¡°?Ahora todos ten¨¦is barco?¡±: c¨®mo un lugar h¨²medo, inestable e inc¨®modo se convirti¨® en la meta aspiracional de Instagram
Cada verano las redes sociales se llenan de famosos, amigos o conocidos haci¨¦ndose selfis en yate: una estampa que se ha multiplicado en los ¨²ltimos tiempos y tiene mucho que ver con cierta medida del ¨¦xito
En 2018 el actor Brays Efe estaba harto de ver a sus contactos de Instagram a bordo de todo tipo de embarcaciones mientras ¨¦l trabajaba en Madrid y grab¨® un video de menos de un minuto que se hace de nuevo viral verano tras verano: ¡°?Por qu¨¦ est¨¢is todas en barcos, ten¨¦is todas un barco? Yo jam¨¢s he estado cerca de un barco, ni siquiera he tocado un barco¡±. Sobre su famoso corte, Brays recuerda que despert¨® un fin de semana ¡°ahogado por el asfalto, mientras en las stories todo el mundo estaba navegando¡±, y contin¨²a: ¡°No pens¨¦ que conectar¨ªa tanto con el sentir general como para ser viral en verano durante m¨¢s de cinco a?os, de hecho, si lo llego a pensar... ?me hubiera peinado!¡±.
Brays se hizo viral porque expres¨®, en pocas palabras, algo evidente: no hay tanta gente aficionada a la navegaci¨®n deportiva y, sin embargo, Instagram est¨¢ llena de fotos de gente en barcos. Gente tomando el sol en la cubierta, gente simulando que abre champ¨¢n en la popa y (esto punt¨²a extra) gente haciendo que maneja el tim¨®n. Cuando compartimos una foto junto a un objeto en redes sociales, estamos buscando identificarnos con los valores asociados a ese objeto (exclusividad, poder econ¨®mico y osad¨ªa, en el caso de los yates). Porque, como explica el actor, ¡°en el momento que hice el v¨ªdeo, ya conoc¨ªa el hecho de que algunos influencers alquilan un barco un solo d¨ªa y van a ¨¦l con varios ba?adores para tener contenido para todo el verano. Las redes sociales son ficci¨®n. Algunas veces parece que alguien da cuenta de su maravilloso d¨ªa de verano, pero est¨¢ encerrado en su habitaci¨®n¡±.
Una breve y h¨²meda historia
?Cu¨¢n importante es el mar y la navegaci¨®n? David Abulafia lo resumi¨® de modo muy sencillo en el ensayo Un mar sin l¨ªmites: la navegaci¨®n es la actividad que ha dado forma a nuestro mundo. Todav¨ªa hoy los mares son el medio por el que se desplazan los grandes portacontenedores que impulsan la econom¨ªa global, son las peligrosas fronteras que separan continentes desiguales y, en sus profundidades, esconden atractivos misterios (que llevan, como en el caso del Titan, a absurdas tragedias). Sin embargo, para la mayor¨ªa de nosotros, el mar lo forman las franjas de agua y tierra m¨¢s cercanas a la orilla, eso que llamamos costa. Algunos metros, o kil¨®metros, en los que es posible chapotear, nadar, encontrar un chiringuito o alquilar un adosado. Nuestra experiencia del mar suele ser, en realidad, la de la playa, un paisaje que hasta hace no tanto se consider¨® cenagoso e indeseable y hoy es el mito central de la industria del turismo.
Pero quienes se lo pueden permitir, cuando llega el calor, desaf¨ªan estas costumbres. No van a la playa. No se llenan los pies de arena. No padecen a ruidosos vecinos de toalla ni compiten por un hueco en el que colocar la sombrilla. Est¨¢n un poco m¨¢s all¨¢, mir¨¢ndonos desde el otro lado, subidos a un barco como el que describi¨® Brays Efe, navegando, tomando el sol en cubierta y, casi siempre, al menos si obedecemos a las redes sociales, posando.
Es sabido que el rey Carlos II de Inglaterra fue uno de los pioneros. Ya en el siglo XVII pens¨® que algo tan complejo y necesario para su naci¨®n como la navegaci¨®n a vela pod¨ªa convertirse en un divertido y placentero pasatiempo. As¨ª surgi¨® la n¨¢utica de recreo, ligada desde sus or¨ªgenes a la aristocracia y a las casas reales europeas, y practicada desde aquel momento en clubes n¨¢uticos de todo el mundo (el primero de ellos se fund¨® en Cork, Irlanda, en 1720). Aquellos primeros paseos a vela se convirtieron en competiciones (o regatas) tan populares como la Copa Am¨¦rica. Durante el primer tercio del siglo XX, el motor di¨¦sel fue desplazando a las turbinas de vapor como medio de propulsi¨®n para grandes buques y apareci¨® la posibilidad de construir peque?as embarcaciones de recreo tambi¨¦n a motor.
En Espa?a, la mayor¨ªa de puertos deportivos se planificaron durante el desarrollismo (un periodo de crecimiento econ¨®mico que suele datarse entre 1959 y 1973), pero el n¨²mero de amarres contin¨²a aumentando. Actualmente, nuestro pa¨ªs dispone de unos 140.000, seg¨²n datos del sector, y de, aproximadamente, una embarcaci¨®n deportiva por cada 200 habitantes (cifra modesta comparada con otros pa¨ªses mediterr¨¢neos como Grecia o Italia, que la doblan). En cualquier caso, obedeciendo a las estampas de Instagram o al horizonte de nuestras playas, estamos m¨¢s que acostumbrados a convivir con las embarcaciones de recreo, ya sean grandes yates, peque?as lanchas, veleros deportivos o motos de agua.
