La moda de lanzar cosas a las estrellas en pleno concierto: caramelos a la cara de Harry Styles o las salchichas a Lady Gaga
La proliferaci¨®n de v¨ªdeos virales en TikTok y otras redes sociales ha convertido en nueva tendencia tirar objetos a los grupos de m¨²sica
Cantaba Freddie Mercury que el amor puede matar, y en el caso del amor de los fans, a veces ha estado bastante cerca de conseguirlo, sobre todo cuando las muestras de cari?o se traducen en lanzamientos de objetos al escenario. Es lo que ya le ha sucedido a Rosal¨ªa en varias ocasiones durante su gira de Motomami. En Buenos Aires (Argentina) solo le tiraron una camiseta y una carta, pero ya la cantante contest¨® con una advertencia al micro: ¡°Si quieres tirar una cosa, por favor, t¨ªrala con cuidado y con punter¨ªa¡±. No sirvi¨® de mucho, ya que, d¨ªas despu¨¦s, en San Diego (EE UU), fue un ramo de rosas lo que le golpe¨® directamente en la cara. Esta vez respondi¨® con un tuit: ¡°Por favor, no tir¨¦is cosas al escenario y si sois tan motomamis que las tir¨¢is igualmente, tiradlas en el lado opuesto al que yo est¨¦¡±, escrib¨ªa la catalana.
El 14 de noviembre, era Harry Styles quien recib¨ªa un impacto en un ojo, atribu¨ªdo a un caramelo marca Skittle. Fue tan contundente que, al parecer, estuvo el resto del concierto con ¨¦l p¨¢rpado cerrado. El brit¨¢nico tiene ya un largo historial en esta materia. Cuando formaba parte de One Direction fue alcanzado por un tamp¨®n en un concierto en Nottingham, en 2012, y posteriormente vio con sorpresa c¨®mo le lanzaban desde nuggets de pollo a una zapatilla directa a la entrepierna. Su respuesta fue encomiable y muy profesional: ¡°El show debe continuar¡±, dijo desde el micro.
Tampoco Lady Gaga se ha librado en su regreso a los escenarios este verano, cuando un objeto identificado no le dio, pero casi, aunque ella protest¨® en¨¦rgicamente. En cualquier caso, nada comparable a aquel concierto en Barcelona en 2012, en el que le arrojaron salchichas. Y, en septiembre, Dua Lipa pate¨® en Ciudad de M¨¦xico un peluche Dr. Simi. El lanzamiento de esos mu?ecos, muy populares y queridos en M¨¦xico, se ha convertido en una costumbre en casi todos los conciertos, no siempre bien recibida, como demostraron las reacciones airadas de ¨ªdolos locales como Alejandro Fern¨¢ndez o Caf¨¦ Tacvba.
Pero ?a qu¨¦ obedecen este tipo de comportamientos? Seg¨²n el periodista musical Xavier Vali?o, autor del libro El gran circo del rock: an¨¦cdotas, curiosidades y falsos mitos (T&B Editores), todo se encuentra ¡°relacionado con la adrenalina, con ser part¨ªcipe de algo con una multitud de personas y mostrar que se est¨¢ viviendo con intensidad. Es una forma llamativa de responder a lo que est¨¢ sucediendo en el escenario, y una de las pocas opciones que el p¨²blico tiene de participar en el espect¨¢culo, sea ya eso algo bueno o malo¡±.
¡°Podr¨ªa decirse que el espectador parece empe?ado en devolver algo a su ¨ªdolo, en que haya un objeto de su amor que retorna en direcci¨®n contraria. Esa muestra no va, como se puede ver, exenta de cierta agresividad¡±, argumenta Manuel Gonz¨¢lez Molinier, m¨¦dico psiquiatra y psicoanalista, y tambi¨¦n excantante y compositor del grupo de pop indie Hazte Lap¨®n. ¡°En esta ¨¦poca narcisista en que vivimos, el espectador no parece conformarse con esa posici¨®n pasiva y desigual que ocupa respecto a su ¨ªdolo, quiere ocupar un lugar privilegiado, salvar la distancia que los separa, ser tambi¨¦n protagonista. Hay que tener cuidado con eso, porque hay todo tipo de reacciones que un artista puede provocar en su p¨²blico, no todas positivas¡±.
De los Beatles a Kanye West, casi nadie se ha librado
El lanzamiento de objetos al escenario es una costumbre tan antigua que bien se puede remontar al momento en que se arrojaban tomates a los actores teatrales en se?al de descontento con la obra o con su interpretaci¨®n. El primer caso documentado data de 1883, cuando un actor llamado John Ritchie recibi¨® una lluvia de tomates y huevos podridos en Nueva York.
