¡°Un parque tem¨¢tico de la estupidez¡±: el dif¨ªcil remedio a la invasi¨®n de despedidas de soltero
Ocupan las calles, crean conflicto y afean el paisaje, pero no es sencillo legislar sobre ellas y gran parte de la hosteler¨ªa las necesita. Mientras las calles de varias ciudades de Espa?a se llenan de grupos ruidosos disfrazados con mal gusto, surge una t¨ªmida alternativa en forma de ¡°despedida light¡±
Si juntamos los elementos m¨¢s extremos y menos sofisticados de la heterosexualidad, el carnaval, el turismo y cierta cultura entre lo militar y lo deportivo, el resultado ser¨ªa bastante parecido a lo que hoy, en Espa?a, conocemos como una despedida de soltero. Estas celebraciones grupales son identificables a vista de p¨¢jaro en cualquier rinc¨®n de nuestro pa¨ªs. Grupos de hombres vestidos con camisetas personalizadas que convierten la ciudad en una yincana de la verg¨¹enza para homenajear a un novio a trav¨¦s de la humillaci¨®n; grupos de mujeres con diademas f¨¢licas que hacen de cualquier bar su karaoke personal. Enjambres de amistad que contaminan ac¨²stica y literalmente las calles y que, en definitiva, molestan.
Una marea de ordenanzas municipales ha sacudido los ayuntamientos de Espa?a en los ¨²ltimos meses contra la proliferaci¨®n de las despedidas de soltero. En M¨¢laga, desde el noviembre pasado est¨¢ prohibido transitar por la calle en ropa interior o luciendo complementos que imiten la forma de los genitales, bajo la amenaza de multas que alcanzan los 750 euros. Una medida que, en febrero de este a?o, Sevilla imit¨® con una nueva Ordenanza para la Garant¨ªa de la Convivencia Ciudadana (en este caso, elevando las posibles sanciones a los 1.500 euros).
En Logro?o hace muchos a?os que varios bares de su zona c¨¦ntrica proh¨ªben la entrada a estos grupos. Madrid parece haberse convertido en su nuevo para¨ªso natural: con la llegada del buen tiempo, cada vez se avistan m¨¢s por su zona centro. En abril el alcalde de Le¨®n, Jos¨¦ Antonio D¨ªez, anunci¨® asimismo que modificar¨ªa su reglamento para las conductas antisociales ¡°con el objetivo de limitar las despedidas de solter¨ªa¡±, mientras la concejala de Protecci¨®n Ciudadana y Movilidad de Granada, Ana Agudo, aprob¨® una disposici¨®n para ¡°tipificar y endurecer¡± los excesos de estas celebraciones.
La primera pregunta que urge hacerse ante esta avalancha prohibicionista es si las medidas funcionan. A Nacho Romera, vecino del barrio Huelin de M¨¢laga y activista contra la hiperturistificaci¨®n de su ciudad, le sale una carcajada cuando se le recitan las sanciones decretadas por su ayuntamiento. ¡°Todos los a?os sacan una medida diciendo que se va a sancionar a la gente que va vestida de forma indecorosa. Siempre es igual y no sirve de nada. Es una pantomima. La gente de las despedidas no respeta los barrios. No queremos que vayan con un burka, ahora bien, ?por qu¨¦ tenemos que encontr¨¢rnoslos en ba?ador y sin camiseta por la calle, como si estuvieran en la playa?¡±, se lamenta.
Romera asegura que lleva ¡°por lo menos diez a?os¡± organiz¨¢ndose con otros vecinos para protestar contra la invasi¨®n de las despedidas de soltero. ¡°Empezaron como una cosa espor¨¢dica, pero cada vez generan m¨¢s suciedad y m¨¢s ruido. Se han aliado con un turismo low cost en el que los futuros novios y novias vienen a la ciudad a pasar el fin de semana y te los encuentras durmiendo en parques p¨²blicos o en la playa, o haciendo sus necesidades en la calle. Es algo que afecta a la ciudad. No son turistas que vengan a M¨¢laga a pasar una semana entera y a hacer planes culturales, sino que vienen un fin de semana a divertirse y a gastarse lo m¨ªnimo, solo en borracheras¡±, denuncia. Romera cree que ¡°el Ayuntamiento mira para otro lado¡± porque ¡°no quieren romper la burbuja de la hosteler¨ªa¡±.
