La gran estafa
Hay que hacer un gran pacto intergeneracional ahora mismo. Llevamos d¨¦cadas estafando a una parte de la sociedad
Si la contemplamos como lo que es, un mont¨®n de micropart¨ªculas cuyo movimiento se rige por confusas leyes cu¨¢nticas, la realidad resulta incomprensible. Pero si damos por buena la realidad que vemos por la calle, la del extracto de la cuenta bancaria o del huevo frito que acabamos de comer, las cosas se entienden bastante bien. La realidad es la realidad y conviene tenerla en cuenta. Me refiero a lo que dijo el otro d¨ªa la escritora Ana Iris Sim¨®n acerca de que sus padres vivieron mejor que ella, y tuvieron en su juventud m¨¢s oportunidades de las que ella tiene. Creo que lo que dijo es cierto. Ni de ultraderecha ni socialdem¨®crata: simple realidad.
Esto no significa que el mundo haya empeorado. Al contrario. Hace 60 a?os, la esperanza media de vida rondaba los 50 a?os en Espa?a y en el conjunto de Latinoam¨¦rica. Ahora, la expectativa espa?ola (hablamos de promedios) alcanza los 82, algo menos en los hombres, algo m¨¢s en las mujeres. Hay menos hambre en el planeta, aunque siga habi¨¦ndola. Hay m¨¢s salud y menos violencia. Por horrenda que nos parezca la historia reciente, discutir el progreso constituye una p¨¦rdida de tiempo.
?Qu¨¦ ha cambiado respecto a la juventud de los padres de Ana Iris Sim¨®n, o respecto a la m¨ªa? Eso que sabemos todos: hemos asistido a un formidable desplazamiento de la renta en favor de las personas de edad m¨¢s avanzada. El gasto espa?ol en pensiones era de unos 59.000 millones de euros hace s¨®lo 20 a?os, en 2000. Ahora, el gasto anual ronda los 145.000 millones, sin que el crecimiento econ¨®mico haya compensado ni de lejos este aumento. En conjunto, el coste de las pensiones se acerca al 40% del presupuesto.
Evidentemente, hay que pagar pensiones. El problema consiste en que hemos ido abandonando a los j¨®venes. El 55% de los menores de 30 a?os siguen viviendo con sus padres, seg¨²n el INE, y el 25% de los que tienen entre 30 y 34 a?os, porque la precariedad laboral y los precios inmobiliarios les impiden independizarse y formar, si lo desean, su propia familia. Desde el inicio de la pandemia se perdieron 900.000 empleos, de los que 700.000 eran precarios. La gran mayor¨ªa de esos empleos precarios correspond¨ªan a menores de 35 a?os.
La incorporaci¨®n masiva de las mujeres al mercado de trabajo no es algo de ahora y no sirve para explicar la distorsi¨®n. Ni los j¨®venes de hoy son m¨¢s vagos que los de antes ni, desde luego, est¨¢n peor preparados. Lo que hemos hecho ha sido adaptar las pol¨ªticas a la evoluci¨®n demogr¨¢fica: hay m¨¢s gente mayor y se le ofrecen m¨¢s ventajas. La natalidad europea es baja, y la espa?ola es baj¨ªsima, porque se lo ponemos dificil¨ªsimo a las parejas j¨®venes. Por eso necesitamos inmigrantes que paguen impuestos y cotizaciones. (No, no les robamos cotizantes a las seguridades sociales de los pa¨ªses de origen: en general, esas seguridades sociales no existen).
En resumen, est¨¢ muy bien hacer planes para 2050. Pero hay que hacer algo, un gran pacto intergeneracional, ahora mismo. Porque la situaci¨®n es intolerable y ninguna recuperaci¨®n econ¨®mica, por importante que sea, va a solucionarla. Llevamos d¨¦cadas estafando a una parte de la sociedad. Con alevos¨ªa, hasta ahora. No nos extra?emos el d¨ªa que los estafados decidan defenderse.
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