Inconsciente colectivo, complejo, arquetipo: usamos las palabras de Carl Jung, pero apenas lo conocemos
El psiquiatra suizo se consideraba un ¡°m¨¦dico del alma¡±. Se reedita ahora su autobiograf¨ªa, una ocasi¨®n para asomarse a su mundo interior
Carl Gustav Jung (1875-1961) quiso vivir siempre junto al agua. Nacido en Kesswil (Suiza), cerca del lago Constanza, el padre de la psicolog¨ªa anal¨ªtica pas¨® la mayor parte de su vida en K¨¹snacht, a orillas del lago Z¨²rich. All¨ª est¨¢ la mansi¨®n, convertida hoy en museo, que comparti¨® con su esposa (la rica heredera Emma Rauschenbach, m¨¢s tarde psicoanalista tambi¨¦n) y cinco hijos, y tambi¨¦n su discreta tumba en el cementerio local. Junto al mismo lago, en Bollingen, se alza tambi¨¦n la enigm¨¢tica torre que Jung se construy¨® inspir¨¢ndose en sus propias visiones y sue?os. Una fortaleza donde permanec¨ªa aislado durante d¨ªas, sinti¨¦ndose inmerso en la corriente de los siglos.
En esos dos mundos tan cercanos y lejanos a un tiempo desarroll¨® Jung su polifac¨¦tica personalidad. La del psiquiatra de prestigio que consigui¨® asentar sus teor¨ªas tras romper con Sigmund Freud en 1913 y la del insaciable explorador del alma que utiliz¨® los sue?os y la ¡°imaginaci¨®n activa¡± para abrir un camino a la psique. La del m¨¦dico interesado en los avances cient¨ªficos que llenaba las salas de conferencias y la del m¨ªstico que intent¨® una s¨ªntesis entre la espiritualidad de Oriente y Occidente, se acerc¨® al yoga kundalini y a la astrolog¨ªa.
El psiquiatra plasm¨® sus conocimientos en sus Obras completas; el buscador espiritual, inspirador del movimiento nueva era, produjo obras tan enigm¨¢ticas como El Libro rojo, o su autobiograf¨ªa. Esta ¨²ltima, titulada Recuerdos, sue?os, pensamientos, que ahora reedita Seix Barral, es lectura obligada para asomarse al personaje. Escrita por su asistente, Aniela Jaff¨¦ (la concluy¨® en 1961), a partir de entrevistas con el propio Jung, quien solo redact¨® cuatro cap¨ªtulos, se public¨® tras su muerte. El libro que conocemos no es el original aprobado por Jung, sino una versi¨®n censurada por decisi¨®n de sus herederos, que controlan con mano f¨¦rrea los archivos. Aun as¨ª, como ha se?alado el profesor Alan C. Elms ¡ªjunto a Sonu Shamdasani uno de los estudiosos que primero detectaron los cambios¡ª, ¡°aporta al lector mucho m¨¢s del Jung interior que los dem¨¢s libros disponibles¡±.
De ese ¡°Jung interior¡± proceden conceptos esenciales que han pasado a formar parte del lenguaje cotidiano. Palabras como complejo, arquetipo, extraversi¨®n, introversi¨®n, sombra o inconsciente colectivo que son de uso com¨²n, ¡°aunque la gente desconozca su significado profundo¡±, como apunta Isabel Uribe Visiedo, presidenta de la Sociedad Espa?ola de Psicolog¨ªa Anal¨ªtica (SEPA). Por no hablar de sus aportaciones en el plano terap¨¦utico. Luis de Rivera, antiguo jefe de Psiquiatr¨ªa de la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz de Madrid, que practica la terapia aut¨®gena basada en la meditaci¨®n, destaca ¡°la importancia de los s¨ªmbolos y de los arquetipos para entender al paciente, adem¨¢s del puente hacia la trascendencia que nos ofrece¡±. Santiago Torres, presidente de la Fundaci¨®n de Psicolog¨ªa Anal¨ªtica Junguiana de C¨®rdoba (Argentina), hace hincapi¨¦ en la claridad de los conceptos formulados por el psiquiatra suizo. ¡°Poseen la caracter¨ªstica de ser f¨¢cilmente asimilables, ya que parten de la experiencia personal del autor, que se reproduce en nuestras propias vidas ps¨ªquicas¡±. Para Jung, a?ade Torres por correo electr¨®nico, ¡°el proceso de crecimiento y equilibrio ps¨ªquico era individual e irrepetible. Tanto es as¨ª que lo denomin¨® ¡®proceso de individuaci¨®n¡¯. Consiste en aunar los opuestos y ser sensibles a los dict¨¢menes del s¨ª mismo¡±.
