Vinciane Despret: ¡°Quien sue?a con nadar con delfines lo hace desde un prisma imperialista¡±
La fil¨®sofa belga es una de las voces m¨¢s prominentes del giro animal, el movimiento que apuesta por convivir sin jerarqu¨ªas con el ecosistema
La investigadora Marta Segarra escribe en Fils (Arcadia, 2020) que fue Vinciane Despret quien la ayud¨® a entender el concepto de propiedad mejor que todos los marxistas que hab¨ªa le¨ªdo. Fue gracias a un ensayo en el que la fil¨®sofa belga teorizaba sobre las formas que los p¨¢jaros tienen de habitar el territorio. Despret (Anderlecht, 61 a?os) lo confirm¨® hace unas semanas al pasar por Barcelona para la Bienal de Pensament. All¨ª, antes de ponerse a charlar animadamente v¨ªa Zoom con la pensadora Donna Haraway sobre la importancia del silencio y qui¨¦n tiene el privilegio de la palabra en una pandemia, cit¨® un estudio que probaba que en Barcelona las aves ¡°cantaron m¨¢s y en periodos m¨¢s largos¡± en el confinamiento m¨¢s severo. Las calles se vaciar¨ªan de humanos, pero no estaban tan muertas ni desiertas como aquellas im¨¢genes hipn¨®ticas nos hicieron creer: ah¨ª fue cuando los p¨¢jaros alzaron la voz y reconquistaron espacios.
Profesora de Filosof¨ªa de la Ciencia y Antropolog¨ªa de la Psicolog¨ªa en la Universidad de Lieja (B¨¦lgica), Despret es una de las voces m¨¢s prominentes del giro animal, el movimiento de estudios que apuesta por desterrar la visi¨®n antropoc¨¦ntrica de la cultura para conectarnos sin jerarqu¨ªas con todos los seres que habitan en nuestro entorno. Autora de ?Qu¨¦ dir¨ªan los animales¡ si les hici¨¦ramos las preguntas correctas? (Cactus, 2018), esta apasionada de la etolog¨ªa [estudio del comportamiento de los animales] confirma que ella, poco dada a las muestras de cari?o entre humanos, ha llegado a comprender lo que es la ternura gracias a la convivencia con su perra Alba, reacia, como ella, a ese tipo de afectos.
PREGUNTA.?La pensadora Barbara Cassin dijo que el papel de la mujer fil¨®sofa era sembrar la inquietud en la noci¨®n de lo universal. Usted dice que quiere abrazar eso mismo, pero aplic¨¢ndolo entre humanos y animales, ?por qu¨¦?
RESPUESTA. Porque no puedo entender por qu¨¦ llevamos tanto tiempo creyendo que los humanos somos m¨¢s inteligentes o ¨²nicos. Ese es el tema: nos creemos ¨²nicos, pero creemos que los animales no. Me parece totalmente irreal. Es ese discurso que admite que s¨ª, que los animales son listos porque el tigre corre muy r¨¢pido y el murci¨¦lago sabe c¨®mo moverse estrat¨¦gicamente, y que despu¨¦s tambi¨¦n afirma: ¡°Pero nosotros sabemos que vamos a morir y ellos no¡±. Aj¨¢. ?C¨®mo sabes eso? Y si es cierto que lo sabes, ?c¨®mo puedes confirmar que eres el ¨²nico? Es un atajo f¨¢cil, y no s¨®lo eso, es establecer prematuramente lo universal. No todos los humanos, ese nosotros, somos iguales. Hay muchas maneras de serlo. Ser mujer no es lo mismo que ser hombre. Ser un habitante del Amazonas no es lo mismo que ser un nativo australiano. Esta habilidad de construir el nosotros, adem¨¢s, la mayor¨ªa de veces se alinea con el hombre blanco de clase media o clase alta.
P.?Entonces, ?saben los animales lo que es la muerte? Cada cierto tiempo se viralizan v¨ªdeos donde supuestamente asistimos al duelo de un elefante o un chimpanc¨¦ por la p¨¦rdida de un ser querido.
R.?Lo he pensado mucho a ra¨ªz de aquella historia viral sobre el funeral silencioso de National Geographic, que ahondaba en la idea de que los chimpanc¨¦s estaban callados porque hab¨ªan perdido a una hembra que todos quer¨ªan mucho en el santuario. Empec¨¦ a investigar y me he topado con muchos estudios de los setenta sobre el proceso del duelo de los chimpanc¨¦s. Es muy interesante, porque estas im¨¢genes nos llevan a ideas en las que proyectamos antropom¨®rficamente el duelo, pero tambi¨¦n puede ser que ese silencio que nosotros aplicamos al velar a los muertos venga de nuestros ancestros, que son ellos. Yo creo que s¨ª, que est¨¢n tristes por haber perdido a su vieja amiga, y tambi¨¦n creo que no tienen por qu¨¦ saber lo que es la muerte. La tristeza, al fin y al cabo, es muy contagiosa. Tambi¨¦n han podido sentir un ambiente de acontecimiento especial en el santuario por esa p¨¦rdida. Probablemente sientan el duelo; los humanos tampoco sabemos lo que es el duelo en s¨ª ni lo experimentamos todos igual.
P.?Con la fil¨®sofa Isabelle Stengers edit¨® un tomo coral junto a acad¨¦micas belgas donde valoraban el papel femenino en el discurso cient¨ªfico. ?Se equivocan las acad¨¦micas al perpetuar patrones masculinos para ser validadas?
R. Depende del campo. Tomar¨¦ como ejemplo el m¨ªo, el estudio de animales. All¨ª el dilema era el siguiente: cuando Donna Haraway y otras estudiosas de los primates empezaron a investigar, rompieron con la teor¨ªa anterior a los setenta establecida por cient¨ªficos hombres, que afirmaba que los babuinos eran competitivos por selecci¨®n y que hab¨ªa jerarqu¨ªas en el grupo. La experiencia de estas investigadoras fue distinta: vieron din¨¢micas m¨¢s sociales, percibieron que los machos buscaban la amistad con las hembras y no tanto la dominaci¨®n. ?Por qu¨¦ fue tan distinta la teor¨ªa observada por mujeres? Muchas acad¨¦micas creen que s¨ª, que se debe cambiar la forma en la que hacemos ciencia, que nuestros datos y teor¨ªas son m¨¢s interesantes. Otras opinan que no, que no por el hecho de ser mujer y hacer esta observaci¨®n sobre los babuinos ya soy mejor cient¨ªfica. Existe esta visi¨®n de que, si la ciencia tiene esa mirada femenina, se considerar¨¢ como ciencia m¨¢s barata y que ser¨¢s, autom¨¢ticamente, desacreditada en la academia y perjudicar¨¢s a todo tu equipo. Ambas posturas tienen sus propios costes y beneficios.
P.??C¨®mo valora la normalizaci¨®n del veganismo y el activismo animalista en la cultura occidental?
R.?Es positiva, pero no creo que sea perfecta. Seguimos en ese discurso de nosotros como ciudadanos frente al resto y se obvia que los humanos han convivido con animales durante siglos. Tambi¨¦n comprendo las cr¨ªticas a la deriva de la mascotizaci¨®n de la sociedad. Esa relaci¨®n de jerarqu¨ªas que establecemos es la m¨¢s f¨¢cil de todas. La gente que sue?a con nadar con delfines lo hace desde un prisma imperialista, y esa es una forma paternalista de conocer a los animales. Esperamos que act¨²en de una forma ex¨®tica, la que hemos idealizado y que responde a nuestros deseos.
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