Los refugiados ponen a Europa frente al espejo: ?puede haber una pol¨ªtica migratoria com¨²n?
La UE quiere delimitar la acogida de quienes llaman a su puerta cerrada. Pero la pol¨ªtica migratoria definir¨¢ tambi¨¦n si hay una ciudadan¨ªa m¨¢s all¨¢ de las fronteras. Reino Unido ya dijo que no.
La Uni¨®n Europea afronta en 2020 un reto que va a definirla tanto hacia afuera como hacia adentro: acordar una pol¨ªtica de asilo com¨²n. El control de la frontera exterior, coordinado entre los 27 Estados miembros, y el reparto responsable de las demandas de asilo marcar¨¢n no solo el trato dispensado a las decenas de miles de personas que llaman a su puerta cerrada. Adem¨¢s, pondr¨¢ a prueba el espacio Schengen (la libre circulaci¨®n, hoy suspendida en la pr¨¢ctica entre algunos pa¨ªses) y la confianza en las instituciones europeas para gobernar la realidad. ?C¨®mo debe abordar Europa la inmigraci¨®n?
Este recorrido por Bruselas, Turqu¨ªa, Grecia, Espa?a, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido traza una panor¨¢mica del desaf¨ªo. ?Es posible una pol¨ªtica migratoria y de asilo com¨²n en una UE tan dividida?
Bruselas. Europa busca la llave para frenar la migraci¨®n
Por Bernardo de Miguel
Del ¡°Nosotros podemos¡± de Angela Merkel que en 2015 dio la bienvenida a m¨¢s de 1,1 millones de refugiados al ¡°Grecia es nuestro escudo¡± con el que Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisi¨®n Europea, celebra en 2020 el blindaje de las fronteras comunitarias. En apenas cinco a?os, pero con una tremenda crisis migratoria de por medio, Europa ha pasado del escrupuloso respeto a sus valores fundamentales a recibir a los potenciales refugiados con alambradas, gases lacrim¨®genos y devoluciones en caliente.
El cambio pretende zanjar una de las crisis existenciales que la Uni¨®n ha atravesado en los ¨²ltimos a?os, en la que los socios partidarios de mano dura con la inmigraci¨®n, como la Hungr¨ªa de Orb¨¢n o la Polonia de ?Kaczynski, se enfrentaron a unas puertas abiertas de Merkel que conllevaban el reparto obligatorio de los refugiados entre todos los pa¨ªses de la UE.
Pero el giro de Bruselas hacia el blindaje fronterizo (con despliegue incluido a partir de 2021 de los primeros 700 guardias europeos de una fuerza que llegar¨¢ a 10.000 efectivos) est¨¢ lejos de resolver el dilema que plantea la pol¨ªtica migratoria y de asilo.
Von der Leyen apuesta por un gran pacto que compagine la mano dura en la frontera exterior con la solidaridad interna para el reparto de quienes tengan derecho al asilo (menos de medio mill¨®n de personas al a?o). Objetivo: quitar a la extrema derecha el argumento de una inmigraci¨®n descontrolada que tan buenos r¨¦ditos electorales le ha proporcionado en Francia, Italia, Dinamarca, Hungr¨ªa o Polonia.
Pero la jugada de la presidenta de la Comisi¨®n es muy arriesgada. Por un lado, la experiencia piloto llevada a cabo la semana pasada en Grecia ha mostrado que el cerrojazo bordea peligrosamente la legalidad internacional, despu¨¦s de que Atenas, con el benepl¨¢cito de Bruselas, suspendiera durante un mes el derecho al asilo. Por otra parte, no hay garant¨ªas de que la mano dura lleve a Orb¨¢n o a Kaczynski a participar en un posible reparto.
Y por ¨²ltimo, el so?ado pacto entre dureza y solidaridad puede acabar asustando a los Gobiernos partidarios de una pol¨ªtica migratoria y de asilo basada en los valores fundamentales de la UE. La tensi¨®n ya es evidente en Gobiernos de coalici¨®n como el de Pedro S¨¢nchez, donde la gesti¨®n de la frontera ya ha provocado un enfrentamiento entre ministros del PSOE y de Podemos.
