Espa?a es el pa¨ªs de la UE con m¨¢s peticiones de asilo por la presi¨®n de Latinoam¨¦rica
Se reciben m¨¢s de 3.500 solicitudes por semana, con Venezuela y Colombia a la cabeza
R¨¦cord europeo de solicitudes de asilo. Espa?a suma, en lo que va de a?o y por primera vez, m¨¢s peticiones de refugio que cualquiera de los socios comunitarios, seg¨²n los datos oficiales de la Oficina Europea de Apoyo al Asilo. La profunda crisis en Venezuela y la violencia que se extiende por varios pa¨ªses de Centroam¨¦rica y Colombia han disparado los n¨²meros en los tres ¨²ltimos a?os hasta las 118.000 solicitudes en 2019. En el arranque de 2020, las cifras escalan hasta las 3.500 peticiones semanales. Pero solo el 5% de esas peticiones acaban siendo reconocidas: Espa?a est¨¢ a la cola de Europa, con cifras parecidas a las de Hungr¨ªa y muy lejos de la media de la UE (30%).
El drama de los viajes en patera copa los telediarios, pero otro fen¨®meno ¡ªm¨¢s silencioso¡ª llega a trav¨¦s de los aeropuertos y es uno de los principales desaf¨ªos migratorios de Espa?a: son los solicitantes de asilo, personas que buscan refugio tras huir de la violencia o de la persecuci¨®n. En los despachos de las autoridades espa?olas se siguen con atenci¨®n las estad¨ªsticas que llegan cada semana de la Oficina Europea de Apoyo al Asilo. Las cifras provisionales, a las que ha tenido acceso EL PA?S, reflejan una evoluci¨®n de v¨¦rtigo en Espa?a. En noviembre de 2019 se batieron r¨¦cords con la llegada de m¨¢s de 3.600 personas por semana. Y en el arranque de 2020, la tercera semana de enero registr¨® m¨¢s de 3.700 solicitudes. Son casi 17.500 solicitudes, el n¨²mero m¨¢s alto de la UE.
Se abre as¨ª un escenario in¨¦dito. Espa?a no alcanz¨® cifras similares ni siquiera en 2015, cuando la guerra siria empuj¨® de golpe hacia Europa a m¨¢s de un mill¨®n de refugiados. Aquel a?o Alemania recib¨ªa casi 500.000 solicitudes de asilo; Espa?a no lleg¨® a 15.000. El m¨¢ximo hist¨®rico se alcanz¨® en 1993, en el contexto de la guerra de los Balcanes.
Los cambios de las macrotendencias migratorias nunca tienen una sola explicaci¨®n. El c¨®ctel de factores que ha hecho que Espa?a lidere la recepci¨®n de potenciales refugiados comienza en el Mediterr¨¢neo, pero las causas hay que buscarlas tambi¨¦n en las pol¨ªticas migratorias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, frente a las caravanas de centroamericanos y, sobre todo, en relaci¨®n con el r¨¦gimen venezolano de Nicol¨¢s Maduro. Los acuerdos de la UE con Libia y Turqu¨ªa para contener las rutas hacia Italia y Grecia han desplazado la presi¨®n migratoria hacia Espa?a. Pero han sido la crisis en Venezuela y la violencia de las pandillas en pa¨ªses como El Salvador y Honduras las que han llevado a decenas de miles de personas a pedir refugio en Espa?a, por los lazos hist¨®ricos, culturales y ling¨¹¨ªsticos con Am¨¦rica Latina. ¡°Hablar de asilo en Espa?a es hablar de Latinoam¨¦rica¡±, advierte Blanca Garc¨¦s-Mascare?as, investigadora del think tank barcelon¨¦s CIDOB.
Buena parte de los actuales solicitantes en Espa?a provienen de Venezuela (35%), Colombia (25%), Honduras (5,8%), Nicaragua (5%) y El Salvador (4%), un perfil muy diferente del de los sirios, afganos o iraqu¨ªes que llegan a Alemania, Grecia y Francia. ¡°La mayor parte de los solicitantes de asilo en Espa?a no huye de una guerra en el sentido tradicional, sino que huye de violencias estructurales¡±, sostiene Garc¨¦s-Mascare?as.