Sean frutos ¨Ccorrompidos¨C del amor o del odio, pr¨¢cticamente ninguna estrella del rock y del pop se ha librado. A los Beatles les sol¨ªan obsequiar en su primera gira norteamericana con contundentes lanzamientos de caramelos, se supone que de buen rollo, pero se cuenta que George Harrison odiaba tanto aquello que perdi¨® las ganas de salir de gira. Jimi Hendrix, Led Zeppelin, Ramones, Sex Pistols, Jethro Tull, AC/DC, Madonna, Barbra Streisand, Oasis, Green Day, Marilyn Manson, Justin Bieber, Marc Anthony, 50 Cent, Jeff Mills o Kanye West tambi¨¦n han sido agasajados con alguno de esos regalos no solicitados en alg¨²n momento de su carrera. Algunos de ellos llegaron a ser plasmados para la posteridad, como en el ¨¢lbum en vivo Metallic K.O., de The Stooges, donde se capta c¨®mo el p¨²blico de Detroit acosa a Iggy Pop con una tormenta continua de botellas de cerveza, caramelos, hielo y huevos, entre otros objetos.
Y tambi¨¦n ha habido episodios que han pasado a la historia del rock, como el acontecido a Alice Cooper en 1969, en el Toronto Peace Festival, cuando alguien le tir¨® una gallina. El rockero, que pensaba que esta pod¨ªa volar, la devolvi¨® al p¨²blico, que tir¨® de ella hasta destrozarla y llenarlo todo de sangre. De ah¨ª se gener¨® el bulo de que Cooper mataba gallinas en el escenario.
En 1982, algo a¨²n m¨¢s sangriento le sucedi¨® a Ozzy Osbourne, cuando un fan le lanz¨® un murci¨¦lago vivo. El l¨ªder de Black Sabbath se pens¨® que era de goma y lo decapit¨® de un mordisco. Lejos de asustarse con lo acontecido, posteriormente se acostumbr¨® a lanzar carne cruda a la audiencia, que le correspondi¨® haci¨¦ndole lo propio.
S¨ª se qued¨® un tanto espantado Bruce Dickinson, de Iron Maiden, cuando vio jeringas con sangre a sus pies en un concierto en Portugal, mientras que a Mick Jagger le golpe¨® una silla en la cabeza en la actuaci¨®n de los Rolling Stones en Marsella en 1990. Termin¨® en el hospital, donde recibi¨® ocho puntos de sutura. En 2004 le toc¨® a David Bowie en Oslo, donde una piruleta impact¨® en su ojo. Como recompensa, los noruegos se llevaron un concierto considerablemente m¨¢s corto y una declaraci¨®n para los anales: ¡°Al menos no me dieron en el ojo bueno¡±.
Aunque peor suerte puedes llegar a tener si eres un telonero a quien los fans del artista principal consideren inapropiado. Fue el caso de The B-52¡äs cuando abrieron para The Who en Orlando (EE UU), en 1982. Una manzana impact¨® en el est¨®mago de su vocalista Cindy Wilson, y les llev¨® a abandonar el escenario. Y no es solo patrimonio de los grupos de rock m¨¢s o menos duro. En 1989, en Cardiff (Pa¨ªs de Gales), unos debutantes Texas abr¨ªan para Simple Minds. El p¨²blico, que no parec¨ªa abogar tanto por la paz en el mundo como la banda de Jim Kerr, tir¨® botellas a sus invitados durante todo su concierto, llegando a darle en la cabeza a la cantante Sharleen Spiteri. Cuando ella pregunt¨® si les parec¨ªa apropiado lanzar cosas a una pobre chica que solo estaba cantando, la lluvia arreci¨® con m¨¢s fuerza entre carcajadas.
Y en 1992, en el Estadio Benito Villamar¨ªn de Sevilla, fue al grupo Faith No More, que teloneaba a Guns N¡¯Roses, al que le toc¨® una lluvia constante de latas de cerveza durante todo el concierto. El karma terminar¨ªa haciendo su jugada ya que, a?os despu¨¦s, ser¨ªa el mismo grupo de Axl Rose el que recibi¨® los botellazos, esa vez en protesta por salir demasiado tarde al escenario. En 1998, fue la cantante Meredith Brooks quien fue recibida con andanadas de botellas y monedas en Buenos Aires cuando abr¨ªa para los Rolling Stones. Ella sali¨® al escenario vistiendo la camiseta de la selecci¨®n argentina y, en protesta, se la quit¨®, la tir¨® al suelo y finaliz¨® el concierto afectada e indignada. A veces, incluso, no son personas humanas las agresoras. Que se lo digan a los componentes de Kings Of Leon, cuando abandonaron un concierto en St. Louis (EE UU) a las tres canciones por una lluvia de excrementos de palomas.