La Comisi¨®n Europea es consciente de que su reci¨¦n estrenado mandato (el pasado 1 de diciembre) se juzgar¨¢, en gran parte, en funci¨®n de la pol¨ªtica migratoria. Y necesita demostrar que jam¨¢s se repetir¨¢ la ca¨®tica situaci¨®n de 2015, cuando m¨¢s de un mill¨®n de refugiados vagaron sin control por el territorio de la UE.
Aquella crisis provoc¨® la reaparici¨®n de fronteras internas dentro de la zona Schengen (hoy todav¨ªa erigidas) y dej¨® al club comunitario a merced del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien s¨®lo fren¨® el ¨¦xodo a cambio de 6.000 millones de euros de ayudas para atender a los refugiados en su pa¨ªs (m¨¢s de cuatro millones, seg¨²n Ankara).
¡°Europa no puede fracasar dos veces en un asunto tan importante¡±, ha reconocido esta semana Margaritis Schinas, vicepresidente de la Comisi¨®n Europea encargado de pol¨ªtica migratoria, justo cuando los refugiados sirios o afganos procedentes de Turqu¨ªa vuelven a agolparse en la frontera con Grecia. Mientras Europa resuelve su debate interno sobre la migraci¨®n, lo m¨¢s probable es que tenga que subcontratar de nuevo la llave con Erdogan.
Turqu¨ªa. La puerta oriental de Europa
Por Andr¨¦s Mourenza
El d¨ªa que la Uni¨®n Europea firm¨® con Turqu¨ªa el acuerdo antimigratorio en 2016 entreg¨® a Ankara las llaves de una de las principales puertas de entrada al Viejo Continente. Desde entonces, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha aventado el fantasma de la apertura de fronteras a fin de obtener contrapartidas pol¨ªticas. Tanto lo hab¨ªa hecho, que los gobernantes europeos ya no le cre¨ªan capaz de cumplirla. A finales de febrero se hizo realidad.
¡°Lo que ha hecho Turqu¨ªa tiene sentido, porque no podemos gestionar otra nueva oleada de refugiados desde [Siria]¡±, dice una fuente gubernamental. Turqu¨ªa sufre una constante presi¨®n migratoria que podr¨ªa intensificarse si empeora la situaci¨®n en la provincia noroccidental siria de Idlib. En su territorio ya acoge a 3,7 millones de refugiados sirios y cientos de miles de iraqu¨ªes, afganos, iran¨ªes... En un momento de debilidad econ¨®mica ¡ªla abrupta crisis de la lira turca en 2018 a¨²n se siente en los bolsillos de muchas familias¡ª su presencia ha espoleado actitudes racistas. Si bien los ataques contra los refugiados no han sido demasiado numerosos, el hecho de que la oposici¨®n ¡ªincluido el principal partido socialdem¨®crata¡ª enarbolase un discurso antisirio en las ¨²ltimas citas con las urnas y se hiciese con importantes alcald¨ªas, ha movido a Erdogan a adoptar una actitud m¨¢s estricta hacia los que hasta ahora eran ¡°hermanos sirios¡±. La frontera sur ha sido reforzada con bloques de hormig¨®n para evitar que el mill¨®n largo de sirios que huyen de los bombardeos del r¨¦gimen de El Asad crucen a territorio turco.
En la actual crisis de la frontera turco-griega, el Gobierno de Erdogan ofrece cada d¨ªa cifras irreales de ¡°inmigrantes que han abandonado Turqu¨ªa en direcci¨®n a Grecia¡± (23.000, 80.000, 130.000...), que los medios turcos ¡ªcontrolados por el Ejecutivo¡ª repiten como papagayos sin verificarlas. Ankara no s¨®lo trata de convencer as¨ª a los refugiados de que cruzar a territorio europeo es factible, sino tambi¨¦n a los propios turcos de que la presi¨®n migratoria en su pa¨ªs desciende. La situaci¨®n de Erdogan no es f¨¢cil, pero mientras tenga la llave oriental de Europa en sus manos continuar¨¢ utiliz¨¢ndola cuando le sea oportuno.
