¡°El ciudadano no sabe c¨®mo afecta a su bolsillo la p¨¦rdida de biodiversidad¡±
La economista ambiental Bego?a ?lvarez-Farizo investiga las consecuencias del deterioro de la naturaleza y los m¨¦todos para cuantificar el valor de los ecosistemas destruidos
Bego?a ?lvarez-Farizo (Madrid, 55 a?os) es heredera del esp¨ªritu de F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente por el medio ambiente que apuntaba a un futuro negro que ¡°se ha cumplido¡±. Licenciada en Econ¨®micas y Empresariales fue una de las primeras personas que realiz¨® el doctorado en econom¨ªa ambiental en Espa?a, porque quer¨ªa intentar ¡°evitar la tendencia destructora del planeta¡±. Es cient¨ªfica titular del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) y trabaja en el Instituto Pirenaico de Ecolog¨ªa en Zaragoza en valoraci¨®n de bienes ambientales y evaluaci¨®n de impacto ambiental, porque ¡°la p¨¦rdida de biodiversidad tiene m¨²ltiples dimensiones y una muy importante que no se debe obviar nunca es la social y econ¨®mica¡±.
Especial: El nuevo contrato social
Pregunta. Cuando se habla de p¨¦rdida de biodiversidad ?qu¨¦ se est¨¢ destruyendo?
Respuesta. Es un problema multidimensional. Desaparecen unas 20.000 especies al a?o, se transforman los h¨¢bitats de forma radical y los ecosistemas pierden su capacidad para realizar funciones que aportan servicios a los humanos y a otros seres vivos del planeta, como son la regulaci¨®n de la calidad del aire, del agua, del clima; la producci¨®n de alimentos; la polinizaci¨®n¡ Curiosamente, aunque aumentan las ¨¢reas protegidas en el mundo, el problema no se ha frenado porque va m¨¢s all¨¢ de conservar unas zonas determinadas.
P. ?Qu¨¦ aporta el pensamiento econ¨®mico?
R. Investigamos cu¨¢les son las causas del deterioro ambiental y sus consecuencias, que es el cuerpo principal de la econom¨ªa ambiental. En el origen est¨¢ un aumento excesivo de la poblaci¨®n y una actividad econ¨®mica creciente e intensiva, en ocasiones incentivada para producir m¨¢s. Esa competitividad lleva al abandono de pr¨¢cticas tradicionales en el medio rural y a la ocupaci¨®n de h¨¢bitats seminaturales y naturales. Los costes de esas p¨¦rdidas las vemos en la merma en los servicios que nos aportan los ecosistemas y cuantificarlos requiere el uso de instrumentos econ¨®micos.
P. ?C¨®mo se calcula lo que vale la naturaleza?
R. Se puede asignar un precio cuando hay un mercado para los bienes y servicios que nos proporcionan los ecosistemas, por ejemplo, la madera, los frutos o las setas. Pero, para otras muchas utilidades, como la conservaci¨®n de las plantas y los animales, no existe un lugar de comercio porque son bienes y servicios intangibles. Nosotros simulamos esos mercados. Dos de los m¨¦todos se basan en descubrir las preferencias de los individuos y cu¨¢nto pagar¨ªan por conseguir las mejoras. Otro m¨¦todo considera que la biodiversidad es un input en la producci¨®n, muchas veces gratuito, y valoramos lo que habr¨ªa que pagar si desaparece.
P. ?Alg¨²n ejemplo?
R. Hicimos estudios para mejorar la calidad de las aguas continentales para cumplir con la directiva europea marco del agua de recuperaci¨®n de riberas o de zonas de ba?o y pesca. Planteamos al individuo situaciones y su coste, que tendr¨ªan que asumir los habitantes de la zona o los visitantes. Es intentar ver qu¨¦ estar¨ªan dispuestos a pagar. Otro ejemplo es la contaminaci¨®n del aire que genera en Europa unas 800.000 muertes anuales. Las p¨¦rdidas se determinan por los costes en el sistema sanitario y en las empresas, adem¨¢s de por los perjuicios que provoca en el bienestar de la poblaci¨®n. Hay estudios en los que se ha calculado que el valor de la regulaci¨®n del agua dulce o de la calidad del agua costera es de 1.965 d¨®lares por hect¨¢rea (unos 1.677 euros), el mantenimiento de los h¨¢bitats de 775 (661 euros) y la regulaci¨®n del clima de 464 d¨®lares (396 euros), entre otros.
