebbs es, a la vez, un tipo antiguo y un habitante del futuro. Es jardinero, no paisajista o dise?ador de jardines: su trabajo consiste en ¡°mantener y observar¡± los jardines de otras personas a lo largo del tiempo, tambi¨¦n los suyos. Nada que no se hiciera hace un par de siglos. Pero a la vez, ilustra eso a lo que muchos aspiran hoy: el refugio en la naturaleza, el escape de las grandes ciudades, la transformaci¨®n de cualquier acci¨®n callada en un acto meditativo, una vida amable y esencial. Esta sensaci¨®n de estar fuera del mundo y estar donde debe estar en cada momento (escribiendo una columna sobre jardines para Le Monde, colaborando con marcas como COS o Zara Home, escribiendo libros como The Avant Gardens, que acaba de publicar Gestalten) convierten a Tebbs en una rara avis, una de esas que ayudan a que sus jardines est¨¦n vivos. Tambi¨¦n lo es por el hecho de no tiene perfiles en redes sociales, algo que no todos se pueden permitir; pocos gestos hay m¨¢s avant garde.
Tebbs trabaja manch¨¢ndose las manos y embarr¨¢ndose los pies como sus abuelos, t¨ªos y padres. Lo lleva haciendo desde la adolescencia, cuando tuvo su primer empleo en un vivero en Ashby de la Zouch, el lugar donde creci¨®. La diferencia con sus familiares es que este ingl¨¦s se ha convertido en una estrella discreta, sea eso lo que sea. No acaba de cre¨¦rselo: lo de estrella, no lo de discreta. ¡°Es surrealista, pero me gusta que a la gente le interese lo que hago¡±, cuenta desde su casa de Hastings el pueblo costero ingl¨¦s donde se mud¨® desde Londres, hace seis a?os, con su pareja. Su peque?a o gran fama ¨Cdepende de quien lea estas l¨ªneas¨C procede de que es un jardinero at¨ªpico. Que nadie imagine a un serio Capability Brown o a un se?or curtido por el sol. Tebbs es un hombre de piel clara que, hasta hace poco llevaba el pelo recogido en un mo?o y hoy lleva gafas de intelectual coqueto. Tras estudiar Historia del Arte y Dise?o decidi¨® que ser¨ªa jardinero. Trabaj¨® a tiempo completo como tal durante 15 a?os, hasta que se cans¨® de depender del ¨¢nimo del cielo ingl¨¦s.
En 2013 fund¨® The Garden Edit, la primera plataforma online que llevaba el mundo del jard¨ªn al dise?o y la cultura contempor¨¢neos, y despu¨¦s abri¨® Pleasure Garden, una revista-joya en gran formato. La covid puso punto final a estos proyectos y Avant Gardens, su primer libro, marca una nueva etapa: ¡°S¨¦ que suena a clich¨¦, pero me sirvi¨® para detenerme y reflexionar¡±. Es un pensador jardinero o un jardinero pensador, y no parece que ambas actividades se contradigan. Tambi¨¦n espera trabajar menos sobre el terreno y deja caer que quiz¨¢s entre sus pr¨®ximos proyectos haya otro libro. ¡°Cuidar un jard¨ªn es muy exigente f¨ªsicamente y yo soy un hombre mayor¡±. No lo es, claro.
En un mundo de soluciones inmediatas y trucos de TikTok para cada situaci¨®n de la vida, aceptar que existe un tiempo real marcado por el cielo es transgresora: ¡°Recomiendo la jardiner¨ªa a pacientes y a impacientes: la naturaleza tiene su propio ritmo. Aunque para los pacientes ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil¡±. ?l se reconoce como el guardi¨¢n del jard¨ªn: ¡°Tengo que observarlo¡±, afirma. Aunque reconoce que algunos jardines s¨ª llevan la firma de quien los cuida, su estilo es otro, m¨¢s natural, aparentemente salvaje. Se trata, seg¨²n ¨¦l, de ¡°dejar que cada cosa sea lo que es¡±. Un jard¨ªn, escribe en la introducci¨®n del libro, ¡°es una conversaci¨®n con la Naturaleza¡±.
Esa filosof¨ªa no la aplica en su propia casa, reconoce ri¨¦ndose. ¡°No puedo limitarme a observarla y ver qu¨¦ ocurre. Aunque evoluciona un poco, es un proyecto cerrado. No es como un jard¨ªn¡±. El interior es c¨¢lido y minimalista, con poco pero escogido: una obra del artista neozeland¨¦s Michael Parekowhai descansa junto a una silla de Artek con tapicer¨ªa de Raf Simons a franjas amarillas. No hay afectaci¨®n en la decoraci¨®n y tampoco demasiadas flores. ¡°No soy la t¨ªpica persona que las compra cada semana, soy m¨¢s del tipo que va recogiendo piedras por los alrededores¡±, aclara.
En Hastings, Tebbs pasea con su perra y nada en el mar. All¨ª compr¨® una vivienda con dos jardines: el delantero tiene orientaci¨®n sur y esto lo hace ¡°muy f¨¢cil de cuidar¡±. El trasero es m¨¢s complicado y ¨¦l se limita, de nuevo, ¡°a observarlo, ver qu¨¦ pasa¡±. Pregunta por la situaci¨®n de la sequ¨ªa en Espa?a y por las acciones de los gobernantes. ¡°Estuve una vez en Sevilla y me dio la sensaci¨®n de que all¨ª s¨ª saben vivir en un clima extremo¡±, apunta. Las pocas veces que no sonr¨ªe es cuando habla de falta de lluvia y calles sin ¨¢rboles. El trabajo de Tebbs depende de los caprichos del clima y eso es algo que le gusta: ¡°Me encanta no saber qu¨¦ esperar de ¨¦l. Piensa en los que trabajan en una oficina: para ellos es irrelevante el tiempo que hace. Para m¨ª es clave. Adoro la meteorolog¨ªa¡±. Tebbs parece haber encontrado un lugar en el que fluye y controla, controla y fluye. Y nunca pierde de vista al cielo.
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