A 500 a?os
El orden mundial colonial qued¨® racializado al estructurar una realidad que jerarquiza, por medios en extremo violentos, los cuerpos negros, ind¨ªgenas o blancos
"La llegada, hace 500 a?os, de los espa?oles a las actuales tierras mexicanas no puede juzgarse a la luz de consideraciones contempor¨¢neas¡±, dec¨ªa el comunicado con el que el Gobierno espa?ol respondi¨® a la carta que el jefe del Ejecutivo mexicano, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, le hab¨ªa enviado para solicitar una disculpa a los pueblos originarios de M¨¦xico por ¡°las violaciones a lo que ahora se conoce como derechos humanos y las matanzas en la llamada conquista¡±.
Este incidente provoc¨® una cascada de opiniones que revelan la necesidad en la opini¨®n p¨²blica de analizar los hechos ocurridos hace 500 a?os precisamente a la luz de consideraciones contempor¨¢neas. En un extremo caricaturizado del debate, se coloc¨® la idea de que la conquista de M¨¦xico trajo civilizaci¨®n a la poblaci¨®n salvaje que habitaba las tierras desde las que escribo, mientras que en el otro extremo se construy¨® un ¡°nosotros¡± conquistado que fue v¨ªctima en t¨¦rminos absolutos. Ambas posturas generan un efecto que actualiza y hace contempor¨¢neo el debate: la creencia de que M¨¦xico, y tambi¨¦n Espa?a, exist¨ªan hace 500 a?os. En una versi¨®n maniquea del debate, son dos los pa¨ªses que se enfrentan en la interpretaci¨®n antag¨®nica de los hechos ocurridos durante la conquista. La sombra de dos Estados-naci¨®n actuales se proyecta sobre el pasado y trae los hechos ocurridos en esa ¨¦poca hacia el tiempo presente simplific¨¢ndolos en extremo.
La construcci¨®n de dos ¡°nosotros¡± antag¨®nicos, M¨¦xico y Espa?a, genera efectos interesantes en la arena p¨²blica. En este debate nos estorba el nacionalismo. Por un lado, muchas voces leyeron la petici¨®n a la Corona espa?ola como una afrenta a la poblaci¨®n de Espa?a actual, y, por otro lado, genera una falsa equivalencia entre M¨¦xico y los pueblos ind¨ªgenas que quedaron encapsulados dentro del Estado mexicano.
Es por esto ¨²ltimo que parece absurdamente natural que sea el jefe del Estado mexicano quien solicite el perd¨®n para los pueblos ind¨ªgenas. Ser un pueblo ind¨ªgena implica ocupar una posici¨®n pol¨ªtica en la historia y los ¨²nicos rasgos que compartimos todos los pueblos ind¨ªgenas de este continente es que sufrimos procesos de colonizaci¨®n europea y que, durante los procesos de conformaci¨®n de los Estados nacionales actuales, no conformamos uno propio. Fuera de esto, y de lo que deriva, ninguna otra generalizaci¨®n es sostenible. Tanto el establecimiento del orden colonial europeo como la creaci¨®n de los Estados actuales han configurado la realidad contempor¨¢nea de los pueblos ind¨ªgenas y del mundo en general.
M¨¢s all¨¢ de un proceso que concluy¨® con la ca¨ªda de una ciudad espec¨ªfica, lo sucedido hace 500 a?os marc¨® el inicio del establecimiento de un orden mundial colonial que qued¨® racializado al estructurar una realidad que jerarquiza hasta ahora, por medios en extremo violentos, los cuerpos que en adelante ser¨ªan negros, ind¨ªgenas o blancos. Los Estados surgidos de los procesos de independencia fueron, m¨¢s que la negaci¨®n, la continuaci¨®n de esa realidad. Reconocer la actualidad de los efectos del colonialismo y las violencias asociadas a su establecimiento es en verdad urgente. Comencemos.
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