Audemars Piguet recupera el oro arena
El aspecto de esta nueva aleaci¨®n de oro, entre el blanco y el rosa, cambia con la luz y el ¨¢ngulo, y se estrena en una nueva versi¨®n de su legendario Royal Oak
Lograrlo todo nunca es suficiente. Audemars Piguet reformul¨® la alta relojer¨ªa en los a?os setenta, cuando introdujo la silueta de su legendario Royal Oak, un prodigio de acero tratado con el mimo de un metal precioso. Fue una innovaci¨®n que hizo ¨¦poca, que marc¨® una tendencia y que hoy sigue siendo un objeto de deseo y de culto para clientes y coleccionistas. Como siempre sucede con los cl¨¢sicos, supo reinventarse. Con los a?os llegaron distintas versiones, tama?os y complicaciones, adem¨¢s de numerosas aleaciones de oro. Y en 2024 la relojera de Le Brassus sube el list¨®n con una haza?a al alcance de muy pocos: se llama oro arena y es una aleaci¨®n de oro de 18 quilates, a medio camino entre el blanco y el rosa, cuyo aspecto cambia en funci¨®n del ¨¢ngulo y de la iluminaci¨®n.
Es, seg¨²n el director de Patrimonio y Museo de la marca, S¨¦bastian Vivas, una recuperaci¨®n de ¡°la visi¨®n creativa de las aleaciones y tonalidades de oro que perduraron durante miles de a?os hasta la d¨¦cada de 1960¡å. No es un gesto casual: en los ¨²ltimos a?os, la fiebre de las subastas ha vuelto a poner el foco en modelos cl¨¢sicos, ic¨®nicos u olvidados, que tambi¨¦n han demostrado que sus dise?os siguen siendo vigentes. Pero la elecci¨®n de Audemars Piguet no tiene nada de nost¨¢lgico, porque el guardatiempos que ha elegido para estrenarlo tambi¨¦n merece atenci¨®n por s¨ª mismo y es pura vanguardia: un nuevo Royal Oak Tourbillon Volante Autom¨¢tico Esqueleto de 41 mil¨ªmetros.
En ¨¦l, los puentes y la platina esqueletados del calibre 2972 han sido tratados para recrear un efecto tridimensional debido al contraste entre elementos rodiados y galvanizados. Lo mismo sucede en el brazalete y la caja, que alternan superficies con cepillado satinado y achaflanado pulido. O con la masa oscilante, el componente destinado a ¡°cargar¡± la cuerda de los relojes autom¨¢ticos, y que en esta ocasi¨®n es de oro rosa de 22 quilates y subraya ese esquema bicolor. Sobre la esfera esqueletizada cuyas intrincadas formas reflejan la complejidad inherente a la relojer¨ªa de altura, la firma de la marca aparece inscrita directamente en el cristal de zafiro.
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