Grecia. El limbo de los sin derechos
Por Mar¨ªa Antonia S¨¢nchez-Vallejo
La suspensi¨®n en la pr¨¢ctica del derecho de asilo como respuesta de urgencia a la en¨¦sima crisis migratoria es el ¨²ltimo cap¨ªtulo de una gesti¨®n fallida desde 2015, cuando eclosion¨® la mal llamada crisis de los refugiados. Tras el blindaje del Mediterr¨¢neo central, Grecia volvi¨® a ser en 2019, apenas recuperada de la crisis econ¨®mica, la principal puerta de entrada a la UE. Ese a?o, el nuevo Gobierno (conservador) decidi¨® degradar el Ministerio de Inmigraci¨®n creado por Syriza a la categor¨ªa de secretar¨ªa de Estado, en Interior: de nuevo ¡ªya hab¨ªa sucedido con otros gobiernos de todo signo¡ª la inmigraci¨®n vista como un problema de seguridad.
El endurecimiento de esa pol¨ªtica no ha cesado: intentos de agilizar las devoluciones y los tr¨¢mites de asilo; tambi¨¦n, planes de construir centros de detenci¨®n en las islas del Egeo para sustituir a los hotspots (te¨®ricamente, centros de identificaci¨®n y registro, pero en la pr¨¢ctica campamentos donde malviven miles de personas, como el oprobio de Moria).
Europa ni est¨¢ ni se la espera en Grecia para aliviar la insostenible situaci¨®n de los migrantes: es la queja de quienes conviven a diario con ellos. Y lo hacen desde 2015, cuando Atenas empez¨® a reclamar a sus pares europeos una redistribuci¨®n de las decenas de miles de extranjeros llegados al pa¨ªs; hoy, 70.000 siguen varados en el continente y m¨¢s de 40.000 en las islas. El fiasco del sistema de cuotas y la insolidaridad del grupo de Visegrado son parte del fracaso.
La geograf¨ªa ha condenado a Grecia a ser la puerta de atr¨¢s de Europa y el poroso trazado de sus fronteras la convierte en banco de pruebas de una te¨®rica pol¨ªtica migratoria com¨²n. Sin embargo, la ¨²nica respuesta concreta a la crisis ha sido el refuerzo de Frontex [la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas] en el pa¨ªs.
Pero los parches tan solo alivian una presi¨®n estructural. En Lesbos constan llegadas ¡ªy naufragios y tumbas an¨®nimas¡ª desde los noventa, en la estela del horror de Afganist¨¢n. Si a la geograf¨ªa se a?ade el ¨¦xodo que provocan las guerras y la miseria, Grecia, sin Europa, seguir¨¢ siendo un almac¨¦n de seres privados de derechos.
Espa?a. La veleta del asilo se cantea con cada crisis
Por Mar¨ªa Mart¨ªn
Espa?a afront¨® de perfil el desaf¨ªo migratorio que la Uni¨®n Europea encara desde 2015, pero el importante aumento de solicitantes de asilo y la presi¨®n de la inmigraci¨®n irregular por mar en los dos ¨²ltimos a?os la han empujado a la l¨ªnea del frente. La inmigraci¨®n se considera ahora una pol¨ªtica de Estado, pero su gesti¨®n es, adem¨¢s de munici¨®n para la oposici¨®n, motivo de fricciones en el Gobierno de coalici¨®n.
Los acuerdos de la UE con Turqu¨ªa y Libia desplazaron los flujos migratorios hacia el flanco occidental del Mediterr¨¢neo. En 2018 Espa?a bat¨ªa un r¨¦cord con m¨¢s de 57.000 desembarcados y se convert¨ªa en la principal entrada de la inmigraci¨®n irregular. Los n¨²meros cayeron en 2019 a la mitad, gracias a los acuerdos con Marruecos para contener la ruta, pero paralelamente se disparaban las solicitudes de asilo. La crisis en Venezuela, la violencia en Colombia y las pandillas de Centroam¨¦rica han llevado a decenas de miles a demandar refugio en Espa?a. Casi 120.000 lo hicieron en 2019, el doble que el a?o anterior. En 2020, Espa?a, que estuvo siempre a la cola de la estad¨ªstica, es ya el pa¨ªs de la UE con m¨¢s solicitantes.