Solicitudes de asilo
Desglose en 2020
Total
17.457
1? semana
1.073
15.305
14.767
2.955
2?
12.022
3.731
3?
3.683
4?
3.503
5?
6?
2.512
Espa?a
Alemania
Francia
Grecia
Evoluci¨®n
118.264
120.000
100.000
80.000
59.551
60.000
40.000
31.120
20.000
0
06
07
08
09
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
(Primeras seis semanas)
Procedencia de los solicitantes en 2019
151.824
Siria
25%
126.363
117.463
Afgan.
7,8%
Irak
9,1%
Venezuela
35%
Albania
7,2%
Turqu¨ªa
7,3%
Colombia
25%
Georgia
6,4%
Honduras
5,8%
Alemania
Francia
Espa?a
Fuente: Fuente: CEAR y Comisi¨®n Europea.
EL PA?S
Solicitudes de asilo
Desglose en 2020
Total
17.457
1? semana
1.073
15.305
14.767
2.955
2?
12.022
3.731
3?
3.683
4?
3.503
5?
6?
2.512
Espa?a
Alemania
Francia
Grecia
Evoluci¨®n
118.264
120.000
100.000
80.000
59.551
60.000
40.000
31.120
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(Primeras seis semanas)
Procedencia de los solicitantes en 2019
151.824
Siria
25%
126.363
117.463
Afganist¨¢n
7,8%
Irak
9,1%
Venezuela
35%
Albania
7,2%
Turqu¨ªa
7,3%
Colombia
25%
Georgia
6,4%
Honduras
5,8%
Alemania
Francia
Espa?a
Fuente: Fuente: CEAR y Comisi¨®n Europea.
EL PA?S
Solicitudes de asilo
Desglose en 2020
Evoluci¨®n
118.264
120.000
Total
17.457
100.000
1? semana
1.073
15.305
14.767
2.955
2?
80.000
12.022
3.731
3?
59.551
60.000
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4?
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31.120
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Espa?a
Alemania
Francia
Grecia
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20
(Primeras seis semanas)
Procedencia de los solicitantes en 2019
151.824
Siria
25%
126.363
117.463
Afganist¨¢n
7,8%
Irak
9,1%
Venezuela
35%
Albania
7,2%
76.804
Turqu¨ªa
7,3%
Afganist¨¢n
31%
Colombia
25%
Georgia
6,4%
Siria
14%
Honduras
5,8%
Pakist¨¢n
9,2%
Alemania
Francia
Espa?a
Grecia
Fuente: Fuente: CEAR y Comisi¨®n Europea.
EL PA?S
A Luis Fernando, un dise?ador colombiano de 23 a?os que trabaja en una ONG, lo sacaron de Cali en 2017 a fuerza de extorsi¨®n. Una tarde recibi¨® una carta ¡ª¡°los famosos panfletos¡±¡ª en su casa. ¡°Es un comunicado que env¨ªan los paramilitares a mucha gente; pol¨ªticos, periodistas, l¨ªderes sociales, voluntarios de ONG, funcionarios, abogados¡ Me dejaron claro me consideraban un objetivo militar¡±, recuerda. ¡°Andaba emparanoiado, no me atrev¨ªa a salir a la calle y dej¨¦ de trabajar¡±.
Acab¨® pidiendo dinero a los prestamistas ¡ª¡°un Cofidis a lo bestia, controlado por grupos armados¡±¡ª. Cercado por las amenazas de unos, la presi¨®n de otros y la ausencia de un Estado que lo protegiese, se march¨® y acab¨® en Madrid en mayo de 2019. ¡°Aqu¨ª hay una paz tremenda¡±, celebra.
¡°Es muy probable que el ritmo de solicitudes contin¨²e as¨ª, teniendo en cuenta la situaci¨®n en Venezuela, Colombia o Centroam¨¦rica¡±, prev¨¦ la representante de Acnur en Espa?a, Sophie Muller. Aunque el Defensor del Pueblo alerta desde hace seis a?os de que hay que reforzar el sistema, estos n¨²meros han cogido a Espa?a con el pie cambiado: la red de acogida y la gesti¨®n de expedientes era obsoleta y sigue siendo insuficiente. ¡°La Oficina de Asilo est¨¢ en una situaci¨®n lamentable¡±, reconoci¨® el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, al asumir el cargo en 2018. La Oficina, aunque reforzada, contin¨²a al borde del colapso: resuelve los expedientes m¨¢s r¨¢pido que nunca, pero cerr¨® el a?o con m¨¢s de 130.000 solicitudes pendientes. Espa?a, que ahora solo concede un 5% de las peticiones, se ha colocado a la cola de Europa, donde se otorgan de media el 30%. Ese 5% es similar a los n¨²meros de Hungr¨ªa, con un Gobierno ultra abiertamente antinmigraci¨®n.
