¡°Soy una m¨¦dico¡±

La llegada de las mujeres a nuevos cargos y oficios ha aportado palabras en femenino que hace unos a?os no se usaban. Y no faltan pol¨¦micas y contradicciones, como sucede con ¡°la jueza¡± y ¡°la poetisa¡±. En el primer ejemplo, por el impulso diferenciador tendente a que el masculino y el femenino no compartan una misma forma (¡°juez¡±); y en el segundo, por el impuso unificador tendente a que el masculino y el femenino s¨ª compartan una misma forma (¡°poeta¡±).

Favorece ese debate el hecho de que ni ¡°juez¡± ni ¡°poeta¡± acaben en o, morfema que denota masculino (aunque no siempre: la soprano, la sobrecargo, la modelo¡­). Pero en otros casos no hay duda: abogado y abogada, arquitecto y arquitecta... Por eso sorprende en estos d¨ªas el persistente uso en los medios de comunicaci¨®n de ¡°la m¨¦dico¡± o de ¡°una m¨¦dico¡±, incluso de la afirmaci¨®n ¡°soy m¨¦dico¡± en boca de una mujer. Porque aqu¨ª no cabe discusi¨®n: la o debe convertirse en a.

He anotado algunos ejemplos: EL PA?S: ¡°Una m¨¦dico de familia que trabaja en Madrid¡­¡±, ¡°deber¨ªamos hacer un monumento (¡­) a la amiga m¨¦dico¡±, ¡°soy m¨¦dico en un hospital p¨²blico¡± (carta a la directora firmada por una mujer). ¡°Lara, su m¨¦dico¡­, es una mujer¡­¡±. TVE: ¡°Soy m¨¦dico neur¨®logo, llevo 30 a?os de profesi¨®n¡± (hablaba una doctora), ¡°Victoria, m¨¦dico¡± (r¨®tulo), ¡°Ver¨®nica Casado, m¨¦dico de familia¡±. RNE: ¡°Una m¨¦dico fallece¡­¡±. SER: ¡°Una m¨¦dico estupenda¡± (habla un enfermo), ¡°una de las m¨¦dicos internistas¡­¡±. Abc: ¡°Carta abierta de una m¨¦dico¡±, ¡°una profesional m¨¦dico m¨¢s¡±, ¡°muere una m¨¦dico de 59 a?os¡±. El Mundo: ¡°Muere por coronavirus una m¨¦dico de familia¡±, ¡°la pareja formada por una m¨¦dico y un enfermero¡­¡±. Eldiario.es: ¡°Una m¨¦dico estuvo toda la noche pendiente¡­¡±. La Nueva Espa?a: ¡°Una m¨¦dico ovetense¡­¡±.

En ediciones anteriores, el Diccionario ofrec¨ªa como combinaciones posibles ¡°la abogado¡±, ¡°la m¨¦dico¡± o ¡°la ingeniero¡± (adem¨¢s de ¡°la abogada¡±, ¡°la m¨¦dica¡±, etc¨¦tera); pero las academias cortaron eso de ra¨ªz en 2010: Hay que decir ¡°la m¨¦dica¡±, ¡°la arquitecta¡±, ¡°la ingeniera¡±, igual que ¡°la carnicera¡±. Incluso ¡°la m¨²sica¡±.

Durante esta crisis, la tarea de los editores period¨ªsticos se ha convertido en misi¨®n complicada, porque se trabaja desde los domicilios y no en una Redacci¨®n. Ello permite suponer que en circunstancias m¨¢s favorables se habr¨ªan corregido algunas de esas formaciones. Pero al mismo tiempo, el hecho de que se escribieran o dijeran as¨ª muestra que la consolidaci¨®n del morfema femenino en lo concerniente a esa profesi¨®n se halla todav¨ªa en proceso. Aunque no exista ninguna raz¨®n filol¨®gica para discutirla.

Pero, ay, quiz¨¢ s¨ª se den motivos sociol¨®gicos o psicol¨®gicos. Algunos hablantes, pero tambi¨¦n algunas m¨¦dicas (y algunas abogadas, notarias o arquitectas), consideran m¨¢s prestigioso que los nombres de estas profesiones terminen en o, idea que combaten con raz¨®n las gu¨ªas feministas destinadas a evitar el lenguaje que creen discriminatorio.

Si hay personas que imaginan menos importante ser m¨¦dica que m¨¦dico, influidas quiz¨¢s por el machismo hist¨®rico, el problema ya no es de lenguaje sino de una falsa percepci¨®n colectiva. Ojal¨¢ el trabajo de las m¨¦dicas en esta pandemia la desmonte para siempre.