Ellas luchan bajo el imperio de Duterte, el presidente que bromea con violaciones
Cinco activistas relatan c¨®mo es ser feminista en Filipinas y c¨®mo es su trabajo desde que lleg¨® al poder un hombre que se ha caracterizado por frivolizar con la violencia sobre las mujeres
¡°Si hay muchas mujeres bonitas, habr¨¢ muchas violaciones", ¡°Hay que disparar a las guerrilleras a la vagina, sin ella son in¨²tiles¡±, "Era un poco gay pero las mujeres hermosas me curaron". Todo esto son intervenciones del presidente filipino Rodrigo Duterte. Y sigue. En un acto en favor de la igualdad de g¨¦nero expres¨®: ¡°Limit¨¢is mi libertad de expresi¨®n y critic¨¢is todo lo que digo¡±, ¡°Putas¡±, ¡°Mujeres locas¡±. Lo que es peor es que su audiencia normalmente ha acogido estas palabras con risas e incluso con sonoras carcajadas. El mandatario tambi¨¦n ha contado c¨®mo abus¨® de una empleada del hogar como una an¨¦cdota de juventud y son habituales sus shows de invitar a asistentes a sus discursos a que suban al escenario para besarlas.
En la sede de la Coalici¨®n contra el Tr¨¢fico de Mujeres en Asia Pac¨ªfico, en Manila, se re¨²nen cinco mujeres a la cabeza de entidades que luchan por la igualdad de g¨¦nero en Filipinas. Un pa¨ªs en el que "ser feminista quiere decir muchas cosas y no todas buenas", explica una de ellas. La anfitriona es Jean Enr¨ªquez, una de las impulsoras de las marchas del 8 de marzo en el pa¨ªs asi¨¢tico. Las otras son Nice Coronaci¨®n (Sentro, organizaci¨®n socialista), Judy Pasimio (Lilak, en defensa de las mujeres ind¨ªgenas), Alenah Romero (CMA, entidad que protege a las migrantes) y Amparo Miciano (Coalici¨®n de Mujeres Rurales). El trabajo de estas activistas cuenta con m¨¢s baches si cabe desde que Duterte lleg¨® al poder. ¡°Incluso antes ya recibimos amenazas de muerte por protestar contra ¨¦l. Desde que es presidente ha puesto trabas en la inspecci¨®n de nuestras organizaciones que hacen peligrar nuestros fondos internacionales¡±, relata Enr¨ªquez.
Filipinas se posicion¨® durante mucho tiempo como un referente en cuanto a la igualdad en Asia. Se convirti¨® en uno de los primeros pa¨ªses de la regi¨®n en promulgar leyes contra el tr¨¢fico de mujeres y endureci¨® las penas contra el acoso. Por otro lado, se trata de una naci¨®n ultraconservadora. El 85% se define como cat¨®lico y no est¨¢n permitidos ni el divorcio ni el aborto, hist¨®ricas reivindicaciones feministas. Aun con todo, seg¨²n el ¨²ltimo informe anual sobre brecha de g¨¦nero realizado por el Foro Econ¨®mico Mundial, Filipinas es el octavo pa¨ªs del mundo con mayor igualdad entre sexos.
¡°El problema es que muchos ven a Duterte como alguien que no pretende aparentar nada y muestra su cara real. Aunque sea la cara de un mis¨®gino. Pero lo cierto es que sus declaraciones se est¨¢n convirtiendo en ¨®rdenes y en ¨²ltima instancia en leyes¡±, se?ala Pasimio. Lo cierto es que los niveles de popularidad del presidente se sit¨²an m¨¢s altos que nunca (70% seg¨²n las ¨²ltimas encuestas est¨¢n satisfechos con su gesti¨®n). El amor y el odio que despierta se basan principalmente en la guerra contra los narcotraficantes que libra desde su llegada al poder y que deja cada d¨ªa en las calles miles de asesinatos sin juicio previo ni investigaci¨®n posterior. La autoridad filipina reconoce 6.600 muertes en operaciones policiales hasta finales de 2018, pero clasifica una 23.000 m¨¢s como ¡°casos bajo investigaci¨®n¡± y organizaciones como Amnist¨ªa internacional denuncia que son muchas m¨¢s. Esta pol¨ªtica ha propiciado que la organizaci¨®n de Enr¨ªquez haya ampliado su campo de acci¨®n y desde 2016 atiende a los centenares de viudas que deja esta pol¨ªtica de asesinatos a discreci¨®n.
