Anders Tegnell, el hombre que no quiso confinar a Suecia, reconoce que podr¨ªa haberlo hecho mejor
El epidemi¨®logo jefe sueco enfrenta cr¨ªticas por sus medidas ¡®blandas¡¯ contra el coronavirus
Dice Jung, padre de la psicolog¨ªa anal¨ªtica, que reconocer p¨²blicamente lo que hemos hecho mal mejora nuestra imagen, pero lastra para siempre nuestra repu?taci¨®n. Est¨¢ por ver que algo as¨ª pueda sucederle a Anders Tegnell (Uppsala, 1956), art¨ªfice de la estrategia blanda frente a la pandemia que ha seguido Suecia, basada en la responsabilidad de los ciudadanos. Tegnell, epidemi¨®logo jefe de la Agencia de Salud P¨²blica sueca, sumamente cr¨ªtico hasta ahora con las pol¨ªticas de confinamiento seguidas por medio mundo, sorprendi¨® a sus oyentes al admitir el pasado 3 de junio, ante los micr¨®fonos de la radio p¨²blica, que de haber sabido desde el principio lo que hoy sabemos del SARS-CoV-2, se habr¨ªa inclinado por ¡°algo intermedio entre lo que ha hecho Suecia y lo que ha hecho el resto del mundo¡±. ?Quer¨ªa esto decir que las medidas auspiciadas por ¨¦l no fueron las correctas?
¡°No¡±, se corrigi¨® inmediatamente Tegnell en declaraciones al diario Dagens Nyheter. ¡°En lo esencial, la estrategia sueca ha funcionado¡±, asegur¨®, aunque reconoci¨® que hubiera sido necesario hacer ¡°m¨¢s test a los internos y al personal de los geri¨¢tricos¡±. Las palabras de Tegnell llegan en momentos delicados, cuando el consenso pol¨ªtico en Suecia empieza a agrietarse, hasta el punto de que el Gobierno socialdem¨®crata ha tenido que aceptar que una comisi¨®n investigue su gesti¨®n de la crisis. Y podr¨ªan afectar a la buena imagen de quien se ha convertido en un verdadero icono nacional. Por si acaso, su jefe en la Agencia de Salud, Johan Carlson, ha recordado en la prensa que Tegnell no toma las decisiones en solitario, sino que le avala un equipo. ¡°No veo por qu¨¦ tendr¨ªa que resentirse su credibilidad¡±, opina Clas Svahn, periodista que cubre las noticias de la pandemia en el Dagens Nyheter. Svahn sigue apreciando en Tegnell, como todos sus colegas, su disponibilidad. ¡°Nos atiende a cualquier hora. Yo le tengo confianza, a ¨¦l y al instituto que dirige¡±. Y al contrario de lo que pueda parecer, subraya, ¡°el modelo sueco de afrontar la pandemia no es tan distinto al elegido por otros pa¨ªses¡±.
Lo que ha defendido el epidemi¨®logo jefe, que ocupa su cargo desde 2013, es que el virus ha llegado para quedarse. Que la pandemia hay que afrontarla no como un espr¨ªn, sino como un marat¨®n. Por eso su propuesta se ha basado en medidas que puedan mantenerse a largo plazo. Distancia social, frecuente lavado de manos y dr¨¢stica reducci¨®n de los contactos sociales en los mayores de 70 a?os, pero ni confinamiento, ni mascarillas.
La pandemia ha golpeado mucho m¨¢s duro a Suecia que a sus vecinos, y hace estragos en los geri¨¢tricos
No todo el mundo ha estado de acuerdo con sus planteamientos. A mediados de abril, cuando los fallecidos por la covid-19 superaron el millar, 22 de los m¨¢s reputados cient¨ªficos del pa¨ªs firmaron un escrito denunciando falta de transparencia y errores en la gesti¨®n de la crisis. Entonces, las cr¨ªticas no alteraron la confianza que Tegnell inspira a sus compatriotas. Quiz¨¢s porque este doctor, apasionado de la jardiner¨ªa, casado con una holandesa y padre de tres hijas, transmite normalidad. Su aspecto, sus costumbres, todo en ¨¦l resulta familiar. Hace en tren a diario, como un sueco m¨¢s, los 200 kil¨®metros que separan su domicilio, en Link?ping ¡ªla ciudad donde se doctor¨® en Medicina en 1985¡ª, de Estocolmo, donde trabaja. Viste de manera informal y hasta la expresi¨®n inescrutable con la que encaja las cr¨ªticas resulta reconfortante. Tegnell tiene experiencia internacional, adem¨¢s. Trabaj¨® para la Organizaci¨®n Mundial de la Salud en el Congo cuando en 1995 se registr¨® un brote de ¨¦bola y ha participado tambi¨¦n en campa?as de vacunaci¨®n en Laos.
Hay m¨¢s razones para pensar que la autocr¨ªtica no empa?ar¨¢ su reputaci¨®n. Su estrategia para contener el nuevo virus resalta las fortalezas de una sociedad orgullosa de su civismo. Muy pocos pa¨ªses pod¨ªan permitirse una aproximaci¨®n a la pandemia basada en la confianza mutua entre el ciudadano y las instituciones del Estado. Una estrategia que ha contenido la explosi¨®n del virus sin poner en ning¨²n momento en dificultades a la sanidad sueca.
Pero si el guion estaba bien escrito, la realidad no se ha ajustado del todo a ¨¦l. En Suecia, como en Espa?a, la covid-19 ha hecho estragos en las residencias de ancianos, mal dotadas de personal y en las que el virus ha entrado a saco. Tambi¨¦n ha tenido un fuerte impacto en la poblaci¨®n inmigrante ¡ªuna quinta parte de los 10 millones de suecos han nacido fuera¡ª. El resultado ha sido una abultada cifra de muertes (480 por mill¨®n), que multiplica con creces la registrada en Noruega (55,5), la de Finlandia (59) e incluso la de Dinamarca (103), pa¨ªses que tienen aproximadamente la mitad de poblaci¨®n y que s¨ª impusieron el confinamiento. Asustados por la magnitud de las cifras, los vecinos n¨®rdicos, que han levantado ya controles fronterizos entre ellos, han optado por dejar fuera a Suecia.
Tegnell seguramente tiene raz¨®n cuando dice que la lucha contra la pandemia es una carrera de fondo, pero Suecia, de momento, la correr¨¢ en solitario.
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