Casos que deber¨ªan ser reconocidos o rechazados en seis meses tardan a?o y medio en Espa?a. Las plazas de acogida que gestiona la Secretar¨ªa de Estado de Migraciones tampoco son suficientes. Decenas de familias estar¨ªan durmiendo en las calles de Madrid si no fuese por la solidaridad de p¨¢rrocos, activistas y vecinos.
Salvavidas temporal
El embudo y la falta de alternativas para establecerse de forma legal en Espa?a han convertido el sistema de asilo en un salvavidas temporal para los extranjeros que no son reconocidos como refugiados. Mientras se gestionan los expedientes, los solicitantes no pueden ser expulsados y a los seis meses se les permite trabajar.
La reforma del modelo de atenci¨®n a los refugiados es una prioridad de la UE. La negociaci¨®n se juega en un tablero en el que el sentimiento antinmigraci¨®n se extiende en varios pa¨ªses. Los socios del norte exigen m¨¢s control, mientras que los pa¨ªses de entrada (Espa?a, Italia y Grecia) piden solidaridad para repartirse el peso de la presi¨®n migratoria. ¡°La postura de Espa?a se basa en una responsabilidad razonable de los socios, no en el incre¨ªble desequilibrio actual, que deja toda la carga en manos de los pa¨ªses mediterr¨¢neos¡±, explican fuentes diplom¨¢ticas. Bruselas trabaja en un sistema de ¡°solidaridad obligatoria¡± para que haya una recolocaci¨®n de los refugiados entre una masa cr¨ªtica de pa¨ªses, a?aden fuentes comunitarias. Ese acuerdo no est¨¢ cerca.
En paralelo, el nuevo modelo para gestionar la llegada de solicitantes de asilo ser¨¢ m¨¢s duro para descartar y deportar m¨¢s r¨¢pidamente a los llamados inmigrantes econ¨®micos. ¡°En esta negociaci¨®n, el Gobierno espa?ol puede ejercer un papel de liderazgo estableciendo unos est¨¢ndares de calidad y dise?ando un procedimiento de asilo justo y ¨¢gil que permita determinar con rapidez qui¨¦nes necesitan protecci¨®n internacional y qui¨¦nes no¡±, plantea Sophie Muller, la representante de Acnur en Espa?a. En este pulso europeo entre el control de fronteras y la protecci¨®n, Espa?a prepara su nueva ley de asilo. Fue a cuenta de esta ley, y del endurecimiento del discurso del ministro del Interior en materia migratoria, por lo que el PSOE y Podemos escenificaron las primeras tensiones en el Ejecutivo hace unos d¨ªas. Las propuestas de Interior siguen la senda restrictiva de Europa. El texto, al que ha tenido acceso EL PA?S, propon¨ªa restringir el acceso al asilo a los extranjeros que estuvieran en centros de internamiento e incluye nuevos motivos para denegar solicitudes.
Con informaci¨®n de Julia F. Cadenas.
Dejar a los hijos en la ciudad m¨¢s violenta del mundo
Flor C¨¢rcamo se siente como Alicia en el pa¨ªs de las maravillas cuando camina por las calles de Madrid tras dejar San Pedro Sula (Honduras), donde ha vivido los ¨²ltimos 31 a?os de su vida. Hace nueve meses dej¨® a sus dos hijos ¡ªde tres y cinco a?os¡ª con lo que queda de su familia, que a¨²n resiste en la segunda ciudad m¨¢s poblada de Honduras, la m¨¢s violenta del mundo.
