Esta marca espa?ola de ropa hecha de basura ha logrado expandirse por Europa a pesar de la pandemia

¡°Si viajas a Ibiza en pleno julio o agosto, el billete de avi¨®n, la noche de hotel o una cena en un restaurante te costar¨¢ mucho m¨¢s que en cualquier otra ¨¦poca del a?o, excepto los bikinis y ba?adores, que se venden en tienda al 50% al lado de los anoraks, justo cuando andas en camiseta por la calle¡±. Esta incongruencia que subraya en una videollamada Javier Goyeneche (Madrid, 1970) es uno de los factores que, sumado a la sobreproducci¨®n de stock a la que acostumbran las firmas, lleva a?os fulminando la sostenibilidad del negociado de la moda, en t¨¦rminos econ¨®micos y medioambientales. La din¨¢mica es casi la norma: como las prendas se comercializan al margen de las estaciones y en un volumen que no responde a la demanda real, o se opta al poco tiempo por los descuentos ¨Cseg¨²n el portal The Business of Fashion, hasta el a?o pasado solo un 60% de los productos del sector consegu¨ªan venderse a su precio inicial-, o se recurre directamente a los vertederos.

¡°Es evidente, el sistema se cae por su propio peso¡±, considera Goyeneche. En 2009, el madrile?o mont¨® una marca de ropa, Ecoalf, desde la que ha demostrado que se puede esquivar rebajas, Black Fridays y vertederos, a base de operar al contrario de lo habitual ¨Co sea, fabricando lo justo y necesario y distribuyendo en tiendas solo cuando toca- y a partir de un dise?o, adem¨¢s, reciclado en un porcentaje alt¨ªsimo. Algo que hace una d¨¦cada le cost¨® lo suyo al fundador de esta firma: para dar con un tejido lo m¨¢s ecol¨®gico posible, y que fuera apetecible de ver y de llevarlo puesto, tuvo que recurrir a botellas de pl¨¢stico, neum¨¢ticos, filtros de caf¨¦, redes de pesca y algod¨®n posindustrial.

En total, tres a?os tard¨® en conseguirlo. ¡°Tuvimos que desarrollarlo todo de cero¡±, recuerda, ¡°porque no hab¨ªa nada¡±. Por no haber, en Espa?a no hab¨ªa ni conciencia: ¡°Mucha gente identificaba el reciclaje con una cosa de mala calidad, de jipis idealistas, pero no. Lo que nosotros est¨¢bamos haciendo era I+D, un producto que el cliente no iba a saber que era reciclado si nosotros no se lo dec¨ªamos¡±.

Hoy ya no hace falta esconder que una prenda con un componente de moda puede ser sostenible. Al rev¨¦s. Hoy es un valor que importa, y que a Ecoalf le ha llevado incluso en 2020 a aumentar las ventas alrededor de Europa, sobre todo en mercados que no se han visto tan afectados como el espa?ol. Para hacerse una idea, a poco de terminar diciembre el 77% de la facturaci¨®n proviene de Alemania, Austria, Suiza y pa¨ªses escandinavos, en el caso de las tiendas multimarca, cuando antes era un 80% Espa?a, 20% internacional. Y en la p¨¢gina web, m¨¢s de lo mismo. A medida que la firma ha ido introduci¨¦ndose de forma org¨¢nica en estos pa¨ªses, las ventas online que se hacen desde all¨ª han empezado a dispararse. ¡°Todav¨ªa no somos una marca internacional, pero claramente hemos dejado de ser locales, y eso era una obsesi¨®n que yo ten¨ªa entre ceja y ceja¡±, cuenta Goyeneche.

Aparte, en 2020 ¨¦l ha recibido el premio a los Innovadores Sociales del a?o de la Fundaci¨®n Schwab. Es el primer espa?ol en lograr el t¨ªtulo, y uno de los pocos que lo ha conseguido trabajando en la segunda industria m¨¢s contaminante del mundo, dentro de una compa?¨ªa que a menudo es definida como un modelo de econom¨ªa circular. ¡°Y no lo somos¡±, recalca el empresario. ¡°No hasta que sepamos convertir el 100% de nuestros dise?os en hilatura para introducirlos de nuevo en el sistema¡±.

En Ecoalf no ser¨¢n del todo perfectos, pero a transparentes pocas marcas les ganan. En su web quieren vender, pero lo hacen describiendo sus prendas como en la etiqueta trasera de un producto del supermercado, aunque con mucha m¨¢s precisi¨®n y menos letra peque?a. A la hora de comprar chaquetas, cazadoras, camisetas, un par de sneakers o mochilas, lo que el cliente puede ver es un informe que indica las mejoras en cuanto a impacto medioambiental ¨Clitros de agua, emisiones de CO2 y la concentraci¨®n de fosfatos-, pr¨¢cticas sociales ¨Ccifra de personas y procesos involucrados detr¨¢s del producto- y su trazabilidad. Todo, pormenorizado en porcentajes y con una nota final, tampoco puesta a ojo, por supuesto, sino de acuerdo al sistema de evaluaci¨®n que marca la plataforma BCOME.

Por si con eso no fuera suficiente, en la p¨¢gina web se puede echar una tarde entera viendo infograf¨ªas y v¨ªdeos. O ventil¨¢ndose un trabajo de final de carrera sobre moda sostenible, que a menudo pasa. Nada m¨¢s entrar hay datos acerca de materiales, c¨®mo se reciclan, qu¨¦ se soluciona exactamente al reciclarlos, y hasta una gu¨ªa de lo que hay que hacer y lo que no para alargar la vida de la ropa. ¡°Cada vez quiero meter m¨¢s informaci¨®n, incluso la que nos ha costado conseguir much¨ªsimo, y eso me provoca discusiones internas con el equipo¡±, reconoce el madrile?o. ¡°Yo no veo que sea un problema compartir los datos. Lo que queda claro es que el planeta se est¨¢ retorciendo. Ayudando a que los dem¨¢s avancen, lo haremos todos m¨¢s r¨¢pido¡±.

Unir fuerzas es lo que procura tambi¨¦n el proyecto Upcycling the Oceans, de la Fundaci¨®n Ecoalf, con el que se han sacado ya 600 toneladas de basura del fondo del mar desde que, en 2015, tres pescadores de Villajoyosa, en Alicante, se sumaron a la causa. Hoy son m¨¢s de 2.500 a nivel estatal, y para 2025 se prev¨¦ hacerlo con 10.000 pescadores en 150 puertos a lo largo del Mediterr¨¢neo, mientras se pone freno a otro dato preocupante. De los residuos que llegan al mar, el 80% lo hace a trav¨¦s de los r¨ªos. Soluci¨®n: van a restaurar el Jarama de principio a fin durante los pr¨®ximos tres a?os, en limpiezas quincenales, y colaborando con la compa?¨ªa Biotherm y Proyecto Libera, centrado en luchar contra la basuraleza. ¡°Ser¨¢ la prueba piloto de una iniciativa extensible a todos los r¨ªos del pa¨ªs¡±, avanza Goyeneche. ?Hay algo m¨¢s que este hombre se haya propuesto? S¨ª. De cara al 2030 ya est¨¢ trabajando en reducir a cero las emisiones de Ecoalf. ¡°Y si lo conseguimos antes, pues oye, eso que nos quitamos de encima¡±.

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