Jes¨²s Polanco, vida de un editor astuto
El que fuera presidente del Grupo PRISA, fallecido en 2007, se sent¨® en 2003 con Juan Cruz para echar la vista atr¨¢s a su trayectoria. De ese encuentro germin¨® un libro del que adelantamos tres extractos; entre ellos, un texto in¨¦dito escrito por el propio Polanco
Texto in¨¦dito, recogido en el libro, que el propio Jes¨²s Polanco escribi¨® para una autobiograf¨ªa que nunca lleg¨® a publicarse:
Hace a?os alguien me mostr¨® la voluminosa pila de libros, art¨ªculos y otros papeles en los que se elaboraban tesis, se ofrec¨ªan informaciones supuestamente fiables o se aventuraban opiniones muy contundentes acerca de m¨ª mismo. Corrijo: acerca de una persona que tiene mi nombre y mis apellidos y trabaja, en gran parte, al frente de algunas empresas editoriales o de comunicaci¨®n, en Espa?a y en Am¨¦rica. Conozco a esa persona, pero rara vez conozco al personaje en que la han querido convertir (¡) Tengo dos ases en la manga, y con ellos he vivido toda la vida: la ingenuidad y la astucia. Con esos dos instrumentos me he desenvuelto en la vida, a ellos ¡ªpero sobre todo a quienes han estado conmigo¡ª debo el posible ¨¦xito de lo que he emprendido. Uno, la ingenuidad, me ha servido para mostrar siempre una curiosidad sincera ante cualquier proyecto nuevo, por muy lejana que me resultara la posibilidad de su ¨¦xito, y con la astucia he procurado adelantarme a lo que en circunstancias normales hubiera desechado por imposible. S¨®lo soy, pues, astuto e ingenuo, lejos de m¨ª la ambici¨®n de ser inteligente.
Siempre les cuento a mis amigos la historia de Polichinela, el jorobado de la ¨®pera, y su hermosa mujer, Colombina. Cuando Colombina da a luz, el jorobado Polichinela corre veloz a comprobar si el ni?o ha nacido con su propio defecto, y cuando halla que es as¨ª, que tambi¨¦n el ni?o tiene joroba, exclama feliz: ¡°?Es m¨ªo, es m¨ªo!¡±.
Aunque en algunas biograf¨ªas he visto que me nacen en Cantabria, nac¨ª en Madrid, pero mi coraz¨®n, mi formaci¨®n y vocaci¨®n es c¨¢ntabra, y en los c¨¢ntabros, recios, ingenuos y astutos, me veo como soy, con las virtudes y los defectos de los c¨¢ntabros. Por eso cuando voy a Cantabria, a mi querida Santillana del Mar, me fijo en mis paisanos, compruebo sus defectos ¡ª?y sus virtudes!¡ª y me digo a m¨ª mismo: ¡°?Esos defectos son los m¨ªos!¡±. Me veo, pues, en la joroba de los otros, y s¨¦ qu¨¦ contiene esa joroba. As¨ª que tengo la fortuna de conocer mis defectos, a los que ir¨¦ enseguida, pero no me reconozco en esas deformidades que han dibujado para hacerme parecer como un magnate prepotente que ha llevado a cabo una labor empresarial cuyo objetivo es mandar sobre los otros, pero sobre todo ¡ª?qu¨¦ barbaridad!¡ª ser ?el que m¨¢s manda en Espa?a! Para contar de veras qui¨¦n hay detr¨¢s de ese nombre, qu¨¦ ha hecho de veras, qu¨¦ se propuso y qu¨¦ hemos hecho entre todos, he aceptado ponerme a contar una historia que, ya digo, es m¨ªnima, pero es la m¨ªa, no la que los otros, con una intenci¨®n u otra, cuenten de m¨ª. Y debo dejar bien claro ahora cu¨¢nto me he opuesto a lo largo de los a?os a elaborar esta cr¨®nica de lo que hemos hecho ¡ª?que no ser¨¢ una enciclopedia!¡ª; y al final he accedido s¨®lo porque, en efecto, aquella pila de denuestos me convenci¨® de que al menos por una vez, y con toda la sencillez de la que soy capaz, debo dar una respuesta, la m¨ªa, que se basa, y ya les pido disculpas por la posible inmodestia, en la realidad de lo que al menos yo mismo s¨¦.
