Josep Mar¨ªa Esquirol. ¡°El movimiento m¨¢s radical y m¨¢s humano es el de cuidarnos¡±
El fil¨®sofo y autor de autor de 'La resistencia ¨ªntima' afirma que la crisis actual nos est¨¢ haciendo reflexionar sobre la importancia de la casa como refugio
Nuestra vulnerabilidad es como un elefante en una habitaci¨®n. Est¨¢ ah¨ª plantada, enorme, aunque no queramos verla. La pandemia nos fuerza a reflexionar sobre esa inapelable certeza. Y el imperativo de la distancia social nos hace entender el valor de la intimidad, el espacio personal y la casa como refugio ante las dificultades y el dolor del mundo exterior. Es lo que Josep Mar¨ªa Esquirol llama la comarca de la proximidad, all¨ª donde deber¨ªamos encontrar protecci¨®n, calidez y sinceridad. Esquirol, profesor de Filosof¨ªa de la Universidad de Barcelona, es autor de La resistencia ¨ªntima y La pen¨²ltima bondad (Acantilado).
PREGUNTA. Ante la distancia social, ?qu¨¦ nueva dimensi¨®n adquiere la casa?
RESPUESTA. Es el refugio frente a la intemperie. Es el lugar del que sales y al que vuelves. En la situaci¨®n excepcional de la pandemia, la estancia en casa se ha distorsionado y se ha forzado. No hab¨ªa vuelta a casa. Aun as¨ª, continua siendo lugar de amparo, calidez e intimidad.
P. Dice que unas de las acciones fundamentales del ser humano es el acto de cuidar.
R. Los seres humanos vivimos en la intemperie f¨ªsica y existencial. Y en ella estamos sometidos a fuerzas que nos pueden da?ar. Por eso, el movimiento m¨¢s radical y m¨¢s humano es el de cuidarnos, a nosotros mismos y a los dem¨¢s. Hay situaciones, como ¨¦sta que nos ha tocado vivir, que todav¨ªa ponen m¨¢s de relieve la intemperie, la interdependencia y la necesidad de protegemos unos a otros. Pero enfrentarnos a la dificultad no es nuevo. Siempre est¨¢ ah¨ª. No es casualidad que cuando nos despedimos digamos ¡°cu¨ªdate¡±.
¡°Los humanos somos vulnerables, es decir, afectables, heribles, sensibles. Es la base del gozo y del sufrimiento¡±
P. En sus libros habla de asuntos tan radicales en estos tiempos como la proximidad entre las personas, la generosidad o la amabilidad.
R. La generosidad ¡ªque viene de vivir generando y ofreciendo¡ª o la amabilidad son gestos cotidianos muy valiosos. Hacen que la vida tenga m¨¢s sentido y m¨¢s sabor.
P. La distancia social forzosa nos empuja a la comunicaci¨®n virtual, pero usted habla de resistirse a ello.
R. No exactamente. Lo que digo es que la homogeneidad suele empobrecer la vida. Cuando la tecnolog¨ªa borra las diferencias de espacios y de acciones, sin duda empobrece. Por ejemplo: que haya pantallas por doquier. Tambi¨¦n hay una temporalidad inherente al mundo digital. Su dominio reduce las temporalidades de la vida: la paciencia, la lentitud¡ Otro aspecto que me parece preocupante es el de la proyecci¨®n de futuros tecnol¨®gicos vinculados con el transhumanismo. A menudo son sutiles evasiones ideol¨®gicas.
P. ?Por qu¨¦ resulta tan dif¨ªcil asumir nuestra fragilidad?
R. Distingo entre fragilidad y vulnerabilidad. Vulnerabilidad de la vida humana y fragilidad de los asuntos y las construcciones humanas. Los humanos somos vulnerables. Significa, literalmente, que somos afectables, heribles, sensibles. Es la base del gozo y del sufrimiento. Por otra parte, la fragilidad de las construcciones humanas significa que todo lo que hacemos puede corromperse o decaer, por lo que hay que procurar mantenerlo. Hay que mantener tanto una casa como la democracia, porque el paso del tiempo da?a la primera y la demagogia da?a la segunda. Cuidar nuestra vulnerabilidad y mantener ¡ªtener verdaderamente entre nuestras manos¡ª lo valioso de lo que construimos, es la madurez de lo humano. A veces parece como si la sociedad contempor¨¢nea no estuviese a la altura de este compromiso esencial.
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