Deirdre N. McCloskey: ¡°Subir el salario m¨ªnimo no implica que vaya a haber menos pobres¡±
La economista e historiadora estadounidense ha figurado como candidata al Premio Nobel de Econom¨ªa. Liberal, dice que se exagera la amenaza contra el medio ambiente
Se define como feminista aristot¨¦lica episcopaliana cuantitativa pro libre mercado y posmoderna. En una entrevista en su casa de Chicago, a?ade: ¡°Y mujer del Medio Oeste americano nacida en Boston¡±. Deirdre Nansen McCloskey, de 78 a?os, ha figurado varias veces como candidata al Premio Nobel de Econom¨ªa. El libro en el que relataba su transici¨®n de hombre a mujer, Crossing, perteneci¨® a la lista de los m¨¢s destacados por el diario The New York Times. Del marxismo evolucion¨® al liberalismo y ahora escribe el ep¨ªlogo del volumen El manual liberal (Deusto), con textos de, entre otros, Mario Vargas Llosa, Mar¨ªa Blanco y Carlos Alberto Montaner.
PREGUNTA. Es usted una optimista dentro de la melancol¨ªa agorera que parece dominar el mundo.
RESPUESTA. ?Lo soy! No entiendo por qu¨¦ la gente es pesimista. Como economista, pero sobre todo como historiadora, soy capaz de apreciar el largo recorrido y s¨¦ que los espa?oles eran muy pobres en 1930 y hoy no lo son. No culpo a nadie, es muy dif¨ªcil sobreponerse al pesimismo cuando se amplifica cada d¨ªa, ya sea por acad¨¦micos o columnistas que expresan el pesimismo casi con orgullo. O pol¨ªticos que aterrorizan a la gente, con el miedo al extranjero, con el pesimismo sobre la econom¨ªa¡ El negocio del populismo que vemos crecer cada d¨ªa es hacer que la gente tenga miedo.
P. Son, entonces, solo acad¨¦micos bienintencionados los que llevan un tiempo advirtiendo de una ofensiva contra las democracias liberales.
R. ?Oh, no! Esa amenaza existe, es real. A veces no est¨¢ tan claro de d¨®nde viene, pero casi siempre es fascismo en cualquiera de sus expresiones. Fascismo populista, ese es el gran peligro. Solo hay que mirar a Francia. Marine Le Pen podr¨ªa ser la siguiente presidenta de la Rep¨²blica ¡ªaunque creo que perder¨¢ en la segunda vuelta¡ª, pero mientras tanto ese caldo de cultivo crece y se puede exacerbar si hay un suceso tr¨¢gico que conmocione a la sociedad. Mire los a?os de Trump, el mundo se iba a acabar. Trump ha sido una plaga, no solo para EE UU. Creo que hemos usado poco esa palabra que empieza por f, fascismo, y la deber¨ªamos de usar m¨¢s porque esta gente es fascista, como lo fue Franco o Mussolini, y ahora est¨¢n en muchos lugares, ya sea en el Brasil de Bolsonaro o en la Filipinas de Duterte. Quiz¨¢ lo peor de Trump es que ha dado legitimidad a otros pol¨ªticos para imitar su modelo. Y hemos tenido suerte de que Trump sea un idiota, si no¡
P. Tras cuatro a?os de Administraci¨®n de Trump y con 70 millones de votos en su haber en las ¨²ltimas elecciones que perdi¨®, ?sigue siendo Estados Unidos el faro liberal en el mundo?
R. No cabe duda de que hemos sido sometidos a una gran prueba. ?Podemos seguir siendo el faro del liberalismo? Yo dir¨ªa que s¨ª. Porque Donald Trump ha sido un criminal que deber¨ªa de estar en la c¨¢rcel. Pero no nos enga?emos, Trump no est¨¢ acabado. Tengo una prima que vive en Arizona y tiene caballos. Hasta ah¨ª todo normal, ?verdad? Pues quiere comprarse un arma para defenderse de esas hordas de inmigrantes que nos van a quitar el trabajo. Vot¨® por Trump y reverencia al l¨ªder, y no hay mayor prueba de fascismo que eso.