P. Los cient¨ªficos relacionan la covid-19 con la devastaci¨®n de la naturaleza.
R. La exposici¨®n a pat¨®genos zoon¨®ticos causa alrededor del 60% de las enfermedades infecciosas emergentes, y la mayor¨ªa de ellas se originan en territorios naturales. Al coste sanitario se suma el cese de la actividad econ¨®mica y el da?o causado en la sociedad por el miedo, la inseguridad y el dolor. ?Por qu¨¦? Porque hemos invadido determinados h¨¢bitats que no tendr¨ªan que haber sido tocados y esas enfermedades han llegado al ser humano
P. ?Es consciente el ciudadano de c¨®mo le afecta al bolsillo este deterioro?
R. Rotundamente, no. En general, en las zonas desarrolladas no se es consciente de las implicaciones econ¨®micas de la p¨¦rdida de calidad ambiental y es nuestro dinero y nuestro planeta. Las tienen m¨¢s presentes la poblaci¨®n de entornos donde la subsistencia depende directamente de las condiciones ambientales, como comunidades rurales de ?frica o de pa¨ªses en desarrollo. En ?frica cualquier evento clim¨¢tico les puede privar de comida durante meses y de forma inmediata. Aqu¨ª, si en tu tienda no tienes pl¨¢tanos de Canarias, pues los vas a tener de Costa Rica y hasta m¨¢s baratos.
P. ?Se deber¨ªa incluir este coste en el PIB?
R. Hay intentos y recomendaciones, pero no es obligatorio. El ejemplo mejor se encuentra en un estudio que realizamos en Andaluc¨ªa de 2008 a 2011, liderado por el CSIC, que ha tenido mucha repercusi¨®n. Determinamos la renta que producen los ecosistemas forestales andaluces para incorporarlos a la contabilidad de la comunidad aut¨®noma.
P. Quiz¨¢ los Gobiernos huyen de nuevos costes
R. No son costes. Si se conociera la renta generada por los recursos naturales que no est¨¢ cuantificada costar¨ªa bastante menos dedicar recursos a mantener esa biodiversidad y cambiar¨ªa la percepci¨®n de qu¨¦ pa¨ªses son las primeras potencias mundiales. Al ser una renta que no mueve flujos espec¨ªficos de dinero, no se aprecia. En econom¨ªa ambiental intentamos poner sobre la mesa que esos servicios tienen un valor.
P. ?Habr¨ªa que pagar a ciertas zonas por conservar la naturaleza?
R. Puede ser pagar o dise?ar incentivos. En Espa?a hay zonas que aportaban muchos servicios de los ecosistemas y que ahora est¨¢n en declive porque se han abandonado pr¨¢cticas tradicionales por la despoblaci¨®n. Crear un conjunto de incentivos para fijar poblaci¨®n en el medio rural, puede tener efectos ambientales muy importantes. Si hubiera que pagar por los costes ambientales de la producci¨®n no sostenible y por el transporte ya no ser¨ªa interesante traer productos desde el otro lado del mundo.
P. ?Qu¨¦ se puede mejorar en Espa?a?
R. Cuando una especie ha desaparecido no se va a poder recuperar nunca y ese da?o tiene un coste inmenso para la humanidad. Por eso se debe prevenir y mejorar la educaci¨®n, invertir en conocimiento, en investigaci¨®n integral con todos los actores y escuchar a los cient¨ªficos. No hay que basar la felicidad en el consumo, es el principal devastador de recursos del planeta, porque no solo se consumen recursos, sino que luego hay que deshacerse de los restos. Estamos a tiempo, pero tenemos que actuar ya.
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