Tambi¨¦n niega estar en contra del turismo. ¡°Somos conscientes de que es el motor econ¨®mico de M¨¢laga. Solo estamos en contra del turismo excesivo. En M¨¢laga centro hay m¨¢s turistas que vecinos, es un parque de atracciones. Y esa din¨¢mica est¨¢ proliferando en otros barrios. El Soho era un barrio degradado, con miseria y prostituci¨®n, y el mismo Ayuntamiento que durante a?os permiti¨® que existiese en esas condiciones ahora lo ha convertido en un barrio tur¨ªstico. Mucha gente dice: mejor turistas y despedidas de soltero que putas. Yo digo: no, ?mejor vecinos!¡±
La posici¨®n de la hosteler¨ªa frente a esta pol¨¦mica no es, sin embargo, un¨¢nime. ¡°En algunos locales de copas, si se identifica que un grupo de personas pertenece a una despedida, le pueden restringir el acceso¡±, reconoce Paloma Quintana, gerente de la empresa Tu mejor despedida. Lo primero que uno ve al entrar en la web de esta agencia es la ilustraci¨®n de un preservativo encerrado en una se?al de prohibido. ¡°Es nuestro logo desde 2005, pero lo estamos cambiando¡±, aclara Quintana. La empresaria concede que ¡°ser de una despedida no te da derecho a montar jaleo en la calle¡±, si bien a?ade que, aparte de advertir a sus clientes sobre la posibilidad de que en algunos locales les veten la entrada, no pueden hacer mucho m¨¢s. ¡°Son mayores de edad, no tenemos que decirles c¨®mo se tienen que comportar¡±, sentencia.
No lo llame espect¨¢culo, ll¨¢melo ¡®stripper¡¯
No todos sus compa?eros de sector comparten esta filosof¨ªa. ¡°Escapo de los grupos conflictivos, a los que se les nota de lejos que pueden ser complicados. No solo por el hecho de que la ciudadan¨ªa pague las consecuencias si esta gente se pone a mear por ah¨ª o a hacer demasiado barullo en zonas de descanso, sino porque creo que uno se puede divertir sin tener que hacer eso¡±, mantiene Borja Rivas, director de Despedidas en Galicia. Tanto Quintana como Rivas coinciden en se?alar que la mayor¨ªa de despedidas pasan por contratar actividades de d¨ªa (normalmente competiciones, excursiones, pruebas f¨ªsicas) y acabar con una cena espect¨¢culo. El g¨¦nero de los clientes abre una aqu¨ª una importante ramificaci¨®n.
¡°En un alto porcentaje, los hombres siguen cogiendo la cena espect¨¢culo con una stripper. Es una tradici¨®n para ver si el futuro novio tiene la tendencia de saltarse los m¨¢rgenes antes del matrimonio. Las mujeres, en cambio, prefieren espect¨¢culos c¨®micos, que les hagan re¨ªr¡±, apunta Rivas. Las parejas homosexuales, seg¨²n los dos expertos, recurren menos a este tipo de servicios pero, cuando lo hacen, buscan las mismas tendencias. ¡°El que contrata una despedida sabe a lo que va. Todos quieren lo mismo: actividades, cena y alojamiento¡±, remarca Paloma Quintana.
La naturaleza anacr¨®nica del concepto de despedida de soltero (su origen, dice el mito, est¨¢ en la antigua Esparta, sociedad no conocida precisamente por su af¨¢n civilizatorio) hace que, incluso a d¨ªa de hoy, sobreviva en el campo sem¨¢ntico de lo grotesco. ¡°?Quieres que tu amigo vaya esposado a un enano que no parar¨¢ de hacerle la vida imposible? Cont¨¢ctanos para pasar juntos un d¨ªa de locos¡±, reza un anuncio publicado en una plataforma de contactos. El responsable, que accede a hablar con ICON a condici¨®n de mantener su anonimato, es un hombre con acondroplasia que lleva diez a?os trabajando en el sector de la animaci¨®n.
¡°Ahora mismo casi no podemos hacer despedidas porque las asociaciones de personas con acondroplasia est¨¢n muy encima y no queremos salir en ning¨²n lado¡±, se queja. ¡°No nos dejan trabajar como todo ser humano¡±, dice para explicar su prudencia. ?l no considera degradante esposarse a un novio o una novia y ser paseado entre las risas de sus amigos y el resto de viandantes. ¡°Los que hacemos los que trabajamos en el sector de la animaci¨®n es que la gente se divierta. Hacemos esto porque nos gusta y porque nos permite ganar un dinero que nos viene muy bien¡±, reivindica.
Acusa de paternalismo a las asociaciones de personas peque?as, que seg¨²n ¨¦l est¨¢n cerradas a cualquier tipo de debate. ¡°Yo pongo mis condiciones claras: me tienen que adelantar el dinero y si a la primera de cambio veo una falta de respeto o una humillaci¨®n, cojo y me voy¡±. Preguntado sobre si alguna vez ha tenido que abandonar una despedida por eso, es tajante: ¡°No¡±. Tampoco entiende que las despedidas est¨¦n causando pol¨¦mica en tantas ciudades. ¡°?Se quejan de que un grupo de amigos arme jaleo a las siete o las ocho de la tarde? ?Si es solo gente que se lo est¨¢ pasando bien! Es algo que, adem¨¢s, nos beneficia a nivel econ¨®mico por el turismo¡±.
Una lectura est¨¦tica de las despedidas
M¨¢s all¨¢ de los factores c¨ªvicos y ¨¦ticos, el conflicto de las despedidas de soltero es fundamentalmente est¨¦tico. Fernando Castro Fl¨®rez, doctor en Est¨¦tica por la Universidad Aut¨®noma de Madrid, no es ajeno a este fen¨®meno. ¡°Ser¨ªa demasiado pedante o culterano afirmar que la epidemia de las despedidas de soltero en Espa?a es una derivaci¨®n del esperpento valleinclanesco o una mutaci¨®n de los furores carnavalizantes¡±, explica. ¡°Llevados por una erudici¨®n delirante podr¨ªamos afirmar que es una manifestaci¨®n de la cultura de la plaza p¨²blica en clave bajtiniana¡±.