El oscuro destino de las que se van fuera
Seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo hay 10 millones de filipinos trabajando en el extranjero. Ante la falta de oportunidades laborales en el pa¨ªs, el Gobierno incluso fomenta que sus ciudadanos emigren y existe una agencia para favorecerlo, pero no siempre emigran en las mejores condiciones. "Las que se van son mayoritariamente mujeres y en condiciones p¨¦simas a pa¨ªses donde el trabajo domestico ni siquiera est¨¢ reconocido como trabajo", explica Alenah Romero. "Si miras a las estad¨ªsticas cada vez hay mas mujeres que se sacan carreras en Filipinas, pero la mayor¨ªa permanecen en los sectores mas b¨¢sicos", contin¨²a. La organizaci¨®n a la que ella pertenece trabaja para poder proporcionar un lugar al que acudir en el caso de que resulten explotadas. "Sufren abusos por parte de sus empleadores, apenas les pagan y no tienen protecci¨®n social", apunta Romero. Uno de los casos m¨¢s extremos sali¨® a la luz con el hallazgo del cad¨¢ver de una empleada del hogar filipina en 2018 en la casa en la que trabajaba en Kuwait y puso sobre la mesa las oscuras condiciones en las que desarrollan su labor estas mujeres. Human Rights Watch asegur¨® que hab¨ªa documentado abusos de trabajadores extranjeros en este pa¨ªs y en otros de Oriente Medio a los que los filipinos acuden cada a?o por miles.
El pa¨ªs asi¨¢tico es uno de los ¨²nicos cinco en todo el mundo que goza de paridad en los puestos de poder del Estado. ¡°Tiene trampa, la mayor parte de ellas descienden de dinast¨ªas hist¨®ricas de poder¡±, recalca Pasimio. La exprimera dama Imelda Marcos ha ocupado cargos p¨²blicos hasta principios de julio, al borde de los 90 a?os, y Duterte ya est¨¢ intentando colocar a su hija en la carrera por la sucesi¨®n. Un estudio de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres concluy¨® en un an¨¢lisis de las elecciones de 2013 que el 74% de los miembros de la C¨¢mara de Representantes proven¨ªan de dinast¨ªas.
Donde s¨ª hablan estas mujeres es en la calle. ¡°Desde 2016 las marchas del 8 de marzo est¨¢n siendo las m¨¢s articuladas contra lo que consideramos un r¨¦gimen fascista¡±, detalla Enriquez. La estudiante Shibby Lape?a se convirti¨® en una especie de hero¨ªna nacional hace tres a?os tras hacerse viral y convertirse en la cara visible del movimiento #YouthResist, contra Duterte. ¡°Mucha gente joven critica los comentarios sexistas de Duterte, por esa parte estamos contentas porque vemos un clamor, pero por otro lado todav¨ªa hace falta mucha educaci¨®n porque los niveles de violencia son muy altos¡±, puntualiza Coronacion. Seg¨²n datos recogidos por la ONU, el 17% de las filipinas mayores de 15 a?os ha sufrido violencia de g¨¦nero. ¡°El problema es que normaliza los abusos y la violencia contra las mujeres. Es muy dif¨ªcil luchar por nuestros derechos cuando hay alguien ah¨ª arriba hablando de c¨®mo abusar de nosotras¡±, indica Romero. Los hombres se suman t¨ªmidamente a esta batalla. ¡°Duterte est¨¢ despertando la conciencia de muchos hombres que se levantan y dicen: ¡®A m¨ª no me representas¡¯. ?l se jacta de que habla como la gente de la calle, pero muchos no se sienten identificados¡±, a?ade Pasimio.
El #MeToo lleg¨® a esta parte del mundo y reson¨® en las manifestaciones del d¨ªa de la mujer. ¡°Fue un movimiento inspirador y sentimos la solidaridad internacional¡±, subraya Enr¨ªquez. ¡°Reconocemos la fuerza del hashtag, pero tratamos de mostrar que hay diferentes formas de violencia en diferentes contextos. Este Gobierno por ejemplo est¨¢ invadiendo las tierras de los ind¨ªgenas y eso est¨¢ enfadando a muchas mujeres de estas comunidades que se est¨¢n levantando contra el sexismo¡±, remarca Pasimio.
A mediados de julio, Duterte aprob¨® una ley que penaliza precisamente casi todo lo que hace ¨¦l habitualmente. La norma castiga con multas, servicios comunitarios y hasta penas de prisi¨®n diversos actos de acoso, que van desde los piropos callejeros, hasta "gestos corporales ofensivos". ?Una manera de entonar el mea culpa o una nueva medida populista?
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