El F¨¹hrer griego vuelve a la c¨¢rcel
Nikos Mijaloliakos, l¨ªder del partido neonazi griego Aurora Dorada que acaba de ser declarado banda criminal, es un oportunista de la pol¨ªtica y un negacionista confeso
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Una vida pendenciera no enga?a, por m¨¢s que se envuelva en los ropajes de la ideolog¨ªa o los afanes de una causa. Cuando en septiembre de 2013, Nikos Mijaloliakos (Atenas, 62 a?os) entr¨® en el juzgado como l¨ªder de un partido pol¨ªtico y sali¨® de ¨¦l hacia la c¨¢rcel como presunto capo de una banda criminal, nadie se llam¨® a enga?o en Grecia. El fallo del Tribunal de Apelaciones de Atenas que acaba de considerar probado que el partido que dirig¨ªa es una organizaci¨®n criminal, responsable de un asesinato y varios ataques a inmigrantes y sindicalistas, le ha despojado definitivamente de la presunci¨®n no ya de inocencia, sino de pol¨ªtico, poniendo negro sobre blanco lo que todos sab¨ªan: que Aurora Dorada (AD), pese a sentarse en el Parlamento entre 2012 y 2019 ¡ªy convertirse en su tercera fuerza en 2015¡ª, nunca fue un partido m¨¢s, sino un grupo mafioso y de estructura paramilitar. Tan claro estaba que el auto contra la c¨²pula de AD, detenida y encarcelada tras el asesinato por un militante del rapero antifascista Pavlos Fyssas el 18 de septiembre de 2013 ¡ªel crimen que desencaden¨® la causa¡ª, se refiere a Mijaloliakos como ¡°el F¨¹hrer¡±.
Un F¨¹hrer mediterr¨¢neo, eso s¨ª: chaparrito, de ce?o fruncido y adem¨¢n permanentemente cabreado, que contrasta con una voz aflautada y quejosa; un f¨ªsico anodino al que la revista griega Hot Doc retrat¨® en 2012, a?o del debut de AD en el Parlamento, con un bigotito hitleriano que le iba como anillo al dedo.
Mijaloliakos, matem¨¢tico de formaci¨®n, es en realidad un militar frustrado por culpa de su querencia camorrista y violenta, que ya le llev¨® a la c¨¢rcel en 1976 por propinar una paliza a unos periodistas durante el entierro de un miembro de la junta militar (1967-1974). Entre rejas se doctor¨® en fascismo, tutelado por Yorgos Papad¨®pulos, uno de los integrantes de la junta, y colg¨® el uniforme.
Tras la ca¨ªda de la dictadura, y en plena efervescencia de la democracia, cualquier actividad ultraderechista constitu¨ªa un vicio nefando en Grecia, pero Mijaloliakos no se arredr¨®: a base de codazos ¡ª"es incapaz de compartir el poder", le defin¨ªa en 2013 uno de sus conmilitones¡ª, subi¨® pelda?os en la ci¨¦naga que formaban nost¨¢lgicos de la monarqu¨ªa, fascistas de toda laya y antisemitas confesos, y en 1980 fund¨® Aurora Dorada como una revista de exaltaci¨®n patri¨®tica (y nacionalsocialista). Siete a?os despu¨¦s cre¨® el partido, con dos ramas, una pol¨ªtica y otra operativa, vale decir paramilitar. Los alardes antisistema no le fueron ajenos, m¨¢s como figura ret¨®rica que como esencia: ¡°La pol¨ªtica es algo muy sucio, y nosotros, demasiado puros para meternos en ella¡±, escribi¨® en el primer n¨²mero de la revista. En 2012, en campa?a electoral, neg¨® la existencia de los hornos crematorios y las c¨¢maras de gas.
Los a?os noventa fueron fruct¨ªferos en contactos internacionales ¡ªhuestes de Mijaloliakos lucharon junto a los paramilitares serbios en Bosnia, participando en la masacre de Srebrenica¡ª y en combustible para su causa, gracias al contencioso con Macedonia sobre la denominaci¨®n de la antigua rep¨²blica yugoslava. El F¨¹hrer heleno aprovech¨® esta causa como cobertura ideol¨®gica para blanquear la fealdad intr¨ªnseca de AD, y ay de aquel que osara llamarlos neonazis (pese a su saludo brazo en alto tras ser elegido concejal en Atenas): ¨¦l no era un neonazi, sino un nacionalista griego (clara redundancia: todos los pol¨ªticos griegos lo son).
Su primer intento pol¨ªtico, en las europeas de 1994, se sald¨® con un ¨ªnfimo resultado, como tambi¨¦n el de las generales de 2009, apenas un 1% de los votos. Pero en 2010 se col¨® en el Ayuntamiento de Atenas, inaugurando una costumbre familiar que tambi¨¦n ha llevado al Consistorio a su hija Uran¨ªa, una psic¨®loga admiradora de Primo de Rivera y que en la sede de AD sol¨ªa ejercer de perro de presa con los periodistas desobedientes que se atrev¨ªan a llamarlos neonazis. Lo de vampirizar la pol¨ªtica para beneficiar a la familia no acaba con Uran¨ªa; la esposa de Mijaloliakos, Eleni Zarulia ¡ªdue?a a la saz¨®n de un macroburdel en el centro de Atenas, el hotel New Dream¡ª, fue elegida diputada en 2012, posteriormente representante griega en el Consejo de Europa y, recientemente, contratada como trabajadora eventual en el Parlamento griego, en medio de un esc¨¢ndalo pol¨ªtico que demuestra las subterr¨¢neas conexiones del sistema con la banda, y viceversa. Su fichaje fue revocado, claro, porque Zarulia figura entre los condenados.
El saludo brazo enhiesto de Mijaloliakos lo terminaron de apuntalar dos fen¨®menos que a lo largo de la pasada d¨¦cada pusieron casi de rodillas a Grecia: la recesi¨®n derivada de los rescates financieros y su impagable factura de austeridad, y la mal llamada crisis de los refugiados, que a¨²n persiste. Partido o mafia, muchos griegos se agarraron al clavo ardiendo de AD, como un v¨®mito contra un sistema que los rechazaba. Pero sus desmanes fueron haci¨¦ndose m¨¢s patentes que la antipol¨ªtica y el F¨¹hrer y su banda perdieron el favor popular en 2019. Ahora Mijaloliakos perder¨¢ tambi¨¦n la libertad y volver¨¢ a pisar, como el resto de la c¨²pula neonazi, el patio de una c¨¢rcel durante 13 a?os.
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