¡°Optimismo tr¨¢gico¡±, la herramienta psicol¨®gica creada por un superviviente de los campos de concentraci¨®n
Este t¨¦rmino, acu?ado por el psiquiatra Viktor Frankl, se refiere a la capacidad de elegir nuestra reacci¨®n a acontecimientos negativos. Su disc¨ªpulo, el fil¨®sofo Alexander Batthy¨¢ny, lo explica para ¡®Ideas¡¯
Hace poco me entrevistaron para un destacado peri¨®dico de Austria. El periodista esperaba claramente que yo, en mi calidad de director del Instituto Viktor Frankl de Viena y titular de la C¨¢tedra Viktor Frankl en Liechtenstein y Budapest, transmitiera un mensaje positivo; es m¨¢s, comprend¨ª que lo ¨²nico que deseaba en realidad era la confirmaci¨®n de que el ¡°pensamiento positivo¡± era lo m¨¢s necesario y lo que iba a solucionar todo. Me pidi¨® consejo para lidiar con la crisis de la covid-19 y sus repercusiones en nuestras vidas personales, sociales y econ¨®micas: ¡°?C¨®mo mantenemos una mentalidad y un pensamiento positivos?¡±. Se sorprendi¨® cuando le dije que, en una situaci¨®n as¨ª ¡ªy en la vida en general¡ª, creo (y las investigaciones lo corroboran) que hay algo mucho m¨¢s ¨²til y maduro que el pensamiento positivo: el pensamiento realista. ¡°?Pero eso no es lo mismo que ser negativos y resignarse en la situaci¨®n actual?¡±, insisti¨®. Buena pregunta. La respuesta es s¨ª y no. Y un ¡°no¡± en el que podemos depositar nuestras esperanzas.
Viktor Frankl, el famoso psiquiatra vien¨¦s que sobrevivi¨® a cuatro campos de concentraci¨®n y despu¨¦s fund¨® la psicoterapia centrada en la voluntad de sentido (denominada logoterapia y an¨¢lisis existencial), acu?¨® un t¨¦rmino muy interesante: optimismo tr¨¢gico. Que, en definitiva, quiere decir lo mismo que el ¡°s¨ª y no¡± que he mencionado. Numerosas investigaciones psicol¨®gicas demuestran que se trata de un concepto muy ¨²til, sobre todo en ¨¦pocas dif¨ªciles, porque nos permite ver con claridad y aceptar lo malo, pero tambi¨¦n ser conscientes de que podemos decidir c¨®mo reaccionar ante cualquier cosa que ocurra, sea lo que sea. Veamos c¨®mo traducir esas investigaciones en nuestra vida cotidiana actual.
La primera conclusi¨®n es que podemos decidir con ciertas condiciones. Es evidente que el coronavirus nos enfrenta a una crisis inmensa que no va a desaparecer con pensamientos positivos. Seamos realistas y reconozc¨¢moslo. Pero una evaluaci¨®n realista no se detiene ah¨ª. Tambi¨¦n busca las cosas que podemos cambiar. Examina nuestra libertad para decidir c¨®mo reaccionar ante una situaci¨®n. ?Hasta qu¨¦ punto depende de nosotros? ?C¨®mo decidimos afrontar la crisis?
Un d¨ªa, todo lo que est¨¢ sucediendo ser¨¢ historia, tanto colectiva como individual. ?Qu¨¦ pensaremos entonces de esta historia y qu¨¦ dir¨¢n las generaciones futuras no solo sobre la pandemia, sino sobre nuestro comportamiento? ?Seremos un modelo para esas generaciones? Eso es lo que podemos y debemos decidir hoy, ahora, todos y cada uno de nosotros, como colectivo y como individuos. Cuando eche la vista atr¨¢s, ?podr¨¦ reconocer con gratitud que s¨ª, fue un periodo dif¨ªcil, pero al menos lo utilic¨¦ de la mejor forma posible? ?O podr¨¦ decir que he convertido mi hogar ¡ªsea grande o peque?o¡ª en un lugar c¨¢lido y acogedor para todos los que viven en ¨¦l o lo visitan, nuestro nicho personal en este mundo inmenso? ?Que ayud¨¦ a mis familiares y vecinos de m¨¢s edad? ?Que aprovech¨¦ este periodo de aislamiento involuntario para ordenar mis papeles u otras ¨¢reas necesitadas de atenci¨®n? ?O para pasar un tiempo precioso con mi familia, llamar o escribir a amigos y parientes que est¨¢n solos, quiz¨¢ incluso para aprender un idioma o una nueva aptitud? ?O tendr¨¦ que reconocer que no me interes¨¦ por nada y desperdici¨¦ esta pausa inesperada?