Postureo vs. esfuerzo
Jes¨²s Ros es regatista profesional e instructor de vela, y lleva m¨¢s de 20 a?os (de menos de 30 de vida) navegando. ¡°Aunque trabajo durante todo el a?o en veleros, tambi¨¦n paso mis vacaciones en uno¡±, explica. ¡°Puedes fondear y ver el amanecer o el atardecer donde quieras, desplazarte sin gastar combustible y gozar de una libertad parecida a la que da una autocaravana¡±. Eso s¨ª, en el mundo de la n¨¢utica, a?ade, adem¨¢s de los que navegan por deporte y los que lo hacen por placer, tambi¨¦n est¨¢n ¡°los del postureo¡±.
¡°El postureo se lleva mal con el esfuerzo¡±, remarca el regatista Ros, ¡°y para navegar a vela hace falta aprender muchas cosas: meteorolog¨ªa, porque dependemos del viento para todo, un vocabulario espec¨ªfico, c¨®mo se comporta el barco, que es siempre inestable y escora, c¨®mo ejecutar las maniobras b¨¢sicas con seguridad¡¡±. As¨ª que, concluye, ¡°lo que m¨¢s veremos en Instagram son fotos de atardeceres (porque el dominguero no quiere madrugar) con el barco fondeado o en puerto. Y, si acaso, alg¨²n paseo con el motor encendido y sin trapo¡±.
Basta con echar un vistazo a los grupos de WhatsApp que re¨²nen a profesionales de la mar en cada zona (Protecci¨®n Civil y Salvamento Mar¨ªtimo, marineros de clubes y puertos o instructores de escuelas de vela o buceo) o con estar un poco atento a lo que se cuenta cada ma?ana en los pantalanes: en las poblaciones costeras no hay noche de verano sin su correspondiente susto. Solo en el Mar Menor (Murcia), en esta temporada que comienza se han producido, de menor a mayor gravedad, varios remolques de embarcaciones sin combustible (en estos casos el patr¨®n debe pagar su rescate), un accidente con una lancha de tama?o considerable que cay¨® varada sobre un paseo peatonal y, desgraciadamente, otro accidente con un fallecido sobre una moto de agua.
Antonio Padial, jefe del Centro de Salvamento Mar¨ªtimo de Valencia (que tambi¨¦n da servicio a la marina mercante y a la flota pesquera) indica que m¨¢s de la mitad de sus intervenciones durante el verano responden a incidencias en embarcaciones de recreo. Desde esta sociedad dependiente del Ministerio de Fomento y encargada de prestar auxilio en las aguas territoriales espa?olas comentan que los problemas m¨¢s habituales con los que se encuentran son ¡°fallos en el sistema de propulsi¨®n o de gobierno de las embarcaciones y, en menor n¨²mero, v¨ªas de agua, varadas, incendios, hundimiento, emergencias m¨¦dicas que requieren evacuaci¨®n¡¡±. No obstante, Padial prefiere hablar de falta de precauci¨®n o de exceso de confianza antes que de imprudencias y enumera los casos m¨¢s habituales: ¡°No disponer del combustible suficiente para realizar una traves¨ªa, tratar de entrar en una cala d¨®nde no tenemos suficiente profundidad de agua, invadir la zona de ba?istas...¡±.
Frente al postureo al que se refieren algunos profesionales de la mar y que recogen caricaturas como la de Brays Efe, Padial recomienda que se repasen los consejos de seguridad en la web y que el patr¨®n o armador imparta ¡°un briefing previo a la salida a la mar indicando a los invitados d¨®nde se encuentran los elementos de seguridad tanto individuales como colectivos y la forma de utilizarlos¡±.
Angostos, h¨²medos e inestables
Aquel verano de 2018 Brays pudo, finalmente, embarcar. ¡°Es una situaci¨®n bastante inc¨®moda¡±, recuerda, ¡°como lo es siempre compartir poco espacio con gente borracha. No es lo m¨ªo¡±. La mayor¨ªa de barcos (con la excepci¨®n de los enormemente grandes, reservados a milmillonarios y plut¨®cratas) son espacios angostos, llenos de humedad y en los que todo se mueve constantemente. Adem¨¢s, los marineros con experiencia hablan de esos momentos en los que ¡°la mar sube desmesuradamente y es necesario trimar las velas sin descanso¡± o de temporales durante los que ¡°solo da tiempo a comer pedazos de pan con queso y dormir alguna cabezada de no m¨¢s de diez minutos¡±.
Como escribi¨® Alessandro Baricco en The Game, las redes sociales solo difunden los contenidos m¨¢s aerodin¨¢micos, es decir, aquellos sin matices, asperezas o rugosidades. Las fotos en Instagram apenas recogen una min¨²scula parte de lo que supone navegar. Eso s¨ª, quien est¨¦ dispuesto a lidiar con todas las dificultades que no se ven, acceder¨¢ a una de las actividades m¨¢s satisfactorias que se pueden practicar en el agua (deslizarse sin esfuerzo, dominar los elementos) y, adem¨¢s, a la que posiblemente sea la m¨¢s longeva todas las aventuras emprendidas por la humanidad.
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