El triunfo de la injusticia

La injusticia fiscal es uno de los grandes fracasos pol¨ªticos de nuestro tiempo. El sistema tributario de un pa¨ªs es quiz¨¢ la instituci¨®n m¨¢s importante de cualquier sociedad democr¨¢tica, aunque resulte antip¨¢tica. La cuesti¨®n de los impuestos se ha removido y vuelto a la actualidad cuando se ha conocido que un grupo de los m¨¢s importantes youtubers, aut¨¦nticamente millonarios, se han trasladado o se van a trasladar a vivir a Andorra para pagar menos impuestos, uni¨¦ndose a deportistas de ¨¦lite, arist¨®cratas, empresarios, etc¨¦tera. La diferencia de los youtubers con ¨¦stos es el ejemplo que dejan en millones de j¨®venes para los que son referentes relevantes en su cultura y en los comportamientos de su vida cotidiana.

En el Museo Smithsoniano de Arte Americano de Washington se ?exhibe una servilleta de tela con un dibujo del economista Arthur Laffer. Aunque quiz¨¢ no sea la servilleta original en la que Laffer dibuj¨® su curva hom¨®nima en el restaurante Two Continent, en el a?o 1974, contiene todos los ingredientes de una de las mentiras econ¨®micas m¨¢s famosas de todos los tiempos: en esencia, que bajando los impuestos se recauda m¨¢s. Por cierto que la servilleta est¨¢ dedicada a Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de George Ford y de George W. Bush, y uno de los neocons m¨¢s comprometidos con la reacci¨®n antiimpuestos.

Algunos de los youtubers exiliados econ¨®micos admirar¨ªan la servilleta de Laffer si la conocieran. Para corregir esas fake news tributarias, dos catedr¨¢ticos de Berkeley han escrito un libro importante (El triunfo de la injusticia, Taurus). Emmanuel Saez y Gabriel Zucman han revolucionado en los ¨²ltimos tiempos el estudio de la desigualdad. La tesis del libro es n¨ªtida: la desigualdad desbocada que padecemos tiene un claro motor: el sistema fiscal. El triunfo de la injusticia fiscal es, ante todo, una negaci¨®n de la democracia. Describen con mucho detalle la aparici¨®n de una industria de la evasi¨®n fiscal que oculta los ingresos y la riqueza; el surgimiento, con la globalizaci¨®n, de nuevas lagunas jur¨ªdicas explotadas por las empresas multinacionales; o la espiral de la competencia fiscal internacional, que ha llevado a los pa¨ªses a reducir, una tras otra, sus tasas impositivas. Con estas limitaciones externas es m¨¢s dif¨ªcil que nunca que los pa¨ªses puedan debatir el tama?o apropiado de la Administraci¨®n P¨²blica ¡ªcon relaci¨®n a las necesidades de sus ciudadanos¡ª y los porcentajes ideales de progresividad fiscal.

Saez y Zucman ponen los ejemplos de EE UU, que es la sociedad que m¨¢s conocen, aunque indican expl¨ªcitamente que, en un grado u otro, la relaci¨®n entre impuestos y desigualdad est¨¢ presente en todos los pa¨ªses del mundo. En 1970, los estadounidenses m¨¢s ricos pagaron en impuestos un total de un 50% de sus ingresos, lo que duplicaba el porcentaje abonado por la clase trabajadora. En 2018, a ra¨ªz de la reforma tributaria de Donald Trump y por primera vez en los ¨²ltimos 100 a?os, los milmillonarios pagaron menos que los obreros sider¨²rgicos, los profesores y los jubilados (recu¨¦rdense las denuncias de Warren Buffett). Los ricos han visto retroceder sus impuestos a los niveles de la d¨¦cada de 1910, cuando el Estado ten¨ªa solamente una cuarta parte del tama?o del actual. ¡°Es como si se hubiese borrado un siglo de historia fiscal¡±, dicen los autores del libro.

Este es un buen contexto para describir la huida de El Rubius y otros youtubers a Andorra, un pa¨ªs que hace un rato ya que no pertenece a la lista de para¨ªsos fiscales pero que sus vecinos, Espa?a y Francia, consideran ¡°pa¨ªs pernicioso fiscalmente¡±. En el peque?o pa¨ªs de los Pirineos el goteo de fortunas que permanentemente llegan pagar¨¢n un m¨¢ximo del 10% tanto en el impuesto de la renta como en el de sociedades. Otra celebridad de Internet tan famoso y tan millonario como los que se van, Ibai Llanos, ha declarado que no se ir¨¢ de Espa?a: ¡°Me da igual lo que me quiten (sic), porque sigo viviendo de puta madre y me parece normal que a los que ganan mucha pasta les quiten (sic) mucho dinero¡±.