La segunda conclusi¨®n es que hay que estructurar cada d¨ªa y administrarlo independientemente de los dem¨¢s. Paso a paso. Decisi¨®n a decisi¨®n. Tarea a tarea. Las ¨¦pocas de crisis no son el momento ideal para emprender grandes proyectos nuevos y ambiciosos. Gestionar cada d¨ªa y cada semana ya es un gran triunfo. ?C¨®mo no va a serlo? La vida discurre aqu¨ª y ahora, delante de nuestros ojos. Tenemos que empezar por la vida cotidiana, ?d¨®nde si no? Ordenar nuestra casa. Literal y metaf¨®ricamente.
En tercer lugar, tendremos que hacer lo necesario, pero hacerlo de otra forma. Compartir las responsabilidades y los cuidados. El trabajo en equipo es el mejor constructor de la paz. En otras palabras, dar a cada miembro de la familia la responsabilidad de cumplir con sus obligaciones cotidianas, como cocinar para s¨ª mismo, la familia o los hijos. Pero, a partir de ahora, tratar de hacerlo con algo m¨¢s de atenci¨®n, de amor, de dedicaci¨®n. Si tenemos que hacerlo de todas maneras, ?por qu¨¦ no transformar las cosas con nuestra forma de hacerlo? Sobre todo ahora que muchas personas est¨¢n confinadas en una misma casa, el clima de ese peque?o mundo depende de cada una de ellas.
Cuarto: debemos llenar nuestro hogar y a nosotros mismos de bondad. Todos somos conscientes, conocemos a personas que irradian calidez y bondad y a otras que no, aunque, a simple vista, parezca que todas hagan lo mismo. Y los estudios nos demuestran que la bondad y la atenci¨®n son contagiosas. Adorn¨¦monos de bondad, atenci¨®n, comprensi¨®n y responsabilidad.
Esto vale tambi¨¦n para las personas que viven solas; quiz¨¢ incluso m¨¢s, porque una cosa es que se alimenten f¨ªsicamente, sin m¨¢s, y otra, muy distinta, que sean buenas consigo mismas, que se atiendan y se respeten. Mantengamos el orden. Seamos amables con nosotros mismos y con los dem¨¢s. Tanto si vivimos solos como si formamos parte de una gran familia, ?qu¨¦ otro momento hay m¨¢s apropiado que este para ser nuestra versi¨®n mejor y m¨¢s bondadosa?
As¨ª, adem¨¢s, seremos grandes ejemplos para nuestros hijos, que aprender¨¢n muchas m¨¢s cosas que en el colegio: en especial que, ocurra lo que ocurra, seguimos teniendo gran libertad para decidir c¨®mo reaccionar en tiempos de crisis. Si se quedan con esa ense?anza, tendremos muchos motivos para confiar en que el mundo posterior a la covid vaya a contar con una nueva generaci¨®n capaz de reconstruir un mundo sacudido por la crisis.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
Este es un texto escrito para ¡®Ideas¡¯ por el fil¨®sofo y psic¨®logo Alexander Batthy¨¢ny (Viena, 1971), al hilo de la publicaci¨®n de su ¨²ltimo libro, ¡®La superaci¨®n de la indiferencia. El sentido de la vida en tiempos de cambio¡¯, de la editorial Herder.
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