Gonzalo Boye, abogado en todas las salsas
El medi¨¢tico letrado de Puigdemont permanece procesado por blanquear presuntamente dinero de la droga. Form¨® parte del equipo que defendi¨® a Snowden y fue accionista de la revista sat¨ªrica ¡®Mongolia¡¯
Gonzalo Boye (55 a?os) se mueve entre tantas aguas que la marea se lo ha llevado m¨¢s de una vez. Los cap¨ªtulos en la hiperactiva vida de este medi¨¢tico abogado conducen desde Vi?a del Mar (Chile) hasta escenarios tan dispares como la desaparecida c¨¢rcel de Carabanchel, donde comenz¨® a cumplir condena en los noventa por colaborar en un secuestro de ETA; o a la vivienda de Waterloo donde reside el expresidente catal¨¢n Carles Puigdemont desde su huida de la justicia espa?ola y a quien representa. Declarado h¨¦roe por algunos y diablo por otros, el controvertido Boye ha abandonado en m¨¢s de una ocasi¨®n la discreta segunda l¨ªnea por donde suelen discurrir los letrados. Muchas veces lo ha hecho de forma voluntaria (su presencia es habitual en programas de televisi¨®n), y otras, obligado: la juez Mar¨ªa Tard¨®n lo mantiene procesado desde diciembre por ayudar supuestamente al hist¨®rico narco Sito Mi?anco, uno de sus antiguos clientes, a blanquear un dinero procedente de la droga.
Si en algo coinciden su entorno y sus adversarios es en utilizar el adjetivo ¡°listo¡± para definirlo. ¡°Sin duda¡±, insiste uno de ellos, ¡°es inteligente¡±. Boye se maneja muy bien en las distancias cortas, es un buen conversador y sabe medir el alcance de sus palabras. ?l mismo reconoce que su trabajo no se limita al ¨¢mbito jur¨ªdico, sino que alcanza una dimensi¨®n p¨²blica donde tambi¨¦n debe disputar la partida. ¡°Hay que colonizar el imaginario¡±, relata sentado en su bufete en Madrid, que comparte con su actual pareja, y en cuyo equipo se integran otras siete personas. Escribe art¨ªculos de opini¨®n en Eldiario.es y Elnacional.cat, un digital catal¨¢n con una tendencia editorial independentista. Tambi¨¦n fue accionista de la revista sat¨ªrica Mongolia, de la que se desvincul¨® en 2017.
Hijo de un periodista chileno opositor a la dictadura y de una diplomada en Derecho pinochetista, seg¨²n cuenta ¨¦l mismo en un documental de 2016 que lleva por t¨ªtulo su apellido (Boye), aterriz¨® en Espa?a a finales de los ochenta junto a su primera esposa, madre de dos de sus tres hijas. Lleg¨® desde Alemania, donde hab¨ªa estudiado Econom¨ªa y Ciencias Pol¨ªticas, dispuesto a dedicarse a los negocios. Pero la polic¨ªa lo detuvo en 1992, lo vinculaba al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) chileno y lo acus¨® de colaborar en los secuestros de Diego Prado y Col¨®n de Carvajal en 1983, y de Emiliano Revilla en 1988, ambos perpetrados por ETA. La primera imputaci¨®n qued¨® en nada ¡ª¡±en 1983 ni siquiera estaba en Espa?a¡±, subraya ¨¦l¡ª, pero la segunda lleg¨® a juicio. La Audiencia Nacional lo sentencia en 1996 a 14 a?os, 8 meses y 1 d¨ªa de prisi¨®n por prestar ayuda log¨ªstica a la organizaci¨®n terrorista, aunque descarta su pertenencia a banda armada. ¡°Yo no era miembro del MIR¡±, recalca Boye, que defiende su inocencia. Insiste en que no tuvo nada que ver y que su condena solo se sostiene con el testimonio de otro arrestado que lo implic¨®.
Ya en la c¨¢rcel, logr¨® licenciarse en Derecho. Cuando seis a?os despu¨¦s queda en libertad, comienza como repartidor de hielo mientras consigue clientes. Una vida discreta que cambia a ra¨ªz de los atentados del 11-M: Boye asume la representaci¨®n de una v¨ªctima chilena y su nombre regresa a la prensa.
Otras causas medi¨¢ticas le mantendr¨¢n en el foco: impulsa la querella en la Audiencia Nacional contra seis asesores de George W. Bush, expresidente de EE UU, por cr¨ªmenes de guerra en Guant¨¢namo (que provoc¨® que la Embajada norteamericana elaborara un informe sobre ¨¦l, seg¨²n los papeles de WikiLeaks); se integra en el equipo que defendi¨® a Edward Snowden, exanalista de inteligencia de la NSA que revel¨® los programas de espionaje masivo estadounidense; o se persona como acusaci¨®n popular en la investigaci¨®n de los papeles de B¨¢rcenas. A su lista se suman caras menos amables, como el narco Sito Mi?anco y Jos¨¦ Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, Josu Ternera, exdirigente de ETA.
¡°Juega varias barajas a la vez¡±, apunta un antiguo colaborador, en referencia a esa presencia de Boye en causas muy medi¨¢ticas y ensalzadas por la izquierda por la defensa de los derechos humanos, mientras en otras representa a criminales. En su entorno, que lo describe como un apasionado del trabajo, lo enmarcan en el ejercicio del derecho de defensa. Que le ha llevado, dicen sus cercanos, a ser v¨ªctima de una campa?a de ¡°demonizaci¨®n¡±, que se acentu¨® a partir de 2017, cuando comienza a representar a dirigentes independentistas: entre ellos, a los expresidentes Puigdemont y Quim Torra . Desde entonces, se ha presentado contra ¨¦l una querella, que no prosper¨®, por iniciar en B¨¦lgica un proceso contra el juez instructor del proc¨¦s donde se aportaba una traducci¨®n err¨®nea de unas palabras del magistrado; un testigo protegido lo implic¨® en el caso Pujol; la Audiencia Nacional orden¨® embargar sus cuentas para abonar la indemnizaci¨®n a Emiliano Revilla, que este reclam¨® en 2018; y se le ha procesado por ayudar supuestamente a Mi?anco. Una acusaci¨®n que Boye niega: ¡°Se me persigue por ejercer mi profesi¨®n¡±.
¡°Querido Boye, van a por ti, van a por nosotros. Pero sabemos de tu determinaci¨®n e inocencia. Es un gran orgullo y un gran privilegio ser tu defendida¡±, le escrib¨ªa Laura Borr¨¤s, actual candidata de Junts a la Generalitat. El secesionismo lo ha convertido as¨ª en otro m¨¢rtir m¨¢s de su causa.
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