En este escenario, la negociaci¨®n de un pacto europeo por la migraci¨®n y el asilo es vital para Madrid. La normativa actual perjudica a los pa¨ªses de entrada. Espa?a, Grecia, Italia y Malta adem¨¢s de gestionar las llegadas ¡ªpor cualquier v¨ªa¡ª a su territorio, se deben ocupar de los potenciales refugiados. Espa?a defiende un sistema m¨¢s solidario y equilibrado. Enfrente tiene a los socios del norte, que defienden que los pa¨ªses de entrada mantengan la responsabilidad sobre los demandantes de asilo. El punto m¨¢s controvertido del debate es si esa solidaridad debe ser obligatoria.
La posici¨®n espa?ola se vio clara cuando rechaz¨® la f¨®rmula que el eje franco-alem¨¢n negoci¨® el pasado octubre para repartir a los rescatados por ONG en el Mediterr¨¢neo Central. ¡°Cualquier medida debe contemplar cualquier ¨¢mbito geogr¨¢fico y cualquier medio de rescate¡±, defendi¨® entonces la delegaci¨®n espa?ola. La premisa se mantiene.
Francia. Una frontera para delimitar la solidaridad
Por Marc Bassets
El presidente franc¨¦s Emmanuel Macron quiere hacer de la inmigraci¨®n, junto con la ecolog¨ªa, uno de los dos pilares de la segunda mitad de su mandato de cinco a?os. Aunque las soluciones a cuestiones como el derecho de asilo son europeas, el Gobierno franc¨¦s se ve obligado a mostar que reacciona, que hace algo. El pasado noviembre, el primer ministro, ?douard Philippe, present¨®, con gran pompa y controversia, dos medidas m¨ªnimas, pero que enviaban una se?al: Macron se toma en serio la ley y el orden y no est¨¢ dispuesto a regalarle este terreno a su m¨¢xima oponente, la l¨ªder de la extrema derecha, Marine Le Pen.
Las medidas consist¨ªan, la primera, en el establecimiento de cuotas que deber¨¢n ser definidas por los agentes sociales y las autoridades regionales, para determinar cu¨¢ntos inmigrantes se necesitan y en qu¨¦ sectores. El sistema de cuotas supone a la vez un reconocimiento de que la inmigraci¨®n es necesaria para que la econom¨ªa funcione y la voluntad por parte de Francia de poder elegir qu¨¦ inmigrantes y con qu¨¦ cualificaciones (la iniciativa no habla de pa¨ªses) admite. De los 276.576 permisos de residencia otorgados en Francia en 2018, un 14% lo fueron por motivos profesionales; el resto, por motivos de reagrupamiento familiar, educativos o humanitarios.
La segunda, destinada a disuadir al llamado turismo m¨¦dico, contempla un periodo de tres meses hasta que un demandante de asilo pueda acceder a todos los servicios de la seguridad social.
Macron defiende una diferenciaci¨®n estricta entre los inmigrantes econ¨®micos y los demandantes de asilo, que 2019 aumentaron en un 7,3%, hasta los 132.614. Los primeros pa¨ªses de procedencia fueron Afganist¨¢n, Guinea, Georgia, Albania y Bangladesh. La tasa de admisi¨®n final fue de un 38,2%, un 2,6% m¨¢s que en 2018. En todo debate sobre los refugiados, Francia remite a la ausencia de una pol¨ªtica en la UE, donde Macron exige ¡°un control riguroso de las fronteras¡± y al mismo tiempo ¡°solidaridad¡± en la gesti¨®n de los demandantes de asilo y su reparto entre los estados miembro. Por ahora no ha obtenido ni lo uno ni lo otro.