Como el psicoan¨¢lisis freudiano, el m¨¦todo junguiano se oficializ¨®. En 1955 se cre¨® en Z¨²rich la Asociaci¨®n Internacional de Psicolog¨ªa Anal¨ªtica, que agrupa a 58 sociedades dispersas por el mundo. Sorprende que quien insistiera tanto en que la aproximaci¨®n a cada paciente deb¨ªa ser ¨²nica y personal aceptara crear escuelas en las que impartir sus ense?anzas. ¡°Inicialmente, no quer¨ªa crear institutos de este tipo, estaba muy en contra de que se estandarizaran los procesos o m¨¦todos¡±, se?ala por correo electr¨®nico Evy Tausky, actual presidenta del Instituto de Z¨²rich, creado por Jung en 1948. ¡°Muchas veces dec¨ªa que lo suyo era una ¡®aproximaci¨®n¡¯, pero no un m¨¦todo¡±. Si transigi¨® finalmente, fue ¡°para asegurarse de que sus ideas y valores quedaran representados e integrados con total rigor¡±. Tausky defiende adem¨¢s el trabajo del instituto. ¡°Hemos procurado mantener vivo su esp¨ªritu, y el equilibrio entre su ¨¦nfasis por la espiritualidad y el sentido de las cosas¡±.
Los disc¨ªpulos de Jung se multiplican en Latinoam¨¦rica, pero no tanto en Espa?a, donde la sociedad SEPA solo tiene 30 miembros. Al doctor De Rivera no le extra?a. ¡°Lo m¨¢s utilizado por los psiquiatras hoy es el m¨¦todo cognitivo-conductual¡±, asegura. ¡°Tanto el psicoan¨¢lisis freudiano como el junguiano son m¨¦todos caros, largos y dif¨ªciles, y sus resultados, m¨ªnimos¡±. No es esa la impresi¨®n de Isabel Uribe, presidenta de la SEPA, que constata m¨¢s bien un aumento del inter¨¦s por la terapia junguiana. No es para todo el mundo, desde luego. La reclaman, asegura, ¡°las personas que est¨¢n en b¨²squeda de un sentido a su vida y de un desarrollo de la propia espiritualidad y creatividad que se aloja en lo profundo de lo inconsciente¡±.
Jung se consideraba un ¡°m¨¦dico del alma¡±. Y sus teor¨ªas ¡°nos tienden un puente para fundirnos con la naturaleza como parte de un todo¡±, se?ala Santiago Torres. ¡°Nos dan acceso a un camino posible para huir del aislamiento y el sinsentido en esta ¨¦poca de hipercomunicaci¨®n aislante. All¨ª donde el wifi pierda la conexi¨®n ser¨¢ donde el esp¨ªritu de la ¨¦poca nos gu¨ªe hacia el interior que espera florecer¡±.
Su espiritualidad, su familiaridad con lo divino, choca, no obstante, con el racionalismo imperante. Su famosa respuesta al reportero de la BBC que le pregunt¨® si cre¨ªa en Dios (¡°No necesito creer, lo conozco¡±) puede desconcertar. Desde una perspectiva junguiana, la experiencia de la divinidad est¨¢ al alcance de todo el mundo, explica Isabel Uribe. ¡°Est¨¢ en la psique colectiva, solo hace falta que cada individuo active este potencial dentro de s¨ª mismo. Pero como somos terapeutas y no te¨®logos, solo tratamos de favorecer el camino de cada uno a su propia espiritualidad, lo que no implica la adscripci¨®n a ninguna confesi¨®n religiosa¡±.
¡°Para Jung, Dios es el nombre que hemos dado a una especie de mente c¨®smica que contiene todas las formas de consciencia¡±, a?ade Tausky. ¡°Lo que quiere decir ¨¦l es que sabe que tiene que confrontarse con un factor desconocido en s¨ª mismo, algo m¨¢s fuerte que ¨¦l que se puede llamar ¡®Dios¡¯ o que ¨¦l llamar¨ªa ¡®el s¨ª mismo¡¯. Su inter¨¦s en el pensamiento oriental, particularmente en el budismo y en el I Ching, abri¨® su esp¨ªritu a un estado del ser al que se puede llegar a trav¨¦s de la religi¨®n, pero tambi¨¦n de la meditaci¨®n o asom¨¢ndose a la naturaleza¡±. Y su propuesta de b¨²squeda del sentido de la propia vida no deja de ser, a?ade, un objetivo eterno.
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