Corrosi¨®n banal
Las instituciones creadas en 1978 son sometidas a una mala praxis que llevar¨ªa a un m¨¦dico o a un abogado a la c¨¢rcel
La tibieza en la defensa del buen uso de las instituciones, su corrosi¨®n cotidiana y banal, es uno de los principales y m¨¢s urgentes problemas pol¨ªticos a los que se enfrenta la sociedad espa?ola. Una y otra vez, las instituciones creadas en 1978 (muy correctamente) para regular la convivencia democr¨¢tica son sometidas a ninguneo, empujones y a una mala praxis que llevar¨ªa a un m¨¦dico o a un abogado a la c¨¢rcel, pero que en el caso de buena parte de los pol¨ªticos espa?oles no parece acarrearles ninguna consecuencia, desde luego no en sus propios partidos. Y ellos, simplemente, no se sienten ni m¨ªnimamente responsables de esa obligaci¨®n democr¨¢tica.
La semana pasada, el Consejo General del Poder Judicial decidi¨® ignorar el hecho de que sus vocales terminaron su mandato hace nada menos que dos a?os, y proceder a una serie de importantes nombramientos en el Tribunal Supremo. Su presidente, Carlos Lesmes y los vocales (con la rese?able excepci¨®n de ?lvaro Cuesta y Concepci¨®n S¨¢ez), debieron pensar que bastaba con un acuerdo entre conservadores y progresistas que formara una s¨®lida mayor¨ªa para que la legitimidad de la decisi¨®n quedara bien establecida. Sin embargo, es obvio que la legitimidad no puede proceder de esa circunstancia, sino de la ley y esta fija taxativamente que su mandato expir¨® en 2018. Es decir, por muy interesante que sea que los nombramientos se hayan hecho con el apoyo de 19 de los 21 votos posibles, el problema sigue siendo el mismo: su mandato est¨¢ agotado y es muy extra?o que act¨²en como si no fuera as¨ª. Es cierto que la renovaci¨®n del Consejo es una decisi¨®n que debe adoptar el Parlamento y que uno de los grupos imprescindibles para alcanzar la mayor¨ªa exigida, el Partido Popular, boicotea de manera indecente la labor del Congreso y se niega a participar en las votaciones. La iniciativa del Gobierno de intentar ahora reformar la ley que fija esa mayor¨ªa no resolver¨¢ en realidad el problema institucional, porque una norma semejante deber¨ªa ser fruto, precisamente, de un consenso muy amplio. En cualquier caso y en lo que estamos ahora, ?realmente los miembros del ¨®rgano que regula el Poder Judicial no ten¨ªan a su alcance ninguna medida de presi¨®n? ?Es m¨¢s irresponsable renunciar en bloque y marcharse a casa que decidir mantenerse en sus puestos, diga lo que diga la ley? ?Por qu¨¦? ?No est¨¢n suficientemente inc¨®modos en esas sillas? Hasta un fracturado c¨®nclave papal fue encerrado en su d¨ªa a pan y agua para que eligiera de una vez por todas al representante de Dios en la tierra.
Igual que existe una Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos hay tambi¨¦n una Declaraci¨®n Universal de la Democracia, formulada por la Uni¨®n Interparlamentaria, dependiente de la ONU. La Declaraci¨®n viene a recordar cosas fundamentales: la democracia es un modelo de gobierno que se basa en instituciones bien estructuradas y que funcionan bien. Los seres humanos crean instituciones que regulen su convivencia porque saben bien las cosas terribles que son capaces de hacer. Es decir, no se trata solo de elecciones democr¨¢ticas peri¨®dicas ni del imperio de la ley, sino tambi¨¦n del necesario compromiso institucional. Ning¨²n sistema democr¨¢tico, por muy bien formado que est¨¦, resiste el mal uso de las instituciones que lo integran.
El escaso inter¨¦s que suscita esta corrosi¨®n en Espa?a (advertido incluso por la Comisi¨®n Europea), la poca transcendencia que se le atribuye, la facilidad con que se arrojan al debate sectario, resultan asombrosos. No se trata solo del CGPJ. Sucede con la Jefatura del Estado, (?c¨®mo pudieron los sucesivos gobiernos ignorar que Juan Carlos I era patrono de una fundaci¨®n ?en Panam¨¢?, como cont¨® Jos¨¦ Mar¨ªa Irujo el 2 de marzo en El PAIS), con el Tribunal Constitucional (cuatro de sus miembros tambi¨¦n han superado su mandato) o con el Banco de Espa?a (con el terrible papel de sus entonces responsables al avalar la salida a Bolsa de Bankia, incluso teniendo informes contrarios de peritos). La ¡°vieja dama¡±, llaman en Gran Breta?a al Banco de Inglaterra porque es ¡°seria y confiable¡±, ay.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.