Alemania. El ruido distorsiona la integraci¨®n
Por Ana Carbajosa
La resaca de 2015, el a?o que marc¨® la pol¨ªtica migratoria y de refugiados en Alemania, todav¨ªa domina el debate en la calle, en la prensa y en el Parlamento. Entonces entr¨® al pa¨ªs m¨¢s de un mill¨®n de demandantes de asilo, en lo que se consider¨® la peor crisis migratoria en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Su integraci¨®n marcha a relativo buen ritmo. Cerca de la mitad ha encontrado trabajo estable en estos cinco a?os, seg¨²n un estudio del Instituto para la Investigaci¨®n del Mercado de Trabajo y el Empleo, dependiente del Ministerio de Trabajo. Las llegadas se han reducido considerablemente. El a?o pasado hubo 111.094 solicitudes de asilo, un 14,3% menos que en 2018. La mayor¨ªa proceden de Siria, Iraq y Turqu¨ªa. Pero la realidad poco tiene que ver con el ruido pol¨ªtico, a menudo convertido en estruendo, y alentado por la extrema derecha.
Los pol¨ªticos alemanes repiten la consigna de que lo de 2015 no puede volverse a repetir y aspiran a ordenar las entradas y salidas en el pa¨ªs. Uno de los objetivos, que han logrado solo con relativo ¨¦xito, es acelerar las deportaciones de quienes no tengan derecho al asilo.
Berl¨ªn trata a trav¨¦s de acuerdos con otros pa¨ªses de la UE de frenar lo que llaman la ¡°migraci¨®n secundaria¡±. Es decir, aquellas personas que seg¨²n el fracasado reglamento de Dubl¨ªn (cada pa¨ªs ten¨ªa que asumir las llegadas a sus fronteras) deber¨ªan estar en el pa¨ªs que tramit¨® su solicitud de asilo, pero que han acabado en Alemania, donde tienen familiares, conocidos, mejores prestaciones u oportunidades laborales. El ¨¦xito en este campo tambi¨¦n es muy relativo y Berl¨ªn tiene claro que la ¨²nica soluci¨®n realista es pactar en Bruselas un sistema de asilo com¨²n. Es un tema en el que Alemania se juega su estabilidad pol¨ªtica.
El Gobierno alem¨¢n aborda la pol¨ªtica migratoria adem¨¢s desde una necesidad aguda de mano de obra extranjera. Faltan enfermeros, fontaneros, inform¨¢ticos, conductores. Hay cerca de 1,2 millones de puestos vacantes. Una de las medidas a las que se ha recurrido para cubrir esos puestos es atraer mano de obra extranjera y para ello se ha aprobado una ley que acaba de entrar en vigor. Berl¨ªn quiere facilitar la incorporaci¨®n de extracomunitarios a su mercado laboral.
Italia. La voz del Papa y la obra de Salvini
Por Daniel Verd¨²
La crisis migratoria de 2015 marc¨® a fuego la din¨¢mica pol¨ªtica y social de Italia. En 2016 lleg¨® a su punto ¨¢lgido con 181.436 desembarcados (procedentes sobre todo de Libia y T¨²nez) y se esperaba que en 2017 aumentasen un 30%. La pesimista previsi¨®n provoc¨® un viraje populista y xen¨®fobo en el discurso de la mayor¨ªa de los partidos que alcanz¨® al entonces Gobierno socialdem¨®crata, incapaz de sacar adelante una ley para otorgar la ciudadan¨ªa a los hijos de inmigrantes nacidos en Italia (conocida como de ¡®ius soli¡¯). Fue el punto de inflexi¨®n, el claroscuro por donde nacieron los monstruos de la alarma social y el miedo. Donde comenz¨® a crecer La Liga de Matteo Salvini.
Italia reclam¨® insistentemente medidas a Europa. Pero Europa mir¨® hacia otro lado. Y pese a que los acuerdos alcanzados con Libia hab¨ªan dado su fruto ¡ªen 2017 bajaron las llegadas un 34% ¡ª el discurso antimigratorio hab¨ªa calado demasiado. En marzo de 2018, el Movimiento 5 Estrellas gan¨® las elecciones ¡ªsu l¨ªder, Luigi Di Maio, hab¨ªa calificado en campa?a de ¡°taxistas del mar¡± a las ONG que rescatan a migrantes en el Mediterr¨¢neo¡ª y se ali¨® con Salvini para formar una coalici¨®n que endurecer¨ªa salvajemente las medidas contra la migraci¨®n irregular, pese a que las cifras de llegadas segu¨ªan disminuyendo.
