¡°Hemos zanjado una enorme anomal¨ªa hist¨®rica, pero nos queda un largo trecho¡±
Luis Ayala, catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la UNED y especialista en Estado del bienestar destaca que Espa?a no est¨¢ a la altura de los pa¨ªses n¨®rdicos en la lucha contra la pobreza, pero s¨ª por encima de muchos vecinos
Luis Ayala (Madrid, 1966), catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad Nacional de Educaci¨®n a Distancia (UNED), es uno de los mayores especialistas espa?oles en Estado de bienestar, movilidad social y rentas m¨ªnimas. Ve en el Ingreso M¨ªnimo Vital (IMV) un instrumento necesario aunque perfectible, que viene a finiquitar una ¡°enorme anomal¨ªa hist¨®rica¡± y a cubrir ¡°una necesidad urgente¡±. Pero a Espa?a, dice, a¨²n le queda un ¡°largo trecho¡± en el combate contra la pobreza y la vulnerabilidad.
Especial: El nuevo contrato social
Pregunta. ?C¨®mo valora estos primeros meses de vigencia del IMV?
Respuesta. Se est¨¢ demostrando que era una necesidad que era urgente cubrir: con independencia de su gesti¨®n, lo que est¨¢ claro es que en muy poco tiempo ha habido una demanda muy grande y eso nos dice que hab¨ªa una laguna importante en el sistema de garant¨ªa de ingresos. Era una enorme anomal¨ªa hist¨®rica en nuestro esquema de protecci¨®n social.
P. ?Llega tarde?
R. Espa?a lleg¨® a esta crisis sin los deberes hechos, sin haber construido una red de protecci¨®n social s¨®lida y de verdad homologable con otros pa¨ªses europeos. Los sistemas que hab¨ªa hasta el momento, tanto los de la Administraci¨®n central como, sobre todo, las rentas m¨ªnimas de las comunidades aut¨®nomas, eran insuficientes y estaban poco coordinados. Estaban muy fragmentados y poco articulados, con una protecci¨®n muy distinta si entrabas a ellos por la v¨ªa del desempleo o de una pensi¨®n no contributiva, por ejemplo. Y las desigualdades entre comunidades aut¨®nomas eran grandes, algo inevitable porque hab¨ªan surgido de manera completamente descentralizada.
P. ?Ataja el nuevo esquema estatal esas desigualdades entre autonom¨ªas?
R. Lo que hace es, sobre todo, unificar una protecci¨®n m¨ªnima o b¨¢sica, que era lo que hasta ahora no ten¨ªamos. El problema no era que hubiese grandes diferencias entre comunidades, que seguir¨¢ habi¨¦ndolas, sino que algunas de ellas no llegaban a cubrir ese nivel de protecci¨®n m¨¢s b¨¢sico. Y el ingreso m¨ªnimo vital s¨ª que resuelve eso: hab¨ªa que asegurar esa cobertura m¨ªnima frente a la pobreza en todas las comunidades aut¨®nomas como una cuesti¨®n de derecho y de justicia. Eso se consigue con la renta m¨ªnima: que haya un m¨ªnimo cubierto para toda la poblaci¨®n. Pero no podemos pensar que con el ingreso m¨ªnimo vital se ha dado el gran salto definitivo: aunque hemos tapado un hueco hist¨®rico, a¨²n nos queda un largo trecho.
P. Muchos solicitantes est¨¢n atrapados en un laberinto burocr¨¢tico y siguen sin cobrar lo que les corresponde.
R. Uno de los riesgos era que la premura con la que se ha introducido esta prestaci¨®n era que no estaban desarrolladas las redes de gesti¨®n de las prestaciones, como las oficinas administrativas. Lanzar un nuevo programa de la Seguridad Social obliga a tener una red muy amplia y no se ten¨ªa.
P. Algunos sectores pol¨ªticos espa?oles siguen a¨²n anclados en la cr¨ªtica frontal a lo que tachan de ¡°paguita¡±. ?Ayudar¨¢ la aprobaci¨®n definitiva del IMV a dar un salto en la calidad del debate p¨²blico en torno a esta cuesti¨®n?
R. S¨ª. En dos sentidos: el de la normalizaci¨®n, porque el ingreso m¨ªnimo vital no es algo excepcional en el entorno europeo, sino todo lo contrario: la anomal¨ªa era no tenerlo. Y en un segundo: la cr¨ªtica que se hace a la paguita y a los desincentivos est¨¢ muy poco sustentada con la informaci¨®n que tenemos. Tienen poco fundamento: son programas en los que hay un dinamismo mucho mayor del que recoge este estereotipo tradicional. La gente no permanece anclada a estos programas durante a?os y a?os.
P. ?En qu¨¦ posici¨®n queda Espa?a en la comparativa con otros vecinos europeos?
R. Respecto a lo que hab¨ªa, el promedio de las rentas m¨ªnimas auton¨®micas, supone una mejora en la cuant¨ªa que nos homologa con otros pa¨ªses. Pero en el contexto europeo tampoco se puede decir que sea un programa muy generoso. Donde es muy importante el salto es en la protecci¨®n de las familias con ni?os: la cuant¨ªa para una persona es la de una pensi¨®n no contributiva, que est¨¢ en la zona media de pa¨ªses europeos, pero con el aumento de la cuant¨ªa por cada hijo o miembro adicional nos situamos ya en el primer tercio de pa¨ªses europeos: no estamos a la altura de los n¨®rdicos o los centroeuropeos, pero s¨ª por encima de muchos pa¨ªses vecinos y del este.
P. Hay quien lo ve como el primer ladrillo en el edificio de la renta b¨¢sica universal¡
R. Son dos cosas muy distintas con un elemento en com¨²n: la garant¨ªa de un nivel m¨ªnimo de renta. Pero no son ideas excluyentes: ir cubriendo huecos en la protecci¨®n social nos puede llevar a ir pensando en sistemas que sean, cada vez, de naturaleza m¨¢s universal y menos condicionados. No hay una conexi¨®n inmediata, pero en la medida en la que hemos subido un primer pelda?o, es posible que ese horizonte se pueda plantear en un futuro. Mientras, deber¨ªamos es ir pensando en prestaciones universales en ¨¢mbitos concretos, como las que se dan por hijo. Tienen que estar en el debate pol¨ªtico.
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