Su relaci¨®n con la violencia ha sido algo tan cotidiano que la viv¨ªa hasta con cierta naturalidad, como si fuera algo inevitable. Hasta que hace ocho a?os mataron a uno de sus nueve hermanos, de 29 a?os, cuando unos pandilleros intentaban reclutarle. La polic¨ªa forense encontr¨® su cuerpo una semana despu¨¦s. Pasaron tres a?os y Flor perdi¨® a otro, de apenas 20 a?os. Nunca encontraron el cad¨¢ver.
Se puso a investigar. Ya ataba cabos cuando ocurri¨® algo que la detuvo: la llamada de una vecina. ¡°Andan unos hombres encapuchados en un carro persiguiendo a tu ni?a¡±. Flor tiene otra hija a la que los pandilleros llevaban semanas esperando a la salida del colegio. Hac¨ªan siempre lo mismo: le ense?aban fotos de sus dos t¨ªos muertos y de su madre. Con ello, trataban de mandar un mensaje a Flor a trav¨¦s de su hija de 10 a?os.
Comenz¨® a tramitar los documentos y a buscar coyotes (traficantes de personas) para llevar a su hija hasta la frontera con Estados Unidos, donde vive el padre. Dej¨® su trabajo en una f¨¢brica de camisetas y dedic¨® todo su tiempo a protegerla hasta que llegara la fecha del viaje. 14 d¨ªas, cinco coyotes, seis coches y 12.000 d¨®lares despu¨¦s, llegaron juntas a la frontera. Madre e hija se separaron cuando le cedi¨® la potestad a un padre al que la ni?a solo conoc¨ªa a trav¨¦s de videollamadas.
De vuelta en San Pedro Sula, la situaci¨®n no mejor¨®. Se decidi¨® a denunciar las amenazas que hab¨ªa sufrido; no pas¨® nada. La guerra entre las pandillas que controlan cada manzana de su barrio se intensific¨®. Dos de sus hermanos se marcharon a M¨¦xico, otro se uni¨® a una de las caravanas hasta Estados Unidos. La violencia marcaba el ritmo de su familia y acab¨® por marcar tambi¨¦n el suyo. Y se decidi¨®. Por sus hijos.
Su cu?ada vive en Espa?a y la anim¨®. Pocos meses despu¨¦s se sub¨ªa a un avi¨®n hacia el aeropuerto de Madrid-Barajas. Pero no pidi¨® asilo inmediatamente. Ten¨ªa miedo de que no la creyeran y la deportaran. Se instal¨® con la mujer de su hermano asesinado y consigui¨® un trabajo cuidando ancianos. Ahora ha cambiado de opini¨®n porque las noticias que le llegan desde San Pedro Sula no son buenas: quiere traer a Espa?a a sus hijos antes de que las pandillas intenten reclutarles.
¡°Est¨¢n creciendo¡±. A Flor se le trunca la voz por primera vez y retira una l¨¢grima en un gesto r¨¢pido. No quiere sentimentalismos: quiere contar los hechos. El 22 de enero obtuvo cita para solicitar asilo y le cont¨® esta historia a un polic¨ªa. El agente, muy profesional, le pregunt¨® por qu¨¦ hab¨ªa tardado siete meses en hacerlo y por su elecci¨®n por Espa?a. ¡°Este es el pa¨ªs de las maravillas¡±, contest¨®.
Obligado a huir por negarse a aceptar un soborno
Trabajar en prisi¨®n nunca ha sido algo f¨¢cil. Menos si se trata de La Picota, una de las c¨¢rceles m¨¢s importantes de Colombia. En este centro se recluye a los grandes capos de la droga del pa¨ªs. Detr¨¢s de esas paredes estaba Fernando Bernal (Bogot¨¢, 38 a?os) que se encargaba del mantenimiento del sistema de videovigilancia. Su labor era solamente t¨¦cnica, sin riesgo. Pero eso cambi¨® con una petici¨®n indiscreta de los guardias: ¡°Necesitamos que borre las grabaciones [de las c¨¢maras]¡±. Su negativa vino acompa?ada de ataques f¨ªsicos, amenazas y su eventual huida del pa¨ªs. Ahora, tres meses despu¨¦s de llegar a Espa?a, espera que se le otorgue asilo, aunque es consciente de que la solicitud cruzar¨¢ un laberinto burocr¨¢tico del que cree que no saldr¨¢ en mucho tiempo.
