El verano normal
Ahora somos felices con cualquier cosa. Esa casa del pueblo, de tus padres o de unos amigos, que era un ¨²ltimo recurso, se revela preciosa cuando no tienes d¨®nde ir
![Un grupo de amigos, durante una barbacoa.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/DOAB2C3CHRDTBNHVBYKR4MUJ24.jpg?auth=42cf7120cfcef867be2b9dd8ee22d9f52742976c494d525e045137bf83014a00&width=414)
El verano normal, casi un eufemismo de aburrido, era aquel en que no hac¨ªas nada especial. ?Qu¨¦ tal el verano? ¡°Normal, nada del otro mundo, hemos estado tranquilos¡±. Era una forma de decir que uno no pod¨ªa permitirse viajes y no hab¨ªa ido a ning¨²n sitio, como mucho a la casa del pueblo. Aunque te lo dec¨ªan con sosiego, como si luego no hubiera estado tan mal, y en cambio t¨² ven¨ªas de Tailandia como una moto. La verdad, de ni?o casi siempre tuve esos veranos normales, en la ciudad. Esta nueva normalidad en realidad es antigua, y este verano raro en el fondo tiene algo de familiar. Para un ni?o cualquier verano es bueno, all¨¢ donde lo sueltes, basta que sea verano. Para un adulto no¡ hasta este a?o. Esta vez somos felices con cualquier cosa. Esa casa del pueblo, de tus padres o de unos amigos, que era un ¨²ltimo recurso, ahora se revela preciosa, cuando no tienes d¨®nde ir, cuando no tienes dinero. Entonces descubres que cualquier lugar puede ser bueno. Como se suele decir: lo importante es estar juntos. Ahora bien, siendo importante, todos sabemos que no siempre es f¨¢cil. Obligado a convivir por las circunstancias, m¨¢s de uno habr¨¢ pensado: ?no echabas de menos en la cuarentena a la familia, a los amigos? Pues toma.
El mundo se divide en vertebrados e invertebrados, y tambi¨¦n en personas ordenadas y relajadas, o cuando las dos especies se acaban insultando, hist¨¦ricos y vagos, incluso guarros. En la mezcla de gente, en ser hu¨¦sped, en tener visita, se esconde todo un mundo de vacaciones que pueden salir mal. Temibles viajes en velero que acaban fatal. Casas rurales compartidas donde dices nunca m¨¢s. Distintas pol¨ªticas de horarios, de compras, de colocaci¨®n de enseres, de aire acondicionado, de iniciativa. De la educaci¨®n de los ni?os mejor ni hablar.
Una vez conoc¨ª a un ser excepcional que barr¨ªa en cualquier momento libre, y un sentimiento de culpa se extend¨ªa en el resto del grupo, y de fastidio, porque los obligaba a barrer a ellos tambi¨¦n para que no pareciera que no ayudaban. Que dejara de hacerlo fue inviable: no hab¨ªa manera de que se relajara, no ten¨ªa vacaciones. Trabajaba con una capacidad de antelaci¨®n asombrosa. Por la ma?ana quer¨ªa resolver la cena, no de esa noche, sino la de dentro de cuatro d¨ªas, no pod¨ªa vivir con esa duda, y por supuesto pon¨ªa la mesa varias horas antes de cada comida. Daba igual que te levantaras pronto, ya hab¨ªa preparado el desayuno. Acabamos levant¨¢ndonos un d¨ªa a las seis para ponerlo antes. Pero fue peor, se lo tom¨® como un desaf¨ªo personal. En esa casa ya no se dorm¨ªa, o¨ªas pasos sigilosos en el pasillo a las dos de la madrugada. Solo se relaj¨® al final, cuando se acababan las vacaciones que le estresaban tanto. Suelen ser personas que viven en el continuo temor de cat¨¢strofes, y casi les complace secretamente que algo vaya mal, porque as¨ª la realidad les hace infelices, pero les da la raz¨®n.
A veces se produce el milagro si estos individuos coinciden con personas que son una aut¨¦ntica calamidad y, si no les destrozan los nervios, son un poderoso ant¨ªdoto. Est¨¢n tan fuera de la imaginaci¨®n de la persona ordenada que le muestra un mundo desconocido, pero posible. Gente absolutamente ca¨®tica que te preguntas c¨®mo sobrevive en el d¨ªa a d¨ªa y consigue salir vestida de casa. Por ¨²ltimo, hay personas impagables que se adaptan a lo que hay y tienen una disposici¨®n de ¨¢nimo gentil. En realidad son la mayor¨ªa. Quiz¨¢ nos sirva para lo que viene. Porque, con todo, no recuerdo un verano que haya dado m¨¢s pereza volver que este.
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