Espa?a no es diferente
En Espa?a, apenas entrada la Transici¨®n, el reci¨¦n adquirido derecho a la libertad tambi¨¦n nos hizo abrazar con ganas el lanzamiento de objetos al escenario, casi siempre desde el purismo rock. Los artistas de la movida, por ejemplo, fueron v¨ªctimas frecuentes de esas agresiones, que tambi¨¦n adquirieron formas aut¨®ctonas como la amenaza de echar a los m¨²sicos al pil¨®n. En una entrevista, en 2001, Carlos Berlanga me confesaba que, despu¨¦s de que les sucediera eso en un concierto con Alaska y Dinarama, en Calahorra (La Rioja), se resisti¨® a seguir saliendo de gira. En Mallorca, en 1983, una botella casi alcanza a Juan Verdera, guitarrista de Derribos Arias. ¡°Se hizo pedazos al dar contra su micro en lugar de en su cara. Un milagro¡±. Ramonc¨ªn tambi¨¦n era destinatario habitual de todo tipo de objetos y no solo en su primera ¨¦poca, la m¨¢s punk. Fue famosa su batalla de huevos podridos en el Parque de Atracciones de Madrid en 1978, pero m¨¢s todav¨ªa su recibimiento en, de nuevo, el Festival Vi?a Rock, en 2006, cuando le lanzaron piedras y CD¡¯s cortados en forma de estrella ninja en protesta por sus campa?as contra la pirater¨ªa al frente de la SGAE.
El rock enardec¨ªa, como en el infame concierto de Lou Reed en el campo de f¨²tbol de Moscard¨® (Madrid), en 1980. El neoyorquino abandon¨® el escenario despu¨¦s de que lanzaran una lata y el p¨²blico reaccion¨® destroz¨¢ndolo todo, como bien reflejaron las cr¨®nicas de sucesos de la ¨¦poca. El mayor perjudicado por aquel incidente fue el p¨²blico madrile?o: d¨ªas despu¨¦s, deber¨ªa actuar Bob Marley en el mismo recinto, pero el Gobierno Civil no autoriz¨® el concierto alegando peligro de alteraci¨®n del orden p¨²blico.
Amor y odio fue el recibido en cantidades industriales por Hombres G. Cantidades industriales de ropa interior femenina, en concreto. Seg¨²n David Summers, hubo un tiempo en que cada noche pod¨ªan recibir trescientos o cuatrocientos sujetadores y bragas en el escenario. Si el p¨²blico femenino mostraba su fervor de ese modo, el masculino sol¨ªa equilibrarlo de formas m¨¢s agresivas. Revelaba recientemente el guitarrista Rafa Guti¨¦rrez en La Voz de Galicia que en un concierto en Vigo le lanzaron un bote de arena que pis¨® por error y le dej¨® durante nueve meses con un derrame en la rodilla. El giro de gui¨®n lleg¨® a?os despu¨¦s, cuando Iv¨¢n Ferreiro le confes¨® que el culpable hab¨ªa sido Alfonso Rom¨¢n, el guitarrista de Los Piratas.
Se dice que la primera vez que H¨¦roes del Silencio toc¨® en San Fernando (C¨¢diz), en 1990, tiraron latas al escenario. Bunbury par¨® el concierto, cogi¨® una de ellas, se dio a s¨ª mismo en su cabeza y dijo: ¡°?Me quer¨¦is dar? Pues ya me hab¨¦is dado. Ahora dejadme tocar¡±. Xavier Vali?o recuerda c¨®mo, en unas fiestas de Lugo, sus amigos barrieron con tomates y huevos a Tequila por considerarlos un grupo pop para fans. Y tambi¨¦n fue muy comentado el lanzamiento de huevos podridos a Sabrina Salerno en la discoteca Terps¨ªcore de Negreira (A Coru?a) por parte de un grupo de feministas indignadas despu¨¦s de que la cantante flashease sus pechos en su actuaci¨®n televisiva en la Nochevieja de 1987.
Tampoco los m¨¢s duros se libraron de lo suyo. Extremoduro abandon¨® un concierto en Toledo despu¨¦s de que Robe Iniesta recibiera un tornillazo en el pecho, y no fue la ¨²nica vez. ¡°A ver, un hijo de puta ha tirado una lata, luego otro ha tirado un katxi. Yo ya he cobrao, ?eh?, as¨ª que al loro, me voy pa mi pueblo y os dan por el culo, ?eh? Si alguno quiere tirarle piedritas al monigote que se vaya a su puta casa¡±, lanzaba el cantante en 2014 en un concierto en Salou. Aunque el plus de peligrosidad es mayor si tocaba ser telonero de ellos, claro. En 1997, el grupo valenciano Doctor Divago recibi¨® ¡°un bocadillo, una moneda de 25 pesetas, alg¨²n escupitajo aislado y alg¨²n cigarro encendido¡± cuando les precedieron en la plaza de toros de Benidorm. Afortunadamente, en la madrile?a sala El Sol, en 1999 estaban apagados los pitillos que el p¨²blico lanz¨® masivamente al grupo brit¨¢nico Hefner, en un hermoso acto de complicidad, cuando este interpretaba su tema ¡°Hymn For The Cigarettes¡±.
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