Bernal ha vivido en un a?o lo que muchos no experimentar¨¢n en toda una vida. Nada revela en este hombre los sinsabores de los ¨²ltimos meses. Cabello peinado hacia atr¨¢s con gomina, camiseta roja, cazadora gris y unos vaqueros. Su seriedad es contagiosa. No es para menos, ha pasado de tener una vida estable ¡ªcon un grado en telecomunicaciones, esposa, un hijo en la universidad y un sueldo aceptable¡ª a dormir en la calle en el invierno madrile?o. Y, si corre con suerte, en una cama de los centros de la campa?a municipal contra el fr¨ªo.
A pesar de todo, nada se compara a esas semanas de tensi¨®n antes de salir de Colombia. Los guardias de seguridad de La Picota ¡ªcuyo director fue detenido en 2018 tras haber recibido un soborno de 5.000 euros de un interno¡ª perd¨ªan la paciencia tras sus negativas. M¨¢s de una vez alg¨²n desconocido lo intercept¨® en la calle con un mensaje: ¡°Pi¨¦nselo bien, o lo vamos a desaparecer¡±. Decidi¨® salir del pa¨ªs tras ser apu?alado en el brazo izquierdo. No quedaba otra opci¨®n.
Las amenazas se extendieron a su familia, que tuvo que refugiarse en casa de sus suegros despu¨¦s de que unos desconocidos enca?onaran a su hijo cuando sal¨ªa de la universidad. ¡°M¨¢ndale saludos a tu padre¡±, fue el mensaje que le dieron. El recuerdo estremece su voz. Entrelaza sus manos y se acomoda en la silla del patio de la parroquia madrile?a de San Carlos Borromeo, punto de encuentro de otros solicitantes de asilo en la capital espa?ola. Su familia contin¨²a en Colombia. No salen de casa. Su esposa cubre los gastos gracias al dinero de sus suegros y a los pesos que gana vendiendo licor. Su hijo ha dejado los estudios. No encuentra la frase exacta para expresar lo que siente: ¡°Ha sido muy duro¡±.
Todo esto sucede a miles de kil¨®metros desde donde a Bernal solo le queda la impotencia de no poder apoyarlos econ¨®micamente. Cuando lleg¨® a Madrid, pidi¨® empleo en tiendas de alimentaci¨®n, pero no tuvo ¨¦xito por carecer de papeles. Sus ahorros solo alcanzaron para pagar el alquiler de una habitaci¨®n de Alcobendas las primeras semanas. Ahora tiene cero euros en la cuenta. Pas¨® el d¨ªa de San Valent¨ªn en una comisar¨ªa tramitando su solicitud de asilo. Y ahora espera que su suerte cambie.
Dos a?os de permiso para los venezolanos
Espa?a solo otorga protecci¨®n al 5% de los solicitantes de asilo. Es una tasa pr¨®xima a la de Hungr¨ªa, donde se ha impuesto el discurso antirrefugiados, y est¨¢ muy lejos de la media europea del 30%. Ese n¨²mero tan bajo se explica, por un lado, porque a la inmensa mayor¨ªa de los venezolanos que pide asilo les deniegan su solicitud por no cumplir los requisitos para convertirse en refugiados. La negativa no les permite beneficiarse de los permisos permanentes para residir y trabajar en Espa?a y del sistema dise?ado para ayudarles en su integraci¨®n social y laboral, pero s¨ª reciben un reconocimiento especial, que se niega a otras nacionalidades. El Gobierno decidi¨® hace un a?o conceder a los venezolanos que han visto denegadas sus solicitudes desde 2014 un permiso de residencia y trabajo de hasta dos a?os por razones humanitarias. Esta autorizaci¨®n solo puede obtenerse formalizando una solicitud de asilo: esta f¨®rmula elegida por el Gobierno sirve tambi¨¦n para explicar el enorme aumento de peticiones de este colectivo en los ¨²ltimos meses. ¡°Otro de los motivos es la mirada restrictiva de nuestras autoridades para conceder asilo a v¨ªctimas de las maras, procedentes principalmente de El Salvador y Honduras¡±, denuncia la directora de Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR), Estrella Gal¨¢n. ¡°Estos perfiles merecer¨ªan tambi¨¦n alg¨²n tipo de protecci¨®n¡±.
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