¡®My way¡¯, la canci¨®n obligatoria en los karaokes y prohibida en los hospitales
El cl¨¢sico de Frank Sinatra no es obsceno ni sacri?lego pero tiene un curioso historial de prohibiciones en Gran Breta?a... y en Filipinas
My way, en la versio?n cantada por Frank Sinatra, ha superado el medio siglo y sigue ostentando el muy dudoso honor de ser una de las canciones ma?s prohibidas de la historia de la mu?sica popular. No es obscena, no es sacri?lega, no incita al magnicidio ni a la desobediencia civil. Es simplemente una adaptacio?n al ingle?s hecha por Paul Anka de la cancio?n francesa de 1967 Comme d¡¯habitude. Los autores originales fueron Claude Franc?ois y Jacques Revaux. Pero la versio?n en ingle?s solo mantiene la melodi?a de la cancio?n, ya que la letra fue reescrita por Paul Anka y es totalmente diferente de la original en france?s. El canadiense la transformo? en el testamento vital de un hombre que se asoma a su propia muerte con dignidad, sin melancoli?a ni reproches.
Sin embargo, el elegante (y prematuro, porque su inte?rprete no fallecio? hasta 1998) epitafio de Sinatra paso? a la clandestinidad ya en 1994, cuando los hospitales brita?nicos, empezando por el de Dudley, decidieron retirarla de sus hilos musicales. En opinio?n del locutor Steve Ford, el primero en promover tan inso?lita caza de brujas, la cancio?n resultaba ¡°demasiado mo?rbida¡± para sonar en un quiro?fano o una sala de espera: ¡°Se trata de que los pacientes conserven las ganas de vivir¡±, argumentaba el hombre por entonces, ¡°no de que se pongan su mejor frac y se resignen a la muerte¡±. Cuando el hospital de Dudley reintrodujo la cancio?n, pocos meses despue?s, lo hizo con el compromiso de omitir la primera estrofa, en la que se habla literalmente de que el fin esta? cerca y ha llegado la hora de ver caer la u?ltima cortina. Ma?s claro, agua.
En 2020, el an?o de la pandemia, hospitales de todo el mundo siguen vetando la cancio?n mortuoria, convencidos de que el tema ma?s popular en los funerales no es adecuado para centros de salud ni geria?tricos. Y la verdad es que algu?n pasaje oscuro ha causado: ya en nuestro siglo, entre 2007 y 2012, My way inspiro? en Filipinas una tra?gica y delirante ola de cri?menes, cometidos en su mayori?a en los karaokes clandestinos de los arrabales de Manila. Al parecer, cantar la cancio?n se interpretaba como un acto de ostentacio?n arrogante propio de suicidas y ga?nsteres de medio pelo. Quien se atrevi?a a hacerlo, sabi?a que se jugaba el pellejo. Sobre todo, si desafinaba, como le ocurrio? a un joven de 29 an?os de la localidad de San Mateo de Rizal que, ebrio y eufo?rico a altas horas de la madrugada del 29 de mayo de 2007, fue tiroteado por un guardia de seguridad melo?mano e intransigente, convirtie?ndose asi? en la primera vi?ctima de tan siniestra moda. En el pai?s asia?tico la prohibieron por letal y en el Reino Unido, por derrotista y deprimente. Ningu?n otro cla?sico de la cancio?n contempora?nea tiene tan mala prensa.
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