El acad¨¦mico, pese a todo, cree que todo es mucho m¨¢s ¡°cutre y casposo¡± que cualquier tentativa fenomenol¨®gica. ¡°Hacer el friki en una celebraci¨®n hiperrid¨ªcula puede servir como aperitivo para el mal trago de abandonar la solter¨ªa. Es como si en ese desafuero de la camarilla se estuviera exprimiendo la ¨²ltima gota de chachondeo antes de ingresar en los rigores de la vida matrimonial. Hace a?os la despedida de soltero era, tal y como las recuerdo, una apresurada b¨²squeda de la borrachera descomunal. No faltaban los que, en estado calamitoso, se encaminaban hacia la heterotop¨ªa prostibularia. Desde hace a?os, la moda de viajar a ciertas ciudades marcadamente festivas como M¨¢laga o Valencia han impuesto esta din¨¢mica de grupos pat¨¦ticos disfrazados de cualquier cosa, novios y novias vejados voluntariamente y griter¨ªos m¨¢s propios de una antigua casa de locos. Rito de paso o de pasodoble, celebraci¨®n estrafalaria en la que el sinsentido, el mal gusto, la idiotez imponen su ley. Antes de que el sagrado sacramento torne todo en olvido y verg¨¹enza¡±.
Hay en el disfraz de este tipo de festejos bacanalicios algo que inquieta a Castro Fl¨®rez. Por un lado, reconoce algunos paralelismos de la despedida de soltero con el carnaval siguiendo las pistas del ¡°mundo invertido, la bufonada sin freno y los juego de roles y pseudo-profanaciones¡±. No obstante, frente al relato en cierta medida orgulloso que como sociedad nos hemos dado del carnaval, en forma de desaf¨ªo popular de la moral establecida, el experto identifica una diferencia jer¨¢rquica notable en las despedidas de soltero: aqu¨ª el pueblo no es part¨ªcipe, sino v¨ªctima de su din¨¢mica.
¡°Cuando vas en un tren con uno de estos grupos sientes inevitablemente repulsi¨®n cuando no te indignas por las molestias que ocasionan. No faltan broncas entre los que se despiden y los ciudadanos que viajan o salen a pasear por una calle convertida en parque tem¨¢tico de la estupidez. Ah¨ª es donde no hay una din¨¢mica colectiva carnavalesca. Se trata de una tropa descompuesta, precariamente unificada, gozando moment¨¢neamente de su deriva rid¨ªcula, a punto de ser abroncados¡±. En cuanto a la tendencia a repetir motivos rijosos en algunos de estos atuendos, el fil¨®sofo cree que ¡°las alusiones gruesas a lo sexual son, en cierta medida, exorcismos de la impotencia¡±.
Por ¨²ltimo, Castro Fl¨®rez recurre al libro de Guy Debord La sociedad del espect¨¢culo para decodificar el papel de las despedidas en nuestra era, se?alando la tendencia de sus participantes a convertir al resto del mundo en actores pasivos y secundarios de su propio reality show. ¡°Esas comitivas rid¨ªculas que montan una psicogeograf¨ªa, pervirtiendo una pr¨¢ctica situacionista, tienen que ser grabadas en todo momento¡±, recuerda. El autor identifica as¨ª a los novios que ¡°se despiden¡± con los protagonistas de Los idiotas, de Lars von Trier: ¡°Desean que el mundo gire en torno a ellos, transgreden normas, desparraman cuanto pueden, convierten lo grotesco en ultra-s¨®rdido, lanzan un ¨²ltimo cohete antes de que su vida ingrese en el vac¨ªo matrimonial que, en el fondo, les espanta¡±.
La academia mortifica sus excesos, el signo de los tiempos las descalifica por su sexismo, la ciudadan¨ªa recela de su naturaleza disruptiva y las autoridades las acorralan con una bater¨ªa de ordenanzas municipales. Cualquiera dir¨ªa que las despedidas de soltero est¨¢n crisis, tal y como vaticin¨® Bloomberg en 2019. Y sin embargo cualquier vistazo a los portales que ofertan packs para celebrar fiestas preboda confirma que la tradici¨®n se resiste a morir. Las webs ponen ahora el acento en versiones light, a veces chic y a veces infantilizadas, de ese ¨¦xtasis del mal gusto: escapadas reducidas, con pocos amigos; actividades multiaventura; juegos en hinchables gigantes al modo de Humor amarillo o el Grand Prinx. En un pa¨ªs tan adicto a los ritos de paso que lleg¨® a inventarse, incluso, el bautizo civil, el mercado proveer¨¢ siempre metamorfosis con mayor o menor dosis de cafe¨ªna y sentido del rid¨ªculo.
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