P. Con su perfil liberal, libertario como usted dice, ?qu¨¦ opina de la defensa de Biden sobre el papel del Gobierno federal, con esa masiva inyecci¨®n de dinero para trabajos, infraestructuras, protecci¨®n social¡?
R. Biden est¨¢ haciendo un excelente trabajo. Pero principalmente porque no est¨¢ causando p¨¢nico entre la gente. No tiene un discurso del miedo. Biden es bueno para el pa¨ªs, a pesar de que estoy en desacuerdo con gran parte de las propuestas dem¨®cratas. Yo no soy dem¨®crata. Soy liberal. No creo que aumentar el salario m¨ªnimo a 15 d¨®lares la hora vaya a hacer que haya menos pobres, casi seguro que pasar¨¢ lo contrario: no habr¨¢ trabajo.
P. ?Con qu¨¦ otras partes de la agenda de la Administraci¨®n de Biden-Harris no comulga?
R. Con sus propuestas medioambientales, se exagera mucho la amenaza que existe contra el medio ambiente. No es un problema tan serio como la paz mundial o la pobreza. Y, perm¨ªtame, uno sabe que algo no va bien cuando una colegiala sueca se convierte en la hero¨ªna del movimiento a favor del medio ambiente. No estamos pensando como adultos.
P. Pensando como adultos¡ Usted dice en el ep¨ªlogo de El manual liberal que ¡°el liberalismo es adultismo¡±.
R. A mucha gente le gusta que le digan lo que tiene que hacer. Y eso lleva a una libertad infantil. Bajo la definici¨®n que hizo [en 1819 el fil¨®sofo franc¨¦s Benjamin] Constant, hay dos tipos de libertades, la antigua (la libertad de los antiguos) y la moderna (la libertad de los modernos). Esta ¨²ltima es poder gobernarte a ti mismo, con lo que ganas con tu esfuerzo, honradamente, siendo honesto. La libertad de los antiguos es la que te da el derecho a participar, a votar. Los humanos queremos ambas libertades. Pero cuando te gusta ser dirigido, acabas teniendo una libertad infantil; renuncias a gobernarte. Hoy la gente reclama hombres montados en caballos blancos que los salven: ?m¨¢s Mussolinis, m¨¢s Perones, m¨¢s Putins!, que impongan estatismo antiliberal.
P. Tambi¨¦n dice que ¡°Am¨¦rica Latina est¨¢ llena de adultos infantiles¡±.
R. S¨ª, es tr¨¢gico. Argentina es el mejor ejemplo. Venezuela es una cat¨¢strofe absoluta.
P. Ha sido marxista; colega del inspirador del libre mercado, Milton Friedman; ha sido usted profesora; se ha acercado a la escuela austriaca de Friedrich Hayek¡, y hoy reclama para el mundo la econom¨ªa de lo humano, humanomics.
R. ?Todos somos o deber¨ªamos ser marxistas a los 20 a?os! La econom¨ªa de lo humano es muy sencilla: aplicar las humanidades a la econom¨ªa, la filosof¨ªa, la literatura, la historia¡ Tanto los marxistas como los burgueses simplifican al humano, los primeros porque lo encajan en una clase social y los segundos porque solo lo ven como maximizaci¨®n de beneficios.
P. Ha hecho muchos cambios, cambi¨® de ideas y a los 53 a?os cambi¨® de g¨¦nero. Pas¨® de llamarse Donald a llamarse Deirdre. Imagino que no se sinti¨® discriminado siendo un estudiante blanco en Harvard y posteriormente profesor en la Universidad de Chicago y Iowa. Como mujer, ?se ha sentido discriminada?
R. Solo hac¨ªa un mes que era mujer cuando viv¨ª la discriminaci¨®n. Estaba hablando con un grupo de economistas de lo que hablan los economistas: de econom¨ªa. Todos sab¨ªan que yo antes hab¨ªa sido un hombre. Hice un comentario y pas¨® inadvertido. Momentos despu¨¦s, George dijo exactamente lo mismo. ¡°?George, es brillante!¡±; ¡°?George, deber¨ªan de darte el Nobel!¡±. Fue la primera vez que me sent¨ª discriminada y la ¨²ltima que lo disfrut¨¦. Pens¨¦: ?S¨ª, soy una mujer, como tal me han tratado! ?Lo consegu¨ª!
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