Adi¨®s al proletariado
Las victorias en derechos y protecciones laborales est¨¢n siendo despedazadas en nombre del progreso

Vamos a tener los humanos la misma suerte que tuvieron los caballos como factor de producci¨®n, a la luz de los vertiginosos cambios que est¨¢ experimentando el mercado de trabajo? La pasada semana se ha comenzado a regular el teletrabajo, una actividad que hace apenas medio a?o era insignificante en nuestro pa¨ªs, y el Tribunal Supremo ha abierto la puerta para que los repartidores dejen de ser falsos aut¨®nomos y disminuyan las posibilidades de explotaci¨®n extrema que sufren.
Una camina por la rive gauche del r¨ªo parisino; poco a poco se llega al paseo ¡°des Berges de la Seine¡±, y all¨ª se encuentra una placa dedicada a ¡°Andr¨¦ Gorz, philosophe et journaliste. 1923-2007¡±. Qu¨¦ buena ciudad la que homenajea a sus muertos m¨¢s ilustres. Andr¨¦ Gorz, nacido en Viena, fue uno de los primeros estudiosos de los cambios en la estructura laboral y en la liberaci¨®n del tiempo y la abolici¨®n de trabajo. Este a?o se cumplen 40 de la aparici¨®n de su libro seminal Adi¨®s al proletariado, en el que se contemplaba el trabajo como una actividad con cuatro caracter¨ªsticas: se ejerce a cuenta de terceros, a cambio de un salario, seg¨²n formas y horarios fijados por el que paga, y orientada a fines que no ha elegido por s¨ª mismo. Gorz desarrollaba los conceptos de ¡°trabajo¡± y ¡°empleo¡± como no sin¨®nimos: el trabajo no es algo que se hace sino algo que se tiene; se dice ¡°buscar trabajo¡± o ¡°crear trabajo¡±, en lugar de ¡°buscar empleo¡± o ¡°crear empleo¡±. El trabajo es percibido por la mayor¨ªa de los que lo buscan y de los que ¡°lo tienen¡± como una venta del tiempo en el que el objeto poco importa: se puede tener ¡°un buen trabajo¡± en la industria del armamento y un ¡°mal¡± trabajo en un centro asistencial.
Cuatro d¨¦cadas despu¨¦s de la publicaci¨®n de aquel texto, las cosas han cambiado bastante. Ha aparecido el concepto de ¡°econom¨ªa colaborativa¡±. Elige tu horario, elige tu trabajo, s¨¦ tu propio jefe, decide cu¨¢nto quieres ganar,¡ bienvenido a la econom¨ªa colaborativa, un nebuloso conjunto de plataformas y aplicaciones que prometen innovaci¨®n, trascender al capitalismo y llevar el emprendimiento a las masas. La profesora de Sociolog¨ªa de la Universidad de Carolina del Norte Alexandrea Ravanelle ha escrito un libro (Precariedad y p¨¦rdida de derechos, Alianza Editorial) en el que a trav¨¦s de las historias personales de casi 80 trabajadores ha desvirgado lo que de cuento tiene la econom¨ªa colaborativa (no todo es cuento): la volatilidad del trabajo, la autonom¨ªa que esos trabajadores esperaban encontrar, desaparece ante la necesidad de encontrar unos porcentajes de respuestas.
?Por qu¨¦ motivo las plataformas y sus defensores dominan el discurso p¨²blico?, se pregunta Ravanelle. Parte de la raz¨®n se remonta al secuestro del lenguaje ejercido por las compa?¨ªas, y por la econom¨ªa colaborativa en general. Denominar ¡°colaborativa¡± a cualquier cosa oculta una serie de pecados; asimismo, llamar a estas plataformas ¡°compa?¨ªas tecnol¨®gicas¡± es una manera de cepillarse el contrato social; decir que una empresa forma parte del campo tecnol¨®gico significa que pocos pueden aspirar a comprenderlas. La ¡°econom¨ªa colaborativa¡± ofrece a los trabajadores un modo de ¡°salvarse¡± mediante el trabajo extra, pero su crecimiento s¨®lo contribuye a subvertir los derechos y protecciones laborales. Las victorias conseguidas por los trabajadores en cuanto a derechos y protecciones laborales est¨¢n siendo despedazadas y alteradas en nombre de un progreso ¡°m¨¢s barato y de peor calidad¡± que est¨¢ vaciando de contenido 100 a?os de derechos laborales. La profesora de Sociolog¨ªa concluye rotunda: ¡°La revoluci¨®n que promete la econom¨ªa colaborativa no es m¨¢s que un timo¡±.
El trabajo y la tecnolog¨ªa han discurrido siempre de la mano, pero no siempre han tenido una relaci¨®n pac¨ªfica, como mostr¨® hace poco tiempo la movilizaci¨®n de los taxistas contra el asentamiento de plataformas digitales. Adem¨¢s de la consideraci¨®n de los trabajadores como asalariados o aut¨®nomos, est¨¢ en discusi¨®n cu¨¢ntos y qu¨¦ empleos van a ser reemplazados por la tecnolog¨ªa y cu¨¢ntos y qu¨¦ empleos van a crearse. En este sentido, los sucesivos textos de la profesora Luz Rodr¨ªguez son imprescindibles.
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