El nuevo Gobierno regul¨® por decreto el cierre de puertos y las sanciones contra las ONG, pese a que los datos demuestran que no son un factor de atracci¨®n de la inmigraci¨®n. Adem¨¢s, diluy¨® el sistema de acogida y los permisos de asilo y forz¨® a otros pa¨ªses a acoger migrantes que llegaban a sus costas a cambio de no bloquear las naves. El actual Gobierno, de tintes progresistas, no ha tocado ni una coma de aquellos decretos dise?ados por Salvini.
La ¨²nica voz en Roma que ha mantenido una posici¨®n de absoluta defensa y apertura respecto de los migrantes lleg¨® desde el otro lado del T¨ªber. El papa Francisco fij¨® pronto su posici¨®n contra la ¡°globalizaci¨®n de la indiferencia¡± con una misa en 2013 en la isla de Lampedusa, a cuya costa llegaban a diario cad¨¢veres de ahogados. La puesta en pr¨¢ctica de ese discurso, sin embargo, se fragu¨® con un viaje a Lesbos (Grecia) en 2016, de d¨®nde trajo al Vaticano a 12 migrantes. Los corredores humanitarios que ha promocionado durante todo su pontificado junto a la comunidad de San Egidio han tra¨ªdo a m¨¢s de 2.800 refugiados.
Reino Unido. Los europeos ya son extracomunitarios
Por Rafa de Miguel
El Gobierno de Boris Johnson se ha apresurado a cumplir una de las promesas clave de la campa?a euroesc¨¦ptica a favor del Brexit. El nuevo sistema inmigratorio de puntos, anunciado a mediados de febrero, anula en la pr¨¢ctica la libertad de movimiento de personas garantizada por la UE. Los ciudadanos comunitarios ser¨¢n tratados por el Reino Unido con el mismo baremo que los inmigrantes del resto del mundo, a trav¨¦s de un sistema que marginar¨¢ a los trabajadores de baja cualificaci¨®n y a aquellos que tengan bajo nivel de ingl¨¦s. Se exigir¨¢ un m¨ªnimo de 70 puntos para poder residir en territorio brit¨¢nico. La atribuci¨®n de esos puntos (20 si se dispone de contrato previo de trabajo; 20 si las capacidades laborales son de alto nivel; 20 si el salario es superior a los 30.000 euros anuales y 10 si se dispone de un conocimiento alto de ingl¨¦s) reducen al m¨ªnimo las excepciones, que se centrar¨¢n, b¨¢sicamente, en aquellos sectores, como la sanidad o la agricultura, que tengan una alta demanda y necesiten cubrir plazas. Downing Street se ha enfrentado con una parte del mundo empresarial (fundamentalmente el sector agr¨ªcola, de construcci¨®n y procesamiento de alimentos), a la que reprocha que haya hecho depender su crecimiento de la mano de obra barata. Hay ocho millones de brit¨¢nicos, asegura la ministra del Interior, Priti Pattel, que podr¨ªan perfectamente ocupar los puestos necesarios si los empresarios invierten en su formaci¨®n. La principal patronal, CBI, ha sido sin embargo m¨¢s cauta a la hora de valorar la nueva propuesta. En primer lugar, porque favorece a sectores fundamentales en la actual econom¨ªa brit¨¢nica como son el tecnol¨®gico y el de servicios financieros. Pero sobre todo, porque el Gobierno no pondr¨¢ l¨ªmites a la contrataci¨®n en estas ¨¢reas ni exigir¨¢, como ven¨ªa haciendo hasta ahora, que la empresa demostrara que no exist¨ªa un trabajador brit¨¢nico con la misma cualificaci¨®n necesaria para el puesto que se desea cubrir.
El nuevo sistema entrar¨¢ en vigor a partir del 1 de enero del 2021. Para todos aquellos ciudadanos europeos que ya residen en el Reino Unido, el Gobierno ha puesto en marcha el llamado Settlement Scheme for EU Citizens (Sistema de Asentamiento de Ciudadanos Europeos), un sistema de inscripci¨®n a trav¨¦s de internet por el que 3,2 millones de personas han recibido ya el permiso para seguir viviendo y trabajando en el Reino Unido.
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