K¨¢ri Stef¨¢nsson, el cient¨ªfico island¨¦s que dio con la clave de los asintom¨¢ticos
El genetista descubri¨® que muchas personas infectadas de coronavirus no ten¨ªan s¨ªntomas y puso a su empresa al servicio del Gobierno de su pa¨ªs para controlar la pandemia
K¨¢ri Stef¨¢nsson (Reikiavik, 1949) suele repetir que hay demasiadas expectativas puestas en los avances gen¨¦ticos. Que el estudio de los genes nos permite conocer mejor las enfermedades, lo cual es important¨ªsimo, pero no acabar con ellas de la noche a la ma?ana. Ha sido, sin embargo, su olfato y sus conocimientos de gen¨¦tica lo que le ha llevado a hacer aportaciones clave para frenar la expansi¨®n del coronavirus. El pasado marzo, cuando la primera ola de la pandemia hac¨ªa estragos en medio mundo, Stef¨¢nsson se qued¨® sorprendido con los datos de mortandad del virus que ofrec¨ªa la OMS. Un porcentaje calculado sobre los enfermos atendidos en sus domicilios o en los hospitales. ?Eran realmente esos todos los infectados? Stef¨¢nsson, m¨¦dico neur¨®logo y fundador en 1996 de la empresa de investigaciones gen¨¦ticas deCODE, puso a los cient¨ªficos que trabajan en ella y todos sus recursos al servicio de las autoridades islandesas para realizar test masivos a la poblaci¨®n, hacer un seguimiento de cada persona infectada con el SARS-CoV-2 y secuenciar el material gen¨¦tico de cada virus aislado. As¨ª descubrieron que muchas personas infectadas (en torno al 40%) no presentan s¨ªntomas, pero son susceptibles de contagiar el virus. Y otro dato importante: los ni?os infectados tienen menor capacidad de propagar la enfermedad que los adultos. Gracias a este enorme esfuerzo, Islandia ha conseguido adem¨¢s controlar la pandemia, manteni¨¦ndose con un porcentaje de apenas 8 muertos por 100.000 habitantes, uno de los m¨¢s bajos del mundo. Las investigaciones de Stef¨¢nsson y su equipo han merecido el reconocimiento de la revista Nature, por haber permitido al pa¨ªs ¡°situarse en una posici¨®n envidiable de conocimiento pr¨¢cticamente exhaustivo de los movimientos del virus¡±.
Que Islandia sea una isla, est¨¦ situada en las latitudes m¨¢s fr¨ªas del oc¨¦ano Atl¨¢ntico, m¨¢s cerca de Groenlandia que de Europa, y solo tenga 360.000 habitantes, ha facilitado las cosas. Pero el pa¨ªs conserva la memoria de la gripe de 1918, que golpe¨® duramente a la poblaci¨®n. Y de la que las autoridades tomaron buena nota. Por eso, dice Sten?f¨¢nsson en conversaci¨®n telef¨®nica desde Reikiavik, ¡°resulta sorprendente que pa¨ªses con tantos recursos como Estados Unidos, de donde proceden buena parte de los adelantos m¨¦dicos, se haya organizado mal en esta ocasi¨®n. Creo que tiene que ver con la sociedad estadounidense. Es un pa¨ªs federal al que le ha faltado una direcci¨®n central¡±.
Crecido en un ambiente confortable ¡ªsu padre fue un conocido pol¨ªtico local¡ª, Stef¨¢nsson se siente c¨®modo ante micr¨®fonos y c¨¢maras. Solo hay que ver la elocuencia con la que se expresa en el documental ?Bobby ?Fischer contra el mundo, de 2011, en el que recuerda su amistad con el campe¨®n de ajedrez que se exili¨® en Islandia, y con el que aparece debatiendo en im¨¢genes de archivo. ?De d¨®nde surgi¨® su inter¨¦s por la neurolog¨ªa? ¡°Si uno est¨¢ interesado en el Homo sapiens y se plantea qu¨¦ es lo que nos define como especie, se da cuenta de que es el cerebro¡±, dice. Ese ¨®rgano donde est¨¢ alojada la consciencia, que es tanto como decir nuestra capacidad de aprender, de pensar y de experimentar emociones. ¡°Lo que nos diferencia de otras especies, y de otros individuos, dentro de la especie¡±. Tras una d¨¦cada dando clases en Estados Unidos, en las Universidades de Harvard y Chicago, Stef¨¢nsson regres¨® a su tierra para fundar deCODE, y una de sus primeras iniciativas fue adquirir, en 1998, los historiales cl¨ªnicos de todos los islandeses que no se opusieran expresamente a ello. Una operaci¨®n aprobada por el Parlamento local a cambio de algo menos de 175 millones de euros, abonados por la multinacional Hoffmann-La Roche, para la que trabajaba entonces ?deCODE. Esa base de datos le ha permitido investigar los factores gen¨¦ticos implicados en algunas de las enfermedades m¨¢s comunes y m¨¢s mort¨ªferas.
Pero trabajar en Islandia tiene tambi¨¦n sus limitaciones. ¡°Los recursos son escasos¡±, dice. Esa es la raz¨®n de que su empresa haya colaborado siempre con las grandes farmac¨¦uticas, que financian sus investigaciones a cambio de explotarlas comercialmente. Ni siquiera eso impidi¨® su bancarrota en 2008, que se sald¨® con la compra de deCODE por la estadounidense Amgen. Aun as¨ª, la empresa conserva notable independencia. Y Stef¨¢nsson parece haberse convertido en una celebridad nacional. En la extens¨ªsima p¨¢gina que la Wikipedia en ingl¨¦s le dedica, se mencionan los t¨ªtulos de novelas o pel¨ªculas en las que aparecen personajes inspirados en ¨¦l. Y se hace constar que una de sus hijas estuvo casada con el hijo del beatle George Harrison. ?Es una especie de ¨ªdolo nacional? Stef¨¢nsson parece molesto. ¡°Eso tendr¨ªa que pregunt¨¢rselo a los dem¨¢s, no a m¨ª¡±, responde. Hay que reconocer que es un cient¨ªfico singular. Un amante de las artes y la buena literatura. ¡°Ciencia y cultura se solapan¡±, dice. Son dos formas complementarias de explorar la naturaleza del ser humano. Por eso, para formar buenos cient¨ªficos se necesita lo mismo que para conseguir grandes artistas. ¡°El instrumento esencial es el lenguaje, si no, no hay pensamiento. El mejor modo de entrenar a la gente para que sepa pensar de manera creativa y diferente a los dem¨¢s es conseguir que lean buena literatura¡±. Puesto que leer es una de sus pasiones, podr¨ªa decirse que habla de s¨ª mismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.