Isabel Cela¨¢, la ministra empe?ada en cambiar la escuela
La titular de Educaci¨®n volvi¨® a la pol¨ªtica cuando ya estaba retirada, con el encargo de elaborar la nueva ley
El a?o 2020 ha sido una verdadera pesadilla, pero hay que suponer que Isabel Cela¨¢ (Bilbao, 1949), ministra de Educaci¨®n y Formaci¨®n Profesional, lo habr¨¢ despedido con la satisfacci¨®n de la misi¨®n cumplida. Pese al confinamiento y a las restricciones impuestas por la pandemia, ha sacado adelante la nueva ley de educaci¨®n, la Ley Org¨¢nica de Modificaci¨®n de la Ley Org¨¢nica de Educaci¨®n (Lomloe), que sustituye a la Lomce, la pol¨¦mica norma que el PSOE se comprometi¨® a retirar. Todo un triunfo, pese a que tampoco la ley Cela¨¢ es fruto del consenso con el principal partido de oposici¨®n, el PP, y ha desatado una ola de protestas porque, entre otras cosas, limita las prerrogativas de la ense?anza concertada y retira al castellano su condici¨®n de lengua vehicular.
Mientras las comunidades gobernadas por el PP intentan soslayar la aplicaci¨®n de la ley el pr¨®ximo curso, el tema del castellano ha traspasado la esfera pol¨ªtica. El premio Nobel Mario Vargas Llosa ha calificado la medida de un paso m¨¢s en ¡°la campa?a contra el espa?ol¡± en un art¨ªculo de este peri¨®dico; la RAE ha mostrado su inquietud en un ins¨®lito comunicado, y varios exdirectores del Instituto Cervantes han llegado a hablar de ¡°genocidio ling¨¹¨ªstico¡±. La ministra se ha defendido recordando que, de acuerdo con la nueva ley, los alumnos deben acabar la ense?anza obligatoria con un dominio pleno del castellano y de la lengua cooficial tal y como manda la Constituci¨®n. ¡°En toda la legislaci¨®n educativa de la democracia no ha habido una propuesta tan garantista como la de esta ley¡±, aseguraba Cela¨¢ en noviembre, en EL PA?S. Pero las interpretaciones var¨ªan. Para la diputada de ERC Dolors Bassa, ¡°la ley establece que la lengua vehicular se decida seg¨²n el Estatut y la ley de educaci¨®n catalana, que dicen que es el catal¨¢n¡±.
El cambio de estatus del castellano fue introducido en una enmienda aprobada con los votos de ERC, Podemos y PSOE. Pero Cela¨¢ ha declarado sentirse ¡°c¨®moda¡± con el resultado. Ser¨ªa impensable que discrepara de las decisiones de su partido ¡ªy menos p¨²blicamente¡ª una socialista disciplinada como ella. Demostr¨® serlo en los a?os de militancia en Euskadi, donde adquiri¨® toda su experiencia en la gesti¨®n educativa. Aterriz¨® en 1987 en la Consejer¨ªa de Educaci¨®n que entonces dirig¨ªa Jos¨¦ Ram¨®n Recalde, y entre 1991 y 1995 fue la mano derecha del consejero Fernando Buesa. Alcanz¨® la titularidad del departamento con el lehendakari Patxi L¨®pez (2009-2012).
Experiencia, fidelidad y proximidad a L¨®pez llevaron a Pedro S¨¢nchez a ofrecerle la cartera de Educaci¨®n, que durante el a?o y medio que dur¨® el primer Gobierno de S¨¢nchez compatibiliz¨® con las funciones de portavoz. Un cargo este ¨²ltimo particularmente expuesto, en el que Cela¨¢ tuvo alguna metedura de pata, como cuando neg¨® que las bombas vendidas por Espa?a a Arabia Saud¨ª pudieran alcanzar a la poblaci¨®n de Yemen porque eran misiles l¨¢ser de alta precisi¨®n, ¡°y si son de alta precisi¨®n,¡± dijo, ¡°no se van a equivocar matando a yemen¨ªes¡±.
Catedr¨¢tica de instituto de Lengua y Literatura Inglesa, hay en Cela¨¢ algo de esa rectitud de la militante modelo acostumbrada a dar ¨®rdenes y a acatarlas con igual fervor. Una disciplina forjada en la dura atm¨®sfera de la violencia terrorista que rein¨® en Euskadi y que ella sufri¨® de cerca: dos de sus antiguos jefes, Recalde y Buesa, fueron v¨ªctimas de sendos atentados de ETA. El primero sobrevivi¨®. El segundo fue asesinado junto a su escolta en el a?o 2000. Quienes trataron a Cela¨¢ en esa ¨¦poca recuerdan su car¨¢cter fuerte. ¡°Le gusta tener el control siempre¡±, comenta un antiguo colaborador, que subraya tambi¨¦n la pasi¨®n por todo lo brit¨¢nico que cultiva desde los a?os de juventud que pas¨® en Irlanda. Tan british que le apodaban Milady. La misma persona atribuye a un sentido acusado de la disciplina de partido (cuya comisi¨®n de ¨¦tica y garant¨ªas ha presidido) m¨¢s que a ambici¨®n personal el que aceptara la oferta de S¨¢nchez. ¡°Ella y su marido estaban jubilados ya, y la perspectiva que ten¨ªan era la de pasar los inviernos en Marbella y los veranos en Euskadi¡±. La ministra es due?a de una casa palaciega en el barrio de Neguri (Getxo) y tiene dos hijas adultas e independientes.
El presidente quer¨ªa que pilotara la nueva ley de educaci¨®n, la octava de la democracia. Desde el principio, se implic¨® de lleno en la misi¨®n. Su firme defensa de la escuela p¨²blica, sus cr¨ªticas a las concertadas que segregan por sexo y su rechazo a la asignatura de Religi¨®n encontraron r¨¦plica en la prensa, que le record¨® que sus hijas estudiaron en las Irlandesas de Lejona, colegio religioso, concertado y que en aquella ¨¦poca no aceptaba varones. ¡°Quer¨ªa que aprendieran bien ingl¨¦s, pero est¨¢ claro que es una firme defensora de la escuela p¨²blica¡±, alega un conocido.
A la pol¨ªtica nacional ha llegado, apuntan antiguos colaboradores, decidida a reproducir algunos de los ¨¦xitos obtenidos en Euskadi, donde fue adalid de la ense?anza triling¨¹e (euskera, castellano, ingl¨¦s) y donde ha visto triunfar un modelo de Formaci¨®n Profesional basado en la colaboraci¨®n entre Administraci¨®n y empresas. De momento, ha dedicado todas sus energ¨ªas a elaborar la nueva ley de educaci¨®n, la octava, sobre la que ya planea inexorable la sombra de la novena.
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