Parte del di¨¢logo entre Juan Cruz y Polanco sobre el nacimiento de EL PA?S:
¡ªEn 1972 se pone a andar la idea de EL PA?S. ?Qu¨¦ sent¨ªas en ese tiempo con respecto a la aventura de sacar un diario que se conceb¨ªa cuando estaba Franco a¨²n ejerciendo el mando?
¡ªEsos a?os, hasta que aparece EL PA?S, en 1976, constituyen un tiempo vitalmente impresionante. Y mis circunstancias personales coincidieron con aquellas circunstancias hist¨®ricas, pues yo viv¨ªa un momento crucial en mi vida. Por una parte, me encontraba con que Santillana hab¨ªa cuajado como empresa, y era importante no s¨®lo en Espa?a, sino en varios pa¨ªses de Sudam¨¦rica. El funcionamiento, la mec¨¢nica, sus cuentas de resultados, sus cuotas de expansi¨®n¡ estaban ya en una marcha organizada hacia el futuro (¡) El proyecto de EL PA?S, en aquellos a?os cruciales, era un empe?o de sectores de la sociedad espa?ola. Si se lee la lista de quienes primero entran a formar parte del accionariado, se observa que esos promotores eran de las clases medias o medias altas, fundamentalmente de la derecha sociol¨®gica espa?ola. Sin duda eran de la derecha liberal. No soy un experto en sociolog¨ªa, pero s¨ª creo que a lo largo de los a?os del franquismo cambiaron mucho los planteamientos de un sector de la derecha que al principio fue colaboracionista con el r¨¦gimen, pero que luego se dio cuenta de las barbaridades que se cometieron y se fue distanciando hasta que en el tardofranquismo se abri¨® m¨¢s a la cr¨ªtica y decidi¨® confrontarse con el sistema. Gente de esos sectores, procedentes del mundo empresarial, econ¨®mico y financiero fueron los que se adhirieron al proyecto de hacer un nuevo peri¨®dico perteneciente a la nueva Espa?a.
¡ªA la Espa?a que ven¨ªa¡
¡ªQue se supon¨ªa que era la otra Espa?a¡ De hecho, yo soy muy partidario de diferenciar las dos Espa?as. Es obvio que una de las dos Espa?as se impuso a lo largo del franquismo por completo. Y de una manera suave, pero cada vez m¨¢s constante, vendr¨ªa la otra Espa?a en el mismo momento en que las barreras del autoritarismo fueran cayendo (¡)
¡ªCuando el golpe de Estado, EL PA?S decidi¨® manifestarse ¡°con la Constituci¨®n¡±. ?Para tomar esa decisi¨®n en la trayectoria del peri¨®dico hubo alguna llamada? ?Les llam¨® el monarca? ?Calvo Sotelo?
¡ªEl rey me recibi¨® en audiencia al d¨ªa siguiente, pero eso ya estaba pactado y se?alado; y ya se sabe que Cebri¨¢n esa ma?ana ten¨ªa que descansar despu¨¦s de una noche insomne. Y no, no hubo llamada alguna. Lo que hicimos fue seguir haciendo el peri¨®dico, defendiendo lo mismo, y as¨ª seguimos nuestra aventura.
¡ªAl tiempo que se levantaron los militares, la derecha extrema trataba de impedir la Transici¨®n, a EL PA?S llegaban las amenazas de los GRAPO¡ Hab¨ªa bastante fuego cruzado en torno al peri¨®dico.
¡ªEra ya en ese momento el peri¨®dico de referencia en Espa?a. Ante posturas muy anquilosadas como eran las que defend¨ªa la prensa de Madrid de aquella ¨¦poca, atrajo sobre s¨ª toda la atenci¨®n. Como consecuencia, sobre ¨¦l cayeron todas las envidias y todos los ataques de sus colegas. Fue entonces, al comenzar a gobernar el socialismo, cuando empezaron a identificar a EL PA?S con el PSOE. Y naci¨® la manipulada intenci¨®n de llamarlo ¡°diario gubernamental¡±.
Extracto en el que Juan Cruz aborda la relaci¨®n de Polanco con Gonz¨¢lez y Aznar:
Aznar, que sucedi¨® desde la derecha al presidente socialista, interpret¨® desde 1993 que el PSOE se serv¨ªa del peri¨®dico EL PA?S para sacar sus sucesivas mayor¨ªas, muchas de ellas absolutas, y mantenerse en el poder. De acuerdo con esa asunci¨®n, sus m¨¢s cercanos, periodistas de renombre, asesores, incluso alg¨²n juez, consider¨® adecuado atacar el grupo de Polanco, incluso anularlo, para as¨ª desmantelar tambi¨¦n al PSOE. Lo cierto es que esos distanciamientos del principal grupo medi¨¢tico de Espa?a con respecto al partido de Felipe Gonz¨¢lez fueron reales; un ministro, Jos¨¦ Barrionuevo, llev¨® al peri¨®dico a los tribunales e hizo sentar en el banquillo a Juan Luis Cebri¨¢n, apoyado por todo el gabinete. Cuando se produjo el refer¨¦ndum de la OTAN, que caus¨® un cisma en la c¨²pula de EL PA?S y caus¨® la marcha traum¨¢tica de Javier Pradera como editorialista y responsable de opini¨®n, se produjo un enfrentamiento y un distanciamiento de Polanco y de EL PA?S con respecto al l¨ªder del PSOE. Este periodista que ahora recopila opiniones en torno a la experiencia de trabajar con Jes¨²s Polanco asisti¨® a reuniones muy tensas con algunos ministros del Gobierno socialista de la ¨¦poca de Gonz¨¢lez. Y no puede decirse que aquella determinaci¨®n de Aznar y los suyos de perseguir a Polanco porque en su base estuviera el socialista responda, ni mucho menos, a la realidad, basada, por otra parte, en un momento determinado en unos art¨ªculos de opini¨®n que publicaron Juan Jos¨¦ Mill¨¢s y Vicente Verd¨² en El Pa¨ªs Semanal. En esos art¨ªculos, que vieron la luz poco antes de las elecciones de 1996, que iban a suponer el final del socialismo de Felipe Gonz¨¢lez en el poder, se refer¨ªan, sobre todo, a las manos y a otros signos externos de la personalidad de Aznar.
Los escritos desencadenaron tal enfado que el presidente reci¨¦n elegido declar¨® una guerra a PRISA que tuvo las consecuencias que ya se conocen . Fue una guerra judicial y medi¨¢tica cuya ra¨ªz fue la decisi¨®n de borrar del mapa al grupo que presid¨ªa Jes¨²s Polanco. Por aquel entonces, este se encontr¨® en una reuni¨®n privada con uno de los autores de tales art¨ªculos. Le escuch¨¦ decir a ese colaborador: ¡°En mi culo est¨¢n sonando patadas que van por ti¡±. En todo caso, si bien la ra¨ªz de la encendida reacci¨®n de Aznar fue la supuesta simpat¨ªa de Polanco por el PSOE (y por Felipe Gonz¨¢lez) o viceversa, lo cierto es que, como el propio Jes¨²s dice en la conversaci¨®n que sirve de n¨²cleo a este libro, no fue hasta que pas¨® la etapa de gobierno cuando ¨¦l reanud¨® su antigua relaci¨®n con el l¨ªder socialista. Y cuatro a?os despu¨¦s de que Felipe Gonz¨¢lez dejara ya el ejercicio efectivo de la pol¨ªtica fue cuando lo quiso tener en el c¨ªrculo m¨¢s cercano de las personas a las que consultaba asuntos relacionados con el trabajo que PRISA, incluidos los medios y Santillana, desarrollaba, sobre todo, en Iberoam¨¦rica. El inter¨¦s y la experiencia de quien hab¨ªa sido el m¨¢s ¡°iberoamericano¡± de los presidentes espa?oles de todos los tiempos coincid¨ªa con el inter¨¦s iberoamericano de siempre que hab¨ªa animado la creaci¨®n de empresas, sobre todo educativas, de Jes¨²s Polanco.
Juan Cruz es periodista y escritor. Este extracto pertenece al libro ¡®Ciudadano Polanco¡¯ (Debate), que se